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Avances y rezagos de las mujeres en la ciencia : “Quería ser niño porque tendría más oportunidad”
Avances y rezagos de las mujeres en la ciencia : “Quería ser niño porque tendría más oportunidad”
Aún faltan más medidas para cerrar la brecha de género en la ciencia. Foto: Fabiola Serrano.
8 minutos de lectura

Avances y rezagos de las mujeres en la ciencia : “Quería ser niño porque tendría más oportunidad”

El acceso a las mujeres en alguna carrera STEM es cada vez sencillo, pero no es suficiente para evitar cerrar la brecha de género.
08 de marzo, 2024
Por: Verónica Santamaría
@VeroSantamariaC 

Las mujeres que en México se dedican a carreras STEM (por sus siglas en inglés) relacionadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, han servido de ejemplo para una mayor apertura en programas enfocados a que niñas y adolescentes se desarrollen en estas profesiones.

Sin embargo, esto no ha sido suficiente para acortar la brecha de género en los empleos relacionados con este tipo de carreras.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera a estas carreras como fundamentales para las economías nacionales. Pero sin importar su nivel de desarrollo, no todos los países han alcanzado la igualdad de género en este sector.

Carol Perelman, divulgadora de la ciencia y química farmacéutica bióloga por la UNAM, cuenta a Animal MX sobre la situación de las mujeres en este sector y señala que, además de todas las brechas que existen en otros contextos, en las profesiones STEM ocurre lo mismo.

“La ciencia tiene una brecha importantísima. Perdernos 50% de la creatividad, el talento y la perspectiva que tienen las mujeres para aportar en la ciencia”, comenta Perelman.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un estudio en México sobre la situación de las mujeres en la ciencia, analizando la brecha de género, los estados que presentan avances, y las propuestas y políticas públicas a encaminar.

Por ejemplo, señala que en México las mujeres se han quedado atrás en la formación de estas habilidades en carreras STEM para el futuro. Incluso, analizaron que en el país faltan estrategias integrales en los estados para sumar a más mujeres en alguna de estas profesiones. 

¿Dónde están las científicas?

En el estudio ¿Dónde están las científicas? Brechas de género en carreras STEM, el IMCO explica que las diferencias en la elección de una carrera STEM tienen una relación directa con las brechas de género en los lugares de trabajo. 

Por ejemplo, el diagnóstico muestra que en Estados Unidos, entre 15 y 25% de la brecha de ingresos entre profesionistas de ambos sexos se debe a las diferencias en la elección de carrera, mientras que en México no existen registros administrativos detallados que permitan analizar la brecha salarial por nivel de puesto.

El IMCO aclara que, fuera de la Administración Pública Federal, la información disponible deja ver un panorama en las carreras STEM con diferencias marcadas entre sexos.

Martha Castro, investigadora de educación del IMCO, explica que la brecha de género en los estados del país entre los hombres que estudian carreras tecnológicas y las mujeres que optan por estos programas se ha ido cerrando a una tasa anual aproximada del 4%.

“Si mantuviéramos esta tendencia, México tardaría 37 años para que las mujeres que estudian carreras STEM se acercaran al número de hombres que estudian hoy estas carreras”, advierte la investigadora en entrevista para Animal MX.

En 2022, el IMCO también encontró que solo 3 de cada 10 profesionistas que se desarrollan en carreras STEM son mujeres. Esta cifra fue parte de un análisis para medir la brecha de género en la formación de talento científico y tecnológico en las entidades, en la que se analizó matrícula de hombres y mujeres en carreras STEM entre 2012 y 2022. 

De estos resultados, destaca que en todos los estados, las mujeres en carreras STEM tendrían que aumentar en al menos 71% para alcanzar un nivel similar al de los hombres. 

Las entidades en donde se ha cerrado más la brecha de género presentan mayor productividad y proveen mejores condiciones laborales para la participación de las mujeres.

Los avances en las STEM no son suficientes

De acuerdo con Carol Perelman, la situación global de las científicas arroja que un tercio de las personas investigadoras en el mundo son mujeres. 

“Solo un tercio acaba siendo investigadoras y luego, solo 13% de los que se gradúan de un doctorado son mujeres y solo 12% de los miembros de academias científicas son mujeres; y solamente 3% de las que han ganado un Premio Nobel son mujeres”, explica.

