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Disney vs Dreamworks: ¿cómo nació la rivalidad entre los dos estudios de animación?
Disney vs Dreamworks: ¿cómo nació la rivalidad entre los dos estudios de animación?
4 minutos de lectura

Disney vs Dreamworks: ¿cómo nació la rivalidad entre los dos estudios de animación?

Si te gusta la animación y/o el chisme, llegaste a la nota indicada. Hablamos sobre cómo surgió la enemistad entre Disney vs Dreamworks y cómo ha sido a través de los años.
28 de junio, 2023
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

Desde que salió el tráiler de Krakens y Sirenas este se hizo viral porque tiene como principal antagonista a una sirena pelirroja que se parece muchísimo a Ariel (La Sirenita). Esto solo revivió la historia de la rivalidad Disney vs DreamWorks y aquí aprovechamos para contártela.

Actualmente la animación se ha vuelto un poco más diversa, pero cuando nació DreamWorks claramente era para competir por el mercado familiar que tenía acaparado Disney.

‘Lilo y Stitch’, ‘Aristogatos’, ‘Moana’ y los próximos live actions de Disney de sus clásicos animados

Y aunque hizo clásicos como El Dorado o El Príncipe de Egipto, fue con Shrek que llamó la atención de chicos y grandes al tener chistes adultos escondidos y al realizar parodias de personajes y estereotipos clásicos de los personajes de Disney.

¿Disney creó DreamWorks? No, pero sí a uno de sus fundadores

El mercado de la animación está tan dominado por Disney que muchas personas pensaron que DreamWorks le pertenecía a la casa del ratón. Aunque esto no es así, Disney sí inspiró la creación de este otro estudio.

Jeffrey Katzenberg trabajó como presidente de Walt Disney Animation Studios de 1984 a 1994. Bajo su liderazgo, el estudio de animación hizo algunas de las películas más aclamadas como La Sirenita, La Bella y la Bestia (que fue la primera película animada en ser nominada a Mejor película en los Oscar), Aladdin y El Rey León.

Además, Katzenberg selló el acuerdo que creó la exitosa colaboración entre Pixar y Disney.

Si quieres ver más de esta época de “renacimiento” de Disney, mira el documental “Despertando a la bella durmiente” en Disney+.

Jeffrey Katzenberg, CEO, Director y Co-Fundador de DreamWorks Animation, hablando en la Cumbre Global del Consejo Mundial de Viajes y Turismo 2014 en Hainan, China.
Jeffrey Katzenberg, CEO, Director y Co-Fundador de DreamWorks Animation. Foto: World Travel & Tourism Council en Wikimedia Commons

En ese tiempo, Michael Eisner era el CEO de Disney y fue él quien llevó a Katzenberg a la compañía. En 1994, tras la muerte inesperada de Frank Wells (CoCEO), Eisner se negó a promover a Katzenberg a pesar de que eso era lo esperado.

Al final, la tensión e incomodidad era tanta que Jeffrey Katzenbergse vio olbigado a renunciar inesperadamente. Al poco tiempo, Katzenberg inició una demanda contra Disney para recuperar el dinero que sentía que se le debía y la compañía tuvo que pagarle alrededor de 250 millones de dólares.

Posteriormente, Jeffrey Katzenberg se uniría con Steven Spielberg y el productor David Geffen para crear DreamWorks SKG.

DreamWorks vs Disney: una guerra entre hormigas

El estudio fue creado oficialmente el 12 de octubre de 1994 y en realidad la idea era que se centrara tanto en hacer películas live action, como en animación.

En este sentido, Katzenberg asumió la responsabilidad principal de las operaciones de animación y también se puso a reclutar animadores de Disney, mientras que Steven Spielberg trajo a su equipo de Amblimation (Un cuento americano, Balto).

