¿Hay algo más complicado que la línea del tiempo de Marvel? Honestamente ya es casi imposible seguirle el ritmo (porque no hay tiempo, ganas ni dinero) y por eso te damos una ayudadita antes del estreno de Capitán América: un nuevo mundo.
Y aunque no lo parezca, esta película no solo es una continuación de la historia de Sam Wilson que empezó en El soldado del Invierno (2014), sino que también se liga con eventos y personajes de El increíble Hulk (2008), Eternals (2021), la serie Falcon y el Soldado del Invierno (2021) y hasta menciona algo importante para los X-Men.
Khéeee! Tranqui, que aquí te dejamos todo lo que debes saber antes de ver la película.
Y ojo: esta nota NO contiene ningún spoiler. Todo lo que aquí te dejamos son elementos revelados por los tráilers, la misma producción o cosas que ya vimos en películas y series pasadas de Marvel.
Si le perdiste la pista al MCU luego de Endgame, no te culpamos. Pero al menos ya sabes que Steve Rogers le heredó el manto del Capitán América a Sam Wilson, que antes era conocido como Falcon.
Sin embargo, en la serie Falcon y el Soldado del Invierno, que comienza seis meses después de los acontecimientos de Avengers: Endgame, vemos que esa decisión no le hace gracia al gobierno de los Estados Unidos, pues eligen a su propio sucesor del Capitán América: un hombre llamado John Walker.
Pero hay un pequeño problema, este hombre no sigue los mismos ideales de Steve, así que Sam, junto a Bucky Barnes, lucha contra él, mientras intentan detener a una organización conocida como los Flag Smashers.
El chiste es que al final de todo, vemos a Sam usando un nuevo traje de Capitán América (realizado en Wakanda) que también le sirve para volar.
La dupla de Sam Wilson y Bucky Barnes ha sido muy divertida de ver en pantalla; sin embargo, parece que no les veremos juntos en Capitán América: un nuevo mundo.
Y no, este bromance sigue vivo. Solo que Bucky estaría ocupado en otras cosas que veremos en la película Thunderbolts* que se estrena el 1 de mayo.
Allá veremos cómo Marvel presenta al equipo poco convencional de antihéroes integrado por Yelena Belova, Bucky Barnes, Guardián Rojo, Fantasma, Taskmaster y John Walker.
Otra cosa importante de Falcon y El Soldado del Invierno es la revelación de que el gobierno hizo muchas pruebas con el suero del Super Soldado para replicar el éxito de Steve Rogers como Capitán América.
Un caso exitoso fue el de Isaiah Bradley, un hombre afroamericano que se convirtió en super soldado y hasta peleó contra el Soldado del Invierno (Bucky) durante la Guerra de Corea en 1951.
Sin embargo, su vida no fue color de rosa, pues pasó 30 años encarcelado y siendo objeto de experimentos por parte del gobierno de Estados Unidos y de HYDRA.
¿Y por qué importa para esta película? El personaje está confirmado para aparecer en Capitán América: un nuevo mundo y en uno de los tráilers se le puede ver atacando al presidente Thadeus Ross.
¿Estará actuando por mano propia o será una forma de control mental como la que aplicaban con Bucky cuando era El Soldado del Invierno?
¿Quién es el Presidente de los Estados Unidos en el MCU? Se trata de Thaddeuss Ross, personaje que hemos visto desde los inicios del MCU, pero que ahora es interpretado por el mítico Harrison Ford.
Inicialmente era interpretado por William Hurt, pero lamentablemente el actor falleció el 13 de marzo del 2022. Así es como se decidió elegir a un nuevo actor y Marvel se fue por Ford.
Thaddeus Ross aparece en el MCU desde El increíble Hulk y lo hemos visto ser Teniente General del ejército, Secretario de Estado y ahora Presidente.
Y tal y como en los cómics, los tráilers de Capitán América un nuevo mundo adelantaron que veremos cómo Thaddeus Ross se convierte en el Hulk Rojo/Red Hulk.
