Todxs quienes nos hemos hecho uno o varios tatuajes tendremos nuestras razones.
Ya sea que queremos un símbolo que represente algo para nosotros, grabarnos algún personaje que nos guste mucho, marcarnos con el nombre de una persona importante o un diseño puramente estético.
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Esta no es una decisión que se debe tomar a la ligera: esa marca, por más grande o pequeña que sea, se volverá parte de nosotros y seguramente nos acompañará hasta el día de nuestra muerte.
Sin embargo, los accidentes ocurren y los malos tatuajes son más comunes de lo que pensamos, tal y como nos compartieron varixs lectorxs de Animal MX (de quienes compartiremos sus historias más adelante).
Para evitar un tatuaje mal hecho o del que te puedas arrepentir, entrevistamos a la tatuadora Ximena Nava (en Instagram la encuentras como @xims11), y nos compartió algunas recomendaciones sobre en qué fijarnos antes de que ocurra un accidente.
https://www.instagram.com/p/B9UcQewDPJu/
Ximena dijo que “primero es súper esencial ver el trabajo del tatuador con quien se van a tatuar, pero no sólo recién hecho, sino también su trabajo de cicatrizado. Que revisen cuánto tiempo lleva tatuando esa persona y en dónde tatúan”.
Ella explicó que si tatúan en una casa tal vez no sea lo más higiénico. Más bien tendría que ser un espacio completamente dedicado a tatuar, donde no haya nada que pueda comprometer su limpieza (como comida o animales).
https://www.instagram.com/p/B0EtL_KD1F-/
Pero volviendo al cicatrizado, casi siempre el tatuaje se ve muy bonito recién hecho, pero una mala cicatrización puede afectar el diseño final.
Por eso, según nos contó Ximena, muchxs tatuadorxs tienen fotos de tatuajes cicatrizados que les puedes pedir.
Lo primero es que si te dan un formulario para llenar es buena señal. Según Ximena, este pequeño gesto es una muestra de formalidad del tatuador.
Luego, ya que viste el diseño y estás de acuerdo, es importante que te fijes en el material: checa que esté cerrado y que la esterilización no haya caducado.
https://www.instagram.com/p/BmhVrr_lgK4/
Es importante tomar en cuenta que el proceso de cicatrización también es responsabilidad de lxs clientxs porque deben seguir las indicaciones que su tatauadora o tatuador les dio.
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Además, dice Ximena, se debe considerar que hay personas que pueden ser alérgicas a una tinta o hay pieles sensibles que pueden tener reacciones después del tatuaje.
Para empezar, tienes que estar segurx de lo que te vas a hacer. Si es un tatuaje de tu pareja, entonces considera todas las opciones (como que pueden terminar en un futuro y te podría traer malos recuerdos).
Por otro lado, si quedó feíto o al final ya no te gustó, siempre está la opción de removerlo con láser, aunque Ximena enfatizó que es un proceso caro y doloroso.
Si no quieres sufrir con el rasho láser, entonces puedes cubrirlo con otro tatuaje mediante las técnicas de cover up o blast over.
Peeeeero, si el caso es que necesita un retoque, muchxs tatuadorxs ofrecen hacerlo de manera gratuita (claro, depende de la seriedad del lugar al que fuiste a hacértelo).
Mariana Rosas nos contó que para su segundo tatuaje quería uno de cerezos, entonces en un arranque de impulsividad, decidió entrar a un estudio que se topó en la colonia Roma, de Ciudad de México.
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“Entré y les dije que quería un tatuaje. Armaron todo, hicieron la plantilla súper sencilla de una rama con florecitas y me tatué. No le dije a nadie, iba sola y no lo había pensado bien”.
Pero el resultado final, en sus palabras, no fue un tatuaje de cerezos, sino que para ella hicieron “flores de Bob Esponja” que procura tapárselo siempre con el reloj.
Es una pieza de ajedrez y no me gusta por que representa a un ex, era tatuarme eso o su nombre jajaja, pero cada que lo veo o me preguntan, recuerdo lo tonta que fui al tatuarme algo por una persona. No lo hagan chav@s 😂😂 pic.twitter.com/BmI5eqdqm9
— La 7 labios 🏳️⚧️♀️👄🦄🔮👠 (@weralucifer) March 5, 2020
Dusty Rose (en Twitter @AmeDvvv) nos platicó que ella y su hermano fueron a un lugar a hacerse el mismo tatuaje, en el diseño combinaron cosas que les gustan a ambos.
El diseño debía ser un control de videojuegos sobre un libro abierto y le pusieron la frase: I have lived a thousand lives (He vivido mil vidas).
Todo bonito, hasta que ella se dio cuenta que su frase tenía un typo que decía “thousands” en lugar de “thousand”, mientras que el de su hermano salió sin error. Al final sus tatuajes no fueron iguales 🙁
Este!!! Es una piedra maya que significa el nombre de, ahora mi ex, que triste jajajaj pic.twitter.com/INCOmbIqmv
— Jorge P Angelino (@jjorgepangelino) March 5, 2020
Ama Garza (en Twitter como @ama_yo), nos contó que desde niña siempre le encantó el espacio, por lo que decidió irse a tatuar un cometa, pero espero mucho en hacérselo porque su hija también quería ir.