Ante esto, Perelman señala que aunque se tiene una mejor proporción en el acceso de las mujeres a la ciencia, “algo pasa en el camino que debemos abordar porque, desgraciadamente, perdemos a muchas mujeres en el camino”.

mujeres en la ciencia
Carol Perelman es divulgadora de la ciencia y química farmacéutica bióloga por la UNAM. Foto: Cecy Amkie.

En su estudio, el IMCO indica que en México la brecha de género en la elección de carreras también es visible en las cifras de universitarios que actualmente estudian una carrera STEM. 

Los resultados arrojan que la participación de las mujeres en carreras STEM es especialmente baja en las universidades privadas, donde sólo alcanza 10% de las alumnas. En contraste con el 27% de las instituciones de educación pública. 

En este rubro, las universidades públicas aumentaron el número de mujeres en carreras STEM en las últimas décadas, específicamente, en ingenierías. El IMCO señala que con estos resultados “es posible lograr un cambio gradual en su participación”.

Fabiola Eunice Serrano Arias es médica con especialidad en neurología clínica y alta especialidad en enfermedad vascular cerebral, y está por obtener el grado de doctora en Ciencias Médicas de la UNAM, para ella uno de los retos importantes entre las mujeres con carrera STEM es pensar que no lo pueden lograr.

“A veces las mujeres pensamos que eso solamente está destinado para los hombres.  Incluso yo, de niña, quería ser niño porque iba a tener más oportunidad y creo que, ahora, las mujeres también podemos tener oportunidad”, dijo Fabiola Serrano, directora de enseñanza del Instituto Nacional de Neurología, a Animal MX.

La neuróloga considera que hoy día, las mujeres se pueden guiar entre sí, cuentan con más figuras femeninas que las pueden orientar y apoyarse unas a las otras.

“Eso ayuda muchísimo. Creo que también ha cambiado la visión de muchos hombres que también apoyan a las mujeres. Entonces, no solamente es luchar nosotras con nosotras, sino que ya estamos teniendo mucho apoyo también de los hombres”, añadió.

mujeres en la ciencia
Fabiola Serrano es médica con especialidad en neurología clínica. Foto: Fabiola Serrano.

Estados con resultados para las mujeres en STEM

Martha Castro enfatizó que aunque hay avances en el acceso de las mujeres a carreras STEM, estos son lentos, concisos y contundentes a lo largo del tiempo.

Sin embargo, no descarta que a pesar de que se distingue una cierta tendencia a la mejora, todavía “nos tomaría mucho tiempo cerrar las brechas”, añade la investigadora de educación en el IMCO,

El estudio sobre la brecha de género de este instituto indica que las diferencias entre las entidades federativas también son considerables

Ejemplo de esto son las entidades de Nayarit y Quintana Roo donde solo 11% de mujeres que estudian carreras universitarias están en alguna rama de STEM.

Además, en 16 de las 32 entidades del país este porcentaje se encuentra entre 17 y 24%, mientras que las entidades con mayor participación femenina en carreras STEM es Coahuila, con 28%, seguida por San Luis Potosí y Guanajuato, ambas con 26%.

“Para incluir a más mujeres en carreras tecnológicas, creo que lo primero es que ellas estén convencidas de que estos programas son redituables y que en el futuro profesional. Haber estudiado o ser egresada de alguno de estos programas puede representar mayores ingresos y mejor probabilidad de encontrar un empleo de calidad”, añadió Castro.

8M: Retos y desafíos para las científicas

Carol Perelman explica que las expectativas sociales y la representación de mujeres científicas también repercute en las oportunidades que niñas y adolescentes puedan tener al momento de elegir una carrera STEM.

“Muchas veces los mismos padres, madres, profesores, abuelos, tíos, tienen ciertas expectativas sobre lo que su hijo o hija -en este caso hija- puede ser el día de mañana. Estas expectativas sociales, a veces, son tremendas”, señala.

Sobre la representación de mujeres en la ciencia, Perelman habla de las personas que la mayoría de la gente admira. Un ejemplo de esto sucede cuando preguntas a qué científica admiras.

“Te aseguro que la mayoría va a decir Marie Curie. Por supuesto que Marie Curie fue pionera y rompió muchos techos de cristal, muy importante. Sin embargo, no es la única, hay una cantidad enorme de mujeres científicas que han trazado el camino de la ciencia y que es importantísimo visibilizar”, añadió.

Sobre las conversaciones alrededor del 8M para las mujeres en la ciencia, Martha Castro, plantea que es importante notar la correlación entre el sexo que tienen las personas y las carreras que eligen.

