Ser otaku es cool: cómo el anime sigue conquistando al mundo
Si creciste en los 90 o los años 2000 seguro no te perdías Sailor Moon, Pokémon, Dragon Ball , Inuyasha o iniciaste tu camino pirata con One Piece. Pero aunque llegaras corriendo a casa a ver tus episodios favoritos, decir en la escuela que te encantaba el anime era peligroso.
Y es que no te bajaban de “la chica rara”, “el friki” o hasta te llamaban “otaku” con un tono muuuuy despectivo. De hecho, todas conocemos el estereotipo del “otaku que no se baña” y por supuesto que hasta en México tenemos un episodio de La rosa de Guadalupe (se llama “Cosplay, salvemos al mundo” ) que retoma y alimenta ese prejuicio.
Sin embargo, hoy vas al cine y te encuentras en cartelera títulos como Demon Slayer, Chainsaw Man o Jujutsu Kaisen; las principales plataformas tienen varios títulos de anime en sus catálogos.
En los puestos de periódicos, el super o librerías encuentras mangas en español; en tiendas ves playeras y colaboraciones con animes populares y hasta celebridades como Megan Thee Stallion, Hunter Schafer, Bad Bunny o incluso Belinda y Ariana Grande presumen orgullosamente sus cosplays, tatuajes, ropa o hasta manicura inspiradas en anime.
¿En qué momento ser otaku se volvió cool?
La pandemia y el streaming crearon la tormenta perfecta para la expansión del anime
Sabemos que la pandemia por la COVID-19 fue horrible, pero entre esos pocos gustos que nos otorgó fue devorarnos series y películas en casa. En ese contexto, el anime encontró un gran acelerador para su popularidad, pues con su basta oferta de historias, era el plan perfecto para llenar el vacío por encontrar nuevo entretenimiento.
Gita Rebbapragada, Directora de Operaciones de Crunchyroll, lo confirma directamente en una entrevista a Teen Vogue:
“Hubo una verdadera aceleración y ya veíamos que crecía rápidamente año tras año. Lo que no hemos visto es ningún tipo de retroceso. Empezó a acelerarse durante la COVID-19, pero luego siguió creciendo“.
Aunque ella habla en nombre de una plataforma especializada como lo es Crunchyroll, la realidad es que ese crecimiento fue impulsado por una accesibilidad sin precedentes.
El anime dejó de ser exclusivo de plataformas especializadas y se expandió a gigantes del streaming como Netflix, HBO, Disney+ y Prime Video, haciéndolo fácil de descubrir para audiencias completamente nuevas que nunca antes habían tenido contacto con el anime.
De todo y para todos: Éntrale al mundo ‘otaku’ con estos animes de Netflix
Las redes sociales alimentan la llama otaku
Los videos cortos y en formato vertical también han cambiado las reglas del juego para la comunidad otaku.
En mayo de este año, la plataforma de streaming de anime Crunchyroll y el National Research Group (NRG) publicaron un estudio que analiza el anime y su fandom.
Titulado Cómo el anime se convirtió en una fuerza cultural mundial, el estudio (que puedes ver a detalle aquí) encuestó a 29 mil consumidores de entretenimiento en general de entre 13 y 54 años de Estados Unidos, Reino Unido, India, Alemania, Francia, Brasil y México.
El estudio de Crunchyroll y NRG revela que gran parte del impulso cultural del anime proviene de cómo los nuevos fans lo descubren y lo comparten.
Aunque la mayoría aseguran que las mismas plataformas de streaming les ayudan a descubrir nuevos títulos, así como las recomendaciones de amixes o familia, el 40% descubre nuevos animes a través de clips o edits en plataformas como TikTok o Instagram.
Estos fragmentos virales generan curiosidad y llevan a los usuarios directamente a las plataformas, completando así el ciclo que alimenta su crecimiento exponencial.
Estos factores explican el crecimiento, pero no la razón por la cual el anime genera un impacto tan profundo en la vida de sus seguidores.
Recordemos las palabras de Del Toro: “La animación no es un género infantil, es un medio” (y también aplica para el anime)
A pesar de este auge del anime y de lo otaku, no terminamos de entender por qué la gente sigue viendo la animación como un género y, usualmente, como sinónimo de algo infantil.