Ella pasó tiempo buscando al tatuador correcto y eligió a uno que parecía ser bueno.
Sin embargo, además de que le salió caro, el resultado no fue bueno y Ama nos dijo que “es el único tatuaje que el tatuador no subió a su Instagram”.
https://twitter.com/Hidalimon/status/1235407611622813697
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Desde 2001, el colectivo artístico chileno Casagrande ha lanzado lluvias de poemas sobre ciudades como Santiago, Madrid, Guernica, Londres y Dubrovnik transformando memorias dolorosas en momentos de belleza reflexión.
Sus ojos estudian atentamente el cielo con expectativa.
Esta vez, sin embargo, no observan con una sensación de miedo, ansiedad ni urgencia, sino con intriga y emoción.
Y su entusiasmo queda bien recompensado. Un helicóptero que sobrevuela en lo alto lanza una gran nube de cientos de miles de coloridas papeletas que se esparcen en el aire y caen revoloteando lentamente sobre la muchedumbre.
Hay gritos de asombro, muchos saltan para agarrar las esquivas papeletas, otros alzan a sus niños para alcanzarlas o esperan a que caigan al suelo para recoger todas las que puedan y ver qué contienen.
Son poemas. 100, para ser exactos -50 escritos por poetas contemporáneos chilenos y 50 por poetas de la localidad donde sucede el evento- impresos en 100.000 tarjetas del tamaño de un marcador de libro.
Esta lluvia de versos, en lugar de explosivos, transforma los dolorosos recuerdos del pasado en un momento de belleza y reflexión y convierte el espacio público en un ambiente de arte y literatura.
Ese es el propósito del colectivo artístico chileno Casagrande, que ya lleva más de dos décadas realizando estos eventos en diferentes ciudades del mundo, cuyas poblaciones civiles han sido víctimas de bombardeos aéreos.
El más reciente sucedió este miércoles 14 de mayo, en Rotterdam, para coincidir con el 85 aniversario del bombardeo nazi que devastó esa ciudad de Países Bajos.
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Casagrande está conformado por tres artistas chilenos: Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, todos nacidos en 1973, el año en que Chile sufrió el cruento golpe militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende.
Surgieron como un colectivo cultural en torno a una revista que hacía arte interpretativo en espacios públicos, un género conocido como performance.
En 2001, decidieron aprovechar la apertura al público del Palacio de la Moneda, en la capital de Santiago -la sede presidencial que fue bombardeada por las fuerzas militares el 11 de septiembre de 1973- para “hacer un nuevo bombardeo, pero esta vez con poemas de poetas chilenos de nuestra generación”, expresó Joaquín Prieto a BBC News Mundo.
“Fue toda una experiencia liberadora”, relató. “Fue un momento en que volvíamos a reconocer un espacio simbólico, como el Palacio de la Moneda bombardeado, en una nueva instancia, en una nueva imagen, viendo caer estos poemas”.
La reacción fue tan grande que decidieron reproducir el proyecto en otras ciudades con la idea de lanzar poemas sobre los lugares que han sido bombardeados en el pasado sin ser objetivo militar.
Eso los llevó a Dubrovnik, Guernica, Varsovia, Berlín, Londres, Milán y Madrid. El más reciente evento lo realizaron este miércoles en Róterdam, la segunda ciudad de Países Bajos.
El 14 de mayo de 1940, a la 1:27 de la tarde (hora local), la Alemania nazi inició un bombardeo sobre Rotterdam que devastó la ciudad. La mayoría de los edificios históricos quedaron aplastados, salvo la catedral de San Lorenzo.
Contrario a la reconstrucción de otros cascos antiguos europeos tras los conflictos bélicos, Rotterdam se erigió de cero, con diseños de vanguardia y posteriormente la creación de la gran esplanada Binnenrotte, seleccionada por los artistas para su bombardeo poético.
“Es un lugar bien emblemático porque se volvió a reconstruir la ciudad con una arquitectura moderna, con las casas cubo y el edificio lápiz, pero al mismo tiempo está la catedral, como un recuerdo de lo que quedó en pie”, señaló el artista Prieto.
El lanzamiento de los poemas se realizó el mismo día del indiscriminado bombardeo alemán hace exactamente 85 años, sin embargo, es la única vez que los artistas de Casagrande hacen coincidir las fechas de sus eventos.
“Queremos que los bombardeos de poemas se inscriban también en la historia con otra fecha en la que las ciudades recibieron, no bombas, sino poemas”.
El colectivo chileno trabajó en esta ocasión en coordinación con el festival de poesía de Róterdam Poetry International que inicia la celebración de su 25.ª edición.
“Ellos han sido clave. Nos invitaron y comisionaron para hacer esto”, explicó Prieto.