“Hoy vemos que las carreras que tienen ingresos más bajos son, también, carreras elegidas por mujeres. Esto, más allá de ser una coincidencia, nos habla de la feminización de las carreras que, además, están mal remuneradas en el mercado laboral”, señaló la investigadora del IMCO.

Elecciones 2024 y una futura presidenta STEM

El 2 de junio de este año, en México, las personas votarán para elegir a una presidenta o presidente en el país. Además, hay que resaltar que las dos candidatas mujeres a la presidencia ambas cuentan o se desarrollaron dentro de una carrera STEM.

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia, es científica; mientras que, Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia por la coalición de oposición Fuerza y Corazón por México, es ingeniera.

Martha Castro explica que en México, por primera vez, enfrentamos un escenario donde vamos a tener una mayoría de mujeres en los congresos, así como, una importante representación en los gobiernos y por primera vez una presidenta.

“La intuición nos dice que, un poco, las mujeres tenderían a apoyar más agendas de género, y en este caso especial dado que se trata de profesiones que son cercana a ellas, podríamos pensar que tendría un mejor panorama el posicionamiento de mujeres en STEM”, resalta la investigadora.

Sin embargo, en el caso de los estados gobernados por mujeres con diversos perfiles, es notorio que la tendencia se mantiene. La investigadora señala que esto se debe a que “el posicionar a más mujeres en carreras STEM no ha sido una prioridad de los gobernantes de ningún estado, color o profesión”.

Carol Perelman espera que tener a ambas candidatas presidenciales y con perfil STEM no solo sea esperanzador o inspirador para las niñas que crezcan viendo a una presidenta de México, sino que también que se cuente con políticas públicas con perspectiva de género.

Programas que apoyen su desarrollo profesional, programas de vacunación específico para mujeres, programas de investigación con tema de mujeres. En fin, hay muchas cosas por hacer en la ciencia, tenemos un potencial enorme y hay que hacer mucho trabajo todavía”, señala.

Fabiola Serrano comparte que el tener a 2 candidatas presidenciales en México es una muestra de que en el país comienza a haber un cambio. En especial, cuando se trata de 2 mujeres con quienes se tenga asegurada la representación de una primera presidenta.

“Eso va a modificar la visión en nuestro país sobre que las mujeres pueden estar en cualquier posición y lo que pasa en México también repercutirá en Latinoamérica, no solo en las mujeres sino también en favor de la igualdad y la equidad”, finaliza.

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Imagen BBC
¿Pólvora, dulce aroma de almendras? si te habías preguntado cuál es el olor del espacio, aquí te damos algunas pistas
11 minutos de lectura

Científicos están analizando los olores del espacio, desde los vecinos más cercanos a la Tierra hasta los planetas a cientos de años luz de distancia, para aprender sobre la composición del universo.

27 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Júpiter, dice Marina Barcenilla, es “un poco como una bomba fétida”.

El planeta más grande del sistema solar tiene varias capas de nubes, explica, y cada capa tiene una composición química diferente. El gigante gaseoso podría tentarte con el dulce aroma de sus “nubes venenosas de mazapán”, dice. Después, el olor “solo empeoraría a medida que te adentras”.

“Probablemente desearías estar muerto antes de llegar al punto de ser aplastado por la presión”, añade.

“Creemos que la capa superior de nubes está hecha de hielo de amoníaco”, comenta Barcenilla, comparando este hedor con el de la orina de gato.

“Luego, a medida que desciendes, encuentras sulfuro de amonio. Ahí es cuando tienes amoníaco y azufre juntos: una combinación infernal”. Los compuestos sulfurosos son famosos por ser los responsables del olor a huevo podrido.

Si pudieras explorar aún más profundo, continúa, encontrarías las características rayas y remolinos de Júpiter. “Júpiter tiene estas gruesas bandas coloreadas. Creemos que algunos de estos colores podrían ser creados por columnas de amoníaco y fósforo”.

También podría haber moléculas orgánicas llamadas tolinas, moléculas orgánicas complejas relacionadas con la gasolina. Por lo tanto, Júpiter, señala, podría tener un toque de “oleosidad” como de petróleo con un poco de ajo.

Barcenilla es científica espacial, diseñadora de fragancias y estudiante de doctorado en astrobiología en la Universidad de Westminster, Londres. Durante sus primeros años estudiando el cosmos, se preguntaba constantemente: “¿A qué olería eso?”. Entonces se dio cuenta: “Tengo esa molécula en mi laboratorio. Podría crearlo”.

