
La galaxia se llena cada vez más de nuevas historias y ahora sabemos un poco más de la serie The Acolyte, lo nuevo en la franquicia de Star Wars.
Recientemente esta saga nos está revelando el pasado de Cassian Andor (Diego Luna) y en febrero del 2023 veremos el regreso de The Mandalorian. Pero hay una nueva historia cocinándose y estamos emocionadas.
Aunque todavía no hay taaantos detalles sobre la historia, la descripción oficial dice que es un “thriller de misterio que llevará a los espectadores a una galaxia de oscuros secretos y poderes emergentes del lado oscuro en los últimos días de la era de la Alta República“.
Esto significa que los eventos de esta nueva serie de Star Wars se desarrollan al menos unos cien años antes de La amenaza fantasma. Actualmente la era de la Alta República solo se ha explorado a través de novelas y cómics.
De acuerdo al canon, la Era de la Alta República fue una época dorada para los Jedi, quienes estuvieron más activos en toda la galaxia. También fue cuando la República Galáctica estaba en su apogeo.
Production has begun on The Acolyte, an upcoming Original series from Star Wars coming to #DisneyPlus. (1/2) pic.twitter.com/DprKnFdIf0
— Disney+ (@DisneyPlus) November 7, 2022
Pero bueno, el chiste es que en la serie The Acolyte, veremos a una ex Padawan que se reúne con su Meestro Jedi para investigar una serie de crímenes. Sin embargo, descubren que las fuerzas a las que se enfrentan son más siniestras de lo que imaginaron.
Leslye Headland es la creadora de la serie The Acolyte; será ella misma quien supervise toda la serie y dirigirá el primer episodio.
Si no la conoces de nombre, seguro que sí por su trabajo, pues ella co creó la serie de Netflix Russian Doll.
En una entrevista con Vanity Fair Headland describe que algunas de las preguntas con las que desarrolló el show se conectan precisamente con La amenaza fantasma.
“¿Cómo llegamos a tener a un lord Sith infiltrado en el Senado sin que los Jedi lo cacharan? ¿Qué salió mal? ¿Cuáles fueron los escenarios que nos llevaron a ese momento?“, se preguntaba la guionista.
Una galaxia que se expande: Las próximas películas y series de Star Wars
Aunque todavía no sabemos qué personajes interpretan, la nueva serie de Star Wars cuenta con un grupo de talentosas celebridades.
Amandla Stenberg protagonizará la serie The Acolyte. Seguro le recuerdas por ser Rue en Los juegos del Hambre, pero ha participado en otras producciones como Dear Evan Hansen o Bodies Bodies Bodies.
También en el reparto está Lee Jung-jae, quien se hizo mundialmente famoso gracias a la serie Squid Game.
Igualmente, en la serie podremos ver a Dafnee Keen, a quien conocimos en la película Logan y participó posteriormente en la serie His Dark Materials.

Complementando el elenco están Manny Jacinto (Nine Perfect Strangers), Jodie Turner-Smith (Queen & Slim), Rebecca Henderson (Inventing Anna), Charlie Barnett (Russian Doll), Dean-Charles Chapman (1917) y Carrie-Anne Moss, de la franquicia Matrix.

Aunque se ha dicho muchas veces que es mejor consumir la fruta entera y no su jugo por el aporte de fibras, no faltan estudios que le encuentran virtudes. interesantes a esta bebida.
En concreto, una investigación reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias.
Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, lo que contribuye a mejorar la salud cardíaca a largo plazo.
Los investigadores realizaron un seguimiento a adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja pasteurizado puro cada día durante dos meses. Después de 60 días, muchos genes asociados con la inflamación y la hipertensión arterial se habían vuelto menos activos.
Entre ellos, NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen ponerse en marcha cuando el cuerpo está sometido a estrés.
Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener sodio (sal), también redujo su actividad.
Estos cambios coinciden con hallazgos previos que indican que beber jugo de naranja a diario puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.
El hallazgo ofrece una posible explicación a por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos.
El nuevo trabajo muestra que, a la vez que eleva el azúcar en sangre, esta bebida cítrica desencadena pequeños cambios en los sistemas reguladores del cuerpo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.
Tiene sentido si pensamos que los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pueden influir en los procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol y la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.
La respuesta varió en función del tamaño corporal: las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban efectos más fuertes sobre la inflamación.
Una revisión sistemática de ensayos controlados en la que participaron 639 personas de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido para las enfermedades cardíacas.
Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad encontró pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica y aumentos en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), a menudo denominadas colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja.
Aunque estos cambios son modestos, incluso las mejoras leves en la presión arterial y el colesterol pueden marcar una diferencia significativa si se mantienen durante años.
A esto se le suma que, según una revisión reciente, el jugo de naranja influye en las vías relacionadas con el uso de energía, la comunicación entre las células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, que cada vez se considera más importante para la salud cardíaca.
Si nos decantamos por jugo de naranja sanguina, basta consumirlo durante un mes para que aumente el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación.
Las personas con síndrome metabólico son las que más pueden salir ganando. Una investigacion con 68 participantes obesos demostró que el consumo diario de jugo de naranja mejoraba el funcionamiento del revestimiento de los vasos sanguíneos (función endotelial), esto es, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse.
Y eso se asocia directamente con un menor riesgo de ataques cardíacos.
Otro estudio, realizado con 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja en Brasil, reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de sufrir un infarto.
Sin embargo, un análisis más amplio de las concentraciones de grasas en sangre reveló que, aunque los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) –colesterol malo– suelen descender, otras mediciones lipídicas, como los triglicéridos y el HDL, no varían significativamente.
En cualquier caso, parece que beber jugo de naranja no solo aporta azúcar: aunque la fruta entera sigue siendo la mejor opción debido a su fibra, un vaso diario de jugo de naranja puro podría tener efectos beneficiosos para la salud que se acumulan con el tiempo.
Estos incluyen aliviar la inflamación, favorecer un flujo sanguíneo más saludable y mejorar varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
*David C. Gaze es profesor de Patología Química de la Universidad de Westminster, en Reino Unido.