No solo es una divertida historia de acción y fantasía, Nimona es una película con una enorme alegoría a las identidades trans y a otros aspectos queer.
La película estrenó en Netflix el pasado 30 de junio luego de tener una complicada historia (más abajo te contamos el chisme) y desde entonces varias personas de la comunidad LGBT+ se han sentido muy identificadas con la protagonista que le da nombre a la historia.
En un mundo medieval futurista, el caballero Ballister Blackheart (Riz Ahmed) es culpado de un crimen que no cometió. Decidido a demostrar su inocencia, inicia una odisea por la verdad y su única compañera es Nimona (Chloë Grace Moretz), una adolescente que es vista como un monstruo por ser capaz de cambiar de forma.
Así como Mei Lee y su transformación en un panda rojo gigante en Red fue una alegoría sobre la menstruación, que Nimona sea capaz de transformarse en toda clase de ser vivo es una forma de representar lo que es la experiencia de las identidades trans.
Y no amix, no nos lo estamos sacando de la manga ni es solo nuestra imaginación.
En algún momento de la película, vemos a Nimona transformarse en toda clase de animales. Más tarde, Ballister Blackheart le pide ser “normal” (una niña) por un momento y hasta le pregunta si no le duele tanto cambio.
“¿Honestamente? Me siento peor cuando no lo hago”, contesta Nimona, describiendo que siente algo parecido a la comezón molesta antes de estornudar cuando pasa mucho tiempo sin transformarse.
Si Nimona no pudiera transformarse, no sería ella misma.
Algunas personas han señalado esta “comezón molesta” que siente Nimona como la disforia de género que experimentan algunas personas trans.
La película Nimona se basa en la novela gráfica del mismo nombre (que primero fue webcómic de 2012 a 2014) escrita e ilustrada por ND Stevenson.
“Los temas (LGBT+) tienen sus raíces en el cómic”, explicó Stevenson al NY Times. “Pero pasarían años antes de que yo saliera del clóset como gay; años antes de que saliera del clóset como trans. Las narraciones han sido mi forma de explorar esas identidades, incluso como alegoría”, explicó.
En la película, Ballister le pregunta a la protagonista si es una niña o un rinoceronte y ella solo responde “¡Soy Nimona!”, reflejando que ella misma no se ve solo como una chica. Su identidad es “indefinible”.
Escuchar, conocer y entender: Cómo es el proceso de las infancias trans
Fue en 2020 cuando ND Stevenson se identificó públicamente como transmasculino y bigénero. Y sí, aprovechó la película Nimona para meter todavía más sobre la experiencia de las identidades trans reflejadas en la protagonista.
“Esta es una historia que, en el fondo, es una carta de amor a cualquiera que alguna vez se haya sentido diferente o incomprendida”, dijo Troy Quane, quien dirigió la película junto con Nick Bruno.
Y es que en la película, Nimona menciona que cualquiera que sea diferente o que no entre en los estándares de la sociedad es visto como un monstruo sin importar cuánto se esfuerce en demostrar lo contrario.
Sobre esa comezón interna, ND Stevenson le dijo a Time que “No te das cuenta de cómo esa incomodidad se vuelve un dolor absoluto, hasta que empiezas a ver que se alivia”.
“Para mí, eso es lo que ha sido la transición: unos pasitos para encontrarme a mí mismo y lo que soy en el mundo”, añade.
Además, la película Nimona también pone una relación homosexual muy importante: la de Ballister Blackheart y Ambrosius Goldenloin, otro caballero de gran renombre.
Como te contamos al inicio, el lanzamiento de esta película no fue nada sencillo.
En 2015 se anunció una adaptación a cines, casi desde que salió la novela gráfica. En ese momento el estudio a cargo era 20th Century Fox Animation y más tarde le pasaron el proyecto a su subsidiaria BlueSky Animation (La Era del Hielo, Rio).
Pero como podrás imaginar, todo cambió cuando llegó la compra de Disney en mayo del 2019. Disney no canceló Nimona, sino que fue aplazando su estreno: primero de febrero del 2020 a marzo del 2021, y luego a enero del 2022.
