El director Joe Berlinger vuelve a Netflix con una nueva entrega de sus Conversaciones con asesinos (primero fue Ted Bundy, luego John Wayne Gacy). En esta ocasión develará quién fue Jeffrey Dahmer y por qué su caso es tan perturbador.
Con una serie documental de tres episodios que recién se estrenó en la plataforma de streaming, Berlinger narra la historia del homicida Dahmer quien a inicios de los 90 confesó haber asesinado a 16 hombres y niños en Wisconsin y Ohio.
A continuación, te relataremos la historia real detrás de esta docuserie.
En julio de 1991, la policía de Milwaukee entró al apartamento de Jeffrey Dahmer, de entonces 31 años, y descubrió algo terriblemente perturbador: partes de cuerpos humanos diseccionados, cabezas, cráneos, huesos y otros restos en distintos estados de descomposición.
De inmediato, el hombre fue detenido y al poco tiempo confesó haber cometido en Wisconsin 16 asesinatos, solo en cuatro años anteriores. También confesó otro homicidio cometido en Ohio en 1978.
También narró actos de necrofilia y canibalismo.
Rápidamente este caso atrajo la atención mediática: no solo por los actos terribles de Dahmer, también porque vecinos negros del asesino lo habían reportado ante la policía y las autoridades lo dejaron pasar. Jeffrey Dahmer era un hombre blanco.
Además, la mayoría de sus víctimas eran personas negras, como Tracy Edwards, el único que logró escapar y cuyo caso ayudó a la detención.
Los casos fueron tan terribles, que a Dahmer se le apodó El Carnicero de Milwaukee.
https://www.youtube.com/watch?v=zHzNOaQ0sSc
Tracy Edwards fue la única persona que escapó de Jeffrey Dahmer. Gracias a que él pudo huir y pedir ayuda a la policía, el asesino fue atrapado.
En 1991, Edwards conoció a Dahmer quien lo invitó a su casa a ver una película y beber cerveza (el “Netflix and chill” de esa época),
Sin embargo, al llegar al apartamento, Dahmer amenazó con un cuchillo a Edwards y lo esposó. Entre todos sus juegos mentales, el asesino le repetía al joven que “quería comerse su corazón”.
Tracy Edwards logró escapar y corrió fuera del apartamento buscando a la policía. Fue gracias a eso que las autoridades, que tanto habían ignorado a los vecinos de Dahmer, por fin entraron al lugar y encontraron partes humanas.
Además, Edwards demandó al tribunal de Milwaukee porque, a pesar de las reiteradas llamadas de vecinos del asesino pidiendo ayuda a la Policía, nunca se les escuchó y varias personas murieron por esto.
Después de haber sido sentenciado a 15 cadenas perpetuas, en uno de los juicios más terribles de Estados Unidos, Dahmer fue asesinado en la prisión en noviembre de 1994.
Un compañero de la prisión de Columbia, Wisconsin, llamado Christopher Scarver lo golpeó dos veces en la cabeza con una barra de metal.
En 2015, Scarver reveló por qué mato a Dahmer y explicó que “lo ponía nervioso” porque, entre otras cosas, usaba la comida de la prisión para hacer formas de extremidades humanas y luego rociarlas con catsup.
Nora tiene pesadillas desde que piensa en la posibilidad de ser deportada. Sus hijas Christell y Leah están dispuestas a abandonar EU para mantener a la familia unida.
Nora no durmió durante la noche electoral. A medida que Donald Trump sumaba votos y el mapa de Estados Unidos se teñía de rojo, crecía su temor a ser deportada.
Aunque sus dos hijas son ciudadanas estadounidenses, Nora es indocumentada. Llegó a Estados Unidos hace 24 años, después de que el huracán Mitch devastara su pueblo en Nicaragua.
“Ando desvelada, no he podido dormir. Vuelve el miedo nuevamente”, dice tras pedir que su identidad se mantenga anónima debido a su estatus migratorio.
La campaña republicana insistió en un lema que resume el punto de partida del segundo mandato de Trump frente a los migrantes indocumentados: “¡Deportaciones masivas ahora!”.
Esta propuesta se convirtió en un tema diario de discusión entre Nora, de 47 años, y sus hijas Christell y Leah, de 30 y 19, durante las últimas semanas de campaña, en las que decidieron hacer un plan de respuesta familiar ante el posible triunfo del candidato republicano.
“Nos sentamos a hablar, porque teníamos mucha ansiedad y mucho miedo”, recuerda Nora. “Mis hijas me dijeron que, si tomo la decisión de marcharme de Estados Unidos, ellas se irían conmigo”.
Christell y Leah no pueden pedir a su madre ante las autoridades migratorias porque entró de forma irregular por la frontera sur. “El triunfo de Trump nos aterroriza”.
El expresidente conquistó más de los 270 votos del Colegio Electoral que requería para consolidarse como el ganador de los comicios.
Además, los republicanos lograron el control del Senado, lo cual le permitirá a Trump avanzar en sus iniciativas de gobierno.
