Frank Rubio, astronauta de la NASA, y 2 cosmonautas rusos aterrizaron en Kazajistán tras una misión de más de 1 año en la Estación Espacial Internacional (ISS), anunció la agencia rusa Roscosmos.
“Hoy, a las 14:17 horas de Moscú, la nave Soyuz MS-23 con los cosmonautas Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin, y el astronauta de la NASA, Francisco Rubio, que estuvieron 1 año en la ISS, aterrizó en la región de la ciudad de Zhezkazgan en Kazajistán”, indicó Roscosmos.
“Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin pasaron 370 días, 21 horas y 22 minutos en el espacio, el vuelo más largo en el marco del programa de la ISS”, subrayó la agencia espacial rusa en el documento.
Por otro lado, el jefe de la NASA, Bill Nelson, afirmó que la misión representó un “momento histórico en la exploración espacial”.
“Frank Rubio concluye su viaje de 371 días en el espacio, estableciendo un nuevo récord del vuelo espacial más largo efectuado por un astronauta estadounidense. ¡Bienvenido a casa, Frank!”, escribió en X.
El último récord ostentado por un estadounidense se alcanzó en 2022 con el astronauta Mark Vande Hei, con 355 días consecutivos, mientras que el récord absoluto de la estancia más larga en el espacio lo ostenta el cosmonauta ruso Valeri Poliakov, con 437 días.
De acuerdo con la NASA, Rubio completó 5 mil 936 órbitas y viajó más de 252 millones de kilómetros, que equivale a 328 viajes de ida y vuelta a la Luna.
Además, durante su permanencia en la ISS presenció la llegada de 15 naves espaciales y la partida de otras 14 naves tripuladas y no tripuladas.
Este viaje servirá a los investigadores observar los efectos de vuelos espaciales de larga duración en los seres humanos antes de los viajes a la Luna en Artemis y para preparar los viajes a Marte.
Rubio, que despegó en septiembre de 2022 a bordo de un cohete ruso junto a dos cosmonautas de este país, pensaba que su misión duraría seis meses.
Pero la estancia se prolongó al haberse dañado la nave de retorno, la Soyuz MS-22, que en diciembre de 2022 sufrió una importante fuga cuando estaba acoplada a la ISS, probablemente por el impacto de un micrometeorito.
Roscosmos decidió entonces cambiar la nave por precaución y envió otra a la ISS sin tripulación a bordo.
El sector espacial es uno de los pocos en los que hay cooperación entre Rusia y Estados Unidos, en un contexto muy tenso por el conflicto de Ucrania.
Desde 2022, el doctor Baksheiev se desplaza por la primera línea de combate en “el transbordador femenino”, su bien equipada clínica móvil
En una aldea rural cercana a la línea del frente ucraniano, un grupo de mujeres hace fila en silencio ante una ambulancia púrpura y blanca. Esperan ser atendidas por un médico que tiene la cabeza rapada y teñida del azul y el amarillo de la bandera de Ucrania.
Para muchas de ellas, es la primera vez que ven a un médico desde que empezó la guerra hace más de tres años.
Desde 2022, el doctor Serhii Baksheiev, de 53 años, ha realizado más de 1.000 reconocimientos ginecológicos a mujeres en todas las zonas del frente en su clínica móvil equipada, bautizada como “El transbordador femenino”, que incluye una llamativa silla de examen de un rosa vibrante.
“Esta es una misión humanitaria de voluntariado. Es para personas que necesitan ayuda, en lugares donde no hay médicos ni hospitales, y es completamente gratuita”, dice él.
La guerra con Rusia ha puesto una enorme presión sobre el sistema de salud de Ucrania, con más de 1.940 ataques a instalaciones médicas desde la invasión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que representa la cifra más alta registrada en cualquier crisis humanitaria hasta la fecha, y con un aumento significativo de esos ataques desde diciembre de 2023.
Cuando comenzó la guerra, el doctor Baksheiev, quien es obstetra y ginecólogo, pasaba sus días en un búnker en Kiev ayudando a traer bebés al mundo mientras caían bombas sobre la ciudad.
La idea de una clínica móvil, cuenta, surgió después de misiones médicas de voluntariado en el frente, donde se dio cuenta de la falta de instalaciones, ya que los centros médicos y hospitales habían sido completamente destruidos.
“Fuimos a Járkiv y Cherníhiv, que estaban muy dañadas, y lo más difícil era no poder brindar servicios ginecológicos porque no había herramientas ni equipo, todo estaba destruido”, dice.
Baksheiev y su equipo tenían que usar cualquier cosa disponible como mesa de examen, incluso sofás viejos, lo que significaba que él tenía que arrodillarse para realizar los exámenes.
Hoy, al caminar alrededor del vehículo eléctrico, queda claro que el doctor Baksheiev está increíblemente orgulloso de sus capacidades: ha sido equipado con todo lo que él y su equipo podrían necesitar en estas zonas remotas, incluyendo una máquina de ultrasonido y equipo médico para realizar cirugías menores.
Durante una misión de dos días, el equipo puede realizar hasta 80 colposcopias, un procedimiento en el que se examinan el cuello uterino y la vulva en busca de signos de tejido canceroso o precanceroso.
Este trabajo -a menudo llevado a cabo en secreto- es crucial para las personas que viven en estas zonas rurales y remotas cercanas al frente de batalla.
Cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud Pública de Ucrania y vistas por la BBC muestran que las tasas de detección de cáncer de ovario y de cuello uterino han disminuido en un 17% y un 10%, respectivamente, desde 2020.
Y cuando médicos como el doctor Baksheiev logran llegar a esas zonas para realizar exámenes, están encontrando una incidencia de tumores malignos superior al promedio.
En promedio, hasta el 4 % de todas las mujeres examinadas son diagnosticadas con tumores malignos, según FRIDA Ucrania, la organización médica para la que el doctor Baksheiev trabaja como voluntario.
La doctora Ulana Suprún, quien fue ministra de Salud de Ucrania entre 2016 y 2019, advierte sobre la “bomba de tiempo” que representan los efectos en la salud a medida que la guerra se prolonga.
“En la comunidad de salud pública definitivamente hay mucha preocupación sobre lo que va a ocurrir mientras continúe la guerra”, afirma.
“No solo en términos de salud física, sino también de salud mental, porque hay un estrés constante, un trauma psicológico constante que se está produciendo”.
Suprún señala que el gobierno ha logrado reconstruir parcial o totalmente hasta 964 instalaciones médicas que fueron dañadas por Rusia.
“Están trabajando estrechamente con la OMS y con otras organizaciones internacionales para tratar de elaborar un plan sobre cómo podemos reconstruir el sistema de salud que existía antes de la invasión rusa”, añade.
A pesar de haber recibido un diagnóstico de cáncer él mismo en septiembre de 2024, el doctor Baksheiev continúa trabajando como voluntario y brindando atención médica a mujeres en todo el país.
“Aparte del examen médico, también las escuchas, porque muchas pacientes tienen historias sobre cómo los rusos atacaron sus aldeas”, comenta.
“Así que no solo somos médicos, también somos los terapeutas de estas pacientes”.
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