Llegamos a pensar que sería un fenómeno pasajero o de nicho, pero la Ola Coreana se ha mantenido y sigue cobrando fuerza. Y a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia de su país de origen, el K-pop en México se vive con una enorme pasión.
¿Cómo nació este amor por Corea del Sur? ¿Qué tanto se escucha el K-pop en México? ¿Cuáles son las agrupaciones más populares en nuestro país? Esto y más te contamos a continuación.
Para hablar de K-pop es importante entender otro concepto que en sí es el fenómeno detrás de todo esto: el Hallyu (en coreano 한류) u Ola Coreana.
Se compone de dos caracteres chinos: Han (韓) que hace referencia al pueblo coreano, y Liu o Ryu (流) que significa flujo y se reinterpretó como ola.
De acuerdo al estudio La Ola Coreana en México, el término nació en la prensa china a mediados de los años noventa para “describir el impacto que estaba causando la industria coreana del entretenimiento en China”.
El Hallyu consiste en animación, cine, dramas (o K-dramas) moda y textiles, K-pop, gastronomía, turismo, deportes, videojuegos, el idioma, K-beauty (productos de belleza y cuidado personal) y más.
La doctora Nayelli López Rocha, investigadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEEA) de la UNAM, explica que Corea del Sur se enfrentó a una crisis económica muy fuerte a finales de los 90 que le obligó a abrir sus puertas comerciales al resto del mundo.
Fue así que empezó con las exportaciones y, para su sorpresa, uno de sus productos más populares era todo lo relacionado al entretenimiento.
En el evento Ola K-pop. República Hallyu, geopolítica e industria cultural que se celebró en el Museo del Chopo en noviembre del 2022, la doctora Nayelli López explicó que el Hallyu primero tuvo éxito en China, luego en Japón y otros países del sur de Asia.
Posteriormente, llegaría a otros continentes hasta conquistar casi todo el mundo.
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No podemos negar que los productos que conforman la Ola Coreana llevan una carga simbólica (algunas más obvias que otra) del país del que provienen. Difunden aspiraciones, modelos de pensamiento, ideales físico-estéticos, identidades.
Con eso Corea del Sur ha logrado posicionarse en la mente de las personas de distintos países despertando mayor interés en su país (turismo), idioma, gastronomía, costumbres, etc.
El Hallyu se ha convertido en una marca país; o sea una estrategia (como la tiene cualquier otra marca) para posicionarse en el contexto global.
También la Ola Coreana es considerada por expertos como una forma de poder blando (o soft power): una forma indirecta de ejercer poder por medio de la persuasión.
En el caso de México, entró primero a través de telenovelas/dramas. Se transmitieron en el 2002 en televisión abierta a través del Canal 34 de TV Mexiquense, pero cuya señal también llegaba a otros lugares (incluyendo la Ciudad de México).
Con la ayuda de la Embajada de Corea en México se crearon ese año los primeros club de fans que iban dedicados a actores y actrices de K-dramas.
Fue hasta el 2010 que vimos el boom del K-pop en México y, como explica el texto El Hallyu en México de la PUEAA, esto es gracias a que empezó a tener mayor difusión gracias a plataformas como YouTube.
Desde hace varios años (y por ahora) el K-pop y sus diversos representantes –tanto artistas en solitario como boybands y girlbands– se convirtieron en los mayores pilares que sostienen al Hallyu hasta la actualidad.
El estudio La Ola Coreana en México también menciona que esta plataforma es la que hace del K-pop algo “más accesible y viralizable para las personas que empezaban a estar más interesadas en la cultura coreana”.
El sitio Kmagazine, dedicado enteramente al Hallyu y creado por la mexicana Lucero Santiago (quien vive en Corea), hizo en 2020 un listado de todos los conciertos de K-pop que han llegado a México.
La revista online destaca que en 2009 la girlband Wonder Girls fue la primera en pisar tierra azteca abriendo el concierto de los Jonas Brothers durante su gira mundial.
