Durante la Star Wars Celebration finalmente tuvimos nuestro primer buen vistazo a ‘Ahsoka’, la nueva serie live action de Disney Plus que se estrenará en agosto y que seguirá de cerca a la antigua padawan de Anakin Skywalker.
La serie, al igual que ‘The Mandalorian’, estará situada en el periodo de transición entre el final del Imperio y el nacimiento de la Nueva República, por lo que veremos muchas caras conocidas.
El tráiler nos mostró a varios personajes queridos que vimos primero en ‘Star Wars: Rebels’, la serie animada que tuvo 4 temporadas entre 2014 y 2018, que seguía a un grupo muy diverso de rebeldes y su lucha contra el Imperio.
Además de estos personajes, el tráiler de ‘Ahsoka’ también mostró otras caras familiares como Mon Mothma (quien ha aparecido en una gran cantidad de historias de Star Wars, incluyendo ‘Clone Wars’, ‘Andor’, ‘Rebels’, ‘Rogue One’ y ‘Return of the Jedi’) y Morgan Elspeth, una ex imperial que apareció en ‘The Mandalorian’.
A continuación te decimos quiénes son los personajes de ‘Star Wars: Rebels’ que veremos en la serie de ‘Ahsoka’.
Mary Elizabeth Winstead le dará vida a Hera, una twi’lek que durante Rebels era una de las mejores pilotos y líder de la Rebelión. Su misión principal era cazar a Thrawn, un Gran Almirante del Imperio que causó estragos por toda la galaxia.
Al final de la serie animada, vemos que Hera se convierte en mamá de un pequeño llamado Jacen, a quien tuvo con un Jedi llamado Kanan Jarrus, quien formaba parte de su tripulación y que se sacrificó al final de la última temporada para que sus amigos pudieran escapar.
Interpretada por Natasha Liu, Sabine es una mandaloriana que también formaba parte del equipo de Hera.
Sabine es experta en causar grandes explosiones y en expresar sus sentimientos a través del graffiti. Al final de Rebels, vemos que ella estaba en duelo al creer que perdió a Ezra Bridger, su amigo más cercano y quien se sacrificó para vencer a Thrawn.
La aparición de Ezra en el tráiler es breve y solo lo vemos en un holograma, pero sabemos que sobrevivió al final de Rebels, donde decidió retener a Thrawn para evitar que escape y así salió volando por el hiperespacio.
Sin embargo, el resto de la tripulación no supo que Ezra -quien será interpretado por Eman Esfandi- sobrevivió y seguro será una sorpresa cuando se enteren que está vivo.
En The Mandalorian nos enteramos que Ahsoka está buscando a Thrawn, quien al igual que Ezra, sobrevivió al final de Rebels.
Thrawn es uno de los líderes del Imperio más poderosos y sus métodos poco ortodoxos lo hacen uno de los enemigos más peligrosos a los que se puede enfrentar Ahsoka.
En el tráiler lo vemos de espaldas y aún no sabemos quién le dará vida en el live action.
Chopper es un droide astromecánico con muuuuuy mal humor, pero gran valentía, que pertenece a Hera.
Durante Rebels siempre estuvo con la tripulación haciendo de todo incluyendo infiltrarse detrás de las líneas enemigas, así que no nos soprendería que lo veamos haciendo lo mismo en ‘Ahsoka’.
A Seb no lo vimos en el tráiler de ‘Ahsoka’, pero sí apareció en el quinto episodio de ‘The Mandalorian’. Él es un guerrero lasat que formaba parte de la tripulación de Hera.
Lo más seguro es que lo veamos de regreso en ‘Ahsoka’, reuniéndose con sus amigos para luchar nuevamente contra Thrawn.
Zeb Orrelios de Rebels al Mandalorian y todavía faltan los demás Rebels
😍😍🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥#Zeb #ZebOrrelios #Mandalorian #StarWars #StarWarsRebels pic.twitter.com/gbjghsyoH9— Sombra del Imperio #BadBatch #StarWars (@SombradeImperio) March 31, 2023
Aunque estas palabras estén incluidas en el diccionario de la Real Academia Española, eso no significa que pertenezcan a la norma culta.
Si necesitas saber lo que es una azotehuela, parrillar, un pósnet, rapear, un sérum, tutti frutti o yuyu, desde diciembre pasado lo puedes consultar en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia y de la Asociación de Academias de Lengua Española.
Más sorprendente puede ser descubrir que también están en el diccionario palabras como “almóndiga”, “toballa” o “murciégalo”.
Desde que existe una versión electrónica del DLE (como se conoce el diccionario), cada año se publican nuevas incorporaciones. En 2024, se llegó a la actualización 23.8 o, lo que es lo mismo, la octava actualización de la vigésima tercera edición, publicada en 2014.
