La taquilla parece no solo estar dominada por el cine de superhéroes sino por remakes de historias clásicas. Así es como seguimos teniendo noticias de próximos live actions de Disney.
Te contamos los detalles de aquellos títulos que amabas en tu infancia y que próximamente verás en esta nueva versión. Aunque ojo: hay algunos que sí están confirmados, pero están en una etapa super temprana de desarrollo y todavía ni tienen elenco confirmado.
Uno de los live actions de Disney más exitosos ha sido la nueva versión de El Rey León (que igual queda a discusión si se le puede llamar live action cuando todo es animado, pero ese es otro tema).
En este caso, la historia explora los orígenes de la rivalidad entre Mufasa y Scar, así como mostrar a otros personajes iconicos de la franquicia como Kiara, la hija de Simba y Nala.
¿Sabes lo que es atún? ¡Es PEZ! Si leíste (y seguiste) esa frase con tonito enojado de Lilo, prepárate porque la historia de esta pequeña y su tierno y esponjoso alien mascota también llegará en forma de live action de Disney.
El proyecto lleva años en desarrollo y ya tenemos los primeros detalles y vistazo. Dean Fleischer Camp, director de Marcel the Shell With Shoes On (nominada al Oscar), es el director de este remake.
A finales del marzo del 2023, The Hollywood Reporter anunció que (de acuerdo a informantes cercanos a la producción) Disney ya encontró a la protagonista de la historia.
El medio especializado señala que se trata de la pequeña Maia Kealoha quien dará vida a Lilo. Y sí, ¡el parecido es sorprendente!
También este año se confirmó la participación de Zach Galifianakis (de la franquicia ¿Qué pasó ayer?), pero no sabemos cuál será su personaje.
Este es otro de los live actions de Disney que ya cuentan con un reparto oficial. Además, es una readaptación muy especial si tomamos en cuenta que la película de 1937 fue la primera película animada de la compañía.
En esta ocasión, Rachel Zegler (West Side Story) es la protagonista, mientras que el papel de la Reina Malvada es para Gal Gadot (Wonder Woman). El director de la película es Marc Webb, quien hizo las dos películas de Spider-Man con Andrew Garfield, y por si no fuera poco el guión es de Greta Gerwig (Lady Bird) con Erin Cressida Wilson.
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Los live actions de Disney ya no solo son de clásicos animados de hace veintitantos años, sino de películas que salieron hace menos de una década.
Y es que en abril del 2023 se anunció de manera inesperada que preparan un “live-action reimaginado” de Moana, la película animada ¡que salió en 2016!
Hasta ahora solo sabemos que Auli’i Cravalho que dio voz a la protagonista estará de regreso en el live action Moana.
Dwayne “The Rock” Johnson también regresa como el semidios Maui y también estará como productor de esta historia que celebrará “las islas, las comunidades y las tradiciones de los isleños del Pacífico”.
Tomando en cuenta que la producción no ha ni iniciado, se sospecha que podría lanzarse para 2026. PERO no hay fecha de estreno confirmada.
En el 2022 se dio a conocer que el director Guy Ritchie (que hizo el live action de Aladdin) será el director de esta nueva adaptación del clásico animado de 1997.
Igualmente, los directores de Infinity War y Endgame, Anthony y Joe Russo, servirán de productores para la película de la cual se sabe muy poco.
Continúa en una etapa muy temprana de pre producción y en 2022 se dijo que apenas buscaría escritores luego de que ya se hizo un primer borrador del guión.
Eso sí, los Russo dijeron a Variety que “será un poco más experimental en el tono y en la ejecución”.
“Creo que están emocionados de ver lo que podemos lograr de forma que no sea solo una reinterpretación de la película animada”, dijo uno de los Russo.
No hay combinación más perfecta que jazz y michis y próximamente veremos un remake híbrido de los Aristogatos.
Decimos híbrido porque tal y como en el El Rey León, los animales serán creados por computadora con un diseño demasiado realista.
Sabemos que el ganador del Oscar por mejor documental Ahmir “Questlove” Thompson será el encargado de dirigir el proyecto.
Este live action de Disney se basa en la película animada de los 70 que sigue a una familia de gatitos parisinos que serán los herederos de una gran fortuna. Sin embargo, el mayordomo de la dueña quiere el dinero y los secuestra para abandonarlos en el campo. La familia felina recibe la ayuda de un gato arrabalero para regresar a casa antes de que sea tarde.
Aunque ya se hizo el anuncio oficial, estas películas continúan en desarrollo y hay algunas que ni si quiera tienen definido a un elenco ni director/a. Sin embargo, puedes estar segura de que Disney trabajará en llevarlas de regreso a la pantalla grande.
