¿Estás lista para entrarle a la velocidad? Estamos ante el estreno de F1, la película y no solo hay pura cara bonita (Brad Pitt, Damson Idris, Kerry Condon), también hay secuencias de acción IMPACTANTES que se filmaron de una forma completamente novedosa.
La película, original de Apple Original Films, cuenta la historia del ex piloto de F1 Sonny Hayes (Pitt), que regresa al deporte para trabajar con su compañero de equipo novato Joshua Pearce (Idris) en el equipo ficticio APXGP. Y sí, los egos de estos dos personajes chocarán causando problemas.
Recuerda que F1, la película se estrena en cines este 26 de junio.
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El rodaje de la película tuvo lugar durante los fines de semana del Gran Premio en 2023 y 2024, así como durante la carrera de resistencia de las 24 Horas de Daytona 2024.
Es por eso que la película F1, incluye imágenes reales en pista, momentos entre bastidores y apariciones de pilotos y personal real del paddock de la Fórmula 1, lo que la convierte en la representación más auténtica de la Fórmula 1 jamás vista en pantalla. Pero no solo eso, pues el director Joseph Kosinski también grabó de verdad a Brad Pitt y Damson Idris en estos eventos.
Como puedes ver, Kosinski estaba ansioso por garantizar la naturaleza de la Fórmula 1 al ser representada en pantalla. Para eso, tuvo el una gran colaboración de grandes personalidades de este mundo.
F1, la película contó con la participación de Lewis Hamilton, el siete veces campeón del mundo, es productor ejecutivo y fue pieza importante para asegurar el realismo de la película.
El director Kosinski buscó su consejo y Hamilton lo introdujo a Toto Wolff, el director del equipo Mercedes.
“Empecé a hablar con ellos sobre la idea de capturar la velocidad de este deporte, y fue Toto quien tuvo la idea de que, en lugar de hacer un coche de película lo suficientemente rápido como para alcanzar esas velocidades, me dijo: «¿Por qué no empiezas con un coche de carreras, tomas un coche de carreras real y luego le metes las cámaras necesarias?», cuenta Joseph Kosinski al sitio de Formula 1.
Y pues así empezó la magia, amix. Siguiendo la sugerencia de Wolff, compraron seis coches de F2 y trabajaron con Mercedes AMG, el equipo de Fórmula 1, y sus ingenieros para adaptar coches de carreras “que pudieran transportar al equipo de cámara, grabadoras y transmisores”.
“Cada vez que ven a Brad [Pitt] o Damson [Idris] conduciendo esta película, están conduciendo por su cuenta en uno de estos coches de carreras reales en una pista de F1 real. Así es como abordamos la realización de esta película”, añade el director.
Como puedes ver, el haber grabado en el ambiente real de la Fórmula 1 hizo que la producción de la película llevara la tecnología de cámaras a un nuevo nivel.
Como ya te contamos más arriba, el director de esta película es el mismo de Top Gun: Maverick por lo que ya tiene amplia experiencia con las secuencias de acción y velocidad. Aún así, lo más destacado para F1 fue la integración de ¡siete cámaras de cine Sony compactas y a medida directamente dentro del coche de carreras!
De acuerdo a Y.M.Cinema Magazine estas cámaras de 6k fueron diseñadas durante más de 18 meses para ser la precisamente “la cámara de 6k más pequeña jamás diseñada para llevar al espectador a la cabina”.
El mismo director Joseph Kosinski enfatiza hasta en un detrás de cámaras que la tecnología usada en F1, la película es “la siguiente generación de lo que hicimos en Top Gun”.
Esta innovación en las cámaras permitió capturar el intenso entorno de las carreras de Fórmula 1 desde el interior del coche, proporcionando a la audiencia una sensación de la velocidad y fuerza G.
Otra forma en la que F1, la película revoluciona las películas de acción es la alta calidad con las que lograron captar tomas POV desde dentro del auto de carreras. ¿A qué nos referimos con eso? Si has visto cualquier carrera de Fórmula 1, seguro has visto momentos en los que vemos el auto y la pista desde la perspectiva del conductor. De hecho, hasta se alcanza a ver parte del casco del piloto en el encuadre.
Estas imágenes son obtenidas por cámaras integradas en carro, pero están diseñadas para su emisión en televisión, por lo que la calidad de imagen no es tan chida como para una pantalla de cine. Por eso, como explica Wired, el equipo de ingenieros de Apple tuvo que crear una cámara especial de iPhone para la película.
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¿Cómo lo hicieron? Reemplazaron el módulo de emisión por una cámara personalizada compuesta por piezas del iPhone. Y no solo diseñaron una cámara, sino que varias unidades fueron necesarias para todas las tomas.
Aunque utilizan los mismos chips Bionic de la Serie A, sensores y lentes que un iPhone, pero como puedes ver en el siguiente video, no se parecen nada a un teléfono de Apple. Y es que la carcasa fue rediseñada para soportar golpes, vibraciones y calor a altas velocidades.
El chisme es un comportamiento presente en casi todas las culturas, desde las ciudades bulliciosas hasta las comunidades hortícolas remotas. Pero ¿por qué nos atrae tanto?
Puede arruinar tu reputación. Puede justificar tu comportamiento. Es entretenido. Y para muchos es un pecado.
El chisme (cotilleo o chusmear, como también se dice en algunos países de América Latina) es un comportamiento que los antropólogos han observado en muchas culturas, desde asentamientos urbanos hasta los más lejanos poblados rurales.
“El chisme está presente en todos nosotros y en cada cultura cuando se dan las circunstancias adecuadas”, le explica a la BBC Nicole Hagen Hess, profesora de Antropología de la Universidad Washington State en EE.UU.
