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*¿Fraude o arte?* El Tarot nos revela algunos de sus secretos
*¿Fraude o arte?* El Tarot nos revela algunos de sus secretos
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5 minutos de lectura

*¿Fraude o arte?* El Tarot nos revela algunos de sus secretos

21 de agosto, 2019
Por: Mariana F. Maldonado

Unos dicen que el Tarot es un oráculo para leer el pasado, el presente y el futuro; otros, que es una herramienta de crecimiento humano; y los más escépticos, que es un fraude y una forma fácil de engañar a la gente. 

Entre que si son peras o son manzanas, decidimos buscar su origen, su posible relación con la psicología (sí, así como lees) y hasta un tarotista nos dice qué leen a la hora de “echar las cartas”.

Era un simple juego de naipes

Aunque la faceta más conocida del Tarot es la adivinatoria, en realidad nació como un simple juego de cartas. 

En realidad, su origen es incierto, peeero lo sitúan en Italia, durante el siglo XV, como una evolución de los juegos tradicionales de la época.

Entonces, ¿quién inventó que estas cartas tenían la capacidad de adivinar el futuro? 

Échale un ojito a: Lo que dicen las brujas del Martes 13, ¿de verdad hay que temer?

Según el periodista Javier Cavanilles, autor del libro Tarot, ¡vaya timo!, fueron algunos personajes en el siglo XVIII, durante la Ilustración. 

Paradójicamente, en esta época –cuando se buscaba la luz de la razón y acabar con la ignorancia del ser humano– también nació el ocultismo, un conjunto de conocimientos que buscaban dominar los secretos de la naturaleza. 

Uno de estos personajes fue Court de Gébelin, que le vio propiedades místicas, misteriosas y adivinatorias. 

Este sujeto introdujo la idea de que estas cartas eran utilizadas para la adivinación, que llegaron a Europa con los gitanos (¡con razón el look de las adivinadoras!), que cada uno de los cuatro palos tradicionales representa los estados del antiguo Egipto y que el número siete era fundamental. 

Tiene relación con ¡la psicología!

Así es. En las primeras décadas del siglo XX, uno de los interesados en el Tarot desde un punto de vista distinto al adivinatorio fue un médico y psiquiatra suizo -discípulo de Freud, que luego rechazó- llamado Carl Gustav Jung.

Este hombre fundó la corriente de la psicología analítica, la cual engloba toda una concepción del ser humano e incluye varios conceptos, entre ellos, el “inconsciente colectivo”, “arquetipo” y “sincronicidad”, que se han relacionado con el funcionamiento del tarot.  

Jung menciona el Tarot de pasadita, pero lo usa como ejemplo sobre cómo en ese mazo de cartas pueden verse representados los arquetipos enraizados en el inconsciente colectivo, una especie de “conciencia universal” a la que todos los seres humanos tenemos acceso.

¿KHÁ?

Una de las discípulas de Jung, Sally Nichols, asegura que “el viaje a través de las cartas del Tarot es básicamente un viaje a nuestra propia profundidad. Cualquier cosa que encontremos en este viaje es, en el fondo, un aspecto de nuestro más profundo yo”. 

Es decir, que en el Tarot pueden verse representados los comportamientos, vivencias, sentimientos, sucesos que prácticamente todos hemos vivido en algún punto. 

78 cartas

El Tarot está compuesto de 78 cartas, 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores, que a su vez están divididos en cuatro figuras de la corte –rey, reina, paje y caballero– y en lo que se ha denominado palos, oros, bastos, espadas y copas. 

Principalmente a través de los 22 arcanos mayores se ven representados los arquetipos de los que hablaba Jung. Cada carta representa uno distinto, que puede ser inherente a la vida de cada ser humano sin importar su origen, condición social u otra condición.

Pongamos de ejemplo la carta de el Loco, el arcano sin número. Este naipe representa la energía inicial, el entusiasmo por lo nuevo, la aceptación de la incertidumbre y lo desconocido. 

La carta presenta a un hombre que emprende un viaje con un saco al hombro, seguido por un perro. 

Es muuuuy fácil identificarse con el loco porque, ¿quién no ha sentido ese deseo de trascender los límites, de emprender un viaje hacia lo desconocido?, ¿quién no ha sentido ese impulso creativo que provocan los proyectos nuevos? 

Así, cada carta, cada arcano, representa sentimientos y procesos inherentes a la vida humana.  

¿Hay algo mágico en el Tarot?

Ehmmmm… pues… ningún estudio ha demostrado con consistencia la capacidad de acertar de ningún tarotista –o el Tarot mismo–. 

Y entonces, ¿por qué hay gente que asegura que el Tarot de verdad es poderoso? 

Aquí vale la pena retomar uno de los conceptos que manejaba Jung: la sincronicidad. Este concepto se ha utilizado para explicar por qué parecen salir las cartas que mejor encajan con las preguntas que le haces al Tarot. 