Sin embargo, el primer concierto de K-pop en México como tal fue Xia Junsu en 2012, durante su tour Tarantallegra, que se presentó el 6 de septiembre en el Auditorio Blackberry de la Ciudad de México.
El sitio contabilizó un total de 59 conciertos del 2012 al 2020 (contando dos eventos especiales: Music Bank en 2014 y Kcon en 2017).
La pandemia se atravesó y las visitas de artistas de K-pop en México se vieron interrumpidas.
Pero en este tiempo hasta OCESA se puso las pilas y desde septiembre del 2022 lanzó Ocesa K-pop en México que provocó que todos los fandoms vieran una esperanza de ver a grandes bandas en nuestro país.
En redes sociales, la empresa de espectáculos llamó a los fandoms a seguirles, ha “hacer la comunidad más grande de K-pop en México” y a estar atentas a las cosas que tienen en puerta.
¡Hola Chingus! 🫰 ¡Por fin tendremos nuestro propio espacio para fangirlear, chismear, hablar de todos nuestros bias y mil un cosas más!
¡Inviten a todos sus amig@s y hagamos la comunidad más grande de #Kpop en México! 😎 Las cosas que están en puerta… l@s dejará así: 🤯🤯🤯🤯 pic.twitter.com/Mtxv111tV3
— OCESA K-pop (@ocesa_kpop) September 9, 2022
Publimetro en ese momento habló con Jordi Puig, creador del Vive Latino y director de varios festivales mexicanos, como el Coordenada en Guadalajara.
El empresario mencionó al medio que “El K-Pop tendría que tener más participación en nuestros festivales”, levantando aún más las esperanzas de tener más presentaciones de K-Pop en México.
Los conciertos de K-Pop también se han vivido de otra forma muy exitosa en nuestro país: a través del cine.
Más Que Cine de Cinépolis –dedicada a contenidos alternativos– encontró la manera de satisfacer a distintos fandoms trayendo conciertos de K-pop a sus salas de cine.
En Animal MX platicamos con Marco Damián García, Gerente de Contenido Alternativo de Cinépolis, y nos compartió que este tipo de contenido nació en 2015 al hacer una alianza con SatMarketing, que se dedica a distribuir este K-pop y dramas.
Ese año Cinépolis lanzó su primer concierto de K-pop en México con la presentación de G-Dragon: 1st World Tour.
“Este concierto de G-Dragon hizo siete mil asistentes”, nos platica Marco García. “No parecerá mucho, pero para nosotros fue algo muy interesante: había un nicho que iría a las salas solo por ese contenido”.
Desde entonces, los conciertos de K-pop en cines han aumentado y la presencia de fans también.
Marco García nos comparte que entre 2016 y 2017 alcanzaron entre 12 y 13 mil asistentes solo de este tipo de conciertos. Pero en 2018 hubo un salto tremendo: “Tuvimos por primera vez a BTS y nos fuimos a 139 mil asistentes”.
Como en un concierto real, las funciones de Cinépolis de K-pop se agotan en las preventas y el ambiente dentro de las salas es como el de cualquier estadio, con gritos, bailes, y hasta luces de celulares:
#BTS_PTD_ON_STAGE_SEOUL #cinepolisOasisCoyoacan #BTSCONCERT @MasQueCineLatam @Cinepolis @bts_bighit pic.twitter.com/y6k752jFz4
— Rosi Gutz (@RosiiGutz) March 13, 2022
BTS ha sido la banda de K-pop más exitosa en salas de Cinépolis. En 2022 lanzaron Permission to Dance on Stage y, junto con otros conciertos, juntaron 480 mil asistentes.
Es más, BTS hasta compite con los Avengers. Marco García también nos comparte que BTS: Permission to Dance on Stage se pasó un sábado y “fue el segundo sábado con mayores ingresos en la historia de la compañía, solamente detrás de Avengers: Endgame”.