No importa si hablamos de animación estadounidense o japonesa; la animación es solo una forma visual de contar una historia.
¿A qué viene todo esto? A que el orgullo otaku también se ha fortalecido gracias a que se continúa derrumbando ese mito, pues en el anime encuentras un enorme abanico de historias para todas las edad y gustos.
Tenemos desde el popular shonen (centrado en la acción) como Jujutsu Kaisen, hasta los slice of life (o historias de la vida cotidiana) como Spy x Family, a títulos más dramáticos y hasta ideológicos como Attack on titan, o hasta románticas como My Dress-Up Darling.
Y aunque el anime se refiere a animación realizada en Japón, un país que podría parecer muuuuy lejano a México, la realidad es que sus historias son bastante universales y fácil de identificarse con ellas.
“El anime se basa en los principios de la narrativa y el arte japoneses, y creo que eso es fundamental para que los fans conecten con él y lo sientan especial. Pero creo que las historias en sí provienen de muchos lugares diferentes”, añade Rebbapragada a Teen Vogue.
El anime como poderoso motor de identidad
Entre otras cosas, el estudio de Crunchyroll y NRG concluye que para muchos jóvenes de la GenZ el anime se está convirtiendo en una parte clave de su identidad:
“El 88% de los adolescentes fans considera el anime una parte importante de su identidad, mientras que el 93% afirma estar orgulloso de serlo”.
En otras palabras, si tú y yo somos otakus, existe un vínculo tácito, pues probablemente veamos el mundo desde una perspectiva similar.
Ligado con el punto anterior (sobre el abanico de géneros dentro del anime), el estudio destaca que el centro de esta conexión reside la capacidad única del anime para narrar historias emotivas.
Tenemos constantemente temas como la amistad, la resiliencia, la vulnerabilidad y la perseverancia frente a la adversidad, “ofreciendo un marco narrativo que conecta con los jóvenes que abordan sus propias cuestiones de identidad, propósito y pertenencia”.
El estudio indica que para casi un tercio de los adolescentes fans del anime, esta animación ha moldeado directamente su perspectiva personal sobre la vida.
También se aborda que una de las cualidades que definen al anime es su autenticidad, pues mientras que la animación accidental suele caer en la ironía, la sátira o el humor autoconsciente para conectar con el público, el anime tiende a ofrecer algo diferente: historias emotivas, directas, intensas y profundas.
“La sinceridad del anime no es solo una preferencia estilística; puede tener el poder de moldear la forma en que los jóvenes comprenden y procesan sus emociones”, menciona el estudio.
Y es que en el anime podemos ver incluso la hechicera elfa más fuerte del mundo realizar un viaje lleno de aventuras donde al mismo tiempo hace un recorrido introspectivo para enfrentar sus miedos, sus emociones, sus pérdidas y sus nuevas relaciones (hablamos de Frieren, por si te interesa).
O también está la historia de un joven que vivía pacíficamente en las montañas con su familia, hasta que esta fue asesinada por un demonio, dejando únicamente a una de sus hermanas como única sobreviviente, pero transformada en demonio. De ahí, el joven se promete curarla y empieza un viaje lleno de tragedias, determinación y amor fraternal en Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba.
Las celebridades se dicen “otaku y orgullosas”
Otro factor que ha ayudado a que ser otaku sea cool es que cada vez más figuras públicas presumen abiertamente sobre su pasión por el anime, el manga o el cosplay.
Figuras como Michael B. Jordan (Creed, Sinners) no solo lo consumen, sino que lo integran en su marca personal, como demostró con su colección cápsula inspirada en Naruto para Coach.
Y no es el único. Podríamos mencionar varios ejemplos de celebridades que presumen ser otaku, como Keanu Reeves, Finn Wolfhard, Hunter Schafer, Bad Bunny o hasta Belinda, quienes han expresado su amor por el género, llevando estas conversaciones a audiencias masivas.
Sin embargo, esta apertura no ha estado exenta de conflictos. Históricamente, las comunidades otaku en Occidente han estado dominadas por hombres blancos cisgénero, lo que a menudo generó una cultura de gatekeeping (exclusivismo) y toxicidad hacia los recién llegados, especialmente mujeres y personas de color.
