¿Estás lista para revivir una épica historia de romance y drama? Pues este noviembre llega la nueva adaptación de Como agua para chocolate y aquí te contamos todo sobre esta serie.
De la productora ejecutiva Salma Hayek Pinault y basada en la exitosa novela de Laura Esquivel, prepárate para sumergirte en en esta historia de amor, donde la pasión se mezcla con las tradiciones y la cocina mexicana.
La serie estará compuesta por un total de seis episodios y los podrás encontrar en un estreno semanal desde el domingo 3 de noviembre de forma exclusiva en Max y HBO. La serie es dirigida por los cineastas mexicanos Julián de Tavira y Analorena Perezríos.
En la misma plataforma puedes ver la película de 1992 del mismo nombre y que es protagonizada por Lumi Cavazos, Regina Torné y Marco Leonardi.
Si quieres darte la novela, la encuentras bajo la versión Debolsillo de Porrúa o de la editorial Suma.
Ay, agárrate porque este es un dramón romántico con toques de realismo mágico.
Como podrás ver en el tráiler, Tita y Pedro se aman, pero ella está condenada a permanecer soltera cuidando a su madre hasta que ésta muera. Para estar cerca de Tita, Pedro se casa con la hermana de ella, Rosaura.
Las recetas de cocina que Tita elabora, además de construir la narrativa, marcan el paso de las estaciones de su vida y la presente ausencia de Pedro.
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El elenco de esta impresionante serie está encabezado por Irene Azuela (Monarca) como Mamá Elena, mientras que Azul Guaita (Rebelde) interpreta al amado personaje de Tita.
Por su parte, Ana Valeria Becerril (Las Bravas F.C.) dará vida a Rosaura, hermana de Tita y su rival de amores. La joven Andrea Chaparro (Rebelde) será Gertrudis, otra de las hermanas de Tita. Andrés Baida (Bandidos) es Pedro Múzquiz, el interés romántico de Tita y Rosaura; Ángeles Cruz (Dos fridas) interpreta a Nacha, la cocinera y mentora de Tita.
Mauricio García Lozano (Todo el silencio) es Don Pedro Múzquiz, Ari Brickman (Technoboys) es Don Felipe Múzquiz y Louis David Horné (Un extraño enemigo) interpreta a Juan Alejandrez.
Trump y Carney se reunieron este martes en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos.
Fue un encuentro lleno de sonrisas, pero no exento de tensión.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro canadiense, Mark Carney, se reunieron este martes por primera vez en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos países desde que el mandatario estadounidense le impuso aranceles a su vecino.
Carney se impuso recientemente en las elecciones de Canadá gracias, sobre todo, a su firme oposición a Trump, que desde que llegó a la presidencia habla constantemente de que quiere que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos.
En ese clima de tensión se celebró este martes el encuentro entre ambos líderes.
Cuando a Trump le preguntaron sobre el espinoso tema de anexar a Canadá, el presidente respondió que “se necesitan dos para bailar el tango”, y agregó que no era el momento de discutir ese tema.
Sin embargo, Trump también enumeró una larga lista de beneficios que, en su opinión, recibirían los canadienses si pasaran a formar parte de EE.UU.
“Es una frontera artificial”, advirtió, dibujando con la mano una línea en el aire.
Carney no tardó en responderle.
“Como sabe, en el sector inmobiliario hay lugares que nunca están a la venta”, dijo. “Estamos en uno ahora mismo… No está a la venta. Canadá nunca estará en venta”.
“Nunca digas nunca”, dijo Trump. “Ya veremos qué pasa con el tiempo”, apuntó el mandatario.
Estados Unidos es un gran mercado para las empresas canadienses. Aproximadamente 75 % de las exportaciones de Canadá van hacia su vecino del sur.
Canadá, por su parte, representa un porcentaje mucho menor (el 17 %) de las exportaciones estadounidenses.
Canadá también es el mayor proveedor extranjero de petróleo crudo de Estados Unidos. El déficit comercial estadounidense con Canadá, que se espera que sea de 45 mil millones de dólares en 2024, se debe en gran parte a la demanda energética de Estados Unidos.
Trump emprendió una guerra comercial global en la que Canadá fue uno de los primeros países blanco de los aranceles.
El mandatario impuso parcialmente un arancel del 25 % sobre varios productos canadienses, junto con impuestos de importación del 25 % sobre todas las importaciones de aluminio y acero.
Sin embargo, eximió a productos cubiertos por el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).
Canadá respondió con aranceles por 42 mil millones sobre productos estadounidenses.
Las relaciones entre ambos países se han vuelto más tensas en los últimos meses, impulsadas por la retórica de Trump sobre el “estado 51” y su referencia al exprimer ministro Justin Trudeau como “gobernador”, tal como se denomina a los líderes de los estados en Estados Unidos.
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