Algunos los aman y otros lo odian, pero esta tradición no tiene que ser algo complicado e imposible. Así que facilita tu vida y mira estas páginas y apps para tu intercambio de regalos navideños.
No importa si lo organizas con tus compas de la oficina, tus amixes de toda la vida o con tu familia, úsalas y diviértanse. ¿Lo mejor? No solo las uses para Navidad, sino también para San Valentín o hasta cualquier ocasión especial.
Además de ponerse de acuerdo en el presupuesto, una de las cosas que más flojera nos da es la dinámica de los papelitos para ver a quién nos toca darle regalo.
Y es que o te sales tú misma, y tienes que repetir tooooda la dinámica, y siempre hay al menos UNA persona que sí o sí tiene que saber quién le da a todos para asegurarse de que nadie se quede sin regalos.
Pero tranqui, hay apps que facilitan el intercambio y que además son gratuitas:
Esta es de las páginas y apps para intercambio de regalos más populares. No solo porque es muy fácil de usar, sino porque es muy completa.
Aquí puedes organizar tus eventos o intercambios, establecer un límite de presupuesto, crear listas de deseos y mandar mensajes a los demás participantes.
Después de iniciar sesión con una cuenta de correo, podrás añadir el nombre de todos los participantes y automáticamente hará la selección de quién le toca a quién. Y no, solo esas personas sabrán, pues les llegará un mail con todos los detalles.
Tiene tanto página web, como app para Android y en iOS; es gratuita.
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Otra forma de hacer el sorteo del amigo invisible de forma anónima es usando Secret Gift, una app muy simple, pero con todo lo necesario para tu intercambio de regalos navideños.
Tendrás que hacer una cuenta y crear tu evento (con fecha, hora, lugar, rango de precios), la información de los participantes (nombre, mail, regalos) ¡y enviar todo!
Otra de las apps para intercambio de regalos muy popular es Draw Names, pues también es sencilla de usar y cada quién puede crear su lista de deseos para que le llegue un regalo que sí quiera.
Solo tienes que ingresar los nombres, puedes poner exclusiones (para que no te toque la persona del año pasado) y detalles como la fecha del intercambio. Podrás enviar las invitaciones y cada quién podrá crear una lista de deseos y listo, ¡haz el sorteo!
Acá está la página en español, o puedes buscar la app para iOS y Android.
Otro clásico que no falla es Secret Santa 22, una app muy similar a las anteriores con posibilidad de añadir exclusiones, enviar notificaciones por mail y poner un presupuesto para los regalos.
¿Lo malo? Que la versión gratuita solo te deja poner hasta 6 participantes y crear un solo evento.
Este es más un sitio y aplicación para crear listas de regalos personalizadas. Puedes crear tu propia lista tanto como para estos intercambios de regalos navideños, como para compartirla si se acerca tu cumpleaños.
Y sí, esta app también tiene una opción que te ayuda a organizar un intercambio de regalos. Como en los pasados, hace el sorteo en automático y puedes poner en la descripción la fecha del intercambio, poner límite de precio y hasta evitar que les toquen las mismas personas del año pasado.
El único detalle es que todos los participantes necesitan tener una cuenta en Giftster para que sea más fácil ver sus listas de deseo.
Puedes usarlo tanto en su página web, como descargar la app en Google Play y la App Store.
La pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, pero con algunos métodos se puede solucionar.
Piensa: ¿cuántas veces demoraste en arrancar con esa tarea pendiente? O en, por fin, apuntarte a ese curso que te encanta.
En ocasiones, la pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, o las retrasamos tanto que al final perdemos un valioso tiempo en el que podríamos estar disfrutando.
Hay muchos motivos que nos pueden llevar a esto. Pero también soluciones.
Para ello, los japoneses tienen un montón de técnicas que nos pueden ayudar a superar la pereza y encontrar una motivación. Acá te las contamos.
Sin traducción directa del japonés, este término representa la idea de la felicidad de vivir. Es, esencialmente, la razón por la que te levantas cada mañana.
Para quienes en Occidente están más familiarizados con el concepto, se le asocia frecuentemente con un diagrama de Venn con cuatro cualidades que se superponen: lo que amas, para lo que eres bueno, lo que necesitas y por lo que te pueden pagar.
Ken Mogi, neurocientífico y autor de “Awakening Your Ikigai”, dice que el ikigai es un concepto antiguo y familiar para los japoneses, que puede traducirse simplemente como “una razón para levantarse por la mañana” o, más poéticamente, “despertarse con alegría”.
Y la psicóloga japonesa Michiko Kumano (2017) ha dicho que el ikigai es un estado de bienestar que surge de la devoción a las actividades que uno disfruta, lo que también trae consigo una sensación de plenitud.