La experiencia de Megan Thee Stallion, quien AMA hacer cosplays de sus personajes de anime favoritos, es un claro ejemplo de esta barrera. La rapera ha hablado abiertamente sobre los hombres que intentan apropiarse del fandom:
“¿[Pero] mi parte menos favorita del fandom serían los chicos a los que les gusta intentar hacer gatekeeping con el anime, como si fuera específico para tu pequeño grupo de amigos? (…) Cuando empecé a dar a conocer que me gustaba el anime, los chicos no lo creían porque supongo que las chicas son simplemente perras malas a las que nos les puede gustar el anime, y eso es realmente estúpido.”
Aunque el respaldo de las celebridades ha sido crucial para su popularización, la lucha por un fandom otaku más inclusivo, diverso y acogedor sigue siendo una parte vital de la historia actual del anime, demostrando que su crecimiento también es un reflejo de cambios sociales más amplios.
Su poder en taquilla ya desafía a Hollywood
Ser otaku no es solo moda. Estamos hablando de que el anime también ya es una potencia poderosa económica que compite en taquillas fuera de Japón directamente con producciones de Hollywood.
Obviamente tampoco vamos a decir que ya cualquier película anime puede competir con un blockbuster como Avatar 3, de James Cameron. Pero sí hay que destacar su alcance en taquilla.
Por ejemplo, en 2020, Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba Tren Infinito recaudó más de $507 millones de dólares a nivel mundial. Esta cifra no solo fue impresionante, sino que marcó la primera vez en la historia que una producción no hollywoodense encabezó la taquilla anual global.
Ese caso de éxito no fue aislado. De acuerdo al analista de taquilla Edgardo Apanco, este 2025 el anime superó los mil millones de dólares globales en taquilla por segunda vez en la historia. Eso se debió a gracias al éxito de tres títulos en particular: Demon Slayer: Castillo infinito, Chainsaw Man: La película y Detective Conan: One-eyed Flashback.
De hecho, en el Top de la Taquilla Mundial de 2025 de MoJo podemos ver que Demon Slayer: Kimetsu No Yaiba Castillo Infinito ocupa el sexto lugar por detrás de títulos como Ne Zha 2 (ojo, que es animación China), Lilo y Stitch, Una película de Minecraft, Zootopia 2 y Jurassic World: Renace.
Un futuro que se vislumbra brillante para la comunidad otaku
El viaje del anime, y por ende de la comunidad otaku, ha sido extraordinario. Pasó de ser un interés compartido en secreto a través de comunidades casi clandestinas, a convertirse en una fuerza cultural global que destaca en taquilla y en conversaciones en redes sociales.
Hablamos del anime a nivel global, pero en esta nota nos clavamos más en su dominio en México el cual se sigue reflejando con un título de anime en cines mexicanos casi cada mes; en el nacimiento o llegada de nuevas editoriales de manga en el país (como Mishin Ediciones) y hasta en que llegue talento japonés a promocionar estrenos de anime, como la visita de Natsuki Hanae por el estreno de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – El Castillo Infinito.
De cualquier forma, queda claro que el éxito del anime y de lo otaku se sostiene sobre tres pilares: una accesibilidad sin precedentes, una infinita diversidad de historias y la profunda conexión emocional que genera con su comunidad.
Si eres de las personas que se dice fastidiada por la falta de originalidad en Hollywood entre puras secuelas, remakes y live actions, ¿entonces qué esperas para dar el salto al mundo del anime y descubrir ese universo de imaginaciones fantásticas?
El acuerdo regula cómo ambas naciones deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, que forman parte del límite territorial entre ambas.
La disputa sobre la implementación de un tratado firmado en 1944 que regula cómo Estados Unidos y México deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, vuelve a intensificarse.
El presidente Donald Trump anunció este lunes que dio luz verde a la documentación para imponer un arancel del 5% a los productos procedentes de México si el país vecino “continúa incumpliendo” el tratado.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, el mandatario subrayó que México debe más de 986 millones de metros cúbicos de agua a EE.UU. y estableció el 31 de diciembre como el plazo para que México entregue más de 246 millones de metros cúbicos de agua.
“Cuanto más tarde México en liberar el agua, más perjudicados resultarán nuestros agricultores”, advirtió Trump, instando al gobierno de Claudia Sheinbaum a “solucionar ya” la cuestión.