Un ejemplo de sincronicidad es cuando un día sueñas con un amigo y ese mismo día te lo encuentras por la tarde. 

Sally Nichols explica que la “sincronicidad es la palabra que Jung utilizó para describir la coincidencia entre un estado interno y una realidad externa”. 

Nichols asegura que cuando se producen sincronicidades significa que se ha activado un poder arquetípico. Dado que los arcanos del Tarot simbolizan estos poderes, “es comprensible que estimulen acontecimientos de este tipo”. 

¿Casualidades? No sabemos. 

La importancia del tarotista

Diversos investigadores aseguran que si las interpretaciones son acertadas es porque el “experimento” o la lectura del Tarot se hace en persona, lo que permite al tarotista echar mano de información tan general que aplica prácticamente a todos. 

A esto se le conoce como “efecto Barnum”, es decir, los enunciados son tan generales que todos podemos sentirnos identificados. 

Y otra cosa: el tarotista puede utilizar elementos de la apariencia o el comportamiento de las personas para obtener retroalimentación de sus observaciones y así orientar la sesión.

Emilio Díaz, creador del blog Aquarian Tarot y tarotista con casi 20 años de experiencia, reflexiona: “¿por qué parecen salir las cartas correctas en el momento indicado?”.

Su conclusión es que las cartas salen de manera aleatoria y que es el tarotista el que las utiliza para “imprimir” su discurso. 

“Es como si ves una pintura de Miró y empiezas a interpretar qué ves. Las cartas no te hablan, más bien son como si fueran tu abecedario y te ayudan a plasmar lo que tu mente ya ha calculado gracias a tu teoría de la mente y a tus procesos cognitivos de la persona”, explica. 

Aunque no lo creas, todo es información, desde nuestra voz y el estado emocional en que llegamos, hasta el lenguaje corporal que tenemos al momento de la lectura. 

Y sí, el tarotista puede tener la capacidad de interpretar toda esa información

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Imagen BBC
‘Cowboy de medianoche’ la única película con clasificación X en ganar el Oscar
8 minutos de lectura

La victoria en la ceremonia de los Oscar de 1970 de “Cowboy de Medianoche”, una inesperada producción sobre dos compañeros sobreviviendo el bajo mundo de Nueva York, le abriría las puertas a un nuevo movimiento en el Hollywood de los años 70.

24 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Cuando Midnight Cowboy (“Cowboy de medianoche”) se estrenó hace 56 años, revolucionó por completo la idea de un éxito masivo en Hollywood. Era una desgarradora historia de soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York, impulsada por las interpretaciones de sus actores principales, las cuales terminarían definiendo sus carreras.

“Tuve problemas con ella tal como lo veo ahora”, le confesó el actor Dustin Hoffman a la BBC en 1970, al reflexionar sobre su interpretación del enfermizo estafador neoyorquino Enrico “Ratso” Rizzo en el filme. “Puedo ver mis inconsistencias en el personaje”.

La película, estrenada en cines el 25 de mayo de 1969, obtendría nominaciones al Oscar tanto para Hoffman como para su coprotagonista, Jon Voight, quien interpretó a un ingenuo joven tejano que aspiraba a ser el gigoló de una mujer rica.

Basada en la novela de James Leo Herlihy de 1965, la sombría historia sobre soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York de “Cowboy de medianoche” era muy distinta a la de “El graduado”, en la que la actuación de Hoffman había sido una revelación

Al director, John Schlesinger, no le pareció que Hoffman fuera la opción más obvia para interpretar a un estafador callejero después de haber interpretado a un joven de clase media, de aspecto impecable, recién salido de la universidad.

“Jerry Hellman [el productor de la película] lo había visto en una obra en el off Broadway, y dijo: ‘Es un actor de personajes maravilloso; no se dejen llevar solo por ‘El graduado’, mejor vayan a conocerlo'”, declaró Schlesinger al programa On Screen de la BBC en 1994.

“Así que fui a Nueva York, y Dustin me recibió con un impermeable viejo y sucio. Paseamos por la zona de la Calle 42 y la de Hell’s Kitchen, que es una zona predominantemente italiana, y se integró tan perfectamente con el entorno que, al final de la noche, no había ninguna duda de que había conseguido el papel”.

Pero para interpretar al enfermizo Rizzo, quien padece una discapacidad en una pierna, además de tuberculosis, Hoffman sintió que necesitaba revisar constantemente las tomas de la película durante el rodaje para asegurarse de que su actuación fuera consistente entre las tomas.

“Tenía que intentar mantener una postura, un andar, un dialecto. Tenía la preocupación de que todo eso fluctuara”, declaró en el programa Film Night de la BBC en 1970.

Dustin Hoffman como Rizzo en
FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images
Hoffman pasó de intepretar a un recién graduado de la universidad en “El graduado”, al estafador Rizzo.

