No solo nos sentimos atraídas por las canciones y ritmos de las agrupaciones provenientes de Corea. Algo que también nos ha enganchado por completo son sus complejas y vistosas coreografías y gracias a esto hay una gran escena de dance cover en México.
Como tal, el dance cover consiste en imitar o adaptar una coreografía previamente armada. Y no, no hablamos de repetir los pasos de moda que salen en TikTok, sino de replicar coreografías completitas desarrolladas por personas especializadas.
Podría parecer sencillo, pero la realidad es que es algo que requiere de mucha preparación, pasión y hasta esperanza, pues para muchos fans, hacer dance cover de K-pop puede significar su oportunidad para conocer Corea.
América Tessan, directora de Comunicación Social del Centro Cultural Coreano en México, ha podido ver de cerca cómo evoluciona la pasión por el dance cover y el K-pop en nuestro país.
El Centro Cultural Coreano es un espacio que existe desde marzo del 2012 en la CDMX y se ha dedicado a la promoción y difusión de la cultura coreana a través de distintas actividades: exposiciones, concursos, talleres, conferencias, convivencias, etc.
En entrevista con Animal MX nos platica que el dance cover de K-pop en México ha existido durante años, pero que poco a poco se ha ido “especializando”.
“Durante muchos años los jóvenes han usado los espacios públicos: el Monumento de la Revolución, fuera del Museo Memoria y Tolerancia, en la Alameda Central, y esto es tan solo en la CDMX”, explica América.
Sin embargo, con los años han aparecido distintos espacios para que quienes practican dance cover puedan hacerlo con más confianza de forma especializada; estos van desde las academias de baile hasta los mismos concursos.
En el caso del Centro Cultural Coreano, América recuerda que desde 2011 se han encargado de hacer un concurso de dance cover. Uno de ellos se hacía de la mano de la KBS (empresa de radiodifusión pública de Corea del Sur) quien realiza anualmente el K-pop World Festival.
De este festival se realiza un concurso previo en cada país participante.
Quienes ganan en las categorías de canto y baile nacional pueden enviar su formulario para competir en la final internacional que se realiza en Changwon, Corea del Sur.
Seguro te ha pasado que tienes la curiosidad de intentar algo nuevo sin buscar ser reconocido a la primera.
Pues eso mismo pensó un grupo de amix cuando alguien del grupo preguntó “¿y si hacemos un grupo de dance cover?” y accedieron de inmediato.
Jamás pensaron que esta “inocente” decisión les llevaría a ganar un concurso en México, a viajar a Corea, competir contra grupos de otros países y tener una experiencia inolvidable.
Fue en 2016 cuando la vida de Chibi, Tona, Anuar, Diego, Pablo y Fabio dio un giro: se decidieron a participar en la edición mexicana del K-Pop World Festival dos semanas antes de que cerrara la convocatoria.
Bajo el nombre de LGND mandaron un video y fueron seleccionades para participar en el concurso, el cual se realizó en el Teatro Metropólitan el 24 de julio del 2016.
En el K-Pop World Festival México participaron diez grupos en la categoría de baile (incluyendo a LGEND) y cinco en la categoría de canto.
“El único conocido dentro del dance cover porque ya había estado en otro grupo era Tona”, platica Chibi en entrevista con Animal MX. Sin embargo, el resto ya tenía bases dancísticas en distintos estilos y ritmos. Esto les ayudó mucho a meter elementos únicos en su actuación.
Decidieron hacer dance cover de la canción “This Love” de Shinhwa, y Chibi recuerda que durante dos semanas amó-odió esa melodía de tanto que la escuchaban y practicaban.
Un día antes del concurso se quedaron ensayando hasta las cuatro de la mañana y estaban en Hidalgo, por lo que tuvieron que irse en friega a recoger sus vestuarios y de ahí lanzarse al Metropólitan en la CDMX.
LGND eran de las pocas agrupaciones nuevas en el concurso de dance cover y se notaba. “Nunca faltaron las miradas de ‘¿quiénes son estas?’… Solo hubo dos grupos que nos abrazaron mucho: G2 Lollipop, de CDMX, y Cronosis, de Guadalajara”, recuerda Chibi.
