
La NASA anunció hace unos días a la tripulación de Artemis II, la misión que tiene como objetivo volar alrededor de la Luna como preparación para un nuevo alunizaje con Artemis III en 2025.
Esta misión no solo tiene una de las tripulaciones más diversas donde de los 4 astronautas hay una mujer, un hombre negro y un canadiense, sino que la agencia espacial buscará probar a fondo la nave espacial Orión y el cohete Space Launch System, el más poderoso creado en la historia.
Artemis II, si todo sale de acuerdo con el plan, despegará en noviembre del 2024 y tendrá una duración de 10 días, donde el comandante Reid Wiseman, el piloto Victor Glover, junto con los especialistas Christina Koch y Jeremy Hansen, llegarán lo más lejos que ha llegado cualquier humano desde la misión Apolo 13 en 1970.
Para entender más sobre la importancia de Artemis II, en Animal MX hablamos con la doctora Jackelynne Silva-Martínez, líder de integración de sistemas humanos del Programa Gateway en la NASA.

Silva-Martinez resalta que Artemis II no solo es una misión que servirá como preparación para el alunizaje en Artemis III, sino que también ayudará en las misiones futuras para llevar humanos a Marte.
“Con Artemis tenemos a tres elementos que se están probando, uno es el el cohete el Space Launch System, que es uno de los cohetes más poderosos para ir no solo a la Luna, la idea también es que se use para ir a Marte después”, explica la ingeniera, quien también apoya en la preparación del programa Artemis.
El siguiente objetivo es continuar con las pruebas de la nave espacial Orión, y de los Grand Systems, que son los sistemas de apoyo que hay en la Tierra para apoyar a la tripulación durante el lanzamiento y el reingreso a nuestro planeta.
Let's get to work! Our #Artemis II crew will soon begin training at @NASA_Johnson for their 10-day journey around the Moon. pic.twitter.com/f6Vz5sv0Kt
— Orion Spacecraft (@NASA_Orion) April 4, 2023
Como mencionamos arriba, la tripulación de Artemis II es una de las más diversas que veremos en una misión de la NASA, pero como resalta la doctora Silva-Martinez, cada astronauta está ahí por su propio mérito y porque cuenta con las habilidades necesarias para hacer el trabajo.
“En el mundo necesitamos diferentes ideas, diferentes formas de de hacer las cosas, y todos somos capaces de hacerlo,no solamente un grupo. La representación en Artemis II no es solamente por llenar cuotas de decir de que tenemos a una mujer o a un hombre afroamericano, sino porque son capaces de hacerlo”, enfatiza Silva-Martinez.
La ingeniera de la NASA explica que cada astronauta lleva un entrenamiento especializado dependiendo su rol en la misión y cada uno se preparará por 18 meses para estar listos para el lanzamiento en noviembre del próximo año.
“Cada uno va a tener un entrenamiento diferente de acuerdo a su rol, pero también tienen que saber cumplir papeles de los otros. Por ejemplo, el comandante va a estar liderando toda la misión, tomando cualquier decisión que se tenga que hacer dando el último visto bueno dentro de su nave. Luego el piloto estará encargado de llevar la nave a donde deba estar, a pesar de que muchos de sus procesos están automatizados, el piloto tiene la capacidad de tomar los controles”.
En cuanto a los especialistas, cada uno tendrá diferentes tareas que deberán cumplir durante su tiempo en el espacio, por lo que su entrenamiento estará basado en esos objetivos.
Y aunque en Artemis II no pisarán la Luna, Silva-Martinez menciona que en una misión futura los miembros de esta tripulación serían candidatos a bajar a nuestro satélite.
Get to know the #Artemis II astronauts headed to the Moon! Learn more about @Astro_Christina, @Astro_Jeremy, @AstroVicGlover, and @Astro_Reid: https://t.co/Ad3TYs6O5N pic.twitter.com/Rz4lXDfDSG
— NASA (@NASA) April 4, 2023
La NASA piensa en ABSOLUTAMENTE TODO, entonces, en caso de que alguno de los 4 astronautas no esté en condiciones para viajar al espacio, hay una tripulación de reserva preparándose al mismo tiempo como si fueran ellos quienes irán a bordo de Artemis II -aunque aún no anuncian quiénes conforman la tripulación “b”-.
“Si algo pasa con la tripulación principal, hay una tripulación de reserva que también tiene que hacer el entrenamiento. Cualquier cosa que llegara a pasar física o psicológicamente con los astronautas de Artemis II o simplemente no están listos para ir al espacio por algún motivo, entra alguien a a reemplazarlos”, explica Silva-Martinez.
Por último, si te interesa recibir más noticias relacionadas a Artemis II y a todo el programa espacial en general, la doctora señala que la NASA tiene muchos canales en internet donde podrás enterarte de todas las novedades sobre la misión.

El acuerdo regula cómo ambas naciones deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, que forman parte del límite territorial entre ambas.
