Sergio Juárez Correa es una inspiración para muchos: desafió al sistema educativo, creó nuevas formas de enseñar e inspiró a sus estudiantes para explorar y expandir sus capacidades. Su nombre, famoso desde hace más de 10 años, resuena en México y el mundo otra vez: el actor y productor Eugenio Derbez se aventó a hacer Radical, película inspirada en los logros de Juárez Correa.
Pero a ver, ¿por qué Sergio se hizo famoso hace unos años? Seguro recuerdas a pequeña Paloma Noyola, nombrada la “próxima Steve Jobs“, una niña tamaulipeca reconocida por la revista Wired por su gran inteligencia. Pues bien, Sergio fue su maestro.
En la escuela primaria José Urbina López, ubicada a un costado de un basurero municipal de Matamoros, Tamaulipas, Sergio Iván Juárez Correa, cambió en 2011 los métodos de enseñanza luego de ver el aburrimiento y desinterés de muchas de las niñas y niños en su salón.
Juárez Correa, quien impartía más de 8 materias al día, buscó en Internet palabras clave relacionadas a la enseñanza para tratar de captar la atención e interés de sus alumnos, quienes vivían condiciones complicadas y para muchos era complicado llegar al colegio.
Ahí fue donde el maestro se topó con la palabra “inspirar“, concepto que cambió por siempre su forma de dar clases.
“Eso puede sonar muy simple, pero si la llevamos a cabo dentro de un salón de clases, si tratamos de ligarla a un proceso de enseñanza y aprendizaje, creo que podemos lograr grandes cosas”, contó Sergio Juárez Correa a BBC.
A partir de eso, el profesor imitó métodos de enseñanza innovadores de colegios finlandeses y el de Sugata Mitra, un experto japonés en educación y tecnología que reside en la Universidad de Newcastle en Reino Unido, quien fomenta el aprendizaje a través del uso de la computadora.
Sin embargo, ahí fue cuando se topó con más obstáculos. Su plan de estudios experimental debía ser aprobado por la escuela y en el colegio no había acceso a Internet, además de que muchos alumnos jamás habían tenido la oportunidad de usar una computadora.
Finalmente, Juárez Correa consiguió una computadora regalada, la cual colocó en su salón de clases para que las niñas y niños de su salón pudieran usar libremente y “preguntar” sus dudas.
El inicio fue difícil ya que muchos alumnos jamás habían visto siquiera una computadora, pero una vez que agarraron confianza, comenzaron a investigar y descubrir cosas del mundo que parecían imposibles.
Sergio Juárez Correa se dio cuenta del cambio de comportamiento en la actitud de sus alumnos al poquito tiempo de llevar la computadora. Los niños ahora trabajaban en grupos, asistían regularmente a clases y elegían representantes.
Luego, a través del examen Enlace (implementado en todas las escuelas del país), pudo medir de forma cuantificable los resultados de su método de enseñanza. Su grupo tuvo un incremento de casi el 4% en cuestión de excelencia, con Paloma Noyola teniendo los mejores resultados de todos.
Pero en general, todo el grupo mostró una gran mejoría.
A diferencia de los resultados del 2010 -un año antes del nuevo método-, el 45% de los alumnos habían reprobado matemáticas y el 31% español. En 2011, luego de llevar la computadora, solo el 7% reprobó matemáticas y el 3.5% español.
Para Juárez Correa estos resultados no significa que los alumnos sean “genios”, sino que simplemente “están sedientos de algo nuevo, de ver cosas nuevas”.
A raíz del éxito en su método, Sergio Juárez Correa impartió cursos a más profesores de la zona con la misión de que ellos aprendan nuevos métodos y busquen nuevas ideas al momento de enseñarle a sus alumnos.
En Radical, Eugenio Derbez llevará al cine la historia de Juárez Correa y Paloma Noyola.
En la película mostrará cómo las niñas y niños de su escuela solo conocían ambientes violentos e indisciplinados, pero gracias al método nuevo de enseñanza habrá un cambio completo en la actitud de sus alumnos.
El estreno será el 19 de octubre en los cines de México y ya fue galardonada como la Película Favorita del Festival de Sundance 2023.
Además de Eugenio Derbez, el elenco cuenta con la participación de Daniel Haddad, Gilberto Barraza, Jennifer Trejo, Mia Fernanda Solís y Danilo Guardiola.
Los iraníes hablan sobre el miedo, la confusión y el sentimiento de impotencia que atraviesan en horas decisivas ante la ola de bombardeos aéreos de Israel.
Largas filas en las gasolineras y panaderías. Una hilera de autos que intentan salir de la capital. Noches largas y aterradoras.
Todavía conmocionados por el repentino ataque de Israel a Irán en las primeras horas de la mañana del viernes, los residentes de Teherán hablan sobre el miedo, la confusión, el sentimiento de impotencia y las emociones encontradas que atraviesan.
“Hace noches que no dormimos. Todo el mundo se va, pero yo no. Mi padre dice que es más honorable morir en tu propia casa que huir”, me dice un estudiante de música, de 21 años, a través de una aplicación de redes sociales encriptada.
Donya –una mujer que no quiere revelar su nombre real– es una de los muchos iraníes atrapados en una guerra entre un régimen que detestan e Israel, cuyo poder destructivo en Gaza ha visto esta mujer en su pantalla a la distancia.