Sin embargo, en febrero del 2021 Disney anunció que cerraría BlueSky Studios y que la película quedaba cancelada. Reportes indican que estaba terminada en un 75%, pero necesitaba al menos otros 10 meses de trabajo.
Y pues sí, diceeeeen que Disney más que nada enlató Nimona por toda su temática queer/LGBT+.
En su momento, Business Insider habló con ex miembros del personal de Blue Sky, quienes aseguraron que Disney estaba en desacuerdo con algunos elementos queer de Nimona, “particularmente con un beso entre personas del mismo sexo”.
El chiste es que al año siguiente Annapurna Pictures y Netflix retomaron el proyecto para revivirlo.
Abogada, fiscal de distrito, fiscal general de California, senadora y vicepresidenta de Estados Unidos: BBC Mundo te cuenta algunos momentos que definieron la carrera de Kamala Harris hasta su postulación para la presidencia.
Kamala Harris, la mujer de 60 años que podría asumir como la primera presidenta de Estados Unidos, ya hizo historia en 2021, cuando se convirtió en la primera vicepresidenta de EE.UU. y la primera mujer negra y de raíces asiáticas en el cargo.
La trayectoria profesional de la candidata demócrata arrancó como fiscal de sala en los tribunales de su California natal, y fue ascendiendo hasta llegar a la Fiscalía General de California.
De allí dio el salto al Senado de EE.UU. y, tras una legislatura, pasó a ser vicepresidenta del país.
En BBC Mundo repasamos 5 momentos que han marcado su carrera y de alguna manera reflejan sus valores y sus fortalezas y debilidades.
En 2003, Kamala Harris logró su primer cargo electo como fiscal de distrito de San Francisco.
Poco después de haber asumido hubo un caso que le dejó huella.
El agente de policía Isaac Espinoza y su compañero investigaban a un sospechoso el 10 de abril de 2004. El hombre sacó un arma AK-47 y disparó contra los agentes.
Espinoza, de 29 años, fue alcanzado por varias balas y murió. Su compañero recibió un disparo en la pierna y fue atendido en un hospital local.
El atacante, de 21 años e identificado como David Hill, fue detenido y puesto bajo custodia.
A los pocos días, antes incluso del funeral del agente, Harris anunció que no pediría la pena de muerte para Hill, como muchos esperaban que se hiciera en un caso así.
Fue una decisión que enojó a muchos, en especial a los compañeros de Espinoza.
“Isaac pagó el precio más alto”, dijo durante el funeral Gary Delagnes, presidente de la Asociación de Agentes de Policía de San Francisco.
“Y hablo en nombre de todos los agentes al exigir que su asesino también pague el precio más alto”.
Y es que en 1973, California había aprobado una ley de “circunstancias especiales” que hacía que el asesino de un agente de policía fuera elegible para la pena de muerte.
Pero Harris se mantuvo fiel a su oposición a la pena máxima, una postura que había dejado clara durante su campaña para el cargo de fiscal de distrito.
En su libro de 2009 Smart on Crime, Harris escribió: “La suposición generalizada de que simplemente aumentar la pena por cualquier delito disuadirá automáticamente a más personas de cometerlo es un mito”.
Su razonamiento no tuvo eco en el seno de la policía y la relación de Harris con las fuerzas del orden se ha visto afectada desde entonces.
Aunque con el tiempo, el propio inspector Delagnes aprendió a valorar que Harris honrara sus principios con una decisión que le generó tantas críticas.
“Habría sido muy fácil para ella decir: ‘Oye, estoy en contra de la pena de muerte, pero este tipo mató a un policía y voy a cambiar de opinión sobre esto’. Hay algo notable en su convicción, fue coherente”, afirmó el policía en 2021.
Con la misma convicción que expresaba su oposición a la pena de muerte, la fiscal Harris se erigió en férrea defensora de los derechos sociales.
Y mucho antes de que el matrimonio gay fuera legal y estuviera asentado en EE.UU., la ahora candidata presidencial estuvo a la vanguardia en la batalla por la igualdad.
Lo demostró en dos significativas ocasiones.
