
La Navidad es época de paz, regalos, luces de colores, ¿y sustos? Estas películas de terror navideñas explotan lo mejor de ambas épocas para darnos el combo que no sabíamos que necesitábamos.
Así que ponte el gorro y escóndete abajo de una cobija mientras disfrutas de estas producciones sanguinarias para sacar tu lado más Grinch en las posadas.
¿Lista para más sustos? Las mejores películas de terror de todos los tiempos (según Rotten Tomatoes)
Uno de los slashers navideños más notorios de los 80 regresa, pero en una versión completamente actualizada. La película retoma el mito de Billy, un niño marcado por un trauma brutal que transforma el traje rojo de Santa en el uniforme de un justiciero letal.
Con un tono todavía más sangriento y un ritmo pensado para el público de hoy, esta nueva adaptación combina atmósfera festiva con gore contundente, guiñándole el ojo al espíritu del original sin replicarlo. El resultado: una película que abraza la estética navideña, solo para destrozarla con sangre, venganza y humor oscuro.
La sangrienta franquicia regresó con esta tercera entrega que se posicionó como la más exitosa con la audiencia pues en Rotten Tomatoes alcanzó un 85% de aprobación.
Un lustro después de sobrevivir a la masacre de Halloween de Art el Payaso, Sienna y Jonathan continúan intentando reconstruir sus vidas destrozadas. Con la llegada de la Navidad, intentan dejar atrás los horrores del pasado. Sin embargo, justo cuando creen estar a salvo, Art regresa, decidido a convertir su alegría navideña en una nueva pesadilla.
Como puedes ver en el tráiler, es como si hiciéramos una combinación de Mi pobre angelito con Los Extraños. Y es que las películas de terror navideñas son una gran combinación, pues nadie imaginaría sustos y desgracias en plena Navidad.
Eso mismo le pasa a Ashley, una niñera que debe defender a un chico de12 años de unos desconocidos que irrumpen su casa en un “tranquilo barrio americano”.
Diríamos que esta es LA película de terror navideña clásica, pues además de tener sus años, la trama sigue a un padre desesperado por un regalo de Navidad para su hijo.
Así es como Billy recibe una tierna y extraña criatura de apariencia inocente que es el origen de toda una ola de bromas y fechorías en un pequeño pueblo de Estados Unidos.
¿Navidad, zombies y números musicales? Sí, está película tiene de todo un poco resultando en una gran comedia sobre un apocalipsis de muertos vivientes.
La historia sigue a Anna y sus amix, quienes se ven obligadas a pelear, con la fuerza de las canciones, contra zombies en una carrera por llegar a sus seres queridos una noche antes de Navidad.
Otra de las películas de terror navideñas que involucra un Santa Claus robot que se sale de control.
Es Nochebuena y Tori solo quiere emborracharse y festejar, pero se verá obligada a luchar por su vida cuando un Santa Claus robótico en una tienda de juguetes cercana se vuelve loco y comienza una matanza desenfrenada.
Si necesitas risas, con un toque de terror, entonces nada como El día de la bestia de Álex de la Iglesia.
Un sacerdote cree haber encontrado el mensaje secreto del Apocalipsis según San Juan: el Anticristo nacerá el 25 de diciembre de 1995 en Madrid. Para detener este nacimiento satánico, el cura se une a un joven aficionado al death metal intentando por todos los medios descubrir en qué parte de Madrid tendrá lugar el apocalíptico evento.
Con la ayuda del profesor Cavan, que presenta un programa de televisión sobre el mundo esotérico y sobrenatural, el cura y José Mari invocan al diablo en una extraña ceremonia.
Otra de las películas de terror navideñas que no pueden faltar es esta que se enfoca en una criatura mitológica del folclor de países alpinos.
El espíritu de la Navidad simboliza la unión familiar y en la generosidad, pero cuando Max ve que su familia se resquebraja pierde la fe en estos valores. Esto despertará la ira del Krampus, un ser mitológico que acecha al niño y a su familia para atormentarles las fiestas y hacerles vivir un infierno.
¿Buscas películas de terror navideñas que ver en familia? Pues no hay nada como este clásico de Henry Selick inspirado en un poema de Tim Burton.
Si es que nunca la has visto, la historia sigue al “Rey Calabaza” Jack Skellington quien queda fascinado al descubrir la Navidad. Así que decide hacer su versión de la festividad incluyendo el secuestro de Santa Claus y cambios bastante macabros.