El actor declaró posteriormente a Vanity Fair en el año 2000 que terminó metiéndose una piedra en el zapato para asegurarse de cojear ante la cámara sin tener que pensar en ello.

“Creo que la persona promedio verá un trabajo así y lo encontrará muy difícil”, dijo Hoffman.

“Pero mi impresión es que el papel de Jon Voight en ‘Cowboy de medianoche’ fue mucho más difícil porque, de alguna manera, era un poco más confuso, no parecía que, tal como estaba escrito, tuviera el filo que requería y hay que reconocerle el mérito de lo que le dio”.

Voight también estaba lejos de ser el candidato ideal para el papel de un desubicado aspirante a estafador que termina arruinado y desesperado en Nueva York, y que, a la vez, forja un vínculo improbable con Rizzo.

Inicialmente, Schlesinger había descartado al actor por no considerar que tuviera el físico adecuado para el papel.

“Rechazamos a Voight, y una maravillosa directora de casting en Nueva York por aquel entonces, Marion Dougherty, nos dijo: ‘Te estás perdiendo algo, ¿por qué no quieres ver a Jon Voight?'”.

“Dijimos: ‘Esa cara no es lo que estábamos pensando’, y ella dijo: ‘Conózcanlo, que lea una escena’, así que aceptamos y él entró y nos pareció bastante extraordinario, así que lo agregamos a la lista de personas que íbamos a evaluar”.

La batalla por el reparto y la música perfectos

A pesar de la insistencia, el director igual eligió al actor canadiense Michael Sarrazin para el papel.

Por suerte para Voight, Sarrazin tenía contrato con Universal Pictures, y cuando triplicaron el precio que iban a pedir por él, Schlesinger volvió a revisar las pruebas de pantalla.

Voight, quien estaba dispuesto a cobrar el salario mínimo del Sindicato de Actores de Cine (SAG), terminó siendo elegido. “Tenía una personalidad agresiva, además de una dulzura e inocencia totales que creo que el papel necesitaba”, dijo Schlesinger.

Jon Voight y Dustin Hoffman en la grabación de
FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images
En “Cowboy de medianoche”, Jon Voight interpreta a un desubicado y desesperado aspirante a estafador, en Nueva York, que forja un improbable vínculo con Rizzo (Dustin Hoffman).

“Cowboy de medianoche” no parecía una candidata obvia para convertirse en éxito de taquilla. El productor habitual de Schlesinger, Joe Janni, había rechazado el proyecto, advirtiendo al director que la película podría arruinar su carrera.

Pero Schlesinger, quien era gay, le dijo a la BBC en 1994 que la historia de marginados que luchan por sobrevivir al margen de la sociedad era algo con lo que se identificaba.

“No me interesan demasiado los finales pseudofelices de gente caminando de la mano hacia el atardecer, porque no creo que sean ciertos. Por eso, la mayoría de las películas que he hecho tienen interrogantes al final”, explicó.

“Cowboy de medianoche” -que yuxtapone flashbacks, realidad y fantasía para insinuar las motivaciones de sus protagonistas- se editó con la versión de Harry Nilsson de Everybody’s Talkin‘.

La canción se convertiría en sinónimo de la película, pareciendo encapsular el anhelo, la falta de rumbo y el deseo de sus personajes heridos por un futuro mejor.

“Siempre incluyo la música en una etapa muy temprana de edición”, señaló Schlesinger.

“Pensé que no solo era musical y rítmicamente correcta, sino también líricamente apropiada, con una letra maravillosamente apropiada, así que la incluimos en una etapa temprana y fuimos al director musical de United Artists y le dijimos: ‘Esto es lo que queremos'”.

Pero un ejecutivo de United Artists no quería usar una canción ya publicada y, creyendo que su estilo podría replicarse fácilmente, les pidió a los cineastas que trabajaran con un compositor para crear algo nuevo.

“Recurrimos a varias personas, desde Bob Dylan hasta Joni Mitchell, quien escribió una canción con demasiada letra”, dijo Schlesinger.

Dylan finalmente escribiría Lay Lady Lay para la película, pero la presentó demasiado tarde para que se usara.

“Cuando mostramos la película por primera vez a los distribuidores”, continuó Schlesinger, “teníamos Everybody’s Talkin’ en ella, y el mismo hombre se levantó de la proyección y dijo: ‘¡Dios mío! ¿De dónde sacaron esa canción? Es fantástica’. Y le dijimos: ‘Bueno, se la mostramos hace varios meses y dijeron que cualquiera podía reproducirla’. Así que dijo: ‘Bueno, tenemos que tenerla'”.

Sólo para adultos

Debido a que “Cowboy de medianoche” contenía representaciones explícitas de violación en grupo, prostitución y consumo de drogas, su estreno estuvo destinado a limitarse