En unos cuantos días (el 16 de julio a las 21:30 en Sony Channel para ser precisos) se estrenará la sexta temporada de Shark Tank México, el programa de TV donde emprendedores presentan sus ideas de negocios a magnates para que los ayuden a financiar sus proyectos.
Desde que salió el programa, hemos visto ideas increíbles, proyectos creativos y buenos negocios que una vez más nos demuestran que en México sí hay talento, sólo falta apoyarlo.
Si has estado planeando emprender y sacar tu propio negocio, checa estos proyectos increíbles y exitosos que salieron desde Shark Tank México para que encuentres la inspiración necesaria para cumplir tus metas.
Durante la tercera temporada, Laura González presentó sus estuches para chefs que están hechos con 100% cuero natural.
Los tiburones Carlos Bremer, Rodrigo Herrera, Patricia Armendáriz y Marcus Dantus invirtieron 2.5 millones de pesos en partes iguales por el 50% de la empresa.
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Ricardo y Walter Murguía lanzaron este servicio especializado en el marcaje, estrés y conductas destructivas de perros y gatos cuenta con productos naturales para la higiene y educación de las mascotas.
En la quinta temporada, Marcus Dantus invirtió 750 mil pesos por el 25% de la marca con la opción de recomprar el 5% a la misma valuación.
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Esta marca de zapatos y bolsas artesanales fue creada por Alejandra Gámez y Angélica Ruiz, quienes utilizan elementos 100% mexicanos para crear sus productos.
Rodrigo Herrera y Carlos Bremer invirtieron 1 millón 500 mil pesos por el 40$ de la marca.
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En la cuarta temporada, Rodrigo Herrera invirtió 650 mil pesos por el 40% de esta otra marca de calzado mexicano creado por Daniel Letechipia, y que ahora ha llegado a diferentes partes del mundo.
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Esta empresa creada por Ángel Contreras, elabora suplementos alimenticios para el desarrollo físico y recibió una inversión 600 mil pesos por el 40% por parte de Rodrigo Herrera.
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Mariana Carrillo presentó su proyeccto de cowork donde combina lo mejor de una cafetería con espacios para trabajar. Aquí pagas por el tiempo que ocupas el lugar, en lugar de pagar el consumo de los alimentos y bebidas.
Rodrigo Herrera y Arturo Elías Ayub invirtieron 3.5 millones de pesos por el 50% de Chez Vous que actualmente cuenta con sucursales en Marsella, Coyoacán y Cervantes.
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En 2016, cuando Franco Canseco tenía 7 años de edad, creó una solución para los problemas de sueño sin la necesidad de tomar algún medicamento y así surgió la Banda Neutónica, un transmisor de ondas alfa que permiten que te relajes y concilies el sueño a través de impulsos electromagnéticos.
Tres años más tarde, Franco recibió una inversión del 2.5 millones de pesos por parte de Carlos Bremer, Marcus Dantus, Patricia Armendáriz, Arturo Elías Ayub y Rodrigo Herrera.
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Las hermanas Carolina y Cristina Dorantes presentaron en 2017 su idea para hacer vasitos de shots y popotes comestibles hechos de gomitas con sabor limón, sandía, tamarindo, mora azul, mango y chamoy.
Arturo Elías Ayub invirtió 800 mil pesos por el 10% de participación en este producto, el cual dura hasta 8 horas tras entrar en contacto con el líquido.
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Estas piñatas plegables, ideales para transportar a cualquier lado y fáciles de armar, fueron creadas por Yanalteh Solís, quien recibió una inversión de Rodrigo Herrera y Arturo Elías Ayub de 2.5 millones de pesos por el 50%.
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Itzel Suárez creó esta empresa social, encargada de proveer soberanía alimentaria a través de la venta de granjas de gallinas ecológicas instaladas en las zonas rurales de México.
Patricia Armendáriz, Carlos Bremer, Arturo Elías Ayub, Rodrigo Herrera y Luis Harvey invirtieron 2.5 millones de pesos en capital y 2.5 millones de pesos en crédito por el 50% más una acción de la empresa.
Para combatir con el problema de la acumulación de basura, Esteban y Mariana Navarro crearon esta marca de bolsas, estuches, carteras, portafolios y más hechos con papel 100% ecofriendly, resistente al agua y que aparenta ser de piel.
Arturo Elías Ayub y Rodrigo Herrera invirtieron 1 millón de pesos por el 30% de participación en el proyecto.
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Oshikatsu se refiere a los esfuerzos que hacen los fans para apoyar a su oshi favorito, que puede ser un artista, un personaje de anime o manga, o un grupo que admiran y quieren “impulsar”.
Los carteles en la enorme estación de trenes de Shinjuku, en Tokio, normalmente se usan para publicitar productos como cosméticos y comida, así como películas nuevas.
Pero ocasionalmente uno puede encontrarse con un cartel que muestra un mensaje de cumpleaños y la foto de un joven, a menudo de una boy band y típicamente con una apariencia impecable.
Estos carteles son creados por empresas publicitarias especializadas y son pagados por fans devotos. Forman parte de un fenómeno llamado oshikatsu, un término acuñado en los últimos años que proviene de las palabras japonesas “apoyar” (oshi) y “actividad” (katsu).
Oshikatsu se refiere a los esfuerzos que hacen los fans para apoyar a su oshi favorito, que puede ser un artista, un personaje de anime o manga, o un grupo que admiran y quieren “impulsar”.