JD Vance, el compañero de fórmula de Trump como aspirante republicano a la vicepresidencia, dijo en una entrevista con el canal ABC que la deportación masiva de migrantes podría comenzar con un millón de personas indocumentadas.
Sin embargo, expertos en legislación migratoria cuestionan el costo y la factibilidad de esta propuesta. Algunos estiman que mantener un plan como el que propone Trump costaría alrededor de US$100.000 millones.
Cerca de 11 millones de migrantes indocumentados vivían en Estados Unidos hasta 2022, según la información más reciente publicada por el Departamento de Seguridad Nacional.
Casi la mitad de esta población proviene de México, seguida por Guatemala, El Salvador y Honduras.
Los migrantes indocumentados representan 3.3% de los habitantes de Estados Unidos y al menos 8.3 millones son trabajadores, de acuerdo con el instituto de investigación Pew Research Center.
La mayoría de los migrantes indocumentados se concentran en seis estados: California, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey e Illinois.
Sin embargo, el Pew Research Center advierte que este panorama puede haber cambiado durante los últimos dos años debido a tres factores que aún no se reflejan en las estadísticas oficiales:
En el año 2000, cuando Nora se quedó sin empleo después del huracán Mitch, la decisión más difícil no fue emigrar a Estados Unidos junto con su esposo.
Lo más doloroso fue dejar a su hija Christell, quien tenía 6 años en aquel momento, con la abuela.
A la pareja le tomó cuatro años juntar el dinero necesario para sacar a Christell de Nicaragua y llevarla a Estados Unidos. Un año después nació su segunda hija, Leah, en Miami.
Durante su primer gobierno (2017-2021), Trump respondió al repunte en la entrada irregular de migrantes por la frontera sur con una orden polémica: separar a los padres de sus hijos para disuadir a las familias de emigrar hacia EU sin seguir lo marcado por la ley.
Aquella situación sembró tanto miedo en la casa de Nora, que su hija Leah se ofreció a defenderla públicamente de la amenaza de ser deportada, aunque solo tuviera 12 años.
Leah Cayasso se convirtió en redes sociales en “Leah, la activista” (@LeahTheActivist) y se identificaba a sí misma como una “orgullosa hija de migrantes”.
“Quieren quitarme a mi mamá”, dijo Leah desde una tarima durante un acto contra la política migratoria de Trump en 2018, cerca de la Casa Blanca en Washington DC.
“No me gusta vivir con este miedo. No puedo dormir. No puedo estudiar. Estoy estresada”, afirmó entre lágrimas ante una audiencia que le pareció multitudinaria.
“Tengo miedo de que se lleven a mi mamá mientras está en el trabajo, conduciendo o en casa”, expresó en aquel momento.
Seis años después de aquella experiencia, Leah ya no hace activismo, aunque respalda la lucha de su madre por encontrar una alternativa para obtener la ciudadanía.
“Yo tenía las esperanzas de una chica muy joven que no entendía muy bien lo que estaba pasando”, cuenta Leah en una llamada telefónica.
“Fue difícil no ver resultados y hasta cierto punto perdí un poco la esperanza.
“Ahora que comprendo la situación, creo que la mejor opción para mi mamá es que se apruebe un TPS para los nicaragüenses”.
El estatus de protección temporal, conocido como TPS por sus siglas en inglés, brinda una protección a los ciudadanos que no pueden regresar de forma segura a sus países, como es el caso de Cuba, Haití o Venezuela.
El Departamento de Seguridad Nacional de EU ofrece TPS a los ciudadanos de países que afrontan tres “condiciones temporales”: conflictos armados, desastres naturales o sanitarios (como epidemias) u otras circunstancias “extraordinarias”.
En vista de que el perfil de Nora no se ajusta a las condiciones que exige Estados Unidos para optar por el permiso humanitario para los nicaragüenses, considera que la opción más expedita para lograr su legalización es un TPS.
“En estos 24 años que llevo en Estados Unidos, en los que he trabajado y he pagado impuestos, no ha habido ningún otro mecanismo para que yo cambie de estatus”.
“Qué difícil es pensar en volver a Nicaragua”.
El estatus migratorio de Nora es la mayor preocupación de toda la familia.
De hecho, Christell y Leah votaron por primera vez en estas elecciones con la esperanza de que si Kamala Harris ganaba, podría hacer “algo a favor de los migrantes”.
Durante su campaña, Harris prometió que buscaría agilizar el proceso de asilo y abrir vías legales para que los indocumentados tramitaran la ciudadanía.
Pero desde la victoria de Trump, temen verse obligadas a separarse de su madre.
“Me siento un poco triste y decepcionada de ver cuántas personas apoyaron a Trump”, asegura Christell. “Nos afecta mucho saber que nuevamente hay una amenaza hacia nuestra comunidad migrante y en especial hacia nuestra familia”.
En el ejercicio de imaginar los próximos pasos que van a seguir, Christell reconoce que emigrar de Estados Unidos “es una decisión difícil”.
Sin embargo, alberga la esperanza de que Biden tome una medida de última hora y decida conceder el TPS a los nicaragüenses.
En medio de la incertidumbre, Leah se aferra a una única certeza: “Haremos lo que sea por mi mamá”.
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