Frascos en un laboratorio
Getty Images
Mezclando moléculas en un laboratorio se pueden obtener aromas presentes en el espacio.

Así que, además de su trabajo académico —la búsqueda de señales de vida en Marte—, Barcenilla se ha dedicado a diseñar aromas que recrean el olor del espacio exterior para la última exposición del Museo de Historia Natural de Londres, Espacio: “¿Podría existir vida más allá de la Tierra?”.

Desde el hedor a huevos podridos hasta el dulce aroma de las almendras, el espacio es un lugar sorprendentemente apestoso, dice.

Cometas, planetas, lunas y nubes de gas tendrían cada uno su propio olor único si pudiéramos olerlos. Pero ¿qué pueden revelar estos aromas sobre los misterios del Universo?

El subestimado sentido del olfato

Antes de lanzarnos a explorar las delicias olfativas del cosmos, quizás valga la pena detenernos un momento en qué son los olores en primer lugar.

El olfato, a menudo subestimado, es posiblemente el sentido más antiguo.

Tomemos como ejemplo un diminuto organismo unicelular, una bacteria, que surcaba los mares arqueozoicos hace unos 3500 millones de años. Al detectar la presencia de una sustancia química, quizás un sabroso nutriente o algún peligro que evitar, el flagelo de la bacteria (su apéndice con forma de cola) actuaba como una hélice, permitiendo a esta diminuta criatura redirigir sus movimientos.

Para nuestros primeros antepasados, este “sentido del olfato más rudimentario” marcaba la diferencia entre la vida y la muerte.

Y nuestro propio sentido del olfato es simplemente una versión más sofisticada de esta capacidad para detectar sustancias químicas en el entorno que nos rodea.

Nuestras narices contienen densos grupos nerviosos compuestos por millones de neuronas especializadas, repletas de moléculas conocidas como quimiorreceptores. Cuando se adhieren a una sustancia química, envían una señal a nuestro cerebro que se interpreta como un olor distintivo.

Este sentido del olfato nos permite detectar las sustancias químicas que nos rodean. Para los humanos, el olfato no solo nos ayuda a identificar alimentos o nos advierte de peligros ambientales, sino que también evoca recuerdos y desempeña un papel crucial en la comunicación social.

Tras millones de años de evolución, la capacidad de oler está intrínsecamente ligada a nuestro bienestar emocional.

Hombre oliendo unas flores
Getty Images
El olfato, entre otras cosas, nos permite evocar recuerdos y desempeña un papel crucial en la comunicación social.

Durante los largos y aislados meses en órbita, también puede ser un importante vínculo con el hogar para los astronautas. Pero una estación espacial también puede ser un lugar extraño en lo que a olores se refiere.

“Alexei Leonov [la primera persona en completar una caminata espacial] estaba a cargo de todos los astronautas extranjeros”, dice Helen Sharman, la primera astronauta de Reino Unido.

Era 1991 y Sharman se preparaba para pasar ocho días en la Mir, la estación espacial soviética. Justo antes del lanzamiento, Leonov “me dio una ramita de ajenjo”.

Durante su estancia en la Mir, Sharman de vez en cuando machacaba las hojas de ajenjo para liberar su aroma parecido al de la salvia, porque, dice ella, “es agradable tener un poco de olor a algo”.

En la estación espacial Mir, explica Sharman, había muy poco olor. En microgravedad, el aire caliente no asciende, así que “el olor de la comida caliente no se desprende del plato”. La única forma de experimentar el olor sería “meter la nariz en el paquete”, dice.

Pero había un olor distintivo en la estación espacial que muchos astronautas han reportado después de una caminata espacial. “Me recordó a cuando era niña y pasaba por delante de un taller de coches”, dice Sharman. “Podía oler soldaduras; ese olor metálico en el aire”.

Helen Sharman en 1989.
Getty Images
Cuando viajó a la MIR, Sharman se llevó una ramita de ajenjo que le había dado Alexei Leonov, la primera persona en completar una caminata espacial.

Durante la misión, Sharman realizó experimentos con posibles materiales para la construcción de naves espaciales. “Tenía un montón de películas delgadas, principalmente cerámica, que tuve que colocar en un marco y luego exponer al ambiente circundante de la estación espacial”.