Y hay que considerar que una película como Avengers va a prácticamente todos los complejos de Cinépolis del país, se apodera de varias salas y muuuuchos horarios. Mientras que los conciertos de K-pop, incluso los de BTS, duran apenas un par de días en cartelera.
De hecho, la cadena de cines rescata mucho la relación que han creado con distintos clubs de fans de K-pop y la dinámica que tienen en redes sociales. No solo en cuanto a la respuesta a los contenidos que traen, sino también a las peticiones que hacen y cómo transforman la experiencia de ir al cine con estos eventos.
De acuerdo a información compartida por Spotify, México es el quinto país del mundo que más escucha K-pop (de acuerdo al número de streams a noviembre del 2022).
El top 5 de países son:
En 2022, fueron tres bandas las que dominaron las reproducciones de K-pop en México desde Spotify: BTS, BLACKPINK y TWICE.
El Top10 de Artistas K-Pop más escuchados en México durante 2022 (Spotify):
Como dijimos más arriba, YouTube es la plataforma con la que el K-pop ha logrado conquistar al mundo. Y es que también sus videos musicales son de orto nivel. Tanto que sus lanzamientos alcanzan los millones de reproducciones en minutos.
La empresa nos compartió que hasta mayo de 2022, nueve de los diez mejores debuts musicales de 24 horas de todos los tiempos están en manos de actos de K-pop.
Mientras que BLACKPINK y BTS tienen el primero y segundo canal oficial de artista con más suscriptores en la plataforma, respectivamente, según datos de YouTube a enero del 2023.
También nos dijeron que los artistas de K-pop más escuchados en YouTube en 2022 fueron
Y queda claro que México es un país donde hay una enorme presencia de ARMY y Blinks.
Según datos de YouTube, México es uno de los 10 principales países que vieron a BTS en los últimos 12 meses. Es más, el grupo obtuvo más de 93.3 millones de visualizaciones tan solo en el país.
Las ciudades en México que más escuchan a BTS en el último año son: Ciudad de México, Puebla, Monterrey, Tijuana y Mérida.
En el top de canciones favoritas en México en los últimos de BTS se encuentran: “Butter”, “Dynamite”, “Permission to Dance” y “Boy With Luv”) (feat. Halsey).
En cuanto a Blackpink, México es uno de los cinco países que más escucha a esta girlband, solo superado por India, Tailandia, Indonesia y Filipinas.
Las ciudades en México que más han escuchado Blackpink en el último año son: Ciudad de México, Puebla, Tijuana, Mérida y Guadalajara.
Y las canciones que en México no se dejan de reproducir son “How You Like That”, “Pink Venom”, “MONEY” y “Kill This Love”.
Quizás algún día terminen BTS y BLACKPINK, pero algo es seguro: Corea ya tiene lista a la siguiente gran generación del K-pop y no dejará morir fácilmente al Hallyu.
Prueba de ello es que la fascinación por el K-pop en México sigue creciendo. Mientras fandoms esperan a que sus bandas sean confirmadas en nuestro país, también se dedican a replicar sus vistosos bailes y a llenar las tendencias diarias en redes sociales con los nombres de sus artistas favoritos.
¿Habrá un fandom más fuerte que el del K-pop?
Su éxito es un giro inesperado para quien de niña era blanco de burlas por su condición social y nunca se sentía lo suficientemente bien en la piscina.
“Me acuerdo que me sacaron del agua los buzos de rescate, y luego, cuando me suben en la en la camilla al buque, veo la bandera de Chile gigante, toda la dotación esperándome y escucho de ‘The Eye of the Tiger’, la canción de (la película) Rocky.
“Me acuerdo de haber estado muriéndome, literal, y también con mucha risa, una emoción muy difícil de describir”.
La mujer a quien le dio ese ataque de risa cuando estaba al borde de la muerte es Bárbara Hernández.
