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¿Por qué nos gustan taaanto las series de asesinos reales? Curiosidad, control y un toque de morbo
¿Por qué nos gustan taaanto las series de asesinos reales? Curiosidad, control y un toque de morbo
Más allá del morbo: ¿por qué nos gusta el true crime? (Ilustración: Nadia Núñez | @naddnuk )
9 minutos de lectura
¿Por qué nos gustan taaanto las series de asesinos reales? Curiosidad, control y un toque de morbo
No importa si es en podcast o serie, el true crime está por donde quiera que miremos. ¿Nos sentimos atraídas por la maldad o la violencia? Platicamos con expertos para responder a esas preguntas.
04 de agosto, 2023
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

Que si Dahmer, la Narcosatánica o Ted Bundy. No importa a dónde mires. Pareciera que todo el tiempo hay una nueva película, documental, serie o pódcast basado en un crimen real. Y no importa si no lo consumes, medio mundo habla de él y te surge curiosidad del caso. ¿Por qué nos gusta tanto el true crime? ¿Nos atrae la violencia y la maldad?

De una vez te soltamos que no hay nada de qué preocuparse. Esta curiosidad es normal y la psicología puede ayudarnos a explicarla. Pero antes, clavémonos un poco más en este fenómeno.

¿Qué significa el true crime?

El género llamado true crime se usa para describir productos que relatan crímenes reales, generalmente muy polémicos/mediáticos y en ocasiones con un misterio no resuelto. En la narrativa se muestra la investigación, reconstrucción y hasta dramatización de casos reales.

Aunque hemos visto un gran aumento de true crime en plataformas de streaming, no es exclusivo de estas. Pues además de películas, series y documentales, también podemos tener pódcasts, cómics y libros del mismo género.

Algunas personas lo relacionan mucho con el terror por el miedo que generan las situaciones descritas o los personajes involucrados. Sin embargo, recordemos que este género es de no ficción pues como su nombre indica, se basa en crímenes reales.

Una breve historia del true crime

La explotación del género podría parecernos reciente, pero la realidad es que existe desde hace cientos de años.

La escritora y académica Pamela Burger explica en un artículo en JSTOR –enfocado en textos académicos– que hay registro de publicaciones que informaban y describían delitos capitales que datan de entre 1550 y 1700.

Circularon panfletos sobre crímenes que se mantuvieron hasta el siglo XIX, siendo más comunes en Inglaterra y Estados Unidos. El corte sensacionalista con el que eran escritos fue evolucionando en lo que conocemos como nota roja (ajá, que también llegó y se desarrolló en México).

Durante el mismo siglo, en 1888, surge la historia de Jack el Destripador, que también atrajo la atención pública. Aunque no fue el primer asesino serial, sí fue uno de los primeros en causar un fenómeno tan mediático.

Más tarde, también influyó que autores de renombre se interesaran por relatar crímenes reales. El mejor ejemplo es A sangre fría (1965), de Truman Capote, donde se explica cómo una familia rural estadounidense es asesinada aparentemente sin motivo y qué le pasa a los asesinos.

La televisión empezó a transformar crímenes y asesinatos en algo mediático que también ayudaría a desarrollar el true crime en documentales, series y películas.

La era del streaming y un nuevo boom por los crímenes reales

En Estados Unidos, el actual éxito del true crime surge durante el 2014-2015 cuando se lanzaron producciones notables y populares: el pódcast Serial, la mini serie documental de HBO The Jinx: The Life and Deaths of Robert Durst y el fenómeno de Netflix Making a Murderer.

The Ringer explica que aunque HBO ya tenía una larga carrera de hacer documentales aclamados desde los 70, le metieron más al true crime tras el éxito de los productos antes mencionados. Así es como después tuvimos títulos como Beware the Slenderman, Mommy Dead and Dearest, y I Love You, Now Die.

Y de Netflix ni se diga, pareciera que cada mes tienen al menos un nuevo contenido de true crime. Ya sea serie/película con un elenco y directores de renombre (como Dahmer, o El ángel de la muerte) o documentales/docuseries con entrevistas y material de archivo (como No te metas con los gatos o Desaparición en el hotel Cecil).