En los cómics: bajo esta forma, Ross tiene super fuerza, durabilidad y factor de curación. Una diferencia con el Hulk normal, es que la piel de Ross genera calor intenso que puede liberar con distintas partes de su cuerpo.
Otro detalle importante es que en los cómics en General Ross crea al grupo Thuderbolts, conformado de puros anti héroes y villanos reformados. Y sí, se supone que es el mismo grupo que veremos en la película, pero todavía no sabemos si en el MCU Ross también se relaciona con su creación.
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Después de 17 años al fin veremos el regreso de Liv Tyler a Marvel, pues nuevamente interpretará a la científica Betty Ross que vimos en The Incredible Hulk.
Tiene mucho sentido que salga, tomando en cuenta que Betty Ross es hija de Thaddeuss Ross y sí, en su momento fue pareja de Bruce Banner/Hulk.
No sabemos si en algún futuro Betty vuelva a ver frente a frente a Bruce, pues no está confirmado para salir en esta película.
Como te dijimos al inicio, Capitán América un nuevo mundo parece más una secuela de El increíble Hulk que otra cosa.
Y es que ooootro personaje que vimos por primera vez allá también hará su regreso. Hablamos de Samuel Sterns (interpretado por Tim Blake Nelson), un biólogo celular que intentó buscar una cura para Bruce Banner/Hulk.
Sin embargo, accidentalmente sangre de Banner cayó en una herida abierta de su cabeza, causándole un cambio que aumentó sus capacidades mentales.
En los cómics, así como Hulk tiene una fuerza incomparable, el Líder tiene una inteligencia enorme.
Las personas que vimos Eternals y nos gustó hemos tenido una enorme pregunta desde entonces: ¡¿por qué nadie en el MCU habla de la gigantesca mano (y cabeza) que quedó saliendo del Océano Índico?!
Si no viste la película… ahí se plantea cómo desde hace millones de año hay una semilla de un Celestial (como un dios todopoderoso) llamado Tiamut. Para el final de Eternals este ente empieza a emerger de la Tierra, pero los Eternos logran detenerlo.
El chiste es que quedó una mano y cabeza gigante sobresaliendo y POR FIN se hace referencia a eso en el MCU.
Como ya se había comentado en la Comic-Con del año pasado, parece que el cuerpo de Tiamut será el origen del adamantium en el MCU.
En los cómics esta aleación de metal es más conocida por ser la sustancia que va unida al esqueleto y garras de Wolverine.
Del tamaño de un carnet de identidad, lleva casi 20 años en circulación, pero su demanda se ha disparado desde que Trump asumió la presidencia.
“Llevándola encima me siento más segura”.
Así dice Verónica Velásquez, una inmigrante indocumentada originaria de Filipinas y residente en Los Ángeles, de una tarjeta roja del tamaño de un carnet de identidad que mantiene siempre en su cartera.
Llamada también know-your-rights card (tarjeta conozca sus derechos) o simplemente “la tarjeta roja”, recuerda a quien la tiene entre manos algunos de sus derechos constitucionales y le resume los pasos a seguir a la hora de interactuar con agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Disponible en 19 idiomas e ideada por la organización Immigrant Legal Resource Center (ILRC), lleva en circulación casi dos décadas.
Aunque su uso y demanda se han disparado desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero, con la promesa, entre otras, de llevar a cabo “la mayor deportación de la historia del país”.
Todo el que se encuentre en Estados Unidos, independientemente de su condición migratoria, tiene ciertos derechos garantizados por la Constitución.
La tarjeta roja enumera algunos de los más relevantes para alguien que no tenga el permiso legal para residir en el país y corra el riesgo de ser deportado, como el derecho a permanecer en silencio recogido en la Quinta Enmienda o a no dejar entrar a la casa a un agente que no porte una orden firmada por un juez, tal como especifica la Cuarta Enmienda.
Usted tiene derechos constitucionales:
• No abra la puerta si un agente de inmigración está tocando la puerta.
• No conteste ninguna pregunta de un agente de inmigración si trata de hablar con usted. Usted tiene el derecho a guardar silencio.