Los fiscales y los organismos antidrogas de Estados Unidos acusaron al exgobernante de haber convertido su país en un “narcoestado” para enriquecerse y mantenerse en el poder. El indulto de Trump podría ocurrir a días de las elecciones en Honduras.
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de cárcel por narcotráfico en EE.UU., podría quedar en libertad.
¿El motivo? El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes que indultará al exmandatario, por considerar que “ha sido tratado con mucha dureza e injusticia”, según escribió en su red social Truth Social.
El momento elegido para concederle el perdón presidencial al político centroamericano, declarado culpable en junio de 2024 por un tribunal de Nueva York, resulta llamativo.
En primer lugar, el anuncio se produjo a menos de 48 horas de que los hondureños acudan a las urnas para elegir al sucesor de la izquierdista Xiomara Castro, una circunstancia que Trump no desaprovechó. Así, el republicano también expresó su respaldo a Nasry “Tito” Asfura, candidato del derechista Partido Nacional y sucesor de Hernández.
Además, el hecho de que Trump indulte a un político acusado de traficar cerca de 500 toneladas de cocaína a EE.UU. sorprende teniendo en cuenta que en las últimas semanas Washington ha enviado a parte de su armada hacia las costas del Caribe para frenar el tráfico de drogas hacia su territorio y ha hundido a una veintena de presuntas narcolanchas, matando a más de 80 personas.
Los fiscales que sentaron a Hernández en el banquillo lo acusaron de convertir a Honduras en un “narcoestado” y de haberse lucrado en el proceso, imputaciones que el político calificó de “calumnias”.
Antes de convertirse en el primer exjefe de Estado condenado por narcotráfico en EE.UU. desde el panameño Manuel Noriega en 1992, Hernández ya había roto otros récords. En 2014 se convirtió en el presidente más joven del país centroamericano desde 1980 y, en 2017, en el primero en ser reelegido en décadas.
La historia del político conocido en su país por las siglas JOH empezó el 28 de octubre de 1968 en la ciudad de Gracias, departamento de Lempira, donde creció como el número 15 de 17 hermanos.
Tras completar sus estudios en el Liceo Militar del Norte, en San Pedro Sula, estudió derecho en la Universidad Nacional de Honduras.
En la universidad inició su andadura política, desempeñándose como presidente de su asociación estudiantil entre 1988 y 1989.
Luego de graduarse entró a la primera secretaría del Congreso como asistente de su hermano Marcos Augusto, quien ya era diputado y allí comenzó a tejer contactos en el todopoderoso Partido Nacional.
Al culminar unos estudios de administración pública en la Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.), se presentó como candidato a diputado por el departamento de Lempira, cargo que ejerció durante cuatro períodos legislativos desde 1998.
En 2010 alcanzó la presidencia del Congreso durante la administración de Porfirio Lobo e impulsó una agenda de seguridad y mano dura contra el crimen organizado que le ganó respaldo de sectores conservadores y empresariales.
En 2012 ganó las elecciones internas del Partido Nacional y un año después se impuso en los comicios presidenciales.
“Soy Juan Orlando Hernández y vengo de las tierras del indómito Cacique Lempira; con apoyo del pueblo soy el presidente de Honduras”, dijo durante su juramentación el 27 de enero de 2014.
Durante sus campañas y actos proselitistas evocaba con frecuencia ese vínculo con el líder indígena.
Hernández llegó a la presidencia prometiendo “hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la tranquilidad de mi pueblo”, el cual padecía los embates de la violencia vinculada con el narcotráfico.
El crimen organizado infiltró distintas instituciones y disparó la tasa de homicidios hasta convertir a Honduras en el país más violento del mundo en la década pasada, según cifras de Naciones Unidas.
La disposición de Hernández a extraditar a sospechosos de narcotráfico a EE.UU. y algunas reformas en los cuerpos de seguridad fueron presentadas como muestras de su voluntad adecentar el país.
Sin embargo, las sospechas de sus nexos con los carteles estallaron cuando en 2018 uno de sus hermanos, el exdiputado Juan Antonio “Tony” Hernández, fue detenido en Miami (EE.UU.) por agentes federales y acusado de traficar con narcóticos.
