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¿Mi celular tiene fecha de caducidad? 3 mitos (y sus verdades) sobre la obsolescencia programada
¿Mi celular tiene fecha de caducidad? 3 mitos (y sus verdades) sobre la obsolescencia programada
Ilustración: Andrea Paredes | @driu.paredes
6 minutos de lectura

¿Mi celular tiene fecha de caducidad? 3 mitos (y sus verdades) sobre la obsolescencia programada

27 de enero, 2023
Por: Rogelio Loredo
@RogerVk93 

Segurito has escuchado -o hasta crees que te ha pasado- que cuando las compañías tecnológicas grandes presentan sus nuevos celulares u otros dispositivos, los modelos anteriores por arte de magia empiezan a volverse más lentos o presentan fallas misteriosas

Esto puede ser un efecto placebo o podría tratarse de la obsolescencia programada.

¡¿Obsolequé?!

Ajá, aunque parezca un término inventado, realmente es una práctica comercial, que implica diseñar productos para que se vuelvan obsoletos en un tiempo determinado.

Digamos que cuando tu compañía favorita presenta su nuevo celular ultra moderno, con mil funciones que parecen sacadas de una película de ciencia ficción, en realidad lo crean para que viva algunos años y después ya no funcione tan bien para que luego compres otro más reciente.

Sobre este tema existen un chorro de mitos y verdades, pero de que pasa, pasa. Si no, pregúntenle a Apple.

Checa: Las señales de que ya debes cambiar tu celular

Apple ralentizó modelos viejos del iPhone sin avisar

En 2017, la compañía de la manzanita lanzó una actualización de software que ralentizaba (hacía más lentos) diferentes modelos anteriores del iPhone.

Varios usuarios lo notaron y demandaron colectivamente a Apple, que terminó pagando 613 millones de dólares para resolver sus temas legales tan solo en Estados Unidos (y unos 25 millones de euros por multas en Francia),

La compañía se disculpó por no haber avisado a los usuarios, y señaló que hizo esto para “proteger la batería” de los modelos viejitos del iPhone -además de que bajó los costos de reparación y a partir de eso comenzó a ser más clara-.

Después de esto, muchas teorías comenzaron a surgir alrededor del tema de qué hacen las compañías tecnológicas con sus dispositivos viejos, así que acá te las tratamos de responder.

Ahora sí, los mitos y sus verdades sobre la obsolescencia programada

En Animal MX platicamos con Paul Aguilar, líder de seguridad digital en Social TIC -una ONG mexicana enfocada a temas de tecnología-, y Carlos Estrada, experto en ciberseguridad y socio de la firma de consultoría de riesgos Vestiga Consultores, quienes nos explicaron a detalle qué onda con esto de la obsolescencia programada.

Mito 1: Las empresas hacen fallar intencionalmente sus dispositivos

Verdad: La respuesta corta es sí, pero no es tan sencillo como parece. 

Como dijimos arriba, los dispositivos -aunque sean nuevos- salen de la fábrica con una fecha de caducidad programada, con la intención de que unos años después, reemplacemos estos dispositivos por el modelo nuevo y así sucesivamente hasta el fin de los tiempos.

Esto ha sido estudiado desde hace muchos años, particularmente desde la década de los 80, cuando la Universidad de Stanford en California lanzó un análisis preliminar ocupando el término “obsolescencia planeada”. 

Ahora, aunque traen su fecha de caducidad programada, es muy diferente que las compañías le metan una actualización para que comiencen a fallar intencionalmente antes de tiempo y suceda algo como lo que le pasó a Apple con sus baterías.

“No es que intencionalmente los hagan fallar, sino que existe una proyección de tiempo de vida para las funciones del equipo o incluso físicamente para cuánto resiste o cuánto tiempo dura. Y eso obliga a los usuarios a que tengan que estar renovando de forma constante sus dispositivos”, explica Aguilar.

