¿Pensaban que entender los lazos de la familia Targaryen eran complicados? Eso es porque te olvidaste de la familia Buendía, llena de Aurelianos y Arcadios. Con motivo del estreno de la serie, te dejamos este árbol genealógico en Cien años de soledad.
Si leíste este libro en la prepa, seguro el ver tantos nombre repetidos te causó dolor de cabeza. Sobre todo porque la obra sigue las heridas heredadas en distintas generaciones.
Y es que los Buendía se parecen mucho a los Targaryen en el sentido de que no les importaba tener hijos entre parientes… así que por eso todo se complica más.
Así que para facilitarte la serie, ahí te va el árbol genealógico de la familia Buendía.
En esta nota te contamos todos los detalles de esta adaptación realizada por Netflix en Colombia sobre la obra homónima de Gabriel García Márquez.
La serie se estrena este 11 de diciembre en la plataforma con el lanzamiento de su primera parte, que se conforma por ocho episodios.
El árbol genealógico de la familia Buendía se divide en siete generaciones, empezando por los primos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes deciden casarse en contra de la voluntad de sus padres.
Varias cosas pasan y se ven obligados a irse de su pueblo. Así es como en medio de la selva fundan el pueblo Macondo y de ahí se empieza a desencadenar toda la historia de esta familia.
Ahora sí, vamos a lo que nos interesa, el árbol genealógico de los Buendía.
Y ojo, aunque intentaremos no dar muchos detalles, considera que algunos spoilers de la historia.
Como ya dijimos, todo empieza con José Arcadio Buendía y su prima Úrsula Iguarán.
El primero es un hombre fuerte, física y espiritualmente, que le interesa la ciencia y la alquimia. Sin embargo, es perseguido por un fantasma y termina perdiendo la cordura y atado a un árbol.
José Arcadio Buendía (fundador de Macondo) es interpretado por dos actores: Marco Antonio González en su versión joven y Diego Vásquez en su versión adulta.
Lo mismo sucede con su esposa Úrsula Iguarán, quien será interpretada en su juventud por Susana Morales y en la adultez por Marleyda Soto.
Ella es el motor de la familia y es la responsable de su prosperidad. De acuerdo al libro, ella vive alrededor de 120 años.
Estos dos terminan con tres hijos, que dan paso a la siguiente generación.
José Arcadio es el primer hijo de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán. Tiene un comportamiento impulsivo por naturaleza y desaparece por varios años de Macondo.
Tiene una relación con Pilar Ternera, amiga de la familia y mucho mayor que él, pero la abandona después de dejarla embarazada.
Al final se casa con Rebeca, que era como una hermana adoptiva, y viven alejados de la familia.
Para este personaje hay tres actores: Edgar Vittorino, en su versión adulta, Andrius Leonardo Soto en su adolescencia y Thiago Padilla en su infancia.
Con él empieza la novela, y muy posiblemente la serie frente al pelotón de fusilamiento, donde “había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
Es el segundo hijo de la familia y la primera persona que nace en Macondo. Es el que más se parece a su padre, tanto física como mentalmente.
Veremos a cuatro actores interpretándolo: Claudio Cataño en su versión adulta, Santiago Vásquez de adolescente y Jerónimo Echeverría y Jerónimo Barón en distintas etapas de su niñez.
En algún momento de la historia, mantiene una relación con Pilar Ternera con la que tiene un hijo.
Después, durante la guerra, tiene 17 hijos con 17 mujeres distintas; todos con el nombre Aureliano y el apellido de sus madres.
Es la tercera hija de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán. Creció en compañía de Rebeca, a quien sus padres adoptaron como una hija, pero se crea una rivalidad entre ellas ante la aparición de Pietro Crespi.
En la serie Cien años de soledad es interpretada por Loren Sofía Paz (Amaranta mayor) y Luna Ruiz.
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A Rebeca la metemos en el árbol genealógico de la familia Buendía, porque aunque no lleva la misma sangre que los otros tres, termina siendo adoptada por la familia. Además, se supone que es hija de unos primos lejanos de Úrsula Iguarán.
Rebeca tiene el hábito de comer tierra y cal de las paredes y también se chupa el dedo.
En la serie es interpretada por Laura Sofía Grueso “Akima”.
En la serie es interpretada por la actriz Viña Machado.
Ella NO es de la familia Buendía como tal, pero termina relacionándose con José Arcadio y el Coronel Aureliano Buendía con quienes tiene un hijo (de cada uno), dando paso a la tercera generación.