La primera fue en 2004, durante el llamado Invierno del Amor en San Francisco.
El alcalde en ese momento, Gavin Newsom, ordenó la aprobación de varios matrimonios entre personas del mismo sexo a pesar de que no existía ninguna ley que los reconociera.
Harris, que acababa de ser nombrada fiscal de distrito de San Francisco, no titubeó y ofició varias bodas, que poco después serían anuladas.
Con este gesto se desmarcó de la mayoría de las figuras demócratas del momento, que tardaron varios años aún en dartes su apoyo a estas uniones.
Barack Obama, por ejemplo, lo hizo en 2012 y Hillary Clinton en 2013.
En su autobiografía, The Truths We Hold, Harris explicó que su decisión de oficiar las bodas fue espontánea.
“Hubo un maravilloso entusiasmo cuando dimos la bienvenida a la multitud de parejas de enamorados, una por una, para casarse en ese mismo momento. No se parecía a nada de lo que hubiera formado parte antes. Y fue hermoso”.
La cuestión del matrimonio igualitario recobró un significado importante en su carrera, cuando llegó a la Fiscalía General de California en 2010.
Dos años antes, los votantes de ese estado prohibieron las uniones entre personas del mismo sexo al aprobar la Proposición 8.
Nada más acceder a su nuevo puesto, Harris dijo que como máxima autoridad policial del estado no defendería la norma.
La Corte Suprema de EE.UU. finalmente anuló la polémica medida en 2013 y a Harris prácticamente le faltó tiempo para oficiar su primera boda legal.
Fue al ayuntamiento y casó a dos mujeres, Kris Perry y Sandy Stier, que formaban parte del colectivo que presentó ante la Corte Suprema el recurso contra la Proposición 8.
Actualmente el matrimonio igualitario es una piedra angular de la plataforma del Partido Demócrata e incluso cuenta con el apoyo de sectores republicanos.
Pero los activistas todavía ven a Harris como una pionera en el tema debido a su temprano compromiso.
Tras dos mandatos como fiscal general de California, al frente del segundo Departamento de Justicia más grande del país, Harris decidió dar un giro a su carrera y se postuló al Senado en las elecciones de 2016.
Su victoria del 8 de noviembre tuvo un sabor agridulce para la demócrata: Donald Trump se había impuesto a Hillary Clinton en las presidenciales esa misma noche.
Ya desde su primer discurso tras la victoria, Harris se colocó en el centro de la resistencia a la presidencia de Trump.
Pero sin duda su momento más destacado de esta etapa ocurrió en 2018, cuando, como miembro del Comité Judicial del Senado, participó en las audiencias para evaluar a Brett Kavanaugh como candidato designado por Trump para ser juez de la Corte Suprema.
El conservador Kavanaugh, que era objeto de escrutinio luego de que una mujer lo acusara de haberla violado durante los años universitarios, tuvo en Harris a una incisiva e implacable inquisidora.
La senadora recuperó las habilidades de fiscal para interrogar a Kavanaugh sobre su posición sobre el derecho al aborto.
Harris intentó que el juez dijera abiertamente si iba o no a trabajar por revertir la entonces vigente norma Roe vs Wade, que garantizaba la protección constitucional al aborto en EE.UU.
En un momento clave le planteó a Kavanaugh la pregunta que pasaría a representar lo que fueron aquellas audiencias:
“¿Usted recuerda alguna ley que le dé poder al gobierno sobre el cuerpo de los hombres?”.
Un titubeante Kavanaugh terminó por responder que no.
El vehemente interrogatorio de Harris se volvió viral en los días posteriores y dio a conocer globalmente su agudeza y capacidad para plantar cara a rivales de alta categoría.
A partir de entonces, Harris se convirtió en una estrella ascendente entre las filas demócratas y cobró relevancia en el ámbito nacional.
De ahí que en 2019 el anuncio de su candidatura a la nominación del Partido Demócrata para las elecciones de 2020 no resultara tan sorprendente.
Pero aquella aventura presidencial le duró poco a Harris.
