Huélum Huélum, ¡gloria! El IPN y la NASA se unen en una misión emocionante para la comunidad mexicana. El Instituto Politécnico Nacional dio a conocer que realizarán un primer vuelo desde la Antártida a la estratósfera.
Esto será posible gracias a una invitación que les extendió la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF).
A través de un comunicado, se informó que el vuelo desde la Antártida a la estratósfera se realizará a finales de diciembre de este año y durante enero de 2025.
El vuelo usará el módulo EMIDSS-6 (Experimental Module for the Iterative Design for Satellite Subsystem versión 6). Partirá de la Base McMurdo de Estados Unidos, en el extremo sur de la isla Ross (cerca de Nueva Zelanda), operada por el Programa Antártico de Estados Unidos.
También usará globos de superpresión (SPB), con los que podrá alcanzar un alto nivel de flotación.
Mario Alberto Mendoza Bárcenas, líder del proyecto e investigador del Centro de Desarrollo Aeroespacial (CDA) del IPN, mencionó que la misión especial FY25 a la Antártida tendrá una trayectoria que sea equivalente a una vuelta a la Tierra.
Uno de los principales objetivos de esta misión del IPN y la NASA, en esta primera etapa, es la identificación de contaminantes, principalmente de microplásticos, en la estratósfera.
¿Cómo lo lograrán? Esto será posible gracias a un sistema de captura de imágenes del entorno. Mendoza Bárcenas también señaló que el módulo registrará variables ambientales a través de sensores para la medición de humedad, temperatura, humedad relativa y radiación ultravioleta con dispositivos de frado comercial.
El equipo de trabajo de la misión estará integrado por personas expertas del IPN, del Instituo de Ciencias Aplicadas y Tecnología y del Instituto de Ingeniería (ambos de la UNAM), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) y el Molina Center for Energy and the Environment (MCE2).
El sucesor del papa Francisco será elegido por 135 cardenales que votarán de forma secreta.
Se acerca el momento del “Habemus Papam”.
Este lunes los cardenales reunidos en el Vaticano fijaron para el miércoles 7 de mayo el inicio del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco.
Un total de 135 cardenales votarán de forma secreta al próximo Papa, en una elección que se celebrará en el interior de la Capilla Sixtina, donde estarán completamente aislados del mundo exterior.
Los últimos dos cónclaves duraron dos días, pero algunos creen que este puede llevar más tiempo, ya que muchos de los cardenales proceden de países en desarrollo y no se conocen bien entre sí.
Nombrados en su mayoría por Francisco, los cardenales se distribuyen así: 14 de Norteamérica, 53 de Europa, 23 de Asia, 23 de América Latina, 18 de África y 4 de Oceanía.
Y aunque hay algunos nombres que ya suenan como favoritos, lo cierto, como lo señalan varios expertos, es que como ocurre en cada elección las sorpresas estarán a la orden del día.
Sólo hay una ronda de votaciones la primera tarde del cónclave, pero después los cardenales votarán hasta cuatro veces al día.
Un nuevo Papa requiere una mayoría de dos tercios, lo cual puede hacer que el resultado final se demore.
Cada cardenal deposita su voto en una simple tarjeta que dice en latín: “Elijo como Sumo Pontífice”, a la que añaden el nombre del candidato elegido.
Si el cónclave completa su tercer día sin llegar a una decisión, los cardenales podrán hacer una pausa para un día de oración.
Fuera de la Capilla Sixtina, el mundo estará pendiente del humo que salga de la chimenea.
Si el humo es negro, habrá otra ronda de votaciones. Pero si el humo es blanco, entonces se ha elegido un nuevo Papa.
Tras la salida de la fumata blanca, el nuevo pontífice suele aparecer en el balcón de la Plaza de San Pedro durante la siguiente hora.
Entonces se anuncia la decisión con las palabras “Habemus Papam” (en latín, “tenemos un Papa”) y se presenta al nuevo pontífice con el nombre papal que este haya elegido, que puede ser o no su nombre de pila original.
El sábado, al menos 50 jefes de Estado y figuras de la realeza se unieron a las más de 400.000 personas que asistieron en la Plaza de San Pedro al funeral del papa Francisco, quien falleció el lunes 21 de abril a los 88 años.
Antes de que el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años, pronunciara una homilía sobre el legado del Papa, se escucharon himnos en altavoces gigantes, a veces ahogados por el sonido de los helicópteros que sobrevolaban la plaza.
Tras la ceremonia, una multitud se agolpó en las calles de Roma para ver cómo el féretro del Papa era trasladado en procesión a su última morada, la Basílica de Santa María la Mayor.
Según las autoridades, miles de personas se reunieron en las calles, aplaudiendo y saludando mientras el coche fúnebre -un papamóvil blanco transformado para la ocasión- cruzaba el río Tíber y pasaba junto a algunos de los monumentos más conocidos de Roma: el Coliseo, el Foro y el monumento nacional Altare della Patria (Altar de la Patria) en la Plaza Venecia.
El domingo se difundieron imágenes de la tumba del papa Francisco en la basílica que mostraban una única rosa blanca sobre la piedra que lleva el nombre en latín con el que fue conocido durante su pontificado, bajo un crucifijo iluminado por un único foco.
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