En caso de que una compañía hiciera fallarlos antes de tiempo, necesitaríamos “pruebas sólidas para hacerlo” y así poder tomar acciones legales, como contra Apple.

“Los investigadores deben recopilar evidencias de que las empresas hayan adoptado deliberadamente ciertos cambios en sus productos con el fin de hacerlos obsoletos o reducir su rendimiento. Estas pruebas pueden incluir documentos internos, registros de ventas y declaraciones de los empleados de la empresa”, señala Estrada.

Y para defenderse legalmente, lo que hacen las empresas es comprometerse por un determinado número de años a ofrecer actualizaciones para un dispositivo (desde su fecha de fabricación, no desde que tú lo compras).

Aguilar explica que esto se llama “términos de contratación” o “términos de compra”, los cuales vienen especificados en los folletos que están dentro de la caja de los productos.

En caso de que estos términos sean incumplidos por una empresa, entonces se podrían tomar acciones legales, siempre y cuando se pueda demostrar, porque además estas garantías quedan anuladas en caso de maltrato al equipo (si se te cae o lo sumerges en agua o se lo come tu perro, olvídate de echarle la culpa al fabricante).

Lee más: Cómo hacer mi tele vieja una Smart TV

Mito 2: Si mi celular está impecable, no tiene razón para fallar

Verdad: No importa qué tanto lo cuides, al final va a fallar porque la tecnología avanza rápidamente.

Aguilar señala que aunque un celular u otro dispositivo electrónico se vea como nuevo por fuera, sus componentes internos comienzan a desgastarse con el tiempo por la misma electricidad que reciben, ocasionando que así presenten fallas (menos batería, se vuelven más lentos, se pueden apagar repentinamente, etc).

Pero no solo por eso, sino que como la tecnología avanza rápidamente y los softwares se actualizan constantemente, los modelos más viejos comienzan a ser incompatibles porque no tienen los elementos necesarios para aguantar estas actualizaciones, volviéndose obsoletos con el tiempo.

En cuanto al tiempo de vida de un dispositivo, particularmente un smartphone. Estrada señala que esto puede depender de la calidad de los componentes que usen.

Aguilar, menciona que el promedio de vida podría ser de unos 5 años, después de eso recomienda que lo cambies por uno nuevo. 

Sin embargo, esto varía dependiendo la marca de celulares que compres, ya que aquellas de gama alta como Apple y Samsung, pueden tener una mayor duración que modelos de gama baja de empresas como Xiaomi u Oppo.

Everphone, una compañía dedicada a abastecer a empresas con celulares para el trabajo, resalta que el promedio de vida de un celular es de 2.5 años, número que puede subir o bajar dependiendo la marca.

Mito 3: Conforme avance la tecnología, la obsolescencia programada va a desaparecer

Verdad: Esto es falso. Es más, los dispositivos tendrán menos tiempo de vida en el futuro.

Ambos expertos coinciden en que con la tendencia actual del mercado consumista, a las empresas les conviene hacer dispositivos que duren menos para que la gente compre más.

“Conforme evoluciona la tecnología, creo que es menos probable que la obsolescencia programada desaparezca. Los fabricantes de dispositivos digitales tienen cada vez más incentivos para diseñar productos que se desactualicen rápidamente, para que los consumidores compren el último modelo”, detalla Estrada.

Aguilar agrega que “como estamos viendo la tendencia del mercado, cada año en cierta temporada, las empresas sacan cada vez más productos nuevos. Esto probablemente se va a acelerar, ocasionando que cada vez los dispositivos se vuelvan más desechables”.

Brian X. Chen, columnista de The New York Times, dice que una solución hipotética para reducir la obsolescencia programada (en el caso de celulares) sería que las compañías te dejen actualizar piezas o partes de los dispositivos para prolongar su tiempo de vida, pero esto no sucederá porque eso no es bueno para el negocio de smartphones.

