La NFL está a una semana de iniciar y para celebrar el regreso de la mejor liga de futbol americano, les traemos una nota especial en la que hablaremos sobre algunos jugadores que se volvieron actores de Hollywood.
Sí, aunque suene extraño, varios jugadores de la NFL -que no la rompieron tanto en el americano- decidieron cambiar de profesión y probaron suerte en la pantalla grande.
Y antes de pasar a nuestro listado, te recordamos que el primer partido de temporada regular será el próximo jueves 7 de septiembre entre los Detroit Lions vs Kansas City Chiefs.
Ahora sí, aquí van algunos jugadores de la NFL que se volvieron actores.
El carismático Terry Crews, quien ha aparecido en películas y series como ¿Y dónde están las rubias?, Los indestructibles, Brooklyn Nine-Nine y muchas más, pasó 5 años años en la NFL donde jugó 32 partidos para varios equipos, incluyendo los Rams, Chargers y Washington.
Carl Weathers se volvió famoso por su papel como Apollo Creed en la saga de Rocky, pero antes de ser un actor famoso, jugó en 1971 para los Raiders, equipo con el que llegó hasta el juego de campeonato de la AFC.
Sin embargo, su carrera como jugador de futbol americano terminaría en 1973 cuando pasó un año en la liga canadiense, de ahí se fue a la pantalla grande y ha tenido créditos en producciones como Depredador, Happy Gilmore, Toy Story 4 y The Mandalorian.
Considerado como el mejor corredor en la historia del futbol americano, Jim Brown tuvo una exitosa carrera en la NFL donde llegó hasta el Salón de la Fama. En Hollywood salió en películas como Doce al patíbulo, Un domingo cualquiera, Mars Attacks!, entre otras.
Antes del famoso juicio por el asesinato de Nicole Brown y Ronald Golman, O.J. Simpson era uno de los mejores jugadores de la NFL y fue un actor famoso en la década de los 70 y 80, donde apareció en Infierno en la Torre, ¿Y dónde está el policía?, Capricornio Uno y más.
Sucede un día después de que el Departamento de Seguridad Interior anunciara que revocará el acceso de la universidad a los programas de visas de estudiantes.
La Universidad de Harvard presentó una demanda contra el gobierno de Trump, después de que este le revocara este jueves la facultad de matricular a estudiantes internacionales, intensificando la disputa entre la Casa Blanca y una de las instituciones más prestigiosas de EE.UU.
En la demanda presentada en Boston, la universidad denunció las acciones del gobierno como una “violación descarada” de la ley.
Este jueves el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. (DHS, por sus siglas en inglés) anunció que le quitará a la universidad el acceso a los programas de visas de estudiantes.
El gobierno de Trump afirma que Harvard no ha hecho lo suficiente para combatir el antisemitismo ni para cambiar sus prácticas de contratación y admisión, una acusación que la universidad ha negado enérgicamente.
Hay aproximadamente 6.800 estudiantes internacionales en esa universidad, que representan más de 27% de sus matrículas este año.
“De un plumazo, el gobierno ha buscado eliminar a una cuarta parte del personal estudiantil de Harvard, estudiantes internacionales que contribuyen significativamente a la universidad y su misión”, alegó Harvard en su demanda.
Harvard ha solicitado una orden para frenar la medida del Departamento de Seguridad Interior para revocar la certificación del Programa de Visitas de Intercambio de Estudiantes de la universidad, un mecanismo mediante el cual se el permite matricular a alumnos extranjeros.
“Condenamos esta horrible e injustificada acción”, expresó en una carta el presidente de la institución Alan Garber.
“La revocación continúa una serie de acciones del gobierno para tomar represalia contra Harvard por nuestra negativa a entregar nuestra independencia académica y someternos a la toma de control ilegal por parte del gobierno federal de nuestro currículum, de nuestro cuerpo docente y nuestro alumnado”, escribió.
El gobierno de Trump tiene en la mira a Harvard y a otras universidades élite, a las que acusan de no hacer lo suficiente para reprimir a los activistas pro palestinos, y de discriminar los puntos de vista conservadores.
Harvard ha dicho anteriormente que ha adoptado muchas medidas para abordar el antisemitismo, y que las exigencias del gobierno son un esfuerzo por regular las “condiciones intelectuales” de la universidad.
El gobierno ha amenazado con revocar la exención de impuestos de la que se beneficia la universidad y ha congelado miles de millones de dólares en subvenciones gubernamentales a la institución.
Harvard no solo es la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, sino también la más rica de ese país y del mundo.
La institución acumula un “endowment” (fondo patrimonial propio que invierte para financiar sus actividades) de US$53.000 millones, más que el producto interno bruto de 120 países, entre ellos Islandia, Bolivia, Honduras o Paraguay.
Donaciones millonarias, inversiones exitosas y una estricta gestión han hecho de Harvard una entidad con recursos suficientes.
Su fortaleza financiera es una poderosa herramienta para resistir presiones políticas y económicas que harían tambalear a otras universidades.
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