Cuando trajo sus muestras de la esclusa de aire, sintió una oleada de olor, el aroma metálico del espacio. “Ese fue mi experimento favorito, porque olía”. Otros astronautas han descrito un olor similar al de carne carbonizada, pólvora o cableado eléctrico quemado.

Origen misterioso

Pero la causa de este olor sigue siendo un misterio. Una posible explicación, según Sharman, es que se deba a la oxidación. “La atmósfera, el entorno, alrededor de la estación espacial, es prácticamente un vacío, pero no completamente a esa altura”, explica. “Lo que tenemos en la atmósfera residual es oxígeno atómico”.

El oxígeno atómico, o átomos individuales de oxígeno, puede adherirse al traje espacial o a las herramientas de un astronauta. Al reingresar a la estación espacial, los átomos individuales de oxígeno se combinan con el O2 presente en la cabina, produciendo ozono (O3).

“En cuanto reacciona, se percibe ese olor a ozono”, afirma Sharman. Y nosotros, los humanos aquí en la Tierra, también podemos experimentar el fuerte olor del ozono. ¿Han notado alguna vez el olor metálico de la electricidad estática justo después de una tormenta? Eso es ozono.

Otra posibilidad es que Sharman estuviera inhalando los átomos de una estrella moribunda.

Cuando una estrella muere, libera una enorme cantidad de energía. Durante este proceso, la estrella produce hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) —moléculas con forma de malla de alambre, explica Sharman— que flotan por el universo y contribuyen a la creación de nuevos cometas, planetas y estrellas.

Helix Nebula
Getty Images
El espacio contiene una gran variedad de olores

En la Tierra, los HAP están presentes en combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo crudo y la gasolina, y a menudo se forman durante la combustión incompleta de materiales orgánicos.

“Si quemas tu comida”, dice Barcenilla, “ese es el tipo de molécula que estás creando. Cuando las estrellas mueren, la combustión crea el mismo tipo de moléculas. Luego flotan en el espacio para siempre”. Muchos de estos compuestos tienen un olor similar al de un disolvente o a naftalina, mientras que otros recuerdan más al plástico o al betún quemados.

Los datos espaciales llegan en diversas formas. La primera información científica espacial llegó en 1958, a través del Explorer 1 de la NASA, en forma de sonido.

En 2022, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA detectó el primer rastro de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera de un exoplaneta —un planeta fuera de nuestro sistema solar—, el gigante gaseoso WASP-39 b.

El JWST no olió el CO2 en el sentido de inhalarlo, sino que detectó su presencia al rastrear cómo la atmósfera del planeta alteraba la luz estelar al pasar frente a su sol. Al analizar los sutiles cambios en la luz, el JWST puede identificar las diversas sustancias químicas de los mundos extraterrestres.

Miríada de olores

Y “el espacio es inmenso”, afirma Barcenilla. Está lleno de mundos con olores diversos.

El análisis químico de la atmósfera de Titán, la luna más grande de Saturno, sugiere que huele a almendras dulces, gasolina y pescado podrido. Mientras tanto, el olor a huevos podridos podría disuadirte de visitar el planeta HD 189733 b, un gigante gaseoso abrasador a unos 64 años luz de la Tierra.

Las nubes de polvo interestelar, que giran a través de los brazos espirales de la Vía Láctea, combinan olores a “helados locos” y amoníaco que te hace doblar las rodillas, según dicen los investigadores.

Mientras tanto, en Sagitario B2, una gigantesca nube molecular de gas y polvo cerca del centro de nuestra galaxia, se podrían oler “algunas de las moléculas prebióticas necesarias para la vida”, afirma Barcenilla.

“Allí encontramos sustancias como etanol, metanol, acetona, sulfuro de hidrógeno y etilenglicol, que se pueden usar como anticongelantes”.

Saturno y sus lunas
Getty Images
El análisis químico de la atmósfera de Titán, la luna más grande de Saturno, sugiere que huele a almendras dulces, gasolina y pescado podrido.

Al formiato de etilo se le suele atribuir el aroma a frambuesa del centro de la Vía Láctea, pero, según Barcenilla, esto no es del todo cierto. “Es solo una molécula entre muchas, y si la hueles aisladamente, no huele a frambuesa”.

El formiato de etilo, explica, se encuentra en el interior de diversas frutas. Es en parte responsable del sabor —no del olor— de las frambuesas, pero también del sabor de otras frutas. [También] se asocia con el esmalte de uñas o quizás con el quitaesmalte, y con un olor a alcohol, casi a ron.