Hay ciertos dispositivos como PCs y Laptops que te permiten cambiar piezas y mejorar componentes, aunque eventualmente se volverán incompatibles con los más nuevos conforme avance el tiempo, pero en conclusión, todos los aparatos electrónicos están hechos para ser reemplazados en el futuro.

Antes de que te vayas: Lo que debes tomar en cuenta al comprar un celular nuevo

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Imagen BBC
Muere Fujimori: las masacres y secuestros por los que fue condenado a 25 años de prisión
6 minutos de lectura

El expresidente peruano Alberto Fujimori fue sentenciado a 25 años de cárcel por los casos de dos masacres y dos secuestros llevados a cabo con su aval en la década de 1990. En diciembre de 2023 quedó en libertad.

12 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0

Nueve meses después de su puesta en libertad por razones de salud, el expresidente de Perú Alberto Fujimori murió este miércoles 11 de septiembre a los 86 años.

Su hija Keiko comunicó la noticia a través de X, en un mensaje en el que se despidió de su padre y pidió una oración por el descanso de su alma.

La salida de prisión de Fujimori se produjo el 6 de diciembre de 2023, 14 años después de ser sentenciado a 25 años de cárcel por los delitos de homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado por trato cruel.

Aunque en 2017 fue liberado por un indulto presidencial, el Tribunal Supremo requirió al siguiente año nuevamente su encarcelamiento al reconsiderar argumentos presentados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).

Sin embargo, el Tribunal Constitucional dictaminó el 5 de diciembre de 2023 “la falta de competencia de la CorteIDH” sobre este caso y desechó la orden de reencarcelamiento.

Fujimori fue declarado culpable de ordenar a un escuadrón de la muerte, conocido como el Grupo Colina, llevar a cabo dos masacres, así como por su participación en los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer, ambos en 1992.

Los crímenes de los que se le acusó sucedieron en el marco del conflicto interno de Perú en el que el gobierno realizó una campaña contra el insurgente grupo armado Sendero Luminoso.

Estos fueron los casos que llevaron por primera vez a un presidente de América Latina a la cárcel por crímenes de lesa humanidad.

Masacre de Barrios Altos

El 3 de noviembre de 1991, seis hombres enmascarados irrumpieron en una fiesta en un pequeño apartamento del distrito Barrios Altos, una zona de clase baja, aledaña al Palacio Presidencial.

Los hombres eran miembros del escuadrón de la muerte que llegó a conocerse como el Grupo Colina.

Según el testimonio de uno de los integrantes, el objetivo era capturar a sospechosos de Sendero Luminoso pero, a medida que se acercaba la hora del operativo, se dio cuenta de que el propósito era matarlos.

Jesús Sosa Saavedra al ser arrestado
AFP
Jesús Sosa Saavedra fue el último miembro del Grupo Colina en ser arrestado, en 2008.

Los enmascarados dispararon contra los asistentes, matando a 15 personas —incluyendo un niño de 8 años— e hiriendo gravemente a cuatro.

Pero la masacre de Barrios Altos fue un error. Mala información de inteligencia hizo que el escuadrón confundiera la fiesta con una reunión secreta del grupo insurgente y matara a civiles inocentes.

El mismo testigo describió cómo él y sus compañeros del escuadrón bebieron cerveza y brindaron en la playa horas después de la matanza.

Masacre de La Cantuta

En la madrugada del 18 de julio de 1992, miembros del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote), la mayoría miembros del Grupo Colina, forzaron su entrada en las residencias estudiantiles de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, conocida como La Cantuta.

El operativo era en respuesta a una explosión en el barrio de Miraflores, reivindicada dos días antes por Sendero Luminoso, que fue uno de los ataques más mortales de una campaña de atentados con bomba de la organización insurgente, que dejó 25 muertos y más de 200 heridos.