• No firme nada sin antes hablar con un abogado. Usted tiene el derecho de hablar con un abogado.
• Si usted está fuera de su casa, pregúntele al agente si tiene la libertad de irse y si le dice que sí, váyase con tranquilidad.
• Entréguele esta tarjeta al agente. Si usted está dentro de su casa, muestre la tarjeta por la ventana o pásela debajo de la puerta.
Su formato es una referencia a las tarjetas rojas que usan los árbitros en los partidos de fútbol para expulsar a los jugadores.
Y la idea de crearlas surgió en 2007, a raíz de una serie de redadas llevadas a cabo en entornos laborales que “aterrorizaron a la comunidad”, explican desde ILRC, que tiene su sede en la ciudad californiana de San Francisco.
La organización las distribuye directamente a otras entidades, que a su vez las reparten en escuelas, iglesias, clínicas o bancos de alimentos, y a abogados que trabajan con migrantes y solicitantes de asilo.
También ofrece la posibilidad de descargar el diseño a través de su página web, para que quien las quiera pueda imprimirlas y montarlas por su cuenta.
“Desde las elecciones (presidenciales del 5 de noviembre) nos han llegado pedidos para un total de nueve millones de tarjetas, más que el total de los 17 años anteriores”, informa la organización.
En una cara llevan la información en inglés, y en la otra la traducción a uno de los 19 idiomas disponibles, desde el español y el portugués, pasando por el árabe, el creole, el ruso y el ucraniano, hasta el vietnamita y el chino, como muestra del diverso origen de los inmigrantes que hoy por hoy están en riesgo de deportación en EE.UU.
Según un análisis del Centro de Investigación Pew en base a los datos más recientes disponibles, en 2022 había 11 millones de personas indocumentadas en EE.UU., el 23% de los inmigrantes y un 3,3% del total de la población.
En torno a cuatro millones eran originarias de México, 1,9 millones nacieron en el llamado Triángulo Norte de Centroamérica – El Salvador, Honduras y Guatemala, y los provenientes de Venezuela pasaron de ser 55.000 en 2007 a más de 270.000 en 2022.
Y también hay amplias comunidades originarias de otros continentes, como por ejemplo 750.000 residentes no autorizados que nacieron en India.
Para muchos de estos inmigrantes sin papeles, hacer valer los derechos que recoge la tarjeta roja podría marcar la diferencia entre quedarse en el país o ser deportado, advierten activistas y abogados.
Por ello, organizaciones como TODEC, con sede en tres municipios de zonas rurales de California donde un alto porcentaje de trabajadores agrícolas son indocumentados, ha repartido hasta 500.000.
“Asegúrate de que portas siempre la tarjeta roja, para explicar y hacer cumplir tus derechos si llega a detenerte un agente migración”, dice la hoja informativa que suele repartir en comunidades con población en riesgo de ser deportada.
“Es una herramienta sencilla pero puede tener un alto impacto”, subraya Dalia Zetina, del Dream Project Center de la Universidad Coastline de Newport Beach, California.
“Además ayuda a quien lo lleva a sentirse más seguro a la hora de salir de casa o para ir al trabajo”, le dice a BBC Mundo.
“Probablemente te pongas nervioso si un agente te para. Así que solo tienes que agarrar la tarjeta y leerla, o entregársela directamente”, explica.
El centro para el que trabaja ha distribuído 700 unidades en la comunidad, en español, tagalo y vietnamita.
A la semana de la toma de posesión de Trump y en vista de las primeras redadas, María Fernanda García Castillo, nacida en EE.UU. de padres inmigrantes, decidió imprimir tarjetas y repartirlas en su entorno en Charlotte, Carolina del Norte.
“Supe de gente que no estaba yendo al trabajo porque vivían en un área con alta población latina y laboraban en sectores que están en el punto de mira de las autoridades migratorias, como la construcción”, le contó al medio local WCNC.