Cuando pensamos en el chisme, podemos pensar en la imagen de una persona hablando a espaldas de otros con malas intenciones. Pero para Hess es algo más amplio.
El cotilleo es un intercambio de “información relevante para la reputación”.
Eso puede significar lo que amigos, familia, colegas o incluso rivales dicen sobre nosotros, pero también incluye lo que se dice en las noticias o en un evento deportivo.
“Bajo mi definición, no se necesita la ausencia de una tercera parte o de la persona que estés hablando, puede estar tranquilamente enfrente tuyo”, explica.
“Si estás hablando sobre esa persona, ya sea sobre su vestimenta o de lo que ha hecho, eso cuenta como chismear”, agrega.
Pero, por qué los humanos hemos llegado a este tipo de comportamientos es una pregunta que los investigadores quieren responder. Estas pueden ser algunas pistas.
La idea de que el chisme puede tener un rol positivo en la sociedad fue popularizado por el académico Robin Dunbar, un antropólogo británico.
De acuerdo a su teoría, en los primates, el aseo es un comportamiento higiénico, pero también social. Junto a crear vínculos, también puede ser usado para reconciliaciones después de peleas, diluir las tensiones y establecer la posición de cada uno de los primates en la jerarquía social.
Este proceso es conocido como “acicalado social” (allogrooming en inglés).
Pero como los humanos no tenemos pelo como el de los primates, el chisme y las conversaciones livianas pueden ser los equivalentes humanos de este “acicalado social”, que tiene el mismo propósito de crear vínculos, establecer el lugar en la jerarquía social e intercambiar información sobre otros, como por ejemplo en quién confiar y en quién no.
Para Dunbar, el lenguaje incluso evolucionó para permitirle a la gente chismorrear.
En 2021, un estudio de la Universidad de Dartmouth en EE.UU. reveló que la gente que cotillea junta, además de influenciar en el otro, también se une más en el proceso.
“Especulamos que los participantes de este estudio establecieron un sentido de comunidad entre ellos, creando una ‘realidad compartida’ que sirvió para influir en el comportamiento y las perspectivas de cada uno, al tiempo que satisfacía el deseo inherente de cada uno de tener una conexión social”, se puede leer en la investigación.
Esta investigación también descubrió que el chisme ayuda a promover la cooperación dentro de un grupo, después de observar que los participantes estaban dispuestos a contribuir con más dinero en un juego grupal cuando tuvieron la oportunidad de cotillear entre ellos.
“El chisme no es una construcción monolítica y su definición es mucho más compleja y va más allá de que simplemente es hablar mal del otro como lo hemos aprendido”, concluye la investigación.
Kelsey McKinney, fundadora del podcast Normal Gossip en el que personas comunes y corrientes comparten sus chismes, sabe como una anécdota con contenido puede juntar a varios extraños.
Cuando comenzó la pandemia del covid-19 y las personas tuvieron que estar encerradas, la necesidad por historias se hizo más grande.
“Me di cuenta de que estábamos hambrientos”, explica McKinney.
“Mucho de nuestras vidas y de cómo percibimos el mundo es através de la narrativa que nos contamos y el chisme es la narrativa. Nos contamos las cosas entre nosotros, y por supuesto hay peligro, pero también hay muchas cosas buenas”, añade.
Los humanos han evolucionado durante millones de años para aprender cómo es la mejor forma de protegernos de un potencial daño o peligro.
Para algunas mujeres, el chisme es una herramienta vital de estrategia para sobrevivir, particularmente cuando se navega en amenazas como una situación riesgosa en una cita.
“Las mujeres están en una situación de desventaja física cuando se trata de pelear con un hombre. Eso es una información importante que deseas compartir con tus amigas o con tus más cercanas aliadas”, explica Hess.
La supervivencia y nuestro lugar en la sociedad también depende mucho de la reputación.
Tener mala reputación puede ser devastador, señala la experta.
De acuerdo a ella, puede dañar tu posición social, limitar tus oportunidades económicas e incluso afectar tu acceso a recursos como los alimentos.
“Si la gente habla de forma negativa en los chismes sobre ti puede causar un daño substancial”, anota Hess.
Además argumenta que el chisme es una forma social de control usada para mantener o mejorar la posición en una jerarquía social.
Para ella la gente trata de manejar cómo es percibida en sus entornos sociales, así que se vigilan unos a otros a través del cotilleo.
Y agrega que el chisme también sirve para proteger su propia reputación y, en algunos casos, socavar a los rivales.
“Los humanos son competitivos por naturaleza con otros miembros de su especie y el conflicto no es algo de lo que se van a desprender”, explica.
Para la mayoría de la gente, el chisme puede parecer una diversión inofensiva.
“Ese es el tipo de chisme en el que me especializo”, dice la podcaster McKinney.
Su fascinación por este tema, y su pasión por contar historias, proviene de haber crecido en un hogar religioso donde le enseñaron que el chisme era pecaminoso.
“Un buen chisme es algo que inmediatamente sale de tu boca y se lo dices a otra persona”, argumenta.
¿Y un mundo sin él?
“¡Dios mío! ¡Qué aburrido!”, responde riendo.
Ya sea por diversión, supervivencia o vínculos sociales, el chisme se ha convertido en una constante en nuestras vidas: un “universal humano” que no debe ignorarse, dice la doctora Hess.
“El chisme tiene consecuencias reales”, explica. “Si solo fuera una conversación informal, aleatoria y falsa, no afectaría la forma en que las personas deciden distribuir beneficios a otros miembros de sus comunidades”.
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