Vida fuera de la Tierra

Y rastrear sustancias químicas cósmicas no solo puede proporcionarnos detalles vitales sobre la composición del universo, sino también pistas sobre dónde buscar vida, afirma Barcenilla.

“Si pudieras navegar en [el planeta] K2-18b —si hubiera un océano allí y pudieras quitarte el traje espacial—, entonces podría oler a repollo podrido”, afirma Subhajit Sarkar, astrofísico de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido.

En 2023, Sarkar formó parte de un equipo que, con la ayuda del JWST, detectó lo que podría ser el rastro de vida en K2-18b, un exoplaneta a unos 120 años luz de la Tierra. El telescopio detectó “un leve indicio”, dice Sarkar, de sulfuro de dimetilo (DMS), a veces considerado uno de los principales componentes que producen el “olor a mar”.

“K2-18b es interesante por varias razones”, afirma Sarkar. Forma parte de un grupo más amplio de exoplanetas llamados subneptunos. Más grandes que la Tierra pero más pequeños que Neptuno, los subneptunos son el tipo de planeta más común en la galaxia y, a pesar de su prevalencia, muchos de sus aspectos siguen siendo un misterio.

“Existen grandes preguntas sobre los subneptunos”, afirma Sarkar. “¿Por qué no existen en nuestro sistema solar? ¿Y de qué están hechos?”.

Una forma de comprenderlos mejor, según Sarkar, es observar sus atmósferas. “Se sabía que K2-18b era un buen objetivo para ello”.

Paisaje verde
Getty Images
No hay nada como el aroma de nuestro propio planeta, dice Sharman.

K2-18b es, en teoría, un mundo “hicéano”, un exoplaneta habitable cubierto de océanos. En 2025, Sarkar y sus colegas volvieron a analizar la atmósfera de K2-18b y detectaron un olor aún más intenso a sustancias químicas atmosféricas que, hasta donde sabemos, solo son producidas por la vida, específicamente el fitoplancton y otros organismos marinos.

Según los investigadores, la atmósfera de K2-18b podría contener DMS y/o disulfuro de dimetilo (DMDS).

“Actualmente, desconocemos procesos no biológicos que puedan producir estas [sustancias químicas] en grandes cantidades. Sin duda, en la Tierra es evidente que el DMS y el DMDS se producen biológicamente. Desde ese punto de vista, son biofirmas muy específicas”, afirma Sarkar.

Y con concentraciones 10.000 veces superiores a las de la atmósfera terrestre, los hallazgos sugieren que K2-18b podría albergar un océano “rebosante de vida”, añade Sarkar.

Sin embargo, advierte que es posible que las sustancias químicas provengan de fuentes abióticas, por lo que se necesita más investigación. No obstante, añade que si K2-18b es realmente un mundo oceánico habitable, “entonces encaja en ese panorama, porque entonces existe la posibilidad de que la vida marina produzca esta molécula que, en la Tierra, está asociada con la vida marina”.

Así que quizás no sea necesario viajar al espacio para experimentar su verdadero olor. Muchos de los olores del espacio nos resultan familiares y los encontramos aquí mismo en la Tierra, y algunas personas han intentado recrear el aroma del espacio, como Barcenilla.

Cuando meto la nariz en su cápsula de aromas de Marte en la exposición del Museo de Historia Natural, huelo óxido, polvo y un toque de humedad.

El olor evoca un recuerdo: el rincón trasero de un garaje, lleno de viejas cajas de cartón con libros que alguna vez amamos, y trozos de madera de muebles de generaciones anteriores. Un olor acogedor, de infancia.

Pero quizás el mayor tesoro olfativo de todos no se encuentra tan lejos en el espacio, sino aquí en la Tierra.

No hay nada como el aroma de nuestro propio planeta, dice Sharman. La astronauta describe su regreso a casa en 1991, aún vívido en su mente. “Era finales de mayo, así que, incluso en Asia Central, el suelo no estaba completamente seco el día que regresamos a la Tierra”.

Al aterrizar, la nave rebotó bastante, aplastando las plantas del suelo. “Aterrizamos en un matorral de ajenjo en Kazajistán”, recuerda Sharman.

“La ráfaga de aire fresco al abrir la escotilla fue fantástica. Olía de maravilla, absolutamente delicioso”.

*Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí para ver la versión original (en inglés).

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