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Conoce al rapero franco mexicano Ixaya, el rey del frañol
Conoce al rapero franco mexicano Ixaya, el rey del frañol
Foto: Tomada del Facebook de Ixaya
6 minutos de lectura

Conoce al rapero franco mexicano Ixaya, el rey del frañol

Hijo de un profesor anarquista francés y una maestra mexicana de primaria, Ixaya se ha convertido en 'el rey del frañol'. Te contamos más sobre la historia y trabajo de este rapero.
27 de abril, 2025
Por: Marco Appel / Underground
@animalmx 

BRUSELAS, Bélgica.- Ixaya es un joven rapero franco-mexicano que mezcla el español y el francés en sus canciones, dando como resultado lo que él ha bautizado como “frañol”, su marca personal.

“Se volvió mi concepto”, comenta el rapero en una videollamada desde Francia, en donde tiene su base, aunque seguido viaja a México para visitar a la familia y realizar proyectos musicales y conciertos.

En Francia el rap es la música preferida de los adolescentes y sus principales exponentes son verdaderas estrellas con públicos masivos que llenan incluso estadios. Es todo un fenómeno cultural por el que también se expresan sectores minoritarios de la sociedad francesa, como la comunidad latina, de la que habla Ixaya en sus composiciones.

A finales del año pasado presentó su más reciente producción discográfica titulada Terminal 1, en referencia a esa zona del aeropuerto capitalino en la que operan las aerolíneas internacionales y a la que él llega cuando vuela directamente a la ciudad desde Europa.

Hijo de un profesor anarquista francés y una maestra mexicana de primaria, Ixaya cuenta que, a diferencia de sus dos hermanos mayores, él nació en Francia y no en México. Sin embargo, aprendió primero la lengua de su madre porque regresó a vivir al norte del entonces Distrito Federal a la edad en la que empezó a hablar.

“Vivíamos en la casa de mi abuelita, en San Simón Tolnahuac, una colonia que está entre Tlatelolco, La Raza y la Peralvillo. Llegué cuando tenía un año y medio o dos”, relata. “Toda mi familia materna es de ahí”, añade, “mi mamá y sus hermanos nacieron en esa casa; es una familia muy grande de 12 hijos”.

A los tres años se mudó nuevamente a Francia para ingresar a la escuela maternal que allá es obligatoria. “Dice mi mamá que en la casa hablaba español, pero en cuanto salía de ella en automático me ponía a hablar en francés”, recuerda.

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Las influencias de Ixaya

Ixaya, que en náhuatl quiere decir “abrir los ojos”, se apasionó por el rap debido a la influencia de su hermano, cinco años mayor que él.

Su hermano era muy popular en el barrio francés donde vivían porque bailaba break dance con un grupo de amigos y luego porque se metió a rapear con el nombre de Itza (que en maya significa “adivino del agua”). Era finales de los años 90 e Ixaya tenía unos siete años.

Mi hermano escuchaba mucho rap. Teníamos el mismo cuarto, pero a él le valía y ponía su música, siempre rap, todo el tiempo, ¡hasta cuando yo dormía!”, relata entre risas.

Itza hizo carrera en el underground siendo muy jovencito, y formó parte de un colectivo internacional de hip hop llamado I-dos y en el que participó MC Luka, una leyenda viva del género en México.

ixaya rap
Foto: Toumani Camara (@toumicamara); tomada del Facebook de Ixaya

Mientras todo eso pasaba, Ixaya, además de ver con admiración a su hermano aprendía de él. Fue a los 12 años, viviendo otra vez en la Ciudad de México, en una unidad habitacional en Tlalnepantla, que escribió sus primeras líneas en español en una hoja.

“Mi mamá -narra- era maestra de primaria y no sé porqué una vez me llevó a su clase. Estaba aburrido en el salón y fue ahí cuando comencé a escribir el texto. Después lo olvidé en el cuarto de mi hermano y lo encontró. Me preguntó si yo había escrito eso y me dio un chingo de pena. Escondí el papel y lo tuve guardado algún tiempo”.

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Todavía se acuerda de la letra, “muy francesa”, dice, y se pone a rapearla. Este es un fragmento:

“Yo digo lo que pienso y vivo lo que digo,
y digan lo que digan, la verdad es lo que sigo
(…)
Mira lo que pasa en tu barrio, en tu casa,
en Francia, en Kinshasa,
en México, en Gaza,
¿acaso no te das cuenta que hoy el mundo fracasa?”

Ixaya confiesa que entrados los años 2000 él escuchaba puro rap francés de la década anterior. Menciona especialmente al rapero Rocca, nacido en París pero de origen colombiano, que ganó fama con el grupo La Cliqua y quien componía en ambas lenguas.

