¡Lástima que terminó! El final del equipo que tanto amamos ya está aquí y si te quedaste con algunas dudas, no te preocupes. Ahí te va la explicación de las escenas post créditos de Guardianes de la Galaxia 3.
Y sí, lo decimos en plural porque la película cuenta con DOS escenas post créditos. Así que aunque tiene una duración de dos horas y media, aguántate las ganas de salir corriendo al baño si quieres verlas.
Como es tradición, la primera sale luego de los nombres principales del staff; mientras que la segunda aparece hasta el mero final de los créditos.
Antes de pasar a la explicación, ahí te va la vieja, confiable y amistosa advertencia: esta nota contiene spoilers sobre el final de la película. Si todavía no la ves, guárdala para más tarde y primero lánzate al cine a verla.
Si tienes dudas, aquí las cosas que sí o sí debes recordar antes de verla y también te contamos quién es Adam Warlock en los cómics.
¡Última oportunidad! Recuerda que la que avisa no es traidora.
Al final de la película está claro que cada uno de los integrantes de este equipo seguirá su propio camino, ya sea para sanar heridas del pasado, encontrar su verdadero camino o al fin llevar una vida tranquila.
Sin embargo, la primera de las escenas post créditos de Guardianes de la Galaxia nos introduce al nuevo equipo. Tal y como se propuso, ahora es Rocket Racoon quien les lidera y podemos verles en una nueva misión.
Este nuevo equipo de Guardianes incluye a su compañero fiel Groot (Vin Diesel), que ya tiene una forma E NOR ME.
También está Kraglin Obfonteri (Sean Gunn), a quien ya conocíamos de las otras películas y apenas en esta pudo controlar la Flecha Yaka heredada por Yondu.
La perrita Cosmo (Maria Bakalova) también es parte del equipo y seguro aprovechará sus habilidade telequinéticas.
También vemos el futuro de Adam Warlock (Will Poulter) como miembro de los Guardianes de la Galaxia y esperamos verlo en el futuro del MCU con su máximo potencial.
Y por último, pero no menos importante, en el nuevo equipo está una de las niñas rescatadas que fue creada por el Alto Evolucionario llamada Phyla.
La versión del MCU sería muuuuy diferente a su contraparte en los cómics, pues allá Phyla-Vell es de raza Kree y es hija de Mar-Vell, quien se convierte en el primer Capitán Marvel.
En los cómics es creada a partir del ADN de su padre, así que tiene super fuerza, velocidad y resistencia, así como la habilidad de volar y manipular energía.
Y sí, en los cómics formó parte de la alineación de los Guardianes de la Galaxia en 2008.
Como dato curioso, James Gunn se basó muchísimo para su trilogía en esa versión del equipo pues incluía a Phyla, Adam Warlock, Star-Lord, Rocket Raccoon, Gamora, Drax el Destructor, Groot, Mantis y más.
Al final de la película, vemos cómo Peter Quill le hace caso a Mantis y decide regresar a la Tierra para buscar a su abuelo. En la segunda de las escenas post créditos de Guardianes de la Galaxia 3 podemos ver un poco más de lo que pasa con eso.
En realidad, la escena en sí misma no es taaaaan importante. Pues tal cual vemos que se está poniendo al día con su abuelo.
Hay un easter egg al especial navideño, pues su abuelo lee el periódico donde aparece un artículo con una historia que dice que Kevin Bacon fue abducido por aliens.
Lo más interesante de esto es la frase final: “El legendario Star-Lord regresará”. No sabemos cuándo ni en qué película, pero el tiempo de Chris Pratt en el MCU no ha terminado.
Esto es importante ya que desde que James Gunn anunció que Guardianes de la Galaxia 3 sería su última película del equipo, parte del elenco (como Dave Bautista) también empezó a despedirse de sus personajes.
Peeeero ya sabemos que esto es Marvel y que nunca nadie se despide ni muere para siempre. Estaremos pendientes para ver en qué otra película o proyecto vemos a Star-Lord.
Washington y Londres acordaron una reducción de aranceles y facilidades para la entrada de productos en ambos países. Sin embargo, el gobierno de Trump mantuvo un 10 % de impuestos general.
Estados Unidos y Reino Unido alcanzaron un acuerdo comercial por el cual Washington redujo los aranceles de un número determinado de automóviles de origen británico y permite la importación de un porcentaje de acero y aluminio británico sin aranceles.
El anuncio, hecho este jueves, supone un alivio para las principales industrias británicas frente a algunos de los nuevos aranceles anunciados por el presidente Donald Trump desde su llegada al poder en enero.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene en vigor un arancel del 10 % sobre la mayoría de los productos procedentes de Reino Unido.