Si bien empezó con fuerza, con una sólida intervención en el primer debate entre los numerosos candidatos a la nominación demócrata, su campaña se fue desinflando y no llegó a competir en las primarias que arrancaron a inicios de 2020.
Meses después, en un gesto que demostró su falta de rencor por la dureza que había mostrado contra él, Biden la eligió como compañera de fórmula y candidata a la vicepresidencia para las elecciones del 3 de noviembre de 2020.
Y con la victoria de la papeleta demócrata, Harris llegó al segundo puesto más importante de la política de EE.UU.
Pocos meses después de asumir la vicepresidencia, la hoy candidata concedió una entrevista que marcó un antes y un después en su relación con los medios y que expuso su dificultad para manejar situaciones incómodas.
Biden le había encargado la gestión de la relación diplomática con México y Centroamérica para abordar de raíz la problemática migratoria.
En un viaje a Guatemala en junio de 2021, Kamala pronunció su famoso “No vengan a EE.UU.” dirigido a los migrantes, un mensaje que le generó críticas por su dureza en un marco en el que se esperaba una mayor voluntad de cooperación.
Fue durante esa misma visita que se dio la entrevista que dejó entrever la irritación de la vicepresidenta en relación con uno de los temas más importantes para su gobierno.
Con voz tranquila, el presentador de la cadena NBC News Lester Holt le preguntó por qué no visitar la frontera, planteando que esta sería una manera de ver de primera mano lo que allí ocurría.
Ella se puso a la defensiva y no respondió directamente, por lo que Holt insistió en si tenía planes de ir a la frontera.
“En algún momento, ya sabes, iremos a la frontera. Hemos estado en la frontera. Entonces, con todo este asunto de la frontera, hemos estado en la frontera. Hemos estado en la frontera”, repitió Harris.
“No ha estado en la frontera”, replicó Holt.
“Y no he estado en Europa”, exclamó Harris con cierta molestia. “Y quiero decir, no entiendo el punto que está planteando. No estoy menospreciando la importancia de la frontera”.
La vicepresidenta esquivó a los medios durante aproximadamente un año completo después de aquella conversación, que fue calificada de “desastrosa”.
Sus apariciones fueron escasas e intermitentes, ganándose con ello fama de no saber lidiar con la prensa salvo en escenarios controlados, sin margen para la improvisación.
Una faceta que ha mejorado notablemente en el último año, en especial durante la acelerada campaña presidencial de apenas cuatro meses en la que los expertos reconocen que se ha visto a una Harris más cercana y espontánea en múltiples medios.
Volvamos por un momento a 2022.
Mientras la popularidad de Harris languidecía y sus apariciones públicas escaseaban, la Corte Suprema de EE.UU. discutía un tema que, paradójicamente, terminaría por devolver a la vicepresidenta al primer plano.
Era el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization por el que el alto tribunal estadounidense terminó por revocar el derecho federal al aborto, devolviendo a los estados la competencia de legislar sobre el tema.
Quedaban unos meses para las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre y Harris recuperó un papel protagonista en la escena política del país.
La vicepresidenta se convirtió en portavoz de la batalla por el derecho a decidir y expandió su discurso más allá de la causa del aborto para convertirlo en una defensa integral del concepto de libertad.
“Esta es la primera vez en la historia de nuestra nación que se le ha quitado un derecho constitucional al pueblo de Estados Unidos: el derecho a la privacidad”, dijo en una primera reacción al fallo de la Corte Suprema.
Esas palabras de hace dos años se reflejan con fuerza en los actuales discursos de campaña de Harris.
En cada uno de sus mítines, la candidata demócrata defiende los derechos reproductivos, enfatizando la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre sus cuerpos “sin que el gobierno les diga lo que tienen que hacer”.
Sus promesas de cambio y de dar vuelta a la página, y su lema “no podemos regresar al pasado” se inspiran, en cierto modo, en aquella decisión judicial.
Un fallo que supuso un gran revés para los demócratas, que confirmó los temores que expresó Harris en aquel interrogatorio a Brett Kavanaugh cuando era senadora y que terminó por catapultarla hacia la pugna electoral más importante de su vida.
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