Acababa de ser sacada de aguas antárticas. Su temperatura corporal había descendido a unos peligrosos 25°C. Estaba en las garras de una hipotermia severa.
“Sentir que tiritaba, el estómago frío, la espalda, las piernas, los brazos, es súper incómodo.
“Soy una persona muy controladora. Controlo mucho mis pensamientos, mi cuerpo, mi equipo, lo que hay que hacer, el propósito, qué sé yo.
“Pero esa etapa es la más vulnerable porque no tengo nada que hacer. Tengo que entregarme a esa sensación incómoda y, con fe, creer que va a pasar”.
No solo pasó la sensación sino que ese día, el 5 de febrero de 2023, batió un récord mundial por nadar la distancia más larga de la historia en esas aguas heladas: 2,5 kilómetros.
El año anterior había establecido otro récord Guiness en Cabo de Hornos, en el temido Paso Drake, el tramo de mar que separa América del Sur de la Antártida. La primera milla náutica la nadó en 15 minutos, 03 segundos, con lo cual obtuvo un Récord Guinness por velocidad, y siguió nadando, hasta completar 3 millas (5,5 km), la máxima distancia jamás nadada en ese lugar.
Súmale a eso muchas medallas y copas en campeonatos mundiales en aguas gélidas, además de logros por ser “la primera” en varios retos; por si fuera poco, tiene un magíster en Psicología.
La suya es una experiencia única… ¿qué se siente?
En su país natal, Chile, Bárbara Hernández es conocida cariñosamente como la Sirena de Hielo.
Se especializa en aguas extremadamente frías. Nada, a menudo, rodeada de glaciares, y siempre sin un traje de neopreno o grasa para aislar su cuerpo.
La temperatura del agua puede ser tan baja como 2°C, e, increíblemente, ella puede permanecer ahí durante 45 minutos.
La gente suele suponer que Bárbara creció junto al mar, pero no. Su comienzo fue muy urbano.
Cuando era niña su familia no podía darse el lujo de ir a menudo a la playa.
“Íbamos una o dos veces al año con mucho esfuerzo, tal vez dos días.
“Me acuerdo estar todo el día metida en el agua, y sentir que de verdad era la sirenita de Disney, pero en una versión mucho más latina y morena”.
Sus padres notaron su pasión por el agua, así que la sirenita latina comenzó a tomar clases de natación a los 6 años, de las que no siempre salía feliz.
“Chile sigue siendo un país súper clasista. Y 30 años atrás, se notaban mucho las diferencias socioeconómicas”.
Llegar a los clubes privados en el taxi que su padre conducía y usar trajes de baño de segunda mano “hacía que te miraran feo”.
“Es súper triste saludar y que nadie te conteste.
“Y fue un momento difícil también porque nunca fui lo suficientemente rápida en las competiciones para ser seleccionada para el equipo nacional”.
Puede que no haya sido material para la selección nacional, pero Bárbara tiene una determinación férrea: no iba a dejar la natación.
Desde los 9 años empezó a entrenar con Gabriel Torres.
Entre los dos pensaron que tal vez se estaba enfrentando a retos desatinados, y consideraron otros tipos de competencias.
“Empecé a hacer aguas abiertas los 17 años.
“Fue la primera vez que tuve la oportunidad de ir al sur de Chile, a Valdivia, y la primera vez que vi ríos limpios, pues la única imagen que tenía era la del río Mapocho (que cruza por Santiago de Chile), que en ese tiempo traía mucha basura y era muy café.
“Pensar que podía nadar en un río en el que había cisnes, lobos de mar, y árboles y pasto en las orillas era una locura”.
De hecho, toda la idea era un poco loca.
“No teníamos referentes femeninos de la natación de aguas abiertas”.
“Hubo un nadador que en los 80s nadó el English Channel que era el Tiburón Contreras, pero no había niñas nadando en el mar o mujeres haciendo grandes cruces.
