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Del emparrillado a Hollywood: Los jugadores de la NFL que se volvieron actores famosos
Del emparrillado a Hollywood: Los jugadores de la NFL que se volvieron actores famosos
2 minutos de lectura

Del emparrillado a Hollywood: Los jugadores de la NFL que se volvieron actores famosos

De Terry Crews a John David Washington, te dejamos una lista de jugadores de la NFL que se convirtieron en actores famosos de Hollywood.
24 de agosto, 2023
Por: Rogelio Loredo
@RogerVk93 

La NFL está a una semana de iniciar y para celebrar el regreso de la mejor liga de futbol americano, les traemos una nota especial en la que hablaremos sobre algunos jugadores que se volvieron actores de Hollywood.

Sí, aunque suene extraño, varios jugadores de la NFL -que no la rompieron tanto en el americano- decidieron cambiar de profesión y probaron suerte en la pantalla grande.

Y antes de pasar a nuestro listado, te recordamos que el primer partido de temporada regular será el próximo jueves 7 de septiembre entre los Detroit Lions vs Kansas City Chiefs.

Ahora sí, aquí van algunos jugadores de la NFL que se volvieron actores.

Terry Crews

El carismático Terry Crews, quien ha aparecido en películas y series como ¿Y dónde están las rubias?, Los indestructibles, Brooklyn Nine-Nine y muchas más, pasó 5 años años en la NFL donde jugó 32 partidos para varios equipos, incluyendo los Rams, Chargers y Washington.

Jugadores NFL actores
Terry Crews pasó 5 años en la NFL.

Carl Weathers

Carl Weathers se volvió famoso por su papel como Apollo Creed en la saga de Rocky, pero antes de ser un actor famoso, jugó en 1971 para los Raiders, equipo con el que llegó hasta el juego de campeonato de la AFC.

Sin embargo, su carrera como jugador de futbol americano terminaría en 1973 cuando pasó un año en la liga canadiense, de ahí se fue a la pantalla grande y ha tenido créditos en producciones como Depredador, Happy Gilmore, Toy Story 4 y The Mandalorian.

Jugadores NFL Hollywood
Weathers ha aparecido en producciones de Hollywood desde los 70.

John David Washington

El hijo de Denzel Washington, a quien seguro recuerdas en pelis como Tenet, BlacKKKlansman y Amsterdam, estuvo una temporada en el escuadrón de práctica de los Rams durante 2006 y jugó en la extinta NFL Europa en 2007, antes de dedicarse por completo a la actuación.

Jugadores NFL actores
John David Washington nunca participó en ningún partido oficial de la NFL.

Jim Brown

Considerado como el mejor corredor en la historia del futbol americano, Jim Brown tuvo una exitosa carrera en la NFL donde llegó hasta el Salón de la Fama. En Hollywood salió en películas como Doce al patíbulo, Un domingo cualquiera, Mars Attacks!, entre otras.

Jugadores NFL actores
Jim Brown es considerado como uno de los mejores jugadores en la historia de la NFL.

O.J. Simpson

Antes del famoso juicio por el asesinato de Nicole Brown y Ronald Golman, O.J. Simpson era uno de los mejores jugadores de la NFL y fue un actor famoso en la década de los 70 y 80, donde apareció en Infierno en la Torre, ¿Y dónde está el policía?, Capricornio Uno y más.

Jugadores NFL actores
O.J. Simpson fue el primer jugador en correr para 2 mil yardas en una temporada.
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Imagen BBC
El misterioso “dolor de cerebro” al tomar algo frío: ¿qué lo causa?
6 minutos de lectura

El llamado “dolor de helado” es una expresión de procesos neurológicos complejos. Lejos de ser banal, podría ayudar a entender mejor los umbrales de dolor y la predisposición a trastornos neurosensoriales más amplios.

25 de julio, 2025
Por: BBC News Mundo
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Estás tomando un granizado o muerdes un helado demasiado rápido y, de pronto, sientes un dolor agudo, helado y punzante, tan breve como intenso, que te atraviesa la frente.

Según la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea, se trata de una “cefalea por estímulo frío”, también conocida con el nombre de dolor de cabeza por helado (en inglés brain freeze). Y aunque parezca trivial, revela una sorprendente complejidad neurológica y médica.

En los últimos años, varias investigaciones han revelado que este pequeño “dolor de verano” podría enseñarnos sobre el tratamiento de las migrañas, las reacciones cerebrales al frío e, increíblemente, cómo proteger al cerebro en situaciones críticas.

Una señal al cerebro

El brain freeze es el dolor frontal o temporal de corta duración, que puede ser intenso, inducido en personas susceptibles por el paso de material frío (sólido, líquido o gaseoso) sobre el paladar y/o la pared faríngea posterior.

Este cambio de temperatura tan brusco provoca una vasoconstricción, seguida de vasodilatación en los vasos sanguíneos de la zona. El nervio trigémino, que conecta el rostro con el cerebro, interpreta este cambio como una amenaza térmica, y lanza una señal de “dolor” al cerebro.