En pocas palabras: busca algo que te motive cada día, que sea una razón para moverte. Puede ser desde tener un pequeño espacio con plantas, cuidar una mascota a aprender cada día algo nuevo.
La filosofía de Kaisen se basa en realizar pequeños cambios y mejoras constantes en todas las áreas de la vida.
Esto va contra el pensamiento de querer manejar con destreza algo desde el primer día. Algo que, además de imposible, genera mucha frustración y puede hacer que abandonemos aquello que nos proponemos hacer.
El modo de aplicar esto es establecerse pequeñas metas diarias, fijarte en las pequeñas mejoras. El secreto es comprometerte a dar al menos un paso que te acerque a esto.
Estos pequeños pasos te ayudarán a vencer la inercia y crear un impulso constante hacia la productividad. Y también encontrar los detalles a mejorar poco a poco.
Esta técnica se remonta al periodo de posguerra en Japón y, por ejemplo, en la página web de la conocida empress Toyota reconocen este sistema como uno de sus principios básicos del sistema de producción.
La traducción al español es, a grandes rasgos, mejora continua. “Kai” significa “cambio” y “zen” significa “para mejor”. Es una filosofía que ayuda a garantizar la máxima calidad, la eliminación de desperdicios y mejoras en la eficiencia, tanto en equipos como en procedimientos de trabajo.
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Cuando una tarea se nos hace complicada de hacer, bien porque nos es pesada o porque requiere concentración, esta técnica puede servirnos.
Si bien la técnica la inventó el italiano Francesco Cirillo a finales de la década de 1980, es algo muy usado en Japón para aumentar la productividad y llevar de un modo más ameno las tareas diarias. Se conoce como” pomodoro”, en referencia a unos aparatos con forma de tomate para contar los minutos.
Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos cuenta a la BBC que esta técnica, por bloques, es buena para no sufrir distracciones.
Por ejemplo, marca 25 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido o a hacer una tarea, ya sea intelectual o física, y desconectándote de todas las distracciones.
Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 25 minutos de estudio.
Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una “recompensa”.
“No pongas en la panza -Hara- más del 80 % de lo que querrías comer (Hachi Bu)”.
Eso es lo que, más o menos, significa esta técnica que, básicamente consiste en que no te hinches de comer hasta llenarte.
Y, ¿qué tiene esto que ver con la productividad y la pereza? Solo piensa en cómo te sientes después de una comida copiosa, en la que quedaste lleno. Con ganas de una siesta, ¿cierto?
La solución sería esta técnica, que tiene su origen en la ciudad de Okinawa, donde la gente usa este consejo como una forma de controlar sus hábitos alimenticios.
La psicóloga Susan Albers, PsyD, dice que este enfoque es útil porque te indica que dejes de comer cuando te sientas apenas lleno.
Cuando mires tu plato, explican desde la Cleaveland Clinic, decide qué cantidad te haría sentir lleno y luego calcula cómo sería el 80 % de esa cantidad. Quizás sean dos tercios de la comida de tu plato. Intenta sentirte satisfecho y no tener hambre, en lugar de sentirte lleno.
Este concepto proviene del budismo zen y significa “mente de principiante”.
Esta idea proviene del monje Shunryū Suzuki, quien escribió: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades. Pero en la del experto hay pocas”.
Esta técnica se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios o preconcepciones independientemente del nivel de experiencia que ya tengamos en ese tema. Exactamente igual que como haría un principiante.
Esto, por un lado, permite que aceptemos que no sabemos todo. Varios estudios científicos han demostrado que esta postura de modestia es muy beneficiosa para la persona que la adopta, según reporta Forbes India.
¿Por qué? Porque el acercarse a algo con curiosidad y con la mente abierta también nos lleva a perseverar en algo, ser innovador y atrevernos.
El término wabi-sabi no solo es intraducible, sino que es considerado indefinible en la cultura japonesa.
Es un término que se originó en el taoísmo durante la dinastía Song en China (960 -1279) y luego se transmitió al budismo zen.
Inicialmente se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Hoy, el término encapsula una aceptación más relajada de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía, que da cabida a lo imperfecto y lo incompleto en todo, desde la arquitectura hasta la cerámica y los arreglos florales.
“Mientras nos esforzamos por crear cosas perfectas y luego luchamos por preservarlas, negamos su propósito y nos perdemos de la alegría que viene con el cambio y el crecimiento”, escribe Lily Crossley-Baxter en un artículo de BBC Mundo.
Y, a la hora de centrarnos en la productividad o en hacer alguna tarea o hobbie, se basa en abrazar la imperfección en vez de estresarnos con los detalles. O, en otras palabras: “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.
Porque mientras nos empeñamos en que algo quede perfecto, fijándonos en cada pequeña minucia, posiblemente estamos perdiendo un tiempo precioso.
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