La implementación del tratado ha generado en el pasado fuertes protestas de agricultores mexicanos, según los cuales la extracción de agua para EE.U. en tiempos de sequía amenaza seriamente su medio de vida.
En abril, Trump ya había amenazado a México con aranceles e incluso sanciones por el tema del agua.
“México está incumpliendo su obligación. Esto …perjudica gravemente a los agricultores del sur de Texas”, escribió entonces Trump en su plataforma Truth Social.
“El mes pasado detuve los envíos de agua a Tijuana hasta que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944… y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla con el tratado y le dé a Texas el agua que le corresponde”, agregó.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió en ese momento a Trump con un mensaje en su cuenta oficial de X.
“El día de ayer fue enviada al subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos una propuesta integral para atender el envío de agua a Texas dentro del tratado de 1944, que incluye acciones de muy corto plazo. Han sido tres años de sequía y, en la medida de la disponibilidad de agua, México ha estado cumpliendo”.
“He instruido a los secretarios de Agricultura y Desarrollo Rural y Relaciones Exteriores, así como a la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales que de inmediato hagan contacto con la Secretaría de Agricultura y el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos. Estoy segura que, como en otros temas, se llegará a un acuerdo”, dijo la mandataria en abril.
¿Qué dice el tratado?
De alguna manera, se podría decir que el llamado Tratado de la Distribución de las Aguas Internacionales firmado por México y EE.UU. en 1944 tiene su origen en otro acuerdo alcanzado casi un siglo antes de esa fecha.
El Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo (más conocido como Tratado de Guadalupe Hidalgo), firmado en 1848 al final de la guerra entre ambos países iniciada por la disputa de Texas, fue el que estableció que México cedería a EE.UU. más de la mitad de su territorio en aquel entonces.
Pero además, también fijó la frontera entre ambos países en el río Bravo -conocido como río Grande por los estadounidenses- y cuyas aguas han sido centro de conflicto en Chihuahua.
La ubicación estratégica del río hacía necesario un plan de distribución entre ambos actores. Tras años de negociación y varias propuestas fallidas, México y EE.UU. firmaron en Washington el tratado vigente en la actualidad.
Según el acuerdo, México se queda con dos tercios de la corriente principal del Bravo y cede a su vecino el resto, que no podrá ser menor de unos 432 millones de metros cúbicos (Mm3) anuales.
Como contraparte, EE.UU. cede a México cada año 1.850 Mm3 del río Colorado, que en su mayoría se encuentra en suelo estadounidense pero que también pasa por la frontera entre ambos países hasta desembocar en el golfo de California, entre los estados mexicanos de Baja California y Sonora.
El acuerdo también establece que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), un organismo binacional, es el encargado de resolver las posibles diferencias en materia de límites.
El pacto estipula que EE.UU. cumplirá con su entrega de agua cada año, mientras que México podrá hacerlo en períodos de cinco años.
“Es de los mejores acuerdos que se han logrado en la historia con relación a EE.UU.”, afirmó en 2020 el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Debería reformarse el tratado?
Reformar o actualizar las condiciones de un tratado que fue firmado hace 76 años podría ser una de las opciones para tratar de solucionar conflictos.
Pero algunos analistas consideran que tanto los litros de agua acordados como la posibilidad de entregar su parte cada cinco años en lugar de anualmente son ventajas que México no debería perder.
Para los agricultores del lado mexicano de la frontera, lo que está en juego en tiempos de sequía agravada por el cambio climático, es algo mucho más inmediato que los vaivenes diplomáticos entre ambos países.
Los enfrentamientos de 2020 entre agricultores y la Guardia Nacional en Chihuahua tuvieron lugar tras la decisión del gobierno de extraer agua de la presa de la Boquilla para cumplir el tratado con EE.UU.
En ese entonces, el vocero de los agricultores, Salvador Alcantar, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego de Chihuahua (Aurech), señaló que estaba en riesgo el futuro de unas 20.000 familias que viven del campo en la región.
Alcantar compartió con BBC Mundo uno de sus mayores temores:
“En 1995 no se abrieron las presas para sembrar y hubo una migración masiva desde nuestros municipios. Los hombres en edad productiva se marcharon para dar sustento a la familia, fue una desintegración familiar fuerte que aún estamos sufriendo”, recuerda.
“Y ese es el problema social que podemos volver a ver si no sembramos el año próximo”.
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