Para subir más la tensión y los nervios, el grupo de dance cover de Chibi fue el último en salir, pero a pesar del silencio que se hizo cuando les presentaron, dieron lo mejor de elles.
La gente se puso eufórica con su interpretación, pero no ganaron el primer lugar en baile de la edición.
LGND simplemente se abrazó y se felicitaron por disfrutar del concurso. Pero no contaban con que faltaba el premio más grane: el Grand Prix, el cual se llevaron y, entre los gritos, no podían creer que habían ganado el viaje a Corea.
La aventura no terminó ahí: se convirtieron en candidatxs a participar en la gran final internacional.
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A las y los artistas del mundo del K-pop se les llama idols, pues su formación va mucho más allá del canto y baile; también deben contar con habilidades como actuación, modelaje y hasta conducción.
El objetivo de la KBS al realizar el K-pop World Festival no era solo emitir el concurso, sino entrenar a las y los participantes como lo hacen los idols.
Chibi y el resto de LGND tenían fuertes bases dancísticas, pero al iniciar el trámite para ir a la final internacional en Changwon, Corea del Sur, empezaron a vivir la verdadera experiencia idol.
Inmediatamente, el Centro Cultural Coreano les ofreció clases de canto y siguieron ensayando arduamente para pasar los otros dos filtros que pedía la KBS. Al final lo lograron y el sueño que jamás imaginaron apenas comenzaba.
Salieron a Corea el 20 de septiembre del 2016. “Fueron dos días de estar viajando”, cuenta Chibi, pero al bajar no tuvieron tiempo ni de respirar. Luego luego les llevaron al estudio para ensayar y conocer al resto de finalistas.
Fueron dos semanas donde el jetlag les traía con los horarios muy movidos y no había tiempo de recuperarse: ensayos generales de laaaaarga duración, entrevistas, grabación de voz, grabar cápsulas para el documental del concurso…
Que ojo: Chibi no se lo dice en queja, pues todo valió la pena cuando el día del ensayo general tuvieron la oportunidad de ver a BTS, TWICE, Astro y EXID, quienes fueron los invitados musicales del K-POP World Festival 2016.
Al final LGND quedó en cuarto lugar; el primero fue para la estadounidense Britaney Chanel, que cantó “U&I” de Ailee.
Actualmente, quienes integraron LGND tomaron distintos caminos.
Sin embargo, Chibi no cambia por nada esa experiencia tan única que le permitió no solo visitar Corea, sino conocer personas que le marcaron por siempre y explorar nuevas habilidades.
Quizás puedes ver la experiencia de Chibi y LGND como algo muy lejano, pues son personas que ya tenían conocimientos previos de baile.
Sin embargo, como dice América Tessan, cada vez podemos encontrar más espacios donde kpopers pueden expresar su pasión bailando con guías especializados gracias a las academias de dance cover.
Una de ellas es Taggme Trainee Skool (ubicada en la CDMX), la cual es un proyecto prácticamente creado de fans para fans, pues detrás de ella están los integrantes del grupo de dance cover Taggme.
Kardan, que pertenece al grupo, nos platica que su objetivo en la academia de baile es precisamente que los alumnos tengan una preparación lo más similar posible a la de los idols.
Esta academia de cover dance se ubica en Miguel Laurent #160, Del Valle en la Benito Juárez.
“Ya estando en el grupo nos dimos cuenta que es difícil en México, como artista, tomar distintas disciplinas en diferentes lados”, comenta y pone sobre la mesa la dificultad económica de pagar distintas clases, los traslados y hasta los estigmas familiares.
Eso les inspiró como a otorgar todas las herramientas que les hubiera gustado tener en su momento en un mismo lugar. Así es como Taggme Trainne Skool hay clases de baile de distintos estilos (jazz, ballet, contemporáneo, hip hop), canto, modelaje y actuación.
Algo que Kardan resalta luego de llevar más de dos años dando clase (en línea y presencial) el cambio tan grande que el cover dance ha provocado en sus alumnos.
No solo para descubrir y desarrollar talentos y habilidades que no creían que tenían, sino también para desenvolverse mejor y descubrir su identidad.
“Me quedo mucho con que lo que les otorgamos, les ayuda a su persona, y no solamente en un aspecto artístico, sino que les ayuda en su desenvolvimiento allá afuera en la vida cotidiana”, explica Kardan.