Recuerda que una ocasión se le ocurrió pedirle a un tianguista que vendía música en la colonia Prensa Nacional que le recomendara algo en español. Lo que le hizo escuchar fue el álbum del famoso grupo estadounidense Cypress Hill en el que rapean sus éxitos en español mexicano. Su gusto se abrió a nuevos horizontes musicales.

De amateur a profesional

Instalado nuevamente en Francia, Ixaya tomó el rap de forma profesional a finales de 2017. “La gente con la que me juntaba me decía que tenía talento y lo tenía que aprovechar”.

Fue la muerte de su padre ese año lo que lo motivó a hacerlo. Explica: “Sentí que tenía que tomar esa decisión en ese momento porque uno nunca sabe lo que pueda pasar en el futuro. Pensé: ‘Ya llevo muchos años en esto y no quiero que se me vaya la vida’”.

A los pocos meses, ya en 2018, Ixaya estaba grabando en Londres su primera producción independiente, Yulu (“corazón”, en náhuatl). El video de su primer sencillo, “América”, que compuso durante la hora que duró el vuelo a Londres, superó en cosa de nada las 100,000 reproducciones en el canal de Youtube que acababa de activar.

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“Me fue super bien. Hizo mucho ruido dentro de la comunidad latina aquí en Europa: en Francia, en Suiza, en Bélgica…”, relata emocionado.

Siguieron el álbum Frenxican Sessions —que contiene la canción “Frañol”, su rola más escuchada en Spotify—, varias colaboraciones —por ejemplo con Ophelie Rullier, una artista francesa radicada en México— y más recientemente sencillos como “Frañoleo”, “México” y “Ouhlala”.

Durante ese tiempo algo pasó en la relación con su público.

“Al principio, de manera natural, trataba de representar a los latinos que vivimos acá (en Europa)”, plantea Sin embargo, su reciente estancia en México, que se alargó con la grabación de su último álbum, amplió su centro de interés.

“Abandoné un poco Francia. Todos los días estaba con artistas mexicanos. Me di cuenta que a la banda de allá también le gustaba mucho lo que hacía. No me imaginé que el concepto del frañol, que manejamos los latinos de acá, gustaría tanto en México”.

Desde el 2022, Ixaya radica en Francia. Aunque él afirma categórico que “preferiría mil veces” vivir en México, razones familiares no se lo permiten.

“No solamente por mi carrera (quisiera estar en México); también porque me siento mucho más feliz allá. Seguido me preguntan porqué entonces no estoy en México, pero hay que entender que a veces no estamos donde queremos estar porque estamos donde debemos estar”, concluye.

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Imagen BBC
Los dos libros imperdibles para entender mejor nuestra turbulenta actualidad
6 minutos de lectura

Vivimos en una época en la que todo tipo de sistemas de control limitan nuestras libertades de expresión, identidad y religión. Combinar la visión de Orwell con la de Huxley ofrece un análisis más profundo.

23 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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¿Existe alguna obra de ficción del pasado que pueda ayudarnos a comprender las preocupantes tendencias actuales?

Considerando la proliferación de referencias a la “neolengua” ofuscadora, líderes al estilo del Gran Hermano y sistemas de vigilancia ineludibles en artículos periodísticos, esta pregunta tiene una respuesta simple: “Sí, y esa obra es ‘1984’ de George Orwell”.

Tanto la izquierda como la derecha política consideran la novela que Orwell escribió en 1949 como el libro del siglo pasado que mejor se relaciona con el presente.

Pero hay otros que consideran la cultura del consumo y la obsesión por las redes sociales como las principales preocupaciones actuales. Entonces la respuesta es diferente: “Sí, y esa obra es ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley”.

Nosotros, sin embargo, pensamos que la respuesta es “ambas”.

En el largo debate sobre quién fue el escritor más profético de su época, Orwell, que fue alumno de Huxley en Eton, es generalmente el favorito.

Una razón de esto es que las alianzas internacionales que durante mucho tiempo parecieron estables ahora están en constante cambio. En 1984, su última novela, Orwell imaginó un futuro mundo tripolar dividido en bloques rivales con alianzas cambiantes.

En el breve periodo transcurrido desde que el presidente estadounidense Donald Trump inició su segundo mandato, sus políticas y declaraciones han provocado sorprendentes realineamientos.

Estados Unidos y Canadá, socios cercanos durante más de un siglo, están ahora enfrentados. Y en abril, un funcionario de Pekín se unió a sus homólogos de Corea del Sur y Japón para oponerse, formando un trío improbable, a los nuevos aranceles de Trump.

Retrato del escritor inglés Aldous Huxley, fotografiado en casa de su cuñada en Turín el 15 de septiembre de 1958.
Getty Images
Aldous Huxley, en la foto, fue maestro de francés de Orwell durante un breve período en Eton College.