“De hecho, no sabíamos siquiera si era posible, o si me iba a morir ahí en medio del río”.
El intento fue toda una revelación.
“Me di cuenta de que no necesitaba necesariamente ser la más rápida, sino la más perseverante, la que mejor se adaptara a las condiciones a la lluvia, el viento, el oleaje.
“Ahí empezó una semilla. Me pregunté si efectivamente yo podría llegar a ser esa primera chilena, si podría llegar a inspirar a más niñas o mujeres a entrar al mar, a conectar, a aprender”.
La natación en aguas abiertas era una posibilidad atractiva, pero desafiante, pues puede ser peligrosa y necesita una preparación rigurosa.
La hipotermia es una amenaza muy real, y puede ser fatal.
Tanto Bárbara como su entrenador buscaron información en países donde tenían más experiencia con la cultura de agua fría, para prepararse.
Y en 2014 fue invitada a nadar en Argentina, en un lago cerca del glaciar Perito Moreno.
“Fue la primera vez que vi nevar, y estaba al lado de ese tremendo glaciar.
“Era como un festival de natación de invierno. Conocí nadadores de todas partes del mundo, y yo era la más anónima de todo el grupo.
“Pensar nadar ahí y con ellos, me daban mucho miedo. No sabía si era posible, si mi cuerpo se iba a adaptar”.
Pero cuando entró al agua…
“Me di cuenta de que era muy fuerte y que me adaptaba, y pude terminar primera ese circuito”.
Primera de todos, hombres y mujeres, en su primer nado en un glaciar.
“Cuando terminé, miré el glaciar… asombroso, la nieve, las piedras, el no sentir los pies, las manos…”.
Bárbara tenía poco más de 20 años y, a diferencia de muchos en ese deporte, no tenía respaldo financiero. Y es una actividad muy costosa.
Pero a esas alturas no había vuelta atrás: la había invadido la pasión.
Empezó a tocar todas las puertas y, aunque le costó, al final encontró un patrocinador.
“Al principio nadie me conocía, entonces le escribí a muchas de las marcas que ahora me auspician. Les contaba que había un mundial en Siberia en 2016, que tal vez podía traerme un podio.
“Y tuve la fortuna de conocer un gran y querido empresario en Chile, en la Patagonia, y él financió mi primer viaje”.
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Entre el montón de sueños que siempre ha tenido Bárbara Hernández, uno era completar el reto de los Siete Mares.
Es natación de maratón, sin ayuda durante horas y horas, a lo largo de siete de los tramos de agua más difíciles del mundo, en los que enfrentas fuertes corrientes, mares agitados, medusas y tiburones.
Hay muchas reglas, entre ellas que los nadadores sólo pueden usar traje de baño estándar, gorro, gafas protectoras y tapones para los oídos, y está prohibido el contacto físico con el bote de apoyo, aunque su tripulación puede arrojar al agua comida y bebidas.
Solo 34 personas en todo el mundo lo han logrado hasta ahora, pero ninguno de esos detalles la iban a desanimar.
En 2018 superó el primer desafío cuando cruzó a nado el Estrecho de Gibraltar; un año después, cruzó el Canal de Catalina y el Canal de la Mancha, donde cumplió su sueño de convertirse en la primera chilena en hacerlo.
En 2021, tras la pandemia, el reto fue el canal de Molokai, un tramo de agua que separa las islas hawaianas Molokai y O’Ahu.
Son 42 kilómetros a través de un canal en medio del Océano Pacífico, de aguas profundas (701 metros), con corrientes extraordinariamente fuertes y abundante vida marina.
La travesía es larga, usualmente de más de 15 horas, por lo que a menudo se nada en la oscuridad.
“Amo nadar de noche. Me voy muy hacia dentro, a mis pensamientos, a reconocer qué es lo que me da miedo. Aprendí a ponerle nombre al miedo.
