Mientras en la vida real los cardenales se preparan para elegir al próximo papa, miles de usuarios se suman al fenómeno de ‘Fantapapa’, el juego online que permite vivir el cónclave desde la ficción.Te contamos de qué trata, cómo registrarte y todo lo que necesitas saber para sumarte.
Fantapapa es un juego en línea gratuito que transforma el misterioso proceso de cónclave del Vaticano en una experiencia lúdica e irreverente que incluso se fusiona con las dinámicas del futbol de fantasía (algo muy popular en Italia).
Esta vez, en lugar de elegir futbolistas, los jugadores seleccionan un equipo de 11 cardenales, incluyendo un “capitán” (el más papable) y un “arquero” (el menos probable de ser elegido).
El objetivo de Fantapapa es predecir con la mayor precisión posible quién será el próximo Papa y otros detalles clave del futuro pontífice, esto incluye:
Para unirte al juego, solo necesitas registrarte en fantapapa.org con una dirección de correo electrónico. Una vez dentro, puedes armar tu alineación de cardenales, personalizar tu nombre y avatar, y comenzar a ganar puntos en función de tus aciertos.
Aunque el juego no ofrece premios materiales ya que los creadores son activistas en contra del juego de apuestas, sí propone una forma entretenida, crítica y educativa de involucrarse en uno de los eventos más seguidos del mundo católico.
Aunque el juego tiene muy poco de haber sido lanzado ya ha explotado en popularidad tras la muerte del papa Francisco el 21 de abril y el creciente interés mundial por saber quién será su sucesor. Según informaron sus creadores, ya son cerca de 60 mil los usuarios registrados.
“A la gente le intrigan las dinámicas de poder del Vaticano”, explica Pietro Pace, de 42 años, uno de los fundadores del sitio. “Jugar les permite intentar comprender esas dinámicas y desmitificarlas un poco”, añade.
Mientras en la ficción los jugadores pueden participar activamente en la elección del nuevo líder de la Iglesia católica, el cónclave real dará inicio de forma oficial el próximo 7 de mayo.
Sucede un día después de que el Departamento de Seguridad Interior anunciara que revocará el acceso de la universidad a los programas de visas de estudiantes.
La Universidad de Harvard presentó una demanda contra el gobierno de Trump, después de que este le revocara este jueves la facultad de matricular a estudiantes internacionales, intensificando la disputa entre la Casa Blanca y una de las instituciones más prestigiosas de EE.UU.
En la demanda presentada en Boston, la universidad denunció las acciones del gobierno como una “violación descarada” de la ley.
Este jueves el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. (DHS, por sus siglas en inglés) anunció que le quitará a la universidad el acceso a los programas de visas de estudiantes.
El gobierno de Trump afirma que Harvard no ha hecho lo suficiente para combatir el antisemitismo ni para cambiar sus prácticas de contratación y admisión, una acusación que la universidad ha negado enérgicamente.
Hay aproximadamente 6.800 estudiantes internacionales en esa universidad, que representan más de 27% de sus matrículas este año.
“De un plumazo, el gobierno ha buscado eliminar a una cuarta parte del personal estudiantil de Harvard, estudiantes internacionales que contribuyen significativamente a la universidad y su misión”, alegó Harvard en su demanda.
Harvard ha solicitado una orden para frenar la medida del Departamento de Seguridad Interior para revocar la certificación del Programa de Visitas de Intercambio de Estudiantes de la universidad, un mecanismo mediante el cual se el permite matricular a alumnos extranjeros.
“Condenamos esta horrible e injustificada acción”, expresó en una carta el presidente de la institución Alan Garber.
“La revocación continúa una serie de acciones del gobierno para tomar represalia contra Harvard por nuestra negativa a entregar nuestra independencia académica y someternos a la toma de control ilegal por parte del gobierno federal de nuestro currículum, de nuestro cuerpo docente y nuestro alumnado”, escribió.
El gobierno de Trump tiene en la mira a Harvard y a otras universidades élite, a las que acusan de no hacer lo suficiente para reprimir a los activistas pro palestinos, y de discriminar los puntos de vista conservadores.
Harvard ha dicho anteriormente que ha adoptado muchas medidas para abordar el antisemitismo, y que las exigencias del gobierno son un esfuerzo por regular las “condiciones intelectuales” de la universidad.
El gobierno ha amenazado con revocar la exención de impuestos de la que se beneficia la universidad y ha congelado miles de millones de dólares en subvenciones gubernamentales a la institución.
Harvard no solo es la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, sino también la más rica de ese país y del mundo.
La institución acumula un “endowment” (fondo patrimonial propio que invierte para financiar sus actividades) de US$53.000 millones, más que el producto interno bruto de 120 países, entre ellos Islandia, Bolivia, Honduras o Paraguay.
Donaciones millonarias, inversiones exitosas y una estricta gestión han hecho de Harvard una entidad con recursos suficientes.
Su fortaleza financiera es una poderosa herramienta para resistir presiones políticas y económicas que harían tambalear a otras universidades.
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