Busca una estrella y pide un deseo: Todo sobre ‘Wish’, la nueva película de Disney

DreamWorks Animation nació como una subdivisión dentro de DreamWorks SKG. Su primera película fue Antz (Hormiguitaz) que se estrenó en 1998, pero desde su producción causó polémica y alimentó la rivalidad Disney vs DreamWorks.

bichos y hormiguitaz
Bichos, una aventura en miniatura de Disney y Hormiguitaz de DreamWorks. Fotos: IMDb.com

Steve Jobs (co fundador de Pixar) y John Lasseter (director) entraron en pleito con Katzenberg  por las similitudes entre la película de DreamWorks y la de Disney/Pixar llamada Bichos: Una aventura en miniatura.

Al final ambas se estrenaron el mismo año con un mes de diferencia, saliendo primero la de DreamWorks.

Shrek: el gran golpe contra Disney

Aunque hicieron algunas películas de animación tradicional, su siguiente gran trancazo sería Shrek (2001) que se burlaba de los personajes clásicos de Disney y de los estereotipos de sus historias.

Además de ser un éxito en taquilla y de fans de todas las edades, DreamWorks le dio un duro golpe a Disney en los Oscar de 2001.

Esa ceremonia fue la primera que tuvo la categoría de Mejor película animada, donde también competía Monsters Inc. de Disney/Pixar, y Jimmy Neutron: El niño genio de Paramount y Nickelodeon.

Y pues sí, el ogro malhumorado del pantano se llevó el Oscar para DreamWorks.

De cualquier forma, y dejando de lado las parodias o similitudes que todavía existen, DreamWorks nos ha regalado grandes joyas: Cómo entrenar a tu dragón, Pollitos en Fuga, y recientemente El Gato con Botas: el último deseo.

Así que no dejes de ver Krakens y Sirenas este 29 de junio.

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Imagen BBC
¡Aunque usted no lo crea! Robert Ripley, el hombre que creó un imperio multimillonario coleccionando hechos sorprendentes
8 minutos de lectura

El caricaturista viajó por el mundo en búsqueda de hechos extraños y maravillosos, y creó un imperio compartiéndolos por todos los medios.

23 de febrero, 2025
Por: BBC News Mundo
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¿Cuál fue la carta más corta jamás enviada?

La misiva de un solo carácter que le mandó el escritor francés Victor Hugo a sus editores, preguntando por su manuscrito de Los miserables.

Solamente tenía el carácter: “?“… aunque, para ser precisos, la respuesta fue igual de breve: “!“.

Esta es una de la avalancha de pequeñas historias curiosas que el caricaturista, empresario y antropólogo aficionado estadounidense Robert Ripley recopiló e ilustró para el deleite de su público.

Y ese público era multitudinario.

Sus caricaturas aparecieron en más de 300 periódicos de todo el mundo, en docenas de idiomas, y fueron leídas por muchos millones de personas.

Sus libros, programas de radio y televisión, charlas y museos eran igual de populares.

La receta de su éxito era, aunque laboriosa, sencilla: compartir hechos extraños de todo el mundo.

Pero, ¿cómo llegó Ripley, quien no terminó la escuela secundaria y aprendió a dibujar por sí mismo, a ser globalmente famoso y multimillonario?

Campeones y tontos

Todo comenzó con un problema un día de diciembre de 1918.

Trabajaba como periodista deportivo en el diario New York Globe y no sabía con qué llenar el espacio que tenía asignado.

“La temporada de béisbol había terminado, no había noticias de fútbol americano, o de hockey ni de básquetbol”, le contó a BBC Witness History John Corcoran, director de exhibiciones de Ripley Entertainment.

Para salir de apuros, recurrió a un concepto con el que había experimentado en el invierno de 1916.

Improvisó una caricatura con nueve pequeños bocetos de hombres realizando hazañas deportivas únicas, como la de un hombre que había permanecido bajo el agua durante 6,5 minutos y otro que había cruzado norteamérica caminado hacia atrás.

Tituló la caricatura Champs and Chumps (Campeones y tontos), y la publicaron.

“Fue bien recibida, el editor recibió muy buenos comentarios y le dijeron: ‘Oye, ¿por qué no sigues haciendo formatos así?'”.