Los analistas dijeron que las nuevas condiciones no parecían alterar significativamente los términos del comercio entre ambos países, tal y como estaban antes de la ofensiva arancelaria de Trump de las semanas previas.
El jueves no se firmó ningún acuerdo formal y ni Washington ni Londres dieron muchos detalles. Los líderes de ambos países, sin embargo, celebraron el nuevo entendimiento.
Desde una fábrica de Jaguar Land Rover en West Midlands, el primer ministro británico, Keir Starmer, describió el acuerdo como una “plataforma fantástica”.
En la Casa Blanca, Trump lo calificó como un “gran acuerdo” y rechazó las críticas que le acusaban de exagerar su importancia.
“Es un acuerdo que hemos llevado al máximo y que vamos a ampliar”, aseveró el mandatario estadounidense. Refirió que este era el primero de muchos acuerdos por venir.
Las dos partes dijeron que Estados Unidos había acordado reducir el impuesto a la importación de automóviles -que Trump había aumentado en un 25 % el mes pasado- al 10 % sobre unos 100 mil automóviles al año.
Esto ayudará a los fabricantes de automóviles de lujo como Jaguar Land Rover y Rolls Royce, pero podría limitar el crecimiento en los próximos años, ya que equivale aproximadamente a lo que Reino Unido exportó el año pasado.
Los aranceles sobre el acero y el aluminio, que Trump también había elevado a principios de este año al 25%, también se han recortado, según la Oficina del Primer Ministro.
Londres también dijo que las dos partes habían acordado un “acceso recíproco” para las exportaciones de carne bovina, con una cuota de 13 mil toneladas métricas para los agricultores británicos.
Estas cifras no fueron confirmadas por la Casa Blanca, que afirmó que esperaba ampliar sus ventas de carne bovina y etanol a Reino Unido, una antigua demanda por parte de Estados Unidos.
Estados Unidos dijo que el acuerdo crearía una “oportunidad” de negocios de US$5.000 millones para las exportaciones, incluidos US$700 millones en etanol y US$250 millones en otros productos agrícolas.
“No se puede subestimar la importancia de este acuerdo”, declaró Brooke Rollins, secretaria de Agricultura estadounidense.
El director general de la acerera UK Steel, Gareth Stace, acogió con satisfacción el acuerdo, afirmando que supondrá un “gran alivio” para el sector siderúrgico. “La serenidad y perseverancia del gobierno británico en las negociaciones con Estados Unidos han dado sus frutos”, declaró.
Otros grupos empresariales expresaron más incertidumbre.
“Es mejor que ayer, pero definitivamente no es mejor que hace cinco semanas”, dijo Duncan Edwards, director ejecutivo de BritishAmerican Business, que representa a empresas de los dos países y apoya el libre comercio.
“Intento estar entusiasmado, pero me cuesta un poco”.
El ministro británico de Comercio, Douglas Alexander, subrayó que el acuerdo “salvaba puestos de trabajo”.
Estados Unidos y Reino Unido llevan discutiendo un acuerdo comercial desde el primer mandato de Trump. Estuvieron cerca de firmar un acuerdo limitado en ese momento.
Pero Estados Unidos lleva tiempo presionando para que se introduzcan cambios que beneficien a sus agricultores y a las cuestiones farmacéuticas, algo que políticamente no había sido viable hasta ahora en Reino Unido.
No está claro hasta qué punto habían avanzado estas cuestiones.
La Asociación Nacional de Ganaderos de Bovinos afirmó que el acuerdo en principio había supuesto una “gran victoria” para los ganaderos estadounidenses, pero la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos, que realiza un seguimiento de las barreras comerciales para los ganaderos de su país, declaró que aún estaba intentando obtener información sobre los cambios.
Por su parte, Reino Unido afirmó que no se debilitarían las normas alimentarias aplicables a las importaciones.
Aunque los británicos parecen haber asumido algunos compromisos, “el diablo estará en los detalles”, dijo Michael Pearce, economista jefe adjunto de Oxford Economics, que consideró que no modificaba sus previsiones económicas como consecuencia del anuncio.
También se avecinan otras cuestiones.
Trump ha dicho en repetidas ocasiones que quiere gravar las importaciones de productos farmacéuticos, en un intento de garantizar que Estados Unidos tenga una base sólida de fabricación de medicamentos esenciales.
Reino Unido dijo que Estados Unidos había acordado dar a las empresas británicas un “trato preferencial”.
Pero Ewan Townsend, abogado de Arnold & Porter, que trabaja con empresas de atención sanitaria, dijo que la industria ahora “queda a la espera de ver exactamente lo que significará este trato preferencial”.
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