Una de ellas es El Jorobado de Notre Dame, que desde 2019 se dio a conocer que el escritor David Henry Hwang está preparando el guión para este musical que tendrá de regreso a Alan Menken y Stephen Schwartz para la música y las canciones.
Incluso, se trabaja en una nueva versión de Bambi (1942) con un guión en desarrollo de Geneva Robertson-Dworet (Captain Marvel) y Lindsey Beer (Sierra Burgess Is a Loser). Igual que El Rey León no podríamos decir que se trata tal cual de un live action, pues los animales serán diseños hiperrealistas realizados por computadora.
¿Cuál de estos live actions de Disney te emociona más? También cuéntanos qué otra película crees que sería perfecta para este formato.
Por casi un siglo, miles de estadounidenses vivieron con todo lujo y segregación en tranquilas comunidades tropicales cerca de la bahía de Panamá. BBC Mundo te cuenta su historia.
Hubo un tiempo en el que vivir cerca del Canal de Panamá era equivalente a disfrutar de ciertos privilegios. Al menos, si eras estadounidense.
Los nacidos en la zona eran llamados “zoneítas”, aunque había distintas clases en aquel “Edén”: los estadounidenses tenían un salario mayor y vivían con lujos, algo que no se aplicaba a los panameños.
Fue así hasta 1999, cuando el territorio dejó oficialmente de pertenecer a Estados Unidos.
Por casi 100 años, miles de estadounidenses vivieron con todo lujo en tranquilas comunidades tropicales cerca de la bahía de Panamá.
Se encargaban del mantenimiento de una de las mayores obras de ingeniería del mundo, el canal de Panamá, y se les conocía como zoneítas o zonianos (por el término en inglés, zonians).
La Zona del Canal de Panamá fue una colonia de Estados Unidos establecida en el país centroamericano en 1903.
Constituía un hogar lejos de casa para aquellos estadounidenses que construyeron el canal y aquellos que posteriormente se encargaron de su mantenimiento, así como de sus familiares y los trabajadores de los servicios dirigidos a éstos.
Se trataba de un área de 1.380 kilómetros cuadrados a lo largo del canal y controlada por Estados Unidos. Las familias recibían generosos beneficios, incluidas viviendas de protección, largas vacaciones, economatos bien surtidos y un personal amable.
Los residentes de la zona disfrutaban del buen clima y el relajado estilo de vida del lugar. Pero a su vez vivían en cómodas casas del estilo de su país de origen, recibían una educación de primera clase y gozaban de todos los beneficios que les ofrecía la ciudadanía estadounidense.
“Era un extraño lugar artificial”, le dice a la BBC Michael Donoghue, autor de Borderland on the Isthmus: Race, Culture, and the Struggle for the Canal Zone(“Zona Fronteriza en el istmo: raza, cultura y la Lucha por la Zona del Canal”, 2014).
Su padre recorrió el área durante la Segunda Guerra Mundial y la comparó con “un pequeño pueblo sureño trasplantado en medio de Centroamérica”.
“Tenían un chiste”, recuerda Jill Bany, quien creció en la Zona. “¿Cuántos zoneítas hacen falta para cambiar una bombilla?”, pregunta. Y se responde a sí mismo: “Dos. Uno para llamar al casero y el otro para mezclar las bebidas”.
Durante la Guerra de Corea (1950-1953), 100.000 estadounidenses vivían en la Zona, una décima parte de la población del país. En tiempos de paz, eran la mitad.
El inglés era la lengua predominante e incluso aquellos que llevaban toda la vida en la Zona del Canal podían vivir sin hablar una palabra de español.
“Estaban aislados de la población panameña por voluntad propia”, cuenta Alonzo Delaguardia, el vicerrector para relaciones universitarias del campus en Panamá de la Universidad Estatal de Florida. El centro fue establecido en la Zona en 1957, por solicitud del Departamento de Defensa de Estados Unidos y para proveer educación a los zoneítas.
“Tenían todo aquí”, dice desde el campus. “No necesitaban ir a Ciudad de Panamá”.
En efecto, los zoneítas tenían sus propios clubs sociales y equipos deportivos. Había en la Zona cines que proyectaban películas estadounidenses y tiendas en las que se vendían productos procedentes del aquel país.
Los estudiantes de las escuelas secundarias de Balboa y Córdova formaban parte de un equipo de buceo y un coro, además de estudiar biología marina y matemáticas.
“Teníamos loros y monos en el patio trasero. Salir allá era como poner un pie en la jungla”, recuerda Bany. A lo que añade que los habitantes de la Zona no sentían temor cuando sus hijos jugaban en la calle. “Era seguro”.