“No he sido, no soy ni seré amigo de ninguno de estos delincuentes, y continuaré mi lucha hasta el último día de mi gobierno, cueste lo que cueste”, aseguró en el Congreso en 2021, tras la condena a cadena perpetua de su hermano y el incremento de los indicios en su contra.
Y si lo anterior no fuera suficiente, las acusaciones de que fondos del Seguro Social fueron desviados desataron protestas masivas en el país, en las cuales se exigió su renuncia.
Su decisión de no renovarle el mandato a la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), una instancia creada en acuerdo con la Organización de Estados Americanos (OEA) para combatir la corrupción, dañó a un más su imagen.
No obstante, lo anterior no impidió al político buscar un segundo mandato consecutivo, pesa a que la Constitución hondureña prohíbe la reelección inmediata. Precisamente los deseos de Manuel Zelaya, su gran rival, por reelegirse fueron la justificación para deponerlo en 2009.
Un cuestionado fallo de la Corte Suprema le permitió competir en sus comicios, que la OEA pidió repetir por considerar que las irregularidades que los rodearon “hacían imposible determinar con la necesaria certeza al ganador”.
El anuncio de su reelección desató una nueva ola de protestas que fue duramente reprimida por las autoridades y dejó al menos 23 muertos, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La solicitud fue ignorada y Hernández siguió en el poder hasta 2022.
En febrero de 2022, apenas días después de abandonar la presidencia, el exmandatario fue detenido y a las semanas fue extraditado a EE.UU. para enfrentar cargos de narcotráfico.
“Pavimentó una autopista de cocaína hacia EE.UU., protegido por ametralladoras”, afirmaron los fiscales que lo procesaron.
Atrás quedaban los días en que Washington lo consideraba como un aliado confiable en la lucha contra las drogas, al que entregó más de US$ 50 millones en asistencia y ayuda militar. Incluso, en 2019, Trump llegó agradecerle su cooperación.
Aunque Trump y los aliados de Hernández consideran que el exgobernante fue tratado injustamente por el gobierno del demócrata Joe Biden, lo cierto es que las investigaciones en su contra se iniciaron durante la primera administración del republicano.
Durante sus averiguaciones, los fiscales estadounidenses descubrieron que Hernández estaba vinculado con narcotraficantes al menos desde 2004, mucho antes de convertirse en presidente, y que facilitó el contrabando de unas 500 toneladas de cocaína a EE.UU.
Con la ayuda de registros telefónicos y testimonios de criminales arrepentidos, los investigadores concluyeron que los narcotraficantes le pagaron millones de dólares en sobornos para permitir el contrabando de cocaína desde Colombia y Venezuela “con virtual impunidad”.
Los fiscales señalaron que la alianza de Hernández con los carteles no solo tenía “el fin de enriquecerse”, sino que también perseguía “mantenerse en el poder (…) de forma corrupta”.
Según la acusación en su contra, el político empleó el dinero que obtuvo de los narcotraficantes para luego sobornar a funcionarios y manipular a su favor las dos elecciones presidenciales en las que compitió.
Hernández, por su parte, ha negado estos señalamientos y ha afirmado que fue “acusado errónea e injustamente”.
No obstante, las pruebas y testimonios expuestos en el tribunal que lo procesó lo contradijeron.
“Le vamos a meter la droga a los gringos en sus narices”, le dijo el exmandatario al narco Geovanny Fuentes Ramírez, aseguró uno de los testigos que declaró en su juicio.
Otro procesado, el exalcalde Alexander Ardón, aseveró que entregó millones de dólares tanto a Hernández como al expresidente Lobo para asegurarse rutas sin obstáculos para mover las drogas.
Ardón calculó que con la ayuda de las autoridades hondureñas movió sin problemas unas 250 toneladas de cocaína, en sociedad con Tony Hernández, el hermano del exmandatario, y de Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, ambos condenados a cadena perpetua en EE.UU.
En junio de 2024, el juez Kevin Castel no solo condenó al expresidente a permanecer casi medio siglo en prisión, sino que le impuso una multa de US$ 8 millones.
Pero Hernández no solo tiene problemas judiciales en Estados Unidos. En Honduras, apenas fue extraditado, la justicia de ese país le confiscó 33 bienes inmuebles, ocho empresas y 16 vehículos, informó el Ministerio Público.
Ahora resta por saber cuándo se materializarán el indulto y la excarcelación del expresidente y si volverá a Honduras para retomar su carrera política.
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