Lo hizo. Siguió recopilando curiosidades y un año después creó una caricatura similar, pero esta vez con otro título: Believe It or Not (Créalo o no, literalmente; titulado en español: ¡Aunque usted no lo crea!). Una tercera caricatura le siguió en 1920.

Al tiempo, fue desarrollando una gran pasión por los viajes que, tras el primero que hizo alrededor del mundo, quedó plasmada en una serie de ensayos y dibujos.

Ripley con más de una decena de bailarinas
Getty Images
Ripley con bailarinas de “Hula Hula” en el barco en el que llegó Ripley a Hawái. El caricaturista viajó alrededor del mundo tantas veces que se decía que recorrió la distancia de un viaje de ida y vuelta a la Luna.

Año tras año, su creación siguió entreteniendo, aunque también provocando, a sus cada vez más seguidores.

En 1926, cuando sus caricaturas iban a empezar a publicarse en el Evening Post, Robert Ripley le escribió a sus nuevos lectores, prometiendo que sus Believe It or Not eran “todos ciertos”.

“La verdad, ya saben, es realmente más extraña que la ficción”, afirmó.

“He viajado por todo el mundo buscando cosas extrañas e increíbles. He visto hombres negros blancos, hombres blancos purpúreos, y conozco a un hombre que fue ahorcado pero aún vive.

“Créanme cuando les hablo del hombre que murió de viejo antes de cumplir seis años; del río en África que fluye al revés; de las ostras que crecen en los árboles; de las flores que comen ratones; de los peces que caminan y de las serpientes que vuelan”.

En general, le creían. Solo que a veces…

¿Se pasó de la raya?

En 1927, Charles Lindbergh emprendió su peligroso viaje en solitario a través del Atlántico, volando sin escalas en su avión monomotor Spirit of St. Louis desde Nueva York hasta París, como recuerda Neal Thompson en su libro Un Curioso Hombre: La Vida Extraña y Brillante de Robert ‘Aunque Usted No lo Crea’ Ripley.

Se convirtió en un héroe instantáneo por lograr una hazaña que se creía imposible: cruzar un océano en un día y medio, viajando a 60 millas por hora durante más de 3.000 millas, volando solo durante la noche, en medio de tormentas, sin dormir.

Meses después, Robert Ripley lo representó en su popular caricatura pero, en lugar de colmar de elogios al aviador, declaró que Lindbergh no era el primero, sino el 67.º hombre en realizar un vuelo sin escalas a través del Atlántico.

Cuenta Thompson que miles de lectores furiosos enviaron cartas y telegramas incrédulos, reprendiendo a Ripley por insultar a un icono estadounidense, llamándolo mentiroso (y otras cosas).

Poster con dibujo de Ripley y algunas de sus caricaturas
Getty Images
“El hombre más interesante del mundo”, dice este póster de 1949.

La verdad era que…

  • dos aviadores llamados Alcock y Brown habían volado juntos desde Terranova hasta Irlanda en 1919;
  • ese mismo año, un dirigible con 31 hombres a bordo había cruzado desde Escocia hasta Estados Unidos;
  • cinco años después, otro dirigible había viajado desde Alemania hasta Lakehurst, Nueva Jersey, con 33 personas a bordo.

Efectivamente, 66 personas habían cruzado el Atlántico sin escalas antes de Lindbergh, lo que no le restaba mérito al héroe, pero sí precisaba, instruía y entretenía.

No fue la única vez que, a pesar de la garantía de certeza ofrecida por Ripley, muchos se negaban a creerle, y se lo hacían saber escribiéndole cartas, a veces miles cada día.

Eso le daba la oportunidad de hacer algo que le encantaba: demostrar la veracidad de afirmaciones impactantes.

Para hacerlo, Robert Ripley dependía en gran medida de un socio silencioso, Norbert Pearlroth, un exbanquero y consumado lingüista con una memoria casi fotográfica, al que había contratado en 1923.

El apogeo de Robert Tipley

Para 1929, Ripley ya era una celebridad, pero su popularidad estaba a punto de estallar.