Pero no todo era idílico. Durante mucho tiempo la segregación entre estadounidenses y trabajadores del Caribe en general y de las islas británicas fue una realidad en la zona. Existían diferentes servicios para unos y otros, los primeros “de oro” y los segundos “de plata”.
Estos términos hacían referencia a la época en la que se construyó la línea de ferrocarril, en el siglo XIX. Los estadounidenses recibieron sueldos más altos, en oro, y los inmigrantes de las islas británicas más bajos, en plata.
La eliminación de la segregación escolar y el Acta de Derechos Civiles no se aplicó hasta la década de 1970, casi 20 años después de que fueran implementados en EE.UU.
“Nací en el mismo hospital que John McCain, pero él salió estadounidense y yo salí panameña”, señala Yvette Modestín.
El senador McCain, quien fuera candidato presidencial, pasó sus primeros cinco años de vida en Panamá, como hijo de un almirante de la Marina. Por su parte, Modestín creció en la Zona, pero se nutrió de una cultura con raíces panameñas y caribeñas.
Ella no tuvo contacto con los zoneítas blancos hasta que se eliminó la segregación de las escuelas. Pero esto no afectó a su educación, asegura.
“Conocí enfermeras, médicos, bomberos y profesores negros, por lo que supe que podía convertirme en uno de ellos”, explica. “Sabíamos que no poseíamos lo que tenía la comunidad blanca, pero no lo queríamos”.
A pesar de ser consciente del brutal racismo sufrido por sus padres y abuelos, se sentía orgullosa del trabajo que su familia y su comunidad hizo para construir el canal.
Tanto Modestín como Bany recuerdan haber participado en la carrera anual de cayucos, en la que los zoneítas remaban por el canal durante tres días.
Pero fuera de la Zona del Canal la tensión era alta.
Yvette Modestín fue la primera animadora negra de la escuela secundaria Cristóbal, tras el fin de la segregación escolar.
“La mayoría de los zoneítas no eran conscientes del resentimiento que habían empezado a provocar entre los panameños”, dice Donoghue.
Mientras los estadounidenses vivían con privilegios, los panameños “a veces no podían cruzar su país sin el permiso de la policía foránea”, explica. Esos agentes hablaban otra lengua, el inglés, y aplicaban otra ley, la estadounidense.
Incluso enviaron a algunos panameños que quebraron estas leyes a la cárcel administrada por EE.UU. en la Zona.
Cuando Estados Unidos firmó el contrato para terminar el canal en 1903, el gobierno de Panamá garantizó los derechos de aquel país en la Zona del Canal “como si fuera soberano y en perpetuidad”.
Las violentas protestas de 1964 contra la Zona causaron la muerte de 21 panameños y cuatro soldados estadounidenses.
El 7 de septiembre de 1977 el presidente de EE.UU., Jimmy Carter, y el jefe de gobierno de Panamá, Omar Torrijos, firmaron el Tratado Torrijos-Carter, según el cual Estados Unidos se comprometió a devolver a Panamá el control completo del canal el 31 de diciembre de 1999.
El 60 % de la Zona fue devuelta a Panamá en 1979 y, como consecuencia, los hijos de estadounidenses nacidos en aquel área después no fueron considerados oficialmente zoneítas por más tiempo.
Al terminar la transferencia del control sobre el canal el 31 de diciembre de 1999, la mayoría de los estadounidenses regresaron a su país.
“Tuve una infancia normal, con amigos del barrio en un bonito vecindario de los suburbios, con césped bien segado. Y de repente todo el mundo se había ido”, dice Zach Kunkel, quien nació en 1976. “De un día para otro, quedó claro que todo había cambiado y que no había vuelta atrás”.
Márquez, cuya familia también se quedó en Panamá, recuerda cómo de los 180 alumnos de su clase, 160 se marcharon.
Por haber sido residentes de la Zona, su familia tuvo en su momento la opción de comprar uno de los dúplex blancos idénticos del área residencial. Después lo vendieron y se mudaron a la ciudad.
Ahora aquellas casas lucen de colores y ya no son iguales.
Muchos las personalizaron, añadiendo porches y otros elementos, para olvidar la uniformidad que reinó en otra época en la Zona del Canal.
Pero Panamá también dejó su marca en los zoneítas que regresaron a Estados Unidos. Cada año, cientos de ellos se reúnen en Tampa (Florida, EE.UU.).
“Si hubiera sido más mayor, nunca me hubiera ido de Panamá”, dice Bany, quien tuvo que mudarse con su familia a Tulsa (Oklahoma, EE.UU.).
“Era un lugar perfecto”.
* Recuperamos esta nota de nuestros archivos (publicada originalmente en 2014) con motivo del 25 aniversario de la entrega del canal a Panamá.
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