En la CDMX también puedes encontrar otras academias de dance cover y K-pop:
Y si nada más no te animas, recuerda las sabias palabras de Chibi:
“La pena no cabe en el K-pop. La música salva, los artistas salvan. Si los artistas te inspiran a que intentes bailar, a que intentes cantar, a que intentes hacer todas estas cosas, hazlo sin miedo”.
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El entonces obispo Robert Prevost fue uno de los jerarcas católicos que tuvo que gestionar la crisis provocada por el escándalo del Sodalicio en la iglesia peruana.
El papa León XIV es recordado en Perú por su tiempo allí como obispo de Chiclayo y por su desempeño en otros cargos eclesiásticos.
Tras conocerse que el elegido para ocupar el trono de San Pedro sería el cardenal Robert Prevost, abundaron los testimonios de personas que lo trataron y destacaban su humildad, cercanía y compromiso.
Pero Prevost tuvo que lidiar con un asunto especialmente incómodo para la comunidad católica peruana: las denuncias de abusos y agresiones en el Sodalicio de Vida Cristiana, un influyente grupo religioso en el centro de un escándalo que la Iglesia trataba de zanjar y que dio lugar a un pulso interno en la jerarquía católica local.
El Sodalicio fue finalmente disuelto por el papa Francisco solo unos días antes de morir.
Según cuentan varias personas que vivieron el asunto desde dentro, el cardenal Prevost jugó un papel fundamental en la eliminación de un movimiento al que muchas de sus presuntas víctimas consideraban tan corrupto como invencible.
El grupo religioso Sodalicio de Vida Cristiana se fundó en 1971 por el laico peruano Luis Fernando Figari y llegó a tener más de 20 mil seguidores en 25 países.
Figari y otros fundadores buscaban crear un movimiento que contrarrestara el auge que en aquella época vivía en América Latina la llamada Teología de la Liberación.
En 1997 el papa Juan Pablo II le dio reconocimiento oficial y quedó integrado en la estructura de la Iglesia.
Según testimonios de quienes formaron parte del Sodalicio, la vida comunitaria estaba regida por una estricta disciplina y se exigía una obediencia total a los líderes.
En 2015, el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, de los periodistas Pedro Salinas y Pao Ugaz, recogió los testimonios de una treintena de antiguos miembros del grupo que decían haber sido víctimas de abusos físicos, sexuales y psicológicos perpetrados por Figari y otros responsables de la organización.
La publicación del libro provocó una gran escándalo en Perú y removió los cimientos del mundo católico allí.
Óscar Osterling, antiguo sodálite que denunció haber sido víctima de Figari y los otros líderes, le dijo a BBC Mundo: “Durante años nadie nos hizo caso y queríamos que alguien adentro de la Iglesia tomara la bandera de la lucha de las víctimas”.
La Fiscalía peruana comenzó a investigar en 2015, pero nunca se produjo ninguna condena y las víctimas protestaban porque tanto la iglesia peruana como el Vaticano ignoraban sus denuncias.
El periodista Pedro Salinas, que ha seguido el tema todos estos años, asegura que “el Sodalicio parecía intocable, pero todo cambió después de un viaje del papa Francisco a Chille en 2018”.
El pontífice se encontró con una respuesta muy fría o incluso hostil.
Gran parte de la sociedad chilena estaba indignada por el escándalo de abusos sexuales a menores por el que había sido condenado el conocido sacerdote Fernando Karadima y que salpicó al obispo emérito de Osorno, Juan Barros, al que se acusaba de encubrir a Karadima.
En medio de la polémica por el destacado papel de Barros en la visita papal, varias iglesias fueron atacadas y en algunas los descontentos escribieron la palabra “pedofilia” y consignas críticas con la jerarquía católica.
Salinas estuvo en ese viaje a Chile y afirma que la actitud de Francisco “cambió radicalmente después de aquel desastre”.
El Papa expulsó del sacerdocio a Karadima y se abrió una crisis en la iglesia chilena que llevó al cese de siete obispos.
El efecto de lo ocurrido en Chile llegó hasta Perú.
“En 2019 Pedro Salinas me avisó de que la Conferencia Episcopal nos iba a atender en una reunión y me pidió que convocara a los antiguos sodálites que pudiera”, recuerda Osterling.