El proyecto está armado con varios elementos. Como en ocasiones anteriores, Casagrande seleccionó poemas de 50 poetas chilenos de diferentes ciudades “avalados por sus publicaciones”.
Esta vez, la contribución local vino de otros 50 poetas neerlandeses escogidos por Poetry International, que también se encargó de hacer las traducciones correspondientes del y al español.
La temática de la poesía es variada y la única limitación es la longitud, pues los versos tienen que caber en un lado de un marcapáginas de 7 cm x 22 cm, y por el otro viene la traducción.
“Este año le hicimos un guiño a Gabriela Mistral [la premio Nobel de Literatura chilena] que recibió el galardón hace 80 años en 1945”, contó Prieto.
Los marcapáginas también vienen con un diseño especial que también se repite en la publicidad que se hace a través de las redes sociales y los medios locales y nacionales, además de en pancartas en sitios públicos.
El objetivo es que por lo menos asistan mil personas para que no quede un solo marcapáginas en el suelo. “Es algo bien importante”, dice Joaquín Prieto, “no sólo en términos de obtener los permisos sino también para darle sentido al proyecto”.
Pero en ninguno de los eventos han tenido problema con eso, ya que han contado con una asistencia de público entusiasta.
“Las reacciones son maravillosas, en primer lugar porque llega como una sorpresa”, dice Joaquín Prieto del evento que suele empezar cerca del crepúsculo y dura aproximadamente una hora.
Un helicóptero, en el que van Cristóbal Bianchi y Julio Carrasco con media tonelada de poemas, sobrevuela el lugar donde se congrega la multitud mirando al cielo.
Joaquín está en tierra, comunicado con sus colegas para indicarles por dónde mejor arrojar los marcapáginas con los poemas expertos.
De pronto se ve una nube que se expande y los marcadores de libro van cayendo lentamente sobre su eje, revoloteando y brillando con luces que se apuntan a la nube.
“Lo que me motiva es que al estar abajo veo esa sensación, esos gritos, esos aplausos cuando cae la nube”, describe Prieto. “La gente empieza a comportarse en verdad como niños”.
Saltan para agarrar los primeros poemas, alzan a sus hijos para que los alcancen, otros niños corren tras los poemas que flotan más lejos. Algunos sacuden los árboles para soltar los versos que han quedado atrapados. Incluso hay unos que abren los paraguas al revés para atrapar la mayor cantidad.
Cuando los empiezan a leer se dan cuenta de que hay muchos distintos y se dan a la tarea de coleccionar todos los que puedan. “Cuando por algún motivo tienen uno repetido, entonces lo intercambian con otra persona”.
Así, un lugar que en una época fue devastado por un bombardeo militar es transformado en lugar de paz, de intercambio cultural, de conexión y de reflexión.
A pesar de que el despliegue dura sólo una hora, el éxito del evento depende de una cuidadosa y larga preparación.
Joaquín Prieto señala irónicamente que es casi como preparar un operativo militar. “En un proyecto en general nos demoramos como tres años en realizarlo”, dice.
Deben entrar en contacto con las municipalidades e instituciones culturales locales. Además de comisionar y seleccionar los poemas, diseñar los marcapáginas, crear una estrategia de publicidad, está todo el análisis logístico.
Se estudian los espacios que se van a utilizar, se adquiere la autorización para usar drones de observación y luego para sobrevolar con el helicóptero, y deben adherirse a los estándares de seguridad. “En algunas ciudades han llegado a ser 12 permisos los que se requieren”, comentó Prieto.
Fuera de eso, el tema meteorológico es fundamental.
“Nuestro gran enemigo es el viento, cuando cambia”, reconoce el artista de Casagrande. “Pero ya tenemos experiencia y siempre hemos hecho que la mayoría de los poemas caigan donde está la gente”.
El grupo ahora trabaja con climatólogos que les entrega los pronósticos del tiempo, las temperaturas y el viento.
En la mira de Casagrande están las ciudades que representan las situaciones más dramáticas donde se lanzaron bombas sin ser un objetivo militar. Específicamente Dresde, Hiroshima y Nagasaki.
“Esos son lugares que nos interesaría hacerlos en el futuro”, afirmó Joaquín Prieto.
Sin embargo, son casos delicados, ya sea por el debate histórico que continúa sobre los autores, motivos y efectos de esos bombardeos, o por la manera en que esas ciudades prefieren conmemorar esos hechos.
“Hay una manera como conmemoran esto en Japón, que es con una ceremonia en silencio”, explica. “Es posible que tengan que digerir el proyecto más, cuál es el sentido, etc”.
Pero un miembro de Casagrande ya estuvo en Japón y siguen las conversaciones.
“Es un proyecto-arte. Lo importante aquí es la realización y las lecturas se lo dan las propias personas y los que les interesa darle la vuelta a lo que ha sucedido”, concluyó.
Las imágenes del Colectivo Casagrande y Poetry International tienen derechos reservados
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