
El mundo mutante que creó Fox fue bastante caótico y llegó el momento de recordarlo. Sí, porque aunque la franquicia como la conocíamos esté muerta, Deadpool & Wolverine tiene varias referencias a esas películas.
Del 2000 al 2020, este universo se conformó por 13 películas que además de las películas de los X-Men, incluyen el spin off de New Mutants y las dos películas anteriores de Deadpool.
La mera verdad, es más fácil verlas en el orden en que fueron lanzadas (te lo dejamos al final de la nota), peeeero si quieres darte a la tarea de seguir un orden cronológico, entonces agárrate.
Y más porque las películas de X-Men incluyeron viaje en el tiempo que hasta provocó una línea alterna y tienen un montón de incoherencias (como el asesinato de Bolivar Trask), pero aquí vamos.
Aquí la historia se desarrolla en 1962 y nos presenta la historia inicial de Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) y cómo pasaron de amix a enemix.
Igual verás el inicio de la famosa academia mutante mientras se enfrentan a su enemigo común: el malvado Sebastian Shaw (Kevin Bacon), un humano con poderes con el que Erik tiene una cuenta pendiente.
Está fija en Disney+.
El inicio de esta película sería de lo primero en el orden cronológico de X-Men, pues se desarrolla en 1845 y vemos el día en el que el niño Jame Howlett activa su poder mutante: unas garras de hueso que sobresalen de sus nudillos.
De ahí el resto de la historia se desarrolla en 1979 y explora el origen del Logan con garras de adamantium que conocemos.
Y algo que hemos querido olvidar: aquí aparece la primera versión de Wade Wilson/Deadpool de Ryan Reynolds ¡que no habla!
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Aunque no es la primera de la lista en el orden cronológico de X-Men, esta fue la primera película que salió de los mutantes.
Para este momento, Charles Xavier/El Profesor es interpretado por Patrick Stewart, mientras que Erik Lehnsherr/Magneto por Ian McKellen.
Aquí vemos cómo Logan, en Canadá, se encuentra con una mutante capaz de imitar el poder de cualquier otro mutante que toque (Rogue).
En su intento por ayudarla, se cruzan con los X-Men quienes mientras están lidiando con el Congreso de Estados Unidos, que busca implementar la Ley de Registro de Mutantes, y Magneto, quien busca demostrar la superioridad mutante.
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La película se desarrolla no mucho después que la anterior y retoma a los X-Men cunado Nightcrawler, con un cerebro lavado, intenta asesinar al presidente de los Estados Unidos.
Esto retoma el plan de registro mutante y aparece William Stryker, un líder militar que pretende acabar con todos los mutantes, empezando con la escuela Xavier.
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Aquí vemos un flashbakc de 20 años atrás cuando Charles Xavier y Erik Lehnsherr se encuentran con una joven Jean Grey y la invitan a unirse a su escuela.
Igualmente, 10 años atrás, vemos cómo Warren Worthington III descubre que es un mutante e intenta cortarse sus alas.
Ahora sí, en el presente: el laboratorio Worthington Labs anuncia una especie de vacuna para suprimir el “Gen X” de los mutantes para ser “normales”.
Hay quienes ven esto como una cura, y otros como un paso a la extinción así que inicia una guerra.
Se supone que esta película adapta la saga de Phoenix, pero es completamente distinta a la de los cómics.
Logan vive como un ermitaño, mientras lidia con las alucinaciones de Jean Grey, a quien se vio obligado a matar.
Él es encontrado por Yukio, una mutante que puede predecir la muerte de la gente y esto lo lleva a Japón para ayudar a un viejo amigo, y encontrarse con un rival de antaño.
En la escena post créditos aparecen Magneto y Xavier con Logan para contarle de una nueva amenaza: los centinelas.
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Aquí es donde el orden cronológico de X-Men y Deadpool se vuelve complicado. Y es que vemos un “futuro” 2023 donde estamos frente a un apocalipsis mutante generado por los centinelas.
Con ese panorama, Logan decide viajar al pasado, específicamente a 1973, para evitar el exterminio mutante y detener a Trask Industries.