Es el hijo de Pilar Ternera y José Arcadio. Sin embargo, crece pensando que sus padres eran José Arcadio Buendía y Úrsula (o sea, sus abuelos).
De profesor de escuela pasa a ser un dictador en Macondo usando a sus estudiantes como ejército personal.
En algún punto termina con Sofía de la Piedad con amante, con quien nunca se casa, pero tiene tres hijos con ella.
Es hijo del Coronel Aureliano Buendía y Pilar Ternera. Sin embargo, es criado por si tía Amaranta, de la cual está enamorado.
Como te dijimos más arriba, el Coronel Aureliano Buendía tuvo 17 hijos con mujeres distintas. La realidad es que no tienen un enorme desarrollo en la trama.
De entre los 17 destacan algunos como Aureliano Triste y Aureliano Centeneo.
Es hija de Arcadio y Sofía de la Piedad; heredó la belleza de su madre. Se dice que tiene poderes de muerte, pues los que la pretenden, terminan muriendo.
Es el hermano gemelo de Aureliano Segundo, hijo de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad. Úrsula cree que fueron intercambiados al nacer.
Hizo el primer y único navío que hubo en Macondo. Tiene un rol importante en un acontecimiento llamado “la masacre de bananeras”. Muere al mismo tiempo que su hermano gemelo.
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Hermano gemelo de José Arcadio Segundo. Es más impulsivo y bullicioso. Se casa con Fernanda del Carpio, con quien tiene tres hijos.
A pesar de su matrimonio mantiene a Petra Cotes como su amante. Lo curioso es que con ella, vive tiempos de abundancia.
La hija mayor de Fernanda del Carpio y Aureliano Segundo. Se enamora de Mauricio Babilonia, aprendiz de mecánico y siempre rodeado de mariposas amarillas.
Sin embargo, esa relación no es aprobada por su madre. Mauricio sufre un “accidente” y Meme es enviada a un convento, por lo que decide callar el resto de su vida.
A pesar de todo, tiene un hijo, que es nombrado Aureliano en honor a su abuelo.
El segundo hijo de Fernanda del Carpio y Aureliano Segundo. Sin embargo, Úrsula Iguarán se hace cargo de su crianza y tiene el deseo de verlo convertido en Papa.
Aunque se va a Roma termina regresando a Macondo.
La hija menor de Fernanda y Aureliano Segundo. Es criada en un convento europeo y aunque regresa casada con un aviador llamado Gastón, tiene un amorío con Aureliano Babilonia (hijo de Meme), aunque ella desconoce su relación sanguínea.
De su unión nace Aureliano, el último de los Buendía.
Es hijo de Mauricio Babilonia y Renata Remedios (Meme). Es enviado a la casa y escondido del resto del mundo por su abuela (Fernanda del Carpio), quien se aferra en esconder su origen y a él mismo.
De hecho, pasa su infancia y adolescencia encerrado y descifrando los escritos del gitano Melquíades, donde se profetiza el final de los Buendía y Macondo.
Aunque sospecha que está relacionada con ella, tiene una relación con Amaranta Úrsula, con quien tiene un hijo.
El árbol genealógico de Cien años de soledad termina con este bebé, que es hijo de Aureliano Babilonia y su tía Amaranta Úrsula.
Nació con cola de cerdo y representa el final de la familia Buendía, pues muere devorado por hormigas, tal y como lo predecían los pergaminos de Melquíades.
Falleció la actriz a quien se considera en México como inspiradora del cineasta Luis Buñuel. En su carrera se cuentan más de 100 películas y decenas de obras de teatro.
“Yo escogí a Buñel, no él a mí”. De eso presumía hace años la actriz mexicana Silvia Pinal.
“Me enamoré de su cine, de su humor negro, de su manera de ser y supe que no descansaría hasta ser dirigida por él y lo logré”, dijo en una entrevista concedida al diario La Jornada.
Se trató de una declaración sorprendente que se recuerda ahora tras su muerte.
Pinal contaba la historia de cómo se filmó Viridiana, en 1961, una de las obras maestras del cineasta español y la primera cinta mexicana que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Pinal murió este 28 de noviembre a los 93 años en Ciudad de México donde estaba hospitalizada desde el 21 de noviembre por una infección urinaria.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lamentó el fallecimiento de la actriz a la que definió como “parte de la memoria cultural de México”.
“Muchas generaciones de mexicanas y mexicanos crecimos admirándola”, escribió Sheinbaum en sus redes sociales.