Esto no es ficción: 6 casos de asesinos seriales en México

Alejandro Rojas, director de analíticas aplicadas de Parrot Analytics –empresa que analiza la demanda de contenidos televisivos y en streaming en el mudo–, le explica a The Ringer que el contenido true crime genera un alto nivel de retención de la audiencia.

Este elemento se ha vuelto casi tan vital como el registro de nuevos suscriptores en la batalla entre plataformas. No solo importa que las personas lleguen a tu plataforma, sino que se queden, que devoren temporadas completas y que busquen contenido similar dentro de la misma.

Igualmente cree que las producciones de true crime también son una forma de atrapar a audiencias de distintas generaciones, poniendo mayor foco en las más jóvenes.

Desde la perspectiva de Rojas, un tercer beneficio de hacer estos contenidos va en el sentido de costo-beneficio. La meta es hacer el mayor contenido posible y los documentales tienen menos necesidad de gastar en vestuario, sets, actores o hasta efectos especiales.

Bueno, y ¿por qué nos gustan las historias de crimen?

Podríamos pensar que es porque nos atrae la maldad, pero no necesariamente.

En Animal MX platicamos con la doctora Mariana Berlanga Zamarrón, quien es psiquiatra y se especializa en trastornos graves de personalidad. Ella nos explica que este gusto por el true crime se puede explicar mejor como “una atracción a la transgresión que ejecuta un tercero”.

“Tenemos como una fascinación por aquella persona que viola las reglas que nosotras no nos atrevemos a transgredir”, explica.

“Puede que deseemos que se salga con la suya o bien que sea atrapado y debidamente sancionado para así validar nuestro apego a las normas o códigos de cultura”.

También lee: La historia real de Clark Olofsson, el hombre detrás del Síndrome de Estocolmo

El doctor Rogelio Flores Morales, psicólogo social y profesor investigador de la UNAM que se especializa en los impactos de violencia en periodistas, explica que en este caso la fascinación al true crime conlleva asombro y miedo.

Son emociones encontradas. No puede ser o uno o lo otro. Puedes sentir asombro, pero al mismo tiempo puede ser miedo y por otra parte fascinación, curiosidad o hasta caer en la morbosidad”, comenta a Animal MX.

Nos gusta sentirnos detectives

Por el estreno de La Narcosatánica en Animal MX platicamos con Claudia Fernández, líder de Desarrollo de Contenido No Guionado en México para HBO Max.

Ella misma es consiente del interés de la audiencia en el true crime y por eso busca más historias como la de Sara Aldrete. Pero más que adjudicárselo al morbo, considera que es “una curiosidad muy humana” porque cualquier crimen, sobre todo un asesinato, está fuera del orden que consideramos natural.

Nos gusta sentirnos un poco detectives y creo que por eso enganchamos super fuerte con el tipo de historia que te permite generar tus propias conclusiones”, añade Claudia.

Para complementar esa idea, la doctora Mariana Berlanga nos dice que esto se simplifica “a la satisfacción intelectual de unir las piezas”. Incluso lo compara como el placer de una jugada en ajedrez, completar un problema matemático o un rompecabezas.

“La mente humana corrige, ordena, clasifica y desentraña lo que considera misterioso”, añade la experta.

Aunque desde una perspectiva más personal considera que más que sentirnos detectives, buscamos “la confirmación de que vivimos en sociedades disfuncionales, que los corruptos y poderosos casi siempre triunfan y que la justicia es, si acaso, una pequeña y transitoria victoria que pronto será olvidada”.

El interés en conocer cómo trabaja la mente de un asesino o criminal

Regresamos a lo que menciona Mariana Berlanga: nos sentimos atraídas a la idea de que son personas transgresoras, que rompen con el orden social. Ante eso es normal que sintamos curiosidad sobre qué pasa por su mente o qué lo motiva a matar.

Rogelio Flores explica que al ver contenido de true crime, “lo que queremos es encontrar respuestas sobre la oscuridad humana o sobre los aspectos más oscuros de la sociedad”.

La doctora Berlanga añade que este contenido nos permite “explorar la mente del agresor en un ambiente seguro y exploramos sus emociones sin nosotras hacer algo peligroso, prohibido o incluso ilegal”.