Con esto, técnicamente, se crea otra línea temporal haciendo una especie de borrón y cuenta nueva para todas las películas anteriores (menos Primera generación).
Puedes verla en Disney+.
En la línea alterna creada en la película anterior, la película se desarrolla en 1983 y conocemos “por primera vez” a mutantes como Jean Grey, Scott Summers, Ororo Munroe o Kurt Wagner.
Sin embargo, se tienen que enfrentar a En Sabah Nur/Apocalypse, el primer y más poderoso mutante.
Hacia el final de la película técnicamente vemos la “primera” aparición del Wolverine de esta línea temporal (que igual es Hugh Jackman) conocido como Arma X.
La ves en Disney+.
La historia principal se desarrolla en 1992, nueve años después de la devastación causada por Apocalypse. Durante una misión de rescate en el espacio, Jean Grey casi muere al ser alcanzada por una misteriosa fuerza cósmica.
Ya en casa, ella es mucho más poderosa e inestable, con lo que empieza a dañar a aquellos que más ama y podría destruir a los X-Men.
Este es el segundo intento de adaptar la saga Dark Phoenix de los cómics. Si nos preguntan: ¡está horrible! Mejor vean cómo lo adapta la serie animada de los 90, que esa sí besito de cheff.
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¿Y dónde entra Deadpool en el orden cronológico de X-Men?
La realidad es que es difícil de decir, pero diríamos que esta película se desarrolla en el año que se estrenó y un cameo en la secuela (del que ablamos abajo) nos asegura que es parte de esta “segunda” línea temporal.
Aquí vemos el (nuevo) origen del anti-héroe favorito de todos. Wade Wilson, ex-operativo de fuerzas especiales convertido a mercenario es sometido a un cruel experimento con el que desarrolla curación rápida y se convierte en Deadpool.
Ahora sí, hablemos de EL cameo en Deadpool 2 que la une a la segunda serie de películas de X-Men. Desde la primera, aparece Colossus y aquó por fin Wade Wilson visita la Mansión X.
Aunque él mismo hace chistes sobre si el profesor es Patrick Stewart o James McAvoy, la duda se resuelve con un cameo de los X-Men “jóvenes”:
Y bueno, la historia se enfoca en cómo Deadpool debe salvar a un chico llamado Russell de un poderoso rival llamado Cable (Josh Brolin).
También la puedes ver en Disney+.
Se suponía que esta película tendría su propio “mundo” pero ah no, tenían que complicarnos todo y meter un fragmento de Laura/X-23 (Dafne Keen) en un video como de una cámara de vigilancia.
Por ese hecho, podríamos asumir que se desarrolla antes de Logan, pero fuera de eso sí es MUY ajena al resto de la franquicia.
Cinco jóvenes mutantes que acaban de descubrir sus habilidades, son encerrados en unas instalaciones secretas contra su voluntad y luchan por escapar de su pasado y salvarse a sí mismos.
Si te da morbo, vela en Disney+.
Esta sería la última película en el orden cronolígico de X-Men creado por Fox.
Se supone que la historia se desarrolla en 2029 cuando los mutantes dejaron de nacer desde hace 25 años, dejándolos al borde de la extinción.
Los X-Men han muerto y solo queda un envejecido Wolverine que cuida de un Charles Xavier que ahora padece una enfermedad cerebral neurodegenerativa.
Sus intentos de ocultarse del mundo son interrumpidos cuando aparece una niña mutante que está siendo perseguida por fuerzas siniestras.
Esta belleza está disponible en Disney+.
Esta película ya no entra en el orden cronológico de X-Men creado por Fox, porque ya es de Disney. Sin embargo, como te mencionamos al inicio, tiene varios guiños a las películas pasadas.
Por ejemplo, en uno de los tráilers, pudimos ver que aparecen villanos como Azazel (que sale en First Class) o Lady Deathstrike (de X-Men 2).

Igual toma en cuenta que el Logan/Wolverine de la película NO es el que conocemos ni murió en Logan. Es una versión de una tierra/línea del tiempo alterna.
Deadpool se verá obligado a trabajar con este Wolverine para salvar a su mundo, que está al borde de ser eliminado.