“Cuando estoy en el mar creo que lo que me da miedo es fallarle a la gente que ha creído en mí. Eso me angustiaba mucho y tuve que trabajarlo”.
También hay profunda belleza al nadar de noche.
“Hemos nadado con bioluminiscencias con las noctilucas (Noctiluca scintillans, chispa de mar).
“Es muy especial porque te da la sensación de estar soñando. Al mover los brazos, se ven luces alrededor tuyo…
“Y nadar con delfines, escucharlos, verlos, saber que están ahí, es algo realmente muy, muy especial.
“Se acercan mucho -pueden estar a menos de un metro tuyo-, y lo más difícil es seguir nadando pues te dan ganas de quedarte con ellos jugando”.
Suena idílico… nadar de noche, en agua luminosa, con delfines… y de pronto…
“Toqué algo que asumí que era una medusa porque me ardía, pero demasiado: un dolor que llega al hueso. Me acuerdo de haberme dicho: ‘Bárbara, ¿qué te pasa? No es tu primera medusa”.
Pero sí era su primera carabela portuguesa, una criatura particularmente venenosa.
“Me dolió tanto que me puse como a llorar.
“En la siguiente hidratación, pedí un antialérgico y ibuprofeno, pero me seguía ardiendo. Después me asusté porque no podía mover la pierna.
“Seguí, nadando más lento; para mí no era una opción salirme del agua. Y pudimos terminar el cruce.
“Fue muy impresionante poder terminar, muy bonito. Tengo los mejores recuerdos de Hawái. Nadar en un agua tibia turquesa maravillosa -en general estoy acostumbrada a salir con hipotermia-. Era como un sueño”.
No obstante, la carabela portuguesa había hecho estragos.
Tardó seis meses eliminar la toxina de su cuerpo, su pierna siguió entumecida y sufría espasmos por la noche.
Pero Bárbara Hernández insistió en continuar con el desafío, así que en julio de 2022 completó el Canal del Norte, el quinto del reto.
Y luego, se les ocurrió un nuevo plan: ir a Antártida a intentar batir un récord mundial.
Bárbara Hernández no sólo ama la Antártida sino que además quiere crear conciencia sobre el impacto del cambio climático, por ello el intento de récord.
El anterior, establecido en 2015, era de 2,25 kilómetros.
Para batirlo, tenía que nadar 2,5 kilómetros en temperaturas del agua de alrededor de 2°C.
Se dice fácil pero el riesgo de hipotermia es grave.
Tu cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede ganarlo. A medida que las extremidades se enfrían, el cuerpo comienza a apagarse lentamente.
Pierdes la capacidad de pensar con claridad. La siguiente etapa puede ser respiratoria. Y, por último, la insuficiencia cardíaca.
Puede haber signos reveladores, por eso, cuando Bárbara está nadando, hay alguien en el bote encargado de tomar la decisión de sacarla: su ahora esposo Jorge Villalobos.
La Armada de Chile se involucró en el proceso de planificación porque tiene mucha experiencia de trabajar en la Antártida.
Tras años de investigación y ensoñación, en febrero de 2023 partieron.
Navegaron 20 días hasta llegar a su destino y, una vez ahí, tuvieron que esperar a que hubiera las condiciones adecuadas para realizar la proeza.
“Eso era crucial. No queríamos mucho viento, ni ballenas, ni focas leopardo, y tampoco pingüinos, porque eso significaba que las focas podían estar cazando”.
Esas focas, de hecho, habían sido sujeto de la planeación previa.
“Hubo hasta reuniones con biólogos marinos para definir el color de mi traje de baño, pues por ejemplo el naranja podía llamarles mucho la atención.
“Las focas leopardo son peligrosas, por eso es tan importante monitorearlas.
“No es que se alimenten de humanos pero identifican sus presas a través del gusto, entonces como que te prueban un poquito y cuando se dan cuenta de que es sangre humana, no les gusta y te dejan ahí.