Quizás por eso existe un campo floreciente de “estudios orwellianos”, con su propia revista académica, pero no de “estudios huxleyanos”.

Probablemente también explica por qué “1984”, pero no “Un mundo feliz”, sigue figurando en las listas de los más vendidos, a veces junto con “El cuento de la criada” (1985) de Margaret Atwood.

“Orwelliano” (a diferencia del raramente conocido “huxleyano”) tiene pocos competidores aparte de “kafkiano” como adjetivo inmediatamente reconocible vinculado a un autor del siglo XX.

Por maravillosos que sean Atwood y Kafka, estamos convencidos de que combinar la visión de Orwell con la de Huxley ofrece un análisis más profundo. Esto se debe en parte a, y no a pesar de, la frecuencia con la que se ha contrastado la autocracia que describen Orwell y Huxley.

El ejemplo de Myanmar y Dubái

Vivimos en una época en la que todo tipo de sistemas de control limitan nuestras libertades de expresión, identidad y religión. Muchos no encajan del todo en el modelo que Orwell o Huxley imaginaron, sino que combinan elementos.

Sin duda, hay lugares, como Myanmar, donde quienes ostentan el poder recurren a técnicas que evocan inmediatamente a Orwell, con su enfoque en el miedo y la vigilancia. Hay otros, como Dubái, que evocan con mayor facilidad a Huxley, con su enfoque en el placer y la distracción. Sin embargo, en muchos casos encontramos una mezcla.

Esto es especialmente evidente desde una perspectiva global. Es algo en lo que nos especializamos como investigadores internacionales e interdisciplinarios: un académico literario turco radicado en el Reino Unido y un historiador cultural californiano de China, que también ha publicado sobre el Sudeste Asiático.

Al igual que Orwell, Huxley escribió muchos libros que no eran ficción distópica, pero su incursión en ese género se convirtió en su obra más influyente. “Un mundo feliz” fue muy conocido durante la Guerra Fría.

En cursos y comentarios, se solía comparar con “1984” como una narrativa que ilustraba una sociedad superficial basada en la indulgencia y el consumismo, en contraposición al mundo orwelliano, más sombrío, de supresión del deseo y control estricto.

Portada del libro
Getty Images
“El cuento de la criada” de Margaret Atwood es también una ficción distópica.

Si bien es habitual abordar los dos libros a través de sus contrastes, también pueden tratarse como obras interconectadas y entrelazadas.

Durante la Guerra Fría, algunos comentaristas consideraron que “Un Mundo feliz” mostraba adónde podía llevar el consumismo capitalista en la era de la televisión.

Occidente, según esta interpretación, podría convertirse en un mundo donde autócratas como los de la novela se mantuvieran en el poder. Lo lograrían manteniendo a la gente ocupada y dividida, felizmente distraída por el entretenimiento y la droga “soma”.

Orwell, por el contrario, parecía proporcionar una clave para desbloquear el modo más duro de control en los países no capitalistas controlados por el Partido Comunista, especialmente los del bloque soviético.

Control e ingeniería social

El propio Huxley en “Un mundo feliz” revisitado, un libro de no ficción que publicó en la década de 1950, consideró importante reflexionar sobre cómo combinar, abordar y analizar las técnicas de poder e ingeniería social presentes en ambas novelas.

Y resulta aún más valioso combinar estos enfoques ahora, cuando el capitalismo se ha globalizado y la ola autocrática sigue alcanzando nuevas fronteras en la llamada era de la posverdad.

Los enfoques orwellianos, de corte duro, y huxleyanos, de corte suave, para el control y la ingeniería social pueden combinarse, y a menudo lo hacen.

Vemos esto en países como China, donde se emplean los crudos métodos represivos de un Estado del Gran Hermano contra la población uigur, mientras que ciudades como Shenzhen evocan un mundo feliz.

George Orwell, autor de
Getty Images
George Orwell, autor de “1984”, durante su etapa como periodista de la BBC.

Vemos esta mezcla de elementos distópicos en muchos países: variaciones en la forma en que el escritor de ciencia ficción William Gibson, autor de novelas como “Neuromancer”, escribió sobre Singapur con una frase que tenía una primera mitad suave y una segunda dura: “Disneylandia con la pena de muerte”.

Este puede ser un primer paso útil para comprender mejor y quizás empezar a buscar una manera de mejorar el problemático mundo de mediados de la década de 2020. Un mundo en el que el teléfono inteligente en el bolsillo registra tus acciones y te ofrece un sinfín de atractivas distracciones.

*Emrah Atasoy es investigador asociado de Estudios Literarios Comparados e Inglés e Investigador Honorario del IAS de la Universidad de Warwick.

*Jeffrey Wasserstrom es profesor de Historia China y Universal, Universidad de California, Irvine.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

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Getty Images

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