Niños comiendo helado
Getty Images
La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37% en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes

Lo curioso del caso es que ese dolor no lo sentimos en la boca, sino en la frente o las sienes. Es lo que se llama dolor referido: el cerebro malinterpreta la fuente del estímulo, algo muy común en otros tipos de dolor visceral.

Un artículo publicado en Critical Care Medicine en 2010 –con el provocador título “Can an Ice Cream Headache Save Your Life?” (¿Puede un dolor de cabeza por helado salvarle la vida?)– sugirió que los mecanismos detrás del brain freeze podrían inspirar estrategias clínicas para proteger el cerebro después de un paro cardíaco, usando hipotermia terapéutica.

Este tipo de reacciones neurovasculares rápidas ayudarían a regular la presión intracraneal, el flujo sanguíneo cerebral y los reflejos autonómicos.

En otras palabras, un helado puede activar rutas que los médicos intentan replicar de forma controlada en cuidados intensivos.

Un dolor que dice más de lo que parece

Un artículo de revisión publicado en 2023 examinó la involucración en este fenómeno de estructuras profundas del cráneo como el nervio trigémino y el ganglio esfenopalatino, ambos conocidos por estar implicados en migrañas, cefaleas en racimo y neuralgias faciales.

Además, múltiples trabajos han mostrado que la respuesta dolorosa al frío podría revelar una hipersensibilidad del sistema trigémino, especialmente en personas predispuestas.

La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37 % en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes, alcanzando cifras entre el 40,6 % y el 79 %, según datos recopilados en la literatura científica.

Hombre con dolor de cabeza
Getty Images
El dolor por estímulo frío tiene una fuerte relación con antecedentes de migraña.

Un estudio clave alemán realizado con estudiantes de 10 a 14 años, padres y profesores, mostró una prevalencia del 62 % en los menores y del 31 % en los adultos. Esta diferencia podría deberse a una combinación de factores: el aprendizaje conductual para evitar desencadenantes dolorosos, una mayor estabilidad neuronal frente al frío con la edad y diferencias anatómicas que hacen que los niños sean más susceptibles a una rápida estimulación de los receptores del frío.

Por otro lado, el dolor por estímulo frío tiene una fuerte relación con antecedentes de migraña. Las personas aquejadas por este tipo de dolor presentan prevalencias de entre el 55,2 % y el 73,7 %, muy por encima de quienes sufren cefaleas tensionales (23-45,5 %).

Un estudio incluso reveló una sorprendente prevalencia del 94 % en personas con antecedentes de cefalea punzante. Esto sugiere que el brain freeze podría servir como marcador clínico indirecto de una sensibilidad trigeminal aumentada, compartida con otras cefaleas más incapacitantes.

Otros factores de riesgo identificados incluyen antecedentes de traumatismo craneal y, especialmente, historia familiar: los hijos de padres con cefalea por estímulo de frío tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollarla. Si la madre la ha sufrido, el riesgo se multiplica por 10,7 y si es el padre, por 8,4.

Todos estos datos revelan que lo que muchas veces se percibe como un simple “dolor de helado” es, en realidad, una expresión de procesos neurológicos complejos.

Lejos de ser banal, podría ayudar a entender mejor los umbrales de dolor y la predisposición a trastornos neurosensoriales más amplios.

¿Es peligroso?

En general, no. Se trata de un fenómeno benigno, autolimitado y sin consecuencias médicas. Sin embargo, existe un caso clínico extraordinario, publicado en 1999 en el American Journal of Forensic Medicine and Pathology, donde un hombre joven colapsó tras beber agua muy fría.

Los forenses sospecharon un reflejo vagal extremo como causa de muerte, no un brain freeze clásico, sino una respuesta autonómica descontrolada en un contexto de calor extremo y predisposición fisiológica.

Este suceso aislado sirve más para mostrar la capacidad del cuerpo para reaccionar drásticamente ante estímulos extremos que para generar alarma sobre los helados o las bebidas frías.

¿Cómo evitarlo ente “dolor de cerebro”?

La buena noticia es que esta peculiar cefalea se puede evitar con algunas estrategias simples.

La más eficaz es comer o beber lentamente. Cuando ingerimos alimentos fríos a gran velocidad, el estímulo térmico en el paladar es demasiado brusco para que el cuerpo lo compense a tiempo, activando la respuesta dolorosa.

Mujer bebiendo un refresco frío
Getty Images
Beber lentamente o usar una pajita ayuda a minimizar el impacto del frío en el paladar.

También es importante evitar que la materia a baja temperatura toque directamente el paladar superior, ya que esta zona está altamente vascularizada y cercana al trayecto del nervio trigémino. Usar una pajita, mantener el líquido en la lengua antes de tragar o no dejar que el helado se derrita demasiado rápido en la boca pueden ayudar.

Y si el dolor ya comenzó, hay un truco sencillo: presiona la lengua contra el techo de la boca. Este contacto ayuda a restaurar la temperatura y aliviar la molestia en segundos.

Así que la próxima vez que una cucharada de helado te congele la frente, recuerda: no estás exagerando. Tu sistema nervioso está ensayando una respuesta que los científicos aún están tratando de descifrar… y quizás de aprovechar.

*José Miguel Soriano del Castillo es catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Valencia, España.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

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