Cuando el magnate de la prensa y los medios estadounidenses William Randolph Hearst leyó su recién publicado libro Believe It or Not, le envió un telegrama a uno de sus editores en Nueva York.

Contenía dos palabras: “Hire Ripley” (“Contrata a Ripley”)

De la noche a la mañana apareció en cientos y cientos de periódicos, y entró en las grandes ligas.

“Fue interesante porque ciertamente era una persona muy tímida”, comentó Corcoran.

“No era especialmente guapo, tenía los dientes salidos y era regordete. Pero realmente se sumergió en la vida social: le encantaba pasar el rato con las celebridades y organizar fiestas”.

En el apogeo de su popularidad en la década de 1930, su columna sindicada le reportaba U$7.000 a la semana y era leída por más de 60 millones de personas al día.

Su salario anual rivalizaba con el de las estrellas de Hollywood James Cagney y Gary Cooper.

Es más: los ingresos por su columna, sus libros y sus conferencias alcanzaron el medio millón de dólares, todo esto en medio de la Gran Depresión.

6 estrellas cantando
Getty Images
Estrellas del teatro, el cine y la radio ensayando para un espectáculo en apoyo a la industria periodística por su rol en la preservación de la libertad de las artes en 1942. Ripley está a la izq. adelante, al lado de Carmen Miranda y Ray Bolger.

Además de un apartamento lujoso con vistas al Central Park de Manhattan y una hacienda en Florida, compró una pequeña isla que llamó BIOM, que es un acrónimo de Believe It or Not.

Ahí tenía una mansión repleta de curiosidades coleccionadas de todo el mundo, con un ejército de sirvientes y un puñado de novias que lo adoraban.

Además era un trotamundos

A pesar de que le tenía miedo a volar, fue una de las personas que más viajó en su época, visitando 201 de los 235 países reconocidos en su momento.

Por ello, por su afición por recolectar historias de maravillas (y por idea de los publicistas de Hearst), se le comparaba con el explorador del siglo XIII Marco Polo.

Y expandió su imperio a la radio con programas en varios formatos en NBC, CBS y MBS.

“A Ripley se le ocurrían estas ideas locas, como transmitir debajo del agua o desde un paracaídas. Pero contaba con un productor de radio llamado Doug Storer, que era un verdadero emprendedor”, señaló Corcoran.

Una de las hazañas fue transmitir en 1934 un programa de radio en vivo para “todo el mundo”.

Para lograrlo, reunió a 10 traductores en los estudios WINS de Nueva York para traducir su programa a varios idiomas. Las diferentes traducciones se conectaron simultáneamente a redes y transmisores de todo el mundo.

Ripley en su casa en 1940, con parte de su colección de rarezas.
Getty Images
Ripley en su casa en 1940, con parte de su colección de rarezas.

Su popularidad se vio reflejada en unas encuestas realizadas en EE.UU. en 1936 en la que le preguntaron a los niños quiénes querían ser cuando grandes.

Ripley obtuvo la mayoría de votos, superando al presidente Franklin Roosevelt, al boxeador Jack Dempsey y al magnate del automóvil Henry Ford.

En 1949, incursionó en el único medio de comunicación que aún no había conquistado: la televisión.

El programa, basado en su caricatura, fue un éxito inmediato.

Pero solo logró hacer 12 episodios.

El 24 de mayo, Robert Ripley estaba en el estudio para grabar el decimotercero y, en medio del programa, se desplomó sobre su escritorio, inconsciente.

Murió a los pocos días.

Su legado sigue vivo hoy en día en forma de museos en varios lugares del mundo y un libro con historias e imágenes inusuales publicado anualmente.

“Creo que a todos nos gusta saber lo que es posible o lo que es imposible. Algunas cosas parecen tan inverosímiles que te preguntas: ¿podría suceder eso realmente? Y esa fue la base de Believe it or not”, opina Corcoran.

Aunque todo es real, no hay absolutamente nada falso, Robert Ripley se acercó tanto los límites de lo factible que te costaba creer que fuera real“.

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BBC

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