En la autobiografía de Pinal, Ésta soy yo. Silvia Pinal, la actriz recordaba que la filmación fue una especie de regalo de bodas de su entonces marido, el empresario Gustavo Alatriste.
La pareja viajó a España para contactar a Buñuel, a quien encontraron en su pueblo natal Calanda, en la provincia de Teruel. Pinal los presentó.
“¿Y él quién es, productor, director?”, preguntó. La actriz respondió: “No, don Luis, es mi marido y es mueblero”.
Intrigado, Buñuel insistió: ¿por qué un vendedor de muebles quería hacer cine?
“Porque me ama”, fue la respuesta. “Ah”, dijo el director. “Es una muy buena razón”.
Alatriste pagó 150 mil pesos de entonces al cineasta por la película. Ése fue el regalo de bodas para su esposa.
Y Viridiana es la cinta por la que más se la recordará y la que la consagró como actriz.
A Silvia Pinal se le consideraba “la última gran diva de México” y entre las razones para la definición destacan las películas Viridiana, El ángel exterminador y Simón del Desierto.
Fue una de las actrices que más filmó con el cineasta español.
En México la llamaban “la musa de Buñuel”.
Pinal nació en en 1931 en el puerto de Guaymas, Sonora, en el noroeste del país.
Por el trabajo de su padre, un exmilitar, vivió en varios lugares antes de asentarse definitivamente en Ciudad de México, donde a los 14 años consiguió su primer empleo como secretaria en un laboratorio farmacéutico.
En 1948, debutó en su primera película con un papel pequeño en Bamba, y a partir de ese momento filmó más de 100 cintas en México y otros países.
Silvia Pinal fue una actriz versátil: lo mismo interpretó a una ingenua chica consentida de familia adinerada, que a mujeres seductoras en busca de conquistar hombres millonarios.
En su filmografía abundan las comedias ligeras o de estilo comercial, con las que obtuvo varios reconocimientos y la volvieron muy popular en México.
De acuerdo con especialistas tuvo un papel central en el estilo de cine que nació en la década de los 50 y cuyo tema más frecuente fueron historias desarrolladas en las ciudades, a diferencia de otros períodos cuando los guiones se basaban sobre todo en la vida del campo.
Fue un contexto distinto que requería, también, de otro tipo de actrices.
“Más que campo, arrabal o barrio debían sugerir una sensualidad más sofisticada, desbordante”, escribió el historiador Felipe Mera en la revista Veredas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Era una imagen que causaba controversia.
En 1961, por ejemplo, el gobierno de España encabezado por Francisco Franco prohibió la exhibición de Viridiana después de que el diario italiano L’Osservatore Romano la calificó como “blasfema”.
Pinal contaba que las autoridades españolas ordenaron confiscar todas las copias de la cinta, pero amigos de la actriz enterraron en su jardín un par y ella misma llevó a México de contrabando otras tres.
Por eso fue posible que Viridiana se exhibiera en América Latina.
Aunque en México muchos destacan especialmente la belleza de Silvia Pinal, también hay otros momentos que ahora se recuerdan.
Uno de ellos es el período entre 1991 y 2000 cuando la actriz fue sucesivamente diputada federal, asambleísta del Distrito Federal y senadora, postulada siempre por el entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En ese lapso impulsó algunas legislaciones que tuvieron poco éxito, como una propuesta para endurecer sanciones a la reventa de boletos de espectáculos, y modificaciones a la Ley de Cinematografía.
Además fue secretaria general de la Asociación Nacional de Intérpretes, la Asociación Nacional de Actores y promotora de obras musicales en teatros del país.
También protagonizó varias polémicas. En 2000 tuvo que exiliarse durante casi un año en Miami, pues en México fue acusada de malversar fondos de la Asociación Nacional de Productores de Teatro (Protea), que ella fundó.
El aspecto personal de la última diva de México no fue tan exitoso.
Durante varios años Silvia Pinal padeció un glaucoma que le obligó a cancelar presentaciones y alejarse durante un tiempo de los escenarios.
Pero lo más grave ocurrió con su familia. Una de sus hijas, la cantante de rock Alejandra Guzmán, estuvo a punto de morir por complicaciones de una cirugía plástica mal practicada.
Antes, en 1982, había muerto otra de sus hijas, Viridiana, de 18 años de edad, en un accidente automovilístico en Ciudad de México.
Cinco años después falleció su nieta en la piscina de su casa. La niña de 2 años se llamaba igual que su tía.
Fue una de las mayores paradojas para la actriz: Viridiana, el nombre que representó la gloria en su carrera, fue también el mayor dolor en su vida.
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