La experta también comenta que ese ambiente controlado nos permite dirigir, acotar, desmenuzar nuestros miedos en sus elementos más esenciales.

“Todo lo que se controla se puede dominar, y todo lo que se domina pierde parte de su misterio”, finaliza.

Es como cuando consumimos algo del género del terror. Mientras lo vemos tenemos la certeza de que le está ocurriendo a otra persona y no a mí y por eso nos sentimos medianamente protegidas. Y una vez que el episodio termina, podemos regresar a nuestra vida diaria.

Un shot de adrenalina

Tal y como sucede cuando consumimos algo del género de terror, el true crime puede desencadenar adrenalina. Esta se libera cuando nuestro cerebro piensa que estamos en peligro.

La adrenalina provoca que se te acelere el corazón o te hace respirar más rápido. Pero cuando tu cerebro se da cuenta de que no es un peligro real, esa adrenalina se transforma en algo placentero.

Acá te contamos más sobre por qué nos gusta asustarnos.

Queremos aprender a cómo evitar ser una víctima

La doctora Berlanga explica que la mayor parte de los estudios mencionan que tendemos a generar más empatía con las víctimas que con los victimarios, pues nos identificamos más con ellas.

Sin embargo, al “entender” cómo funciona la mente de un criminal, sentimos que eso nos ayuda a generar o activar mecanismos de defensa.

O sea, pensamos que el contenido true crime nos da elementos para poder sobrevivir o actuar ante algún crimen y así evitar ser una futura víctima.

Pero ojo: esto solo es una sensación y no es como que realmente ya nos volvamos inmunes. Para empezar, es imposible predecir los movimientos de cualquier perpetrador y no hay que tomar lo que veamos en series de crímenes reales como un manual de supervivencia.

¿Hay efectos negativos de consumir true crime?

Depende, pero comencemos por aclarar que el true crime NO nos hace personas violentas.

El doctor Rogelio Flores es muy claro sobre el tema: la violencia es multifactorial.

“No por estar viendo este tipo de contenidos, vas a reproducir violencia. Así como no porque juegues Grand Theft Auto, vas a reproducir violencia”, explica a Animal MX.

Añade que para generar violencia debe de haber toda una serie de condiciones sociales, culturales, individuales, de carácter, de personalidad, experiencias repetitivas y hasta el azar.

La doctora Berlanga igual explica que personas vulnerables (con algún trastorno psiquiátrico, algún tipo de esquizofrenia o trastornos de ansiedad) sí pueden estar predispuestas a efectos “negativos”.

Por ejemplo a tener más ansiedad al pensar que en cualquier calle oscura podría salir un asesino serial o empezar a desconfiar de cualquier persona.

Los efectos positivos del true crime residen más en la empatía que somos capaces de producir al ver lo que viven otras personas.

Sin embargo, esto también ha sido polémico en algunas producciones que más bien revictimizan en aras de tener audiencia y sin importar si a las víctimas y a sus relaciones cercanas se les abre de nuevo esas laceraciones y dolor psicológico.

Así que ya sabes: tu fascinación por el true crime es más bien curiosidad por aquellas personas que rompen las reglas y que nos recuerdan la oscuridad humana.

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Honorio Delgado, psiquiatra peruano que fue el “primer amigo extranjero” de Sigmund Freud y terminó criticando el psicoanálisis
7 minutos de lectura
Honorio Delgado, psiquiatra peruano que fue el “primer amigo extranjero” de Sigmund Freud y terminó criticando el psicoanálisis

La fascinación del médico peruano por Sigmund Freud lo llevó a escribir la primera biografía de él en español… y a convertirse en uno de los más grandes difusores de su pensamiento en la región.

05 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
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Honorio Delgado
Museo de Freud
Honorio Delgado nació en la ciudad de Arequipa, en 1892. Esta fotografía se la envió Delgado a Freud en 1920.

Se llevaban 36 años de diferencia pero eso no impidió que el entonces joven peruano Honorio Delgado se convirtiera en el “primer amigo extranjero” de Sigmund Freud.

Entre los años 1919 y 1936, ambos intercambiaron cartas, investigaciones y regalos. Freud, desde Viena, y Delgado, desde la ciudad de Arequipa, en Perú.