Una parte considerable de este apoyo es de naturaleza económica. Los fans asisten a eventos y conciertos, o compran productos como CDs, carteles y otros artículos coleccionables. Otras formas de oshikatsu están destinadas a difundir la fama de su ídolo, compartiendo contenido sobre su oshi, participando en campañas en redes sociales, y escribiendo fanfiction o creando fanart.
Oshikatsu surgió a partir del deseo de los fans por tener un vínculo más cercano con sus ídolos. La combinación entre oshi y katsu apareció por primera vez en las redes sociales en 2016 y se generalizó como un hashtag en la entonces plataforma de Twitter en 2018. En 2021, oshikatsu fue nominada como candidata a la palabra del año en Japón, una señal de que su uso se había vuelto popular.
Ahora, ha aparecido en el radar del Japón empresarial. El motivo es el estallido de la inflación en los últimos años, provocado por la interrupción pandémica de la cadena de suministro y las conmociones geopolíticas, que ha hecho que los consumidores japoneses reduzcan su gasto.
Sin embargo, con los salarios a punto de subir por tercera vez en tres años, el gobierno se muestra cautelosamente optimista ante la posibilidad de que el crecimiento económico sea reavivado a través del gasto impulsado por el consumo. Compañías de la industria del entretenimiento y medios de comunicación buscan en el oshikatsu como posible motor de esta tendencia, aunque no está claro si las próximas subidas salariales serán suficientes.
Contrario a la percepción popular, oshikatsu ya no es del ámbito exclusivo de las subculturas juveniles. Se ha hecho camino también entre los grupos de mayor edad en Japón.
De acuerdo a una encuesta realizada en 2024 por la empresa japonesa de estudios de mercado, Harumeku, el 46% de las mujeres que están en sus 50 tienen un oshi al que apoyan económicamente. Las generaciones mayores tienden a tener más dinero para gastar, especialmente después de que sus propios hijos hayan terminado su educación.
Oshikatsu también supone una interesante inversión en términos de género. Mientras en los hogares tradicionales japoneses se sigue esperando que los maridos sean el sostén económico de las familias, en el oshikatsu son más a menudo las mujeres las que apoyan económicamente a hombres jóvenes.
Cuánto gastan los fans en sus oshi, depende. Según una encuesta reciente realizada por la empresa japonesa de marketing CDG y Oshicoco, una agencia de publicidad especializada en oshikatsu, la cantidad media que gastan los fans en actividades relacionadas con sus oshis es de 250.000 yenes (unos US$1.736) anuales.
Se calcula que esto aporta cada año 3,5 billones de yenes (US$24.500 millones) a la economía japonesa, y representa el 2,1% del total de las ventas minoristas anuales de Japón.
Oshikatsu impulsará el gasto de los consumidores. Pero dudo que tenga el impacto en la economía japonesa que esperan las autoridades. Para los aficionados más jóvenes, el peligro es que la aprobación gubernamental acabe con cualquier tipo de influencia cool, haciendo que el oshikatsu sea menos atractivo para estas personas a largo plazo.
Y si apoyan a un oshi que aún no ha conseguido el éxito, pueden tener una mayor sensación de que su apoyo importa. De ahí que parte del gasto vaya directamente a individuos, en lugar de a superestrellas corporativas ya establecidas. Pero también es posible que los jóvenes oshis en apuros gasten más de este dinero que las celebridades establecidas.
La prensa internacional se está enfocando ya sea en el lado económico del oshikatsu, o en lo peculiar de los fans “obsesivos” que consiguen un segundo trabajo para apoyar a su oshi, y madres que gastan grandes sumas en un hombre que tiene la mitad de su edad. Pero lo que esa cobertura pasa por alto es la lenta pero profunda transformación social de la que el oshikatsu es un síntoma.
Una investigación de 2022 sobre personas que practican oshikatsu deja claro que las “actividades de fans” responden a un deseo profundo de conexión, validación y pertenencia. Si bien esto podría satisfacerse mediante la amistad o una relación íntima, un número creciente de jóvenes adultos japoneses siente que este tipo de vínculos son “problemáticos”.
Los hombres jóvenes lideran esta tendencia, especialmente aquellos que no trabajan como asalariados de oficina con empleos relativamente estables, los llamados salarymen. Muchos de los que trabajan a tiempo parcial o en empleos manuales tienen dificultades para imaginar un futuro con una familia.
El sector terciario está cambiando para dar cabida a un número creciente de servicios que convierten en productos cosas intangibles como la amistad, la compañía y las fantasías románticas escapistas.
Desde abrazos no sexuales hasta alquilar a un amigo por un día o tener una cita con un acompañante travestido, se puede buscar alivio temporal de la soledad pagando por hora. Como resultado, la conexión humana en sí misma se está convirtiendo en algo que puede ser consumido mediante pago.
Por otro lado, compartir actividades de oshikatsu puede generar nuevas amistades. Reunirse para adorar colectivamente a sus ídolos es una forma poderosa de crear nuevas comunidades. Aún está por verse cómo estos cambios en la manera en que las personas se relacionan moldearán el futuro de la economía y la sociedad japonesa.
*Fabio Gygi es profesor titular de Antropología en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.
Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Puedes leer la versión original en inglés aquí.
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