La disputa sobre la implementación de un tratado firmado en 1944 que regula cómo Estados Unidos y México deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, vuelve a intensificarse.
El presidente Donald Trump anunció este lunes que dio luz verde a la documentación para imponer un arancel del 5% a los productos procedentes de México si el país vecino “continúa incumpliendo” el tratado.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, el mandatario subrayó que México debe más de 986 millones de metros cúbicos de agua a EE.UU. y estableció el 31 de diciembre como el plazo para que México entregue más de 246 millones de metros cúbicos de agua.
“Cuanto más tarde México en liberar el agua, más perjudicados resultarán nuestros agricultores”, advirtió Trump, instando al gobierno de Claudia Sheinbaum a “solucionar ya” la cuestión.
La implementación del tratado ha generado en el pasado fuertes protestas de agricultores mexicanos, según los cuales la extracción de agua para EE.U. en tiempos de sequía amenaza seriamente su medio de vida.
En abril, Trump ya había amenazado a México con aranceles e incluso sanciones por el tema del agua.
“México está incumpliendo su obligación. Esto …perjudica gravemente a los agricultores del sur de Texas”, escribió entonces Trump en su plataforma Truth Social.
“El mes pasado detuve los envíos de agua a Tijuana hasta que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944… y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla con el tratado y le dé a Texas el agua que le corresponde”, agregó.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió en ese momento a Trump con un mensaje en su cuenta oficial de X.
“El día de ayer fue enviada al subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos una propuesta integral para atender el envío de agua a Texas dentro del tratado de 1944, que incluye acciones de muy corto plazo. Han sido tres años de sequía y, en la medida de la disponibilidad de agua, México ha estado cumpliendo”.
“He instruido a los secretarios de Agricultura y Desarrollo Rural y Relaciones Exteriores, así como a la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales que de inmediato hagan contacto con la Secretaría de Agricultura y el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos. Estoy segura que, como en otros temas, se llegará a un acuerdo”, dijo la mandataria en abril.
De alguna manera, se podría decir que el llamado Tratado de la Distribución de las Aguas Internacionales firmado por México y EE.UU. en 1944 tiene su origen en otro acuerdo alcanzado casi un siglo antes de esa fecha.
El Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo (más conocido como Tratado de Guadalupe Hidalgo), firmado en 1848 al final de la guerra entre ambos países iniciada por la disputa de Texas, fue el que estableció que México cedería a EE.UU. más de la mitad de su territorio en aquel entonces.
Pero además, también fijó la frontera entre ambos países en el río Bravo -conocido como río Grande por los estadounidenses- y cuyas aguas han sido centro de conflicto en Chihuahua.
La ubicación estratégica del río hacía necesario un plan de distribución entre ambos actores. Tras años de negociación y varias propuestas fallidas, México y EE.UU. firmaron en Washington el tratado vigente en la actualidad.
Según el acuerdo, México se queda con dos tercios de la corriente principal del Bravo y cede a su vecino el resto, que no podrá ser menor de unos 432 millones de metros cúbicos (Mm3) anuales.
Como contraparte, EE.UU. cede a México cada año 1.850 Mm3 del río Colorado, que en su mayoría se encuentra en suelo estadounidense pero que también pasa por la frontera entre ambos países hasta desembocar en el golfo de California, entre los estados mexicanos de Baja California y Sonora.
El acuerdo también establece que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), un organismo binacional, es el encargado de resolver las posibles diferencias en materia de límites.
El pacto estipula que EE.UU. cumplirá con su entrega de agua cada año, mientras que México podrá hacerlo en períodos de cinco años.
“Es de los mejores acuerdos que se han logrado en la historia con relación a EE.UU.”, afirmó en 2020 el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Reformar o actualizar las condiciones de un tratado que fue firmado hace 76 años podría ser una de las opciones para tratar de solucionar conflictos.
Pero algunos analistas consideran que tanto los litros de agua acordados como la posibilidad de entregar su parte cada cinco años en lugar de anualmente son ventajas que México no debería perder.
Para los agricultores del lado mexicano de la frontera, lo que está en juego en tiempos de sequía agravada por el cambio climático, es algo mucho más inmediato que los vaivenes diplomáticos entre ambos países.
Los enfrentamientos de 2020 entre agricultores y la Guardia Nacional en Chihuahua tuvieron lugar tras la decisión del gobierno de extraer agua de la presa de la Boquilla para cumplir el tratado con EE.UU.
En ese entonces, el vocero de los agricultores, Salvador Alcantar, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego de Chihuahua (Aurech), señaló que estaba en riesgo el futuro de unas 20.000 familias que viven del campo en la región.
Alcantar compartió con BBC Mundo uno de sus mayores temores:
“En 1995 no se abrieron las presas para sembrar y hubo una migración masiva desde nuestros municipios. Los hombres en edad productiva se marcharon para dar sustento a la familia, fue una desintegración familiar fuerte que aún estamos sufriendo”, recuerda.
“Y ese es el problema social que podemos volver a ver si no sembramos el año próximo”.
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