“Pero, claro, para entonces, uno ya perdió una mano, un brazo o un pie”.
Bárbara cuenta que cuando la tripulación y su equipo discutían lo que podría pasarle, ella se iba a otra parte.
“Hablaban de muchas cosas que te ponen nerviosa”.
“Mi mamá tiene una frase muy linda: no hay que tenerle miedo al miedo, y durante toda mi vida ha significado cosas distintas; a veces significa saber que tu miedo existe, pero que no puede condicionar tu vida”.
Finalmente, se abrió una ventana de oportunidad.
Bárbara se montó a un bote con Jorge, una de sus mejores amigas y el equipo médico, y de ahí saltó al agua.
En algún momento, cuenta, se preocupó pues sentía “el corazón y el estómago frío”, pero se concentró en “nadar, y también tuve momentos muy conectada con el lugar donde estaba, el color del agua, tan transparente y tan salada”.
“Me acuerdo que pensé en el pan calentito con mantequilla que nos daban en el buque, en mis papás, mucho en mis perros… en que era una oportunidad de mostrar Antártica, entonces tenía que hacerlo bien y pelear hasta el final”.
De repente, “escuché los gritos y me asusté”, pero eran gritos de júbilo pues había batido el récord.
Fue entonces que la llevaron al buque donde escuchó la canción del film “Rocky” y le dio ataque de risa.
Pero “la temperatura de mi cuerpo bajó a menos de 25°. La mayoría de las personas se desmayan cuando su temperatura baja a 30°”.
Estaba en riesgo de sufrir un paro cardíaco.
El proceso de recuperación es largo: los médicos tienen que subir la temperatura lentamente, 1° por hora.
“Creo que esa parte fue la más dolorosa para mí”, pero luego estaba feliz: “¡súper emocionante!”… hasta que se dio cuenta de cuán afectada estaba su pareja.
“Jorge terminó muy mal. Estaba muy asustado porque nunca me había visto con tanta hipotermia. Y, ahí me di cuenta de que en verdad me podría haber muerto”.
A estas alturas, quizás te estarás preguntando, ¿por qué lo hace?
“Es una forma distinta de abrazar la vida.
“No es que ande buscando la muerte, ni desafiarla, ni nada de esas cosas raras.
“Creo que es un propósito muy bonito, y que siendo mujer, chilena y latina es un orgullo mostrar con ejemplos que realmente estamos preparadas para grandes cosas”.
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Uno pensaría que tras batir ese récord mundial y ganar numerosas medallas, Bárbara Hernández se tomaría un descanso, pero estaría equivocado.
¿Recuerdas el reto de los Siete Mares?
Le faltaban dos, y tenía fuertes motivos para querer terminarlo: le había prometido a Jorge que se casarían cuando lo completara.
Así que en marzo de 2023, cruzó el Estrecho de Cook, en Nueva Zelanda, y en junio de 2024, el Estrecho de Tsugaru, en Japón, y se convirtió en la primera sudamericana de la historia en lograr tal hazaña.
En septiembre de ese año, se casó en la Laguna del Inca, “en plena cordillera de Los Andes, en las aguas más turquesas y más frías que se puedan imaginar… es un lugar hermoso”.
“Mi vestido fue hecho por Ximena Olavarría, una diseñadora chilena. Tenía más de 3.000 cristales, bordado a mano, y yo parecía una sirena: la sirena de hielo”.
Como habían hecho en otras aguas gélidas, se metieron a la laguna: “Fue súper emocionante”.
Bárbara continúa soñando.
“Quiero volver a la Antártica. Echo de menos los pingüinos. No sé si quiero ir a ver a las focas leopardo tan de cerca, pero sí a las ballenas.
“Cuando pasa mucho tiempo sin ir a los glaciares, sueño con ellos. Es como un llamado, como que una parte mía se queda allá, entonces tengo que volver”.
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