El médico latinoamericano incluso visitó dos veces al padre del psicoanálisis en su casa en Austria, junto a su esposa, Helene Rehe, quien era alemana.

La fascinación de Honorio Delgado por el prominente psiquiatra e intelectual europeo lo llevó a escribir la primera biografía de él en español. Y a convertirse en uno de los más grandes difusores de su pensamiento en la región.

Pero con los años, el peruano experimentó una suerte de viraje conceptual que lo alejó gradualmente de las ideas de quien consideraba un verdadero mentor.

Lo anterior, sin embargo, no impidió que se le reconociera hasta el día de hoy como uno de los psiquiatras y pensadores más importantes de la historia latinoamericana.

Pero quién fue realmente Honorio Delgado, cómo llegó a entablar una relación tan cercana con Freud y por qué se terminó divorciando del psicoanálisis.

Primeros pasos

Proveniente de una familia de clase alta, Honorio Delgado transcurrió su niñez y adolescencia en la ciudad de Arequipa donde nació en septiembre de 1892.

Tras obtener un bachiller en Ciencias Naturales en la Universidad Nacional del Gran Padre San Agustín, se trasladó a Lima para estudiar Medicina en la universidad de San Marcos.

Cursó con éxito sus estudios y se graduó en 1918.

Museo de Freud
Honorio Delgado se interesó por el psicoanálisis a temprana edad. En la foto, la ilustración “Botella del Mar” creada en 1950 por Grete Stern (Argentina).

Según el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”, escrito por Ramón León y Alfredo Zambrano Mora en 1992, la influencia de Hermilio Valdizán Medrano, destacado médico, psiquiatra y escritor peruano, fue muy importante para Delgado.

Así es cómo, a pesar de que la psiquiatría no gozaba de mucho prestigio académico y social en el siglo XX en Perú, Delgado decidió hacer su doctorado en aquella especialidad.

Su interés por el psicoanálisis comenzó inmediatamente.

Cuando tenía sólo 23 años y todavía era un estudiante, publicó en 1915 en el diario limeño “El Comercio” un artículo titulado “El Psicoanálisis” que exponía la teoría de Sigmund Freud en un momento donde se sabía poco o nada sobre este intelectual en América Latina.

Los expertos creen que este es el primer trabajo en la región sobre la doctrina de Freud.

Tiempo después, siguió profundizando en el campo, realizando su tesis de graduación sobre el psicoanálisis.

Relación íntima con Sigmund Freud

Todos estos trabajos lo llevaron a establecer una relación con el propio Freud.

Existe evidencia que demuestra cómo ambos se intercambiaron cartas, artículos e incluso regalos entre 1919 y 1936.

En una exhibición sobre la relación de Sigmund Freud con América Latina -que está presentándose en Londres-, hay una fotografía de Honorio Delgado que, según los registros, fue enviada por el peruano al médico austríaco en 1920.

Freud, tras recibir la imagen, le respondió:

“Acepte mi más sincero agradecimiento por la fotografía que llegó aquí hace unos días. Fue una agradable sorpresa para mí y la aprecio. Realmente lo describe como muy joven y estoy encantado de que haya logrado tal dominio del material científico a una edad tan temprana y, como supongo desde lejos, también haya alcanzado una posición respetada en su profesión.

Ahora tiene muchos años más por delante; deseo que durante todo este tiempo siga fiel al psicoanálisis y siga contribuyendo a su avance”.

Mariano Ben Plotkin, experto en historia del psicoanálisis, le explica a BBC Mundo que la fotografía revela un grado de intimidad que pocos latinoamericanos alcanzaron con Freud.

“En general, con otros investigadores de la región, Freud entabló un intercambio de bienes simbólicos en un sentido asimétrico. Él les mandaba fotos suyas a latinoamericanos que lo tenían en un altar y ellos le respondían con libros o artículos”.

“Pero con Honorio Delgado se estableció una relación mucho más simétrica, a pesar de que era mucho más joven”, dice el historiador y autor del libro “Estimado doctor Freud: una historia cultural del psicoanálisis en América Latina”.

Freud escribiendo una carta
Getty Images
Sigmund Freud le escribió varias cartas a Honorio Delgado donde le pide que “siga contribuyendo” al avance del psicoanálisis.