En La Cantuta, las tropas ordenaron a los estudiantes abandonar sus habitaciones y los colocaron bocabajo en el piso. Nueve individuos fueron separados del grupo y llevados a la fuerza.

Trabajos de exhumación por el caso de La Cantuta
Getty Images
La exhumación de víctimas de La Cantuta se llevó a cabo en 2007, pero fue difícil identificar los cuerpos que habían sido incinerados.

Entre tanto, un grupo de soldados irrumpió en la residencia del profesor Hugo Muñoz Sánchez. Tras el registro de la propiedad, también se lo llevaron.

Según la Fiscalía que investigó el caso, los nueve estudiantes y el profesor fueron desaparecidos forzosamente y asesinados.

El Grupo Colina había quemado los cadáveres, por lo cual se había hecho difícil su identificación. En 1995, Fujimori declaró una amnistía que cobijó a los miembros del escuadrón.

Secuestro del periodista Gustavo Gorriti

Gustavo Gorriti es un periodista que se destacó en los 80 reportando sobre el conflicto entre el gobierno y Sendero Luminoso, reconocido por su conocimiento de dicha organización.

También fue un crítico del gobierno fujimorista.

En 1992, publicó una serie de artículos en la revista Caretas donde vinculó al gobierno con organizaciones narcotraficantes, implicando en particular a Vladimiro Montesinos, el “hombre fuerte” de Fujimori y director del Servicio de Inteligencia del Ejército entre 1990 y 2000.

En reacción a los artículos, el 6 de abril de 1992, una unidad del ejército peruano lo arrestó en su casa y lo llevó a los sótanos del Servicio de Inteligencia.

Gustavo Gorriti
Getty Images
Gustavo Gorriti reportó ampliamente sobre Sendero Luminoso y fue un crítico del gobierno de Fujimori.

El secuestro sucedió durante el llamado “fujimorazo” o autogolpe, una crisis constitucional en la que Fujimori disolvió el Congreso y detuvo a varias figuras de la oposición.

La esposa de Gorriti alertó a la prensa y a gobiernos extranjeros, incluyendo Estados Unidos. La presión internacional causó que el periodista fuera trasladado a un lugar de detención oficial y dos días después de su secuestro fue puesto en libertad.

Gorriti vivió en el exilio durante los 90, primero en EE.UU. y luego en Panamá.

Secuestro del empresario Samuel Dyer

El 27 de julio de 1992, Samuel Dyer se encontraba en el Aeropuerto Internacional de Lima, dispuesto a viajar a Estados Unidos.

Sin orden judicial, fue impedido de abordar un avión por personal del SIN y llevado a las oficinas de migración donde le informaron que tenía una orden de captura.

De ahí fue trasladado violentamente a los calabozos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), donde permaneció privado de libertad y fue interrogado sobre su presunta colaboración con Sendero Luminoso.

La sede del Servicio de Inteligencia del Ejército en 2000
Getty Images
La sede del Servicio de Inteligencia del Ejército estuvo protegida por policías antimotines en septiembre de 2000, cuando se aproximaba el fin de la Era Fujimori.

El empresario fue sometido a una investigación de cuatro días, sin justificación ni pruebas, hasta que no tuvieron forma de encontrar “vínculos terroristas”.

La SIE lo sacó subrepticiamente de su sede, lo dejó en una calle y lo “hizo huir”. Dyer se refugió temporalmente en la embajada de México en Lima y poco después salió a EE.UU. con su familia.

Varios militares recibieron duras condenas por su participación en estos delitos, incluyendo Julio Salazar Monroe, exjefe del SIN, y Juan Rivero, exjefe del SIE.

Fujimori fue encontrado culpable de ordenar las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, así como de avalar los secuestros de Gorriti y Dyer.

* Esta nota fue publicada originalmente a raíz de la orden de libertad para Fujimori y actualizada el 11 de septiembre de 2024 con su muerte.

Línea gri
BBC

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