Según cuenta, una veintena de ellos, también de fuera de Perú, participaron en una reunión en la que, recuerda, estuvieron cinco obispos, entre ellos Robert Prevost.
“Era la primera vez que nos escuchaban en años”, asegura Osterling.
Según Salinas y Osterling, de aquella reunión surgió la propuesta de redactar una carta que sería enviada al Papa, pero que nunca se concretó porque el arzobispo Miguel Cabrejos, entonces presidente de la Conferencia Episcopal peruana, se echó atrás después.
BBC Mundo intentó sin éxito contactar con monseñor Cabrejos.
A partir de ahí, las cosas empezaron a moverse.
“Prevost se puso en la piel de las víctimas y comenzó a actuar de manera muy discreta y efectiva”, señala Salinas.
“En una ocasión recibí un mensaje de un sodálite que me decía que se iba a quitar la vida. Se lo hice llegar a Prevost y a Carlos Castillo (hoy arzobispo de Lima) y esa persona finalmente no se suicidó”, asegura Salinas.
En 2023 el papa Francisco llamó a Roma a Prevost, que asumió el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos.
El nuevo prefecto forzaría la renuncia del obispo emérito de Piura, José Antonio Eguren, uno de los miembros de la élite que fundó el Sodalicio y que fue implicado en investigaciones periodísticas en un presunto caso de tráfico de tierras.
“La caída de Eguren fue un signo de que la cosa estaba girando y se estaba haciendo algo de justicia”, afirma Osterling.
Ese mismo año, el Papa enviaba a Perú al arzobispo de Malta Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu con la misión de investigar los abusos en el Sodalicio.
El año siguiente, el Vaticano expulsó del Sodalicio a su fundador, una decisión que fue valorada entonces por la periodista especializada Pao Ugaz como “el anuncio del principio del fin de una organización que hasta ahora había gozado de impunidad”.
El fin se concretó solo días antes de la muerte del papa Francisco y su sucesión por Léon XIV. El 14 de abril de 2025 se firmaba en el Vaticano el decreto de supresión del Sodalicio por “la falta de carisma de origen divino en el fundador (Luis Fernando Figari) así como en los abusos y el comportamiento impropio y abusivo de Figari y de muchos de sus colaboradores”.
“Prevost fue fundamental en los últimos pasos, porque entre 2015 y 2023 no se hizo nada y es a partir de que él llega al Dicasterio para los Obispos que las cosas empiezan a moverse”, asegura Osterling.
El padre Bertomeu lo corroboró en unas recientes declaraciones a El Periódico de Tarragona: “El papel del nuevo papa León XIV en la supresión del Sodalicio es imprescindible: fue él mismo, como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, quien estudió y valoró nuestras investigaciones y, en nombre de Francisco, exigió la renuncia del arzobispo José Antonio Eguren”.
Salinas sostiene que las acusaciones de que Prevost no elevó las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que recibió en su etapa como obispo de Chiclayo, que volvieron a aparecer en los medios en los días previos al cónclave que lo eligió Papa, responden a “una campaña de sectores conservadores vinculados al Sodalicio que buscaban desprestigiarlo ante la perspectiva de que fuera él quien sucediera a Francisco”.
Osterling cree que “las denuncias volvieron a surgir como venganza del Sodalicio, pero la Diócesis de Chiclayo aseguró que se enviaron al Vaticano y se tramitaron según el manual; otra cosa es que ese manual sea insuficiente y ese sea uno de los lastres que debe sacudirse la Iglesia en los próximos años”.
Ese será uno de los retos del nuevo Papa.
José Enrique Escardó, primer exsodálite que denunció públicamente abusos, mostró en sus redes su confianza en él y compartió el mensaje que le envió a Prevost tras conocer su elección como papa.
“Si bien no soy católico, creí en Francisco y en lo que hizo y creo en usted. Ojalá que pueda escuchar este mensaje. Creo que usted puede hacer muchísimo, muchísimo más. Estoy sumamente emocionado y espero poderlo visitar”.
Escardó también compartió la que dijo era la respuesta de León XIV: “Cuenta conmigo. ¡Fuerza y vamos adelante!”
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