“Realmente no quiero que mi hermosa Teherán se convierta en Gaza”, dice Donya.
En cuanto al llamado del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a que los iraníes se levanten contra su liderazgo clerical, ella tiene una respuesta contundente: “No queremos que Israel nos salve. Ningún país extranjero se ha preocupado nunca por Irán. Tampoco queremos la República Islámica”.
Otra mujer le dijo al Servicio Persa de la BBC que al principio sintió una “extraña emoción” al ver a Israel matar a un grupo de poderosos altos mandos militares que pensó que vivirían para siempre.
“De repente, esa imagen de poder se rompió en mil pedazos. Pero, a partir del segundo día, cuando escuché que gente común, que no conocía, personas como yo también habían muerto empecé a sentir dolor, miedo y tristeza”, señala.
La mujer explica cómo la tristeza que sentía rápidamente se convirtió en ira cuando supo que el campo de gas de South Pars había sido impactado, temiendo que Israel estuviera tratando de dejar Irán “en ruinas”.
Por primera vez en su vida, esta mujer dice que pensó en prepararse para la idea de morir.
Más de 220 personas –muchas de ellas mujeres y niños– han muerto en los ataques desde el viernes, según las autoridades iraníes, que informaron que sus misiles han matado al menos a 24 personas en Israel en el mismo período.
Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que todo el mundo debería evacuar “inmediatamente” Teherán.
A diferencia de Israel, en Irán no hay advertencias de ataques inminentes ni refugios a los que correr.
Los misiles caen del cielo, pero una campaña de autos bomba en Teherán, reportada tanto por medios israelíes como iraníes, generaron más pánico y confusión entre la gente.
Incluso algunos simpatizantes del régimen, según se informa, están molestos por el hecho de que sus tan elogiadas defensas hayan quedado completamente al descubierto.
Entre muchos iraníes, la desconfianza en las autoridades es profunda.
Donya solía desafiar el régimen y su estricto código de vestimenta saliendo con el pelo descubierto.
Ahora, con sus exámenes universitarios pospuestos hasta la próxima semana, prefiere quedarse en casa.
“Siento mucho miedo por la noche. Tomo algunas pastillas para relajarme y tratar de dormir”, dice.
El gobierno iraní ha sugerido que la gente se refugie en mezquitas y estaciones de metro. Pero eso es difícil cuando las explosiones parecen aparecer de la nada.
“Teherán es una gran ciudad y, sin embargo, todos los vecindarios se han visto afectados de alguna manera por el daño”, le dijo otra joven al Servicio Persa de la BBC.
“Por ahora, todo lo que hacemos es revisar las noticias cada hora y llamar a los amigos y familiares de los barrios que han sido alcanzados para asegurarnos de que todavía están vivos”.
Ella y su familia decidieron dejar su casa para quedarse en un área donde no hay edificios gubernamentales conocidos, aunque nunca se sabe, en un país como Irán, quién puede estar viviendo a tu lado.
El asalto israelí ha dividido a los iraníes. Mientras unos celebran las pérdidas del régimen, otros están enojados con aquellos que alientan a Israel. Muchos cambian de opinión sobre lo que piensan.
Las divisiones son amargas, incluso entre algunas familias.
“La situación se siente como las primeras horas después de que el Titanic golpeara el iceberg. Algunas personas intentaban escapar, otras decían que no era gran cosa y otras seguían bailando”, dice la mujer.
Ella siempre ha protestado contra los gobernantes administrativos de Irán, le dice a la BBC, pero ve lo que Netanyahu le está haciendo a su país como “inexcusable”.
“La vida de todos, ya sea que apoyaran los ataques o no, ha cambiado para siempre. La mayoría de los iraníes, incluso aquellos que se oponen al gobierno, ahora se han dado cuenta de que la libertad y los derechos humanos no provienen de las bombas israelíes que caen sobre ciudades donde viven civiles indefensos”, sostiene.
“La mayoría de nosotros estamos asustados y preocupados por lo que viene después. Hemos empacado bolsas con suministros de primeros auxilios, comida y agua, por si las cosas empeoran”, agrega.
Israel dice que las fuerzas armadas iraníes han colocado deliberadamente sus centros de mando y armas dentro de edificios y áreas civiles.
Los miembros de la gran diáspora de Irán también están preocupados.
“Es difícil transmitir lo que es ser iraní en este momento”, dice Dorreh Khatibi-Hill, una activista e investigadora por los derechos de las mujeres afincada en Leeds que está en contacto con familiares, amigos y otros activistas antirrégimen.
“Estás feliz de que los miembros del régimen, que han estado torturando y asesinando a personas, estén siendo eliminados. Pero sabemos que los civiles están muriendo. Este es un desastre humanitario devastador”, añade.
Y los iraníes no están recibiendo información precisa sobre lo que está sucediendo, opina.
“La persona principal en Irán, el líder supremo, sigue viva mientras los iraníes huyen temiendo por sus vidas. Nadie quiere que Irán se convierta en otro Irak, Siria o Afganistán. Ninguno de nosotros quiere esta guerra. Nosotros tampoco queremos el régimen”, asegura la activista.
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