Vela en cines desde este 24 de julio.
Repetimos que es más fácil ver toda esta saga en el orden en que fueron lanzadas en cines y plataformas, entonces aquí te las dejamos así:
Ahora habrá que ver qué pasa con los mutantes al ser parte del ya complejo (y a veces aburrido) MCU.

Un análisis de los detalles clave de la nueva estrategia de seguridad nacional del gobierno de Trump y sus implicaciones para Europa, América Latina y el mundo.
La Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump ha generado alarma entre los aliados más cercanos de Estados Unidos y marca un alejamiento dramático de los principios fundamentales de la política exterior estadounidense de décadas.
El documento de 33 páginas, divulgado por el gobierno hace unos días, presenta el mundo primordialmente como un escenario económico, resaltando los acuerdos bilaterales y el nacionalismo económico por encima del multilateralismo y la promoción de la democracia.
La estrategia refleja las “cepas más ideológicas” del gobierno de Trump, comentó el corresponsal de BBC News en el Departamento de Estado, Tom Bateman, en el podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC.
Esta también tiene implicaciones para América Latina, tanto en cómo se relaciona Washington con los cada vez más numerosos gobiernos de derecha, hasta la nueva versión de la Doctrina Monroe, que reafirma a la región como el “patio trasero” de EE.UU.
Igualmente impactante es lo que el documento omite, sin casi una sola crítica hacia adversarios tradicionales como Rusia y China.
En cambio, reserva el lenguaje más cargado para con Europa, lo que dio pie a la preocupación a lo largo de las capitales europeas.
Mientras que anteriores estrategias de seguridad nacional tendían a reafirmar los valores y prioridades compartidos de EE.UU. con los países europeos, este documento toma un giro diferente.
Europa será “irreconocible en 20 años a menos”, declara, por la acogida del continente a las instituciones multilaterales y sus políticas migratorias, que se han convertido en una influencia corruptora de la “identidad occidental”.
En esa sección, la estrategia crudamente declara que los estados de Europa enfrentan lo que llama la “eliminación civilizacional”.
Los líderes europeos han quedado, por lo menos en privado, “horrorizados” por el documento, dijo al podcast nuestro corresponsal en el Departamento de Estado.
“No están sorprendidos de que esta sea la postura ideológica de algunas partes del gobierno, pero verlo articulado dentro de un documento formal de política es bastante preocupante para ellos”, expresó.
La reacción en Europa de lado y lado del espectro político no se ha hecho esperar.
El diario francés de izquierda Le Monde catalogó el quiebre como un “divorcio”, señalando que marca una ruptura histórica con la era posterior al final de la Segunda Guerra Mundial
“El divorcio está finalizado, pendiente de la división de bienes”, escribe el diario en su artículo.
Más diciente aún en términos de la prensa francesa, indica el corresponsal Tom Bateman, es el comentario del diario conservador Le Figaro sobre la aparente contradicción de lo que afirma el documento sobre lo que llama la “pretensión del no intervencionismo” por un lado y, por el otro, el intervencionismo explícito en el caso de los países europeos.
La estrategia textualmente indica la intención de EE.UU. de cultivar la resistencia de los partidos de oposición en los países europeos. Eso implica apoyo a partidos de extrema derecha como el AfD en Alemania, el Partido Reforma en Reino Unido, y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, entro otros.
Es un apoyo explícito a los movimientos políticos en Europa que abogan por un nacionalismo económico y una oposición férrea a la migración, que el documento tilda de “partidos patrióticos”.
La estrategia hacia Europa sería una repetición de cómo ha accionado el gobierno de Trump en relación con América Latina, opina el corresponsal de la BBC.
En Argentina, por ejemplo, menciona el rescate económico que Trump aprobó para el gobierno de Javier Milei días antes de que su partido enfrentara elecciones legislativas que definirían el futuro de su proyecto político.
“Eso fue interpretado por los opositores (de Milei) como una evidente interferencia por Estados Unidos”, expresó Tom Bateman.