Estas actualizaciones afectan tanto a nuevas palabras, como a la incorporación o revisión de acepciones, etimologías… sin que haya un número exacto estipulado. En la última edición supuso más de cuatro mil novedades (entre incorporaciones, modificaciones y supresiones); el número de entradas en el diccionario asciende a 94 mil.
El Diccionario de la Lengua Española es un diccionario de uso: para determinar si un término está asentado y podría incorporarse, existen bancos de datos que proporcionan sus datos exactos, como es el caso del CORPES XXI. Esto permite hacerse una idea de si está extendido el término.
En ese caso, al comprobar que una voz está suficientemente implantada al aparecer en el corpus con un número significativo de casos, ya sea en una zona geográfica, o en un estilo concreto, se incluye en el diccionario. Pero no siempre lo más documentado es lo más culto.
La Real Academia justifica la inclusión de los términos con el siguiente criterio de uso:
“El diccionario es una herramienta para entender el significado de las palabras y expresiones que se emplean en textos actuales y antiguos de las numerosas áreas hispanohablantes y de los distintos registros”.
¿Por qué, entonces, pueden preguntarse los lectores, no se incluyen neologismos como “juernes” (voz coloquial usada en España procedente de un cruce entre jueves y viernes, en la que se aplica al día jueves la característica del viernes de ser víspera de festivo) o “brillibrilli” (objeto con un brillo especial)?
De nuevo, lo amplio de su uso es el criterio esgrimido por la Academia:
“Trata el diccionario de recoger exclusivamente las palabras y acepciones de nueva creación que se consideran extendidas y asentadas en el uso de los hablantes. De ahí que muchos neologismos de creación muy reciente no generalizados deban esperar para poder incorporarse al diccionario”.
Lo que más suele llamar la atención de las voces registradas en el diccionario son aquellas vulgares o coloquiales, entendiendo por estas los usos ajenos a la norma culta, porque puede parecer que no son adecuadas a este tipo de obras.
El hecho de ser un diccionario de uso hace que en él tengan cabida voces que son incorrectas o se consideran “vulgarismos”. Pero incluirse en el diccionario no significa que deje de ser vulgar: es importante distinguir entre “estar incluido en el diccionario” (cualquier voz que aparezca en él) y “pertenecer a la norma culta” (uso perteneciente a un estilo cuidado).
Abreviaturas, como vulg. (vulgar) o coloq. (coloquial) nos informan del estilo al que corresponde su uso.
Muchos de los vulgarismos incluidos se mantienen porque fueron incluidos en el pasado:
“En general, solo se pueden encontrar en el diccionario algunos de los vulgarismos que se incluyeron en siglos pasados y que hoy, como mucho, siguen usándose en niveles de lengua bajos. Así, almóndiga entró en la primera edición del diccionario (en 1726), donde ya se consideraba una variante corrupta y sin fundamento de albóndiga”.
Otros, en cambio, son más recientes, como la palabra “conchudo”, que se introdujo en 1992 con esta definición: “2. adj. coloq. Am. Sinvergüenza, caradura”.
Por esta razón, la entrada para almóndiga es la siguiente:
almóndiga 1. f. desus. albóndiga. U. c. vulg. .
Se marca que es femenino (f.), pero también vulgar (vulg.) y en desuso (desus.), es decir, no pertenece a la norma culta, la misma indicación hecha en el Diccionario panhispánico de dudas:
“No debe usarse la forma almóndiga, propia del habla popular de algunas zonas”.
Aun así, tanto ha corrido el rumor de que estaba “admitido”, que la RAE se pronunció al respecto para aclarar que ni se ha incluido en el diccionario en época reciente, ni pertenece al lenguaje culto.
Por su parte, la palabra “cocreta” nunca se ha integrado en los diccionarios académicos, salvo en el Diccionario panhispánico, aunque advirtiendo de que “Es errónea la forma cocreta, usada a veces en la lengua popular”.
Tampoco ha estado en los diccionarios académicos fragoneta, que no está documentada en el CORPES XXI.
Otro ejemplo interesante es murciégalo, forma que “entró ya en 1734 como variante válida e incluso preferida de murciélago (…) y fue solo en ediciones posteriores cuando adquirió la marca de vulgar y desusada, según fue cayendo en desuso en la lengua culta general”.
Algo similar ocurrió con asín, también vulgar, de la edición de 1770 o toballa, en desuso.
Almóndiga, murciégalo, toballa o asín están en el diccionario aunque no pertenecen a la norma culta. Tampoco lo están brillibrilli o juernes, por no hallarse todavía suficientemente documentados. Si algún día se incluyeran, probablemente lo harían como coloquialismos, por lo que no pertenecerían a la norma culta, es decir, no estarán aceptados, aunque estén registrados.
*Amalia Pedrero González es profesora titular de lengua española de la Universidad CEU San Pablo, España.
Este artículo fue publicado en The Converation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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