Tanto es así que Freud no sólo lo nombró en algunas de sus publicaciones sino que también lo describió como su “primer amigo extranjero”.

Los expertos creen que Delgado logró construir esta amistad con el llamado “padre del psicoanálisis”, en parte, gracias a que hablaba en alemán.

Divulgador de sus ideas en la región

Así, durante aproximadamente una década y media (entre 1915 y 1930), se convirtió en su más fiel representante en la región y en un entusiasta defensor de sus ideas. Llegó, incluso, a escribir la primera biografía en español del médico austríaco desde Perú, que luego fue traducida al portugués.

“Freud le hizo algunas correcciones a esa biografía y eso también le interesó porque Delgado se convirtió en una especie de misionero del psicoanálisis en América Latina”, señala Mariano Ben Plotkin.

El médico peruano también mantuvo una estrecha relación con Karl Abraham, a quien Sigmund Freud calificó como uno de “mis mejores alumnos”, convirtiéndose en su primer discípulo.

Los historiadores aseguran que Abraham no solo dio a conocer los trabajos de Delgado sino que también tradujo al alemán algunos de sus estudios.

Por otra parte, a mediados de la década de 1910, Honorio Delgado fundó la Revista de Psiquiatría Y Disciplinas Conexas.

De acuerdo con el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”, en esta revista Delgado “desplegó una activa labor difusora del psicoanálisis”.

“Se convirtió en la vía de ingreso y difusión de la ya para ese entonces abultada literatura psicoanalítica (…). Delgado se preocupó de modo constante por resumir y recensionar libros y artículos psicoanalíticos publicados en Estados Unidos y Europa para los lectores de esta importante publicación limeña”, señala.

primera biografía de Freud en español
Museo de Freud
Honorio Delgado publicó la primera biografía de Sigmund Freud en español. El texto se está exhibiendo en el Museo de Freud, en Londres.

Pero por dificultades económicas, la revista dejó de publicarse en 1924.

Su término decepcionó al propio Freud que veía en esta publicación un modo de difundir su pensamiento en tierras que, según los historiadores, él consideraba “exóticas”.

Divorcio del psicoanálisis

Hacia 1930, Honorio Delgado comenzó a distanciarse cada vez más del psicoanálisis.

En artículos biográficos sobre él, se dice que le fue encontrando sentido a autores alejados de este pensamiento (e inclusos opuestos a él) y más cercanos a la psicología. Entre ellos, los filósofos alemanes William Stern, Max Scheler y Hennann von Keyserling.

“En estos autores debió encontrar respuestas y estímulos para algunos de sus intereses personales que no encontraban eco en el psicoanálisis”, dice el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”.

En 1933, el médico peruano escribió “Psicología” en donde su alejamiento del pensamiento freudiano queda en evidencia.

“No se puede negar tampoco que el cuerpo de doctrina del psicoanálisis es, en su mayor parte, afirmación no demostrada”, dice.

Estas críticas severas las siguió haciendo desde la labor académica en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos y a través de otras publicaciones, como “La personalidad y el carácter” (1943), donde expuso distintas teorías sobre la personalidad (que tenían poco o nada que ver con la doctrina freudiana).

Durante el resto de su vida, el médico psiquiatra ocupó importantes cargos públicos en su país. Llegó, incluso, a ser ministro de Educación durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, en 1948.

exhibición en londres
Getty Images
En el Museo de Freud, en Londres, hay una exhibición sobre la relación entre Freud y América Latina donde Honorio Delgado es nombrado como el médico de la región que tuvo la relación más cercana con el “padre del psicoanálisis”.

Todo lo anterior llevó a que Honorio Delgado fuera reconocido como uno de los primeros psicólogos de “talla internacional” en Perú.

Algunos lo consideran el fundador de este campo en el país latinoamericano gracias a su larga labor docente y a su continua búsqueda intelectual sobre temas que, hasta entonces, estaban prácticamente ocultos.

Delgado murió en Lima el 27 de noviembre de 1962. En su homenaje, se han creado cátedras e instituciones que hasta el día de hoy llevan su nombre.

Y aunque no le fue “fiel” al pensamiento psicoanalítico, como le pidió Freud en una de las cartas que le envió, alcanzó una posición más que respetada en su profesión.

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