Ese apoyo se repitió antes de las recientes elecciones en Honduras, cuando Trump indultó al expresidente Juan Orlando Hernández, que cumplía una condena de 45 años en EE.UU. por narcotráfico, al tiempo que manifestó su apoyo al candidato de derecha Nasry “Tito” Asfura.
Lo mismo se ha visto en Brasil, con los ataques de Trump contra los tribunales de ese país que condenaron al expresidente de corte “trumpista” Jair Bolsonaro por su intento de golpe tras haber perdido las elecciones en 2022.
La nueva estrategia realza al continente americano, referido como el “Hemisferio Occidental”, como un principal foco de la política exterior de EE.UU.
El gobierno quiere “asegurarse… de que la región permanezca estable y suficientemente bien gobernada para evitar y desalentar la migración masiva hacia Estados Unidos”, lee el documento.
La estrategia introduce la idea de un “corolario Trump” a la doctrina Monroe, posicionando la táctica del gobierno como una secuela a la política del presidente James Monroe en el siglo XIX afirmando la primacía de EE.UU. en el continente americano y repeliendo la interferencia de los poderes coloniales europeos.
El gobierno considera esta renovada atención como necesaria para contrarrestar la influencia de China en América Latina, señala nuestro corresponsal, a pesar de que China no está mencionada directamente en el documento.
China ha logrado obtener demasiada posición económica en la región, según Trump, aunque su insinuación de que está “operando” el Canal de Panamá no es literalmente verdad.
Los recientes esfuerzos diplomáticos, incluyendo la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a países latinoamericanos a comienzos de año, son una señal de la intención de Washington de reafirmar su dominio tanto económico como estratégico en la región.
Aunque la estrategia no se extiende en la dimensión militar de esta política, la campaña de bombardeos aéreos contra supuestos narcotraficantes en el Caribe y la presencia de múltiples acorazados y personal militar estadounidense frente a las costas de Venezuela subraya la amenaza del uso de fuerza militar.
El deterioro de las relaciones entre EE.UU. y Europa ha sido aparente durante meses.
Una de las primeras señales de la actitud del gobierno de Trump hacia Europa se produjo en enero, cuando el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, emitió un cáustico ataque contra las democracias europeas, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el que reprendió a sus líderes por ignorar las preocupaciones de sus votantes sobre la migración y la libertad de expresión.
Pero en la práctica, esta incómoda relación se ha desarrollado en otro escenario; la guerra en Ucrania.
El documento parece sugerir que Europa no ha entendido las dinámicas de poder que están en juego y que Estados Unidos debe invertir energía diplomática para estabilizar la región.
La Unión Europea está acusada de obstaculizar los esfuerzos de Washington por termina la guerra en Urania, según el documento, y que EE.UU. deber “restablecer una estabilidad estratégica hacia Rusia”, que a su vez “estabilizaría las economías europeas”.
El mensaje central es que Ucrania debería permanecer siendo un estado viable pero eso requiere reconocer la posición dominante de Rusia.
Donald Trump está “perdiendo la paciencia” con Europa y Ucrania, señala nuestro corresponsal.
“Está claro… la presión está sobre los europeos para que asientan a una postura que los ucranianos básicamente interpretan como una capitulación”, comentó en el podcast.
La tensión en torno a Ucrania ya se manifestó en momentos de alto perfil, incluyendo la reunión en el Despacho Oval de Trump y Vance con el presidente Volodymyr Zelensky en febrero, en la que tacharon al presidente ucraniano de “irrespetuoso” y “desagradecido”.
Los líderes europeos ahora enfrentan la realidad de que EE.UU. podría presionar para lograr un resultado mucho más preferencial para Moscú que para Kyiv.
Rusia recibió con beneplácito la Estrategia de Seguridad Nacional, describiéndola como “ampliamente consistente” con su visión.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional ya ha reconformado los debates en Washington y a lo largo de Europa.
Sus implicaciones para Ucrania, las relaciones EE.UU.-Europa y el orden global más amplio siguen desarrollándose.
Pero el documento deja una cosa inequívocamente clara: el gobierno de Trump pretende redefinir las prioridades de la política exterior de EE.UU. y espera que sus aliados se adapten a esa nueva realidad.
*Con información adicional del podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC
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