“Se me acabaron pronto y me di cuenta que la gente tenía muchas preguntas acerca de cuáles eran sus derechos”, así que decidió fundar Project Red Cards, para distribuir todas las que pudiera en tiendas, restaurantes, clínicas, lavanderías y otros puntos de su municipio y en localidades aledañas.
A kilómetros de allí, en el estado de Maryland, Marlon A. Cruz, un ingeniero de 23 años hijo de inmigrantes guatemaltecos, organizó este martes un taller para imprimir y montar 400 tarjetas rojas en 10 idiomas distintos.
Ahora pretende entregarlas entre la comunidad hispana del condado en el que vive, Prince George’s, en las afueras de Washington DC, le dice a BBC Mundo, y trabajar en red con organizaciones para ampliar su alcance.
Son solo unos ejemplos de los grupos, voluntarios y activistas de prácticamente todos los estados del país que llevan semanas organizándose y ofreciendo la tarjeta como parte de una serie de recursos a la población en peligro de deportación.
También organizan talleres y sesiones informativas en centros comunitarios, escuelas e iglesias bajo el título de “Conoce tus derechos”, donde insisten en que pueden retener información personal y negarse a firmar cualquier documento, reparten volantes y ofrecen asistencia legal por teléfono.
Asimismo, existe una serie de aplicaciones para celular que contienen una información similar a la de las tarjetas rojas en audio, y que permiten a sus usuarios no tener que mediar palabra con los agentes migratorios.
Mientras, funcionarios de la administración Trump han arremetido contra la actividad de ONGs y voluntarios, subrayando que lo que hacen es “ayudar” a los inmigrantes sin residencia legal a “desafiar” a los agentes del ICE y a “esconderse”.
“Ellos le dicen ‘Conoce tus derechos’, yo lo llamo ‘Cómo escapar del arresto'”, dijo Thomas D. Homan, a quien el presidente nombró “zar de la frontera” y que está al frente de las operaciones de deportación.
También aclaró que eso no frenará las expulsiones, como ya lo ha dicho sobre las “ciudades santuario”, aquellas donde los funcionarios municipales no están obligados a colaborar con los agentes federales en materia migratoria.
“Nada impedirá que deportemos a migrantes criminales. Haremos el trabajo con su ayuda o sin ella”, aseguró en una entrevista en la cadena Fox News nada más ser elegido para el cargo, que asumió tras fungir como director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esa fue una de las principales promesas de campaña de Trump y desde que asumió la presidencia ha ordenado redadas en todos los rincones del país, enviado aviones con deportados a Colombia o Venezuela, algunos tras haber estado detenidos en Guantánamo, y usado como países “puente” a Panamá y Costa Rica.
El nuevo gobierno ha hecho un gran despliegue mediático con las detenciones y las deportaciones.
A diario, a través de sus cuentas oficiales en las redes sociales y páginas web, la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el ICE publican imágenes de personas que han sido arrestadas, a veces a punto de subirse a un vuelo, encadenados de manos y pies.
Sin embargo, y aunque la seguridad nacional sea el argumento con el que el nuevo gobierno justifica las deportaciones y Trump y Homan insistan en que se están repatriando “delincuentes”, cifras obtenidas por la cadena NBC muestran que más del 40% de los detenidos no tenía antecedentes penales.
El medio encontró que de los 4.422 arrestados por el ICE en las primeras dos semanas de febrero, 1.800 (un 41%), no tenían ninguna condena ni cargos penales pendientes.
Ante ello, el temor a encontrarse con un agente migratorio se ha extendido como la pólvora entre los inmigrantes indocumentados y las familias con estatus mixto, en las que al menos uno de los miembros no tiene la residencia legal.
“Ni voy a salir de casa”, le decía a BBC Mundo José, quien lleva más de 25 años en el país pero no ha logrado regularizar su situación por haber cruzado la frontera desde México de forma ilegal, después de que el diario LA Times, en base a la filtración de un documento oficial del DHS, informara de unas posibles redadas masivas en Los Ángeles antes de que termine febrero.
En ese contexto de miedo, una herramienta tan básica como una tarjeta roja puede marcar la diferencia.
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