La esperada película de Barbie, dirigida por Greta Gerwig, se acerca cada vez más a su fecha de estreno en México, la cual será el próximo jueves 20 de julio -sí, el mismo día de Oppenheimer-.
En esta nueva peli basada en la famosísima muñeca de Mattel, veremos a Barbie salir de Barbieland luego de ser expulsada por no tener un “aspecto perfecto”. Sin embargo, ella irá al mundo humano donde encontrará la verdadera felicidad.
En Animal MX tuvimos la oportunidad de asistir a la conferencia de prensa en México, donde escuchamos (¡y vimos de cerquita!) a Margot Robbie, Ryan Gosling y America Ferrera, quienes nos contaron más sobre lo que podemos esperar de la película, sus personajes y una que otra experiencia vivida en el set.
“Creo que es por la mezcla de su humor, inteligencia y consideración, y su corazón y su humanidad y el hecho de que pudo envolver todo eso en un hermoso lazo de amor. Y no puedo pensar en otra directora de nuestra generación que pudiera liberar el mundo de Barbie para que sea tan relevante y divertido en la actualidad”, relató America Ferrera, quien interpreta a Gloria, una mujer de carne y hueso.
“Fue un reto divertido el decidir cuánto queríamos inclinarnos hacia la muñeca: cómo nos moveríamos físicamente en Barbieland y cuál iba a ser nuestra estética. Creo que fue especialmente divertido para el equipo de diseño, porque tenían que venir con estas soluciones creativas para hacer que este mundo se sintiera palpable y real”, reveló Margot Robbie, la protagonista principal.
“En el set todos estaban encontrando a su niño interior y jugando, porque eran estos adultos con ideas y soluciones divertidísimas a cosas que eran muy inteligentes y absurdas. Creo que para mí esta película hace ambas cosas: es muy inteligente y muy absurda al mismo tiempo. No puedo pensar en otra película que lo logre”, agregó Robbie, de 33 años.
“La resbaladilla. Fue una de los peticiones que le hice a Greta al inicio de esta película. Creo que ella esperaba una lista muy larga, pero solo quería una resbaladilla que bajara del cuarto a la alberca y una Barbie sirena en algún lugar. Y no estoy bromeando, de hecho le pedí a un arquitecto que pusiera una en mi casa real pero me dijo que no era posible”, contó Robbie.
“Para mí fue surreal sentarme realmente en el convertible rosa de Barbie y con la Barbie real a mi lado. Y se pensó mucho para hacer el carro, particularmente sus dimensiones: qué tan grande o pequeño debía ser para hacernos ver como muñecas, pero que aúna sí cupiéramos en él. Porque debíamos vernos más grande que él, pero al mismo tiempo vernos como muñecas pequeñas. Y era un hermoso Corvette que fue controlado a distancia por un chico sentado fuera de cámara controlando el carro y eso fue divertidísimo”, señaló Ferrera, quien es hija de padres hondureños.
“Todos necesitan un Ken en sus vidas, pero deben establecer límites fuertes con él”, admitió Gosling, nominado dos veces al Oscar.
“Me encanta que Greta y Noah contaran esta historia y la conexión con Barbie a través de lo que está experimentando una mujer adulta. Barbie no existe sin humanos: la hicimos, jugamos con ella, proyectamos todos nuestros pensamientos e ideales en ella. Y todas las niñas que crecen jugando con Barbie se convierten en mujeres adultas”, dijo Ferrera.
Explorar esa conexión entre una mujer adulta que vive en el mundo real, experimentando la feminidad en el mundo real, pero aferrándose a una conexión aspiracional infantil con lo que sea que Barbie le dio…Creo que fue extraordinario.Es la película de una muñeca, pero en realidad trata más sobre la humanidad”, agregó la también actriz de Ugly Betty.
“Personalmente me parece abrumadora la idea de que puedas ser todo lo que quieras y que puedas ser de todo. Pero el mensaje que más me llegó y me pareció más profundo es que eres suficiente como eres, ya lo estás haciendo genial”, dijo Margot Robbie.
“Creo que a través de los más de 60 años de legado de Barbie, ha representado un solo estándar de belleza, de feminidad, de éxito y lo que creo que invita esta película es a hacer un camino de cada estándar único. Ahora puedes ser exactamente quien eres y celebrarlo”, mencionó Ferrera.
“Solo puedo compararlo con tomar mucho tequila. Parece muy divertido en el momento, pero viene acompañado de una cruda infernal”, señaló el actor canadiense.
“Una mención especial para Rodrigo Prieto quien es un cinematógrafo increíble, tuve el gran honor de trabajar con él años atrás en el Lobo de Wall Street e inmediatamente en cuanto supe que ibamos a filmar le dije a Greta ‘por favor, hagámoslo con Rodrigo’ y ella también lo ha admirado por años”, dijo Margot Robbie.
“Y hablando de que todo era rosa (en el set), ese fue el dolor de su existencia. Aunque es divertido para la audiencia ver un mundo cubierto de rosa, no lo es si estás tratando de iluminarlo. Tuvo que tratar de poner sábanas grises sobre todo para que no nos viéramos de un color extraño”, finalizó la actriz.
¿Y tú ya tienes listo el ofni para ver Barbie?
No son nómadas digitales ni llegaron a Argentina atraídos por el tipo de cambio. Por el contrario, padecen al igual que los argentinos la crisis económica que vive el país.
Muchos extranjeros eligen quedarse en Argentina a pesar de los problemas que desde hace varios años atraviesa un país con más de 140% de inflación.
“Argentina está riquísimo en muchos sentidos”, dice Paige Nichols, de 36 años y que llegó a Buenos Aires desde Washington hace 15 años. Para esta asesora en contenidos digitales, Argentina es un país que puede “volverte loco”, pero eso no quita lo bueno de vivir en una sociedad “dinámica y creativa”.
De las más de 46 millones de personas que viven en Argentina más de tres millones son extranjeros con residencia argentina, según los últimos datos del Registro Nacional de las Personas.
Esa cifra, que representa un 6,5% de la población del país, no incluye a los inmigrantes que no están registrados, por lo que se estima que el número puede llegar a ser mucho más alto.
“Argentina es reconocida por tener la mejor educación de América Latina“, dice Isla Montalier, de 29 años, que en 2012 viajó desde Sergipe, en el noreste de Brasil, hasta Buenos Aires para estudiar Medicina en una universidad privada.
Isla es parte del 87% de los migrantes que llegan a Argentina desde otros países de Sudamérica.
“Todos sabemos la situación que vive el país. Me duele lo que pasa. Pero desde que llegué nunca pensé en irme a otro lugar“, dice Larry Montes, un arquitecto de 33 años que antes de dejar Venezuela en 2017 había evaluado la posibilidad de instalarse en Santiago de Chile.
El sentimiento de comunidad, el buen trato de los argentinos a los migrantes, la energía vibrante, sus universidades, el modo de relacionarse, la mirada disruptiva y la vida nocturna son algunos de los motivos que explican por qué muchos extranjeros se quedan a pesar de las dificultades.
En BBC Mundo hablamos con algunos de ellos sobre los motivos que los llevaron a elegir Argentina.
El día que llegué a Buenos Aires sentí que era mi lugar en el mundo.
Todos sabemos la situación económica que vive Argentina. Me duele lo que pasa. Pero desde que llegué en 2017 nunca pensé en irme, si bien antes de salir de Caracas había pensado en instalarme en Santiago de Chile.
Argentina es un país muy cálido con los migrantes venezolanos.
En muchos otros países de América Latina los venezolanos somos víctimas de xenofobia. Por el contrario, en Argentina somos una comunidad respetada. Los venezolanos nos sentimos agradecidos con este bello país.
Mira, por poner un ejemplo, en mi primer empleo me encontré con una persona de manera extraña, en la casa de unos conocidos, y a la semana siguiente ya estábamos comiendo un asado en su casa. ¡Es hermoso!
También lo noto en el ámbito profesional. Soy arquitecto y desde un primer momento conseguí trabajo en el sector de la construcción. Los profesionales argentinos siempre me han tratado con respeto en mis lugares de trabajo, me han hecho sentir integrado.
Pienso que eso tiene que ver con el pasado migratorio de muchas familias argentinas, que hacen de Argentina un lugar cálido para el extranjero. La mayor parte de la gente te abre las puertas de su casa, te recibe bien, te invita a comer.
Claro que me gustaría que la realidad económica no estuviera tan agitada. Ese es un sentimiento que tenemos todos en este momento.
Pero del resto… A mí me encanta vivir aquí. No puedo sentir más que agradecimiento por esta bella patria que me recibió con muchísimo amor.
A veces digo, en broma, que me quedo en Argentina porque me gusta sufrir.
Argentina tiene un caos seductor. Me refiero a que aquí hay espacio para el cambio, la transformación, la creatividad.
De todos modos, no romantizo el caos. Por momentos, me vuelve loca este país.
Por ejemplo, si un día tengo que ir al banco, al supermercado y al correo, eso me puede llevar hasta tres días: vas al banco y no hay sistema; vas a al super y no encontrás la mitad de los productos que querés llevar; llegás al correo y están de huelga.
Entonces, ahí aparece la pregunta que me hacen muchos: ¿Por qué dejaste Estados Unidos, un país de primer mundo, para vivir acá? Eso es lo que mucha gente no puede entender.
Bueno, Argentina está riquísimo en un montón de sentidos. Este país me ha dado todo en estos 15 años que llevo: me dio trabajo, una comunidad de amigos, una familia elegida, me abrió las puertas y los ojos.
Además, me gustan los contrastes de los argentinos: la histeria con sinceridad, las ganas de romper las reglas con el respeto a ciertas convenciones sociales. Es un país que te obliga a estar siempre despierta.
Por supuesto, eso tiene un costado negativo, es un país que te exige demasiado, no podés descansar porque no sabés con qué te vas a encontrar.
En Argentina hacemos más con mucho menos y eso nos obliga a ser creativos y dinámicos, algo que al final del día es una fortaleza.
Nací en Pernes-les-Fontaines, en el sur de Francia.
Después de estudiar administración de empresas y comunicación en Francia, decidí que quería vivir en el exterior, aunque no empecé por Argentina sino por California, en Estados Unidos.
En Los Ángeles noté que cada uno se enfoca en su vida sin mirar demasiado al otro y, para mí, el modo de relacionarse es importante.
Por ejemplo, no existe la costumbre de sentarse a conversar en un café. Creo que la ausencia de este tipo de costumbres condiciona mucho la forma en la que la gente se vincula.
En cambio, en 2011, cuando llegué a Argentina, noté que los franceses y los argentinos tenemos mucho en común.
Por ejemplo, compartimos el buen comer. Parece algo menor pero cuando digo esto me refiero a que nos relacionamos sentados alrededor de una mesa: una buena comida con buenas conversaciones.
Tanto los franceses como los argentinos valoramos más la idea de comunidad que la idea del éxito y el fracaso individual. Lo ves en la educación y en la salud pública, en la forma en que la gente sale a la calle, camina a la noche, se encuentra. Todo eso habla mucho de una sociedad.
Por supuesto, siento preocupación por lo que pasa en Argentina, sobre todo desde que soy madre. Yo quiero que mi hijo crezca en una sociedad democrática y quiero que tenga algún tipo de futuro que no sea desastroso.
En ese sentido, pensamos en nuestra permanencia en el país, pero no tengo lista la valija en un rincón de mi casa.
Siempre quise ser médica. Pero estudiar Medicina en Brasil es muy caro.
La educación en Brasil es elitista. Es muy raro ver a alguien que no sea blanco de clase media o media-alta entre los médicos que se reciben en mi país.
En las universidades públicas, si no fuiste a colegios privados, es muy difícil que puedas aprobar el “vestibular” [examen de ingreso a la universidad]. En las privadas, la cuota llega a ser cinco veces más alta que en las universidades pagas de Argentina.
Por eso, muchos brasileños venimos a estudiar acá. En mi caso, me recibí en una universidad privada que no podría haber pagado en Brasil.
En ese sentido, vemos con cierta preocupación -y creo que puedo hablar por gran parte de la comunidad de brasileños en el país- el debate sobre el futuro de la educación pública en Argentina, sobre todo los que están estudiando en este momento.
Argentina es reconocida por tener la mejor educación de América Latina. Me pregunto qué pasaría en este es un país, que tiene un 50% de pobres, si no tuvieran acceso a la educación. Pienso que estarían en una posición mucho más complicada.
En mi caso, no pienso en irme del país. De eso me di cuenta un día de 2014, caminando con mi mamá por la calle Florida de Buenos Aires, cuando me dijo que tenía que pensar qué iba a hacer cuando volviera a Brasil.
En ese momento le respondí: “No quiero volver a Brasil. Me encanta la vida que tengo en Argentina“.
En Argentina descubrí un país donde pasa de todo en todo momento.
Me fui de Medellín, lugar donde nací, para Quito, Ecuador, a los 19 años. Estuve un tiempo ahí, pero la ciudad me parecía demasiado chica, muy conservadora.
Por el contrario, Buenos Aires es un lugar muy creativo.
Ya en Argentina, empecé poco a poco a dedicarme a la gastronomía. Primero, desde el mundo de los vinos, gracias a una sociedad con la que abrimos un bar de vinos.
Soy consciente de los problemas que vive Argentina. Para los que trabajamos en el ámbito de la gastronomía el día a día se hace muy difícil. Tenés que estar pensando siempre en los precios cuando podrías invertir ese tiempo en otras cosas.
Pero me quedo porque siento una evolución. A pesar de la crisis económica, en Argentina noto un crecimiento constante.
Además, no creo que haya tantas ciudades como Buenos Aires en Latinoamérica. Este es un lugar con gente de todas partes del mundo, divertida, con una vida nocturna intensa, que muchas de las otras ciudades de América Latina no tiene.
Me parece que eso tiene que ver con que es más segura. Si bien la seguridad ha mejorado en Medellín y ha empeorado en Buenos Aires, todavía estamos lejos de llegar a los niveles de violencia con los que se viven en algunas regiones de Colombia.
Si le tuviera que dar un consejo a alguien que está con ganas de venir a Argentina, le diría que pruebe en otras ciudades: Córdoba, Mendoza, Bariloche, que no piense solo en Buenos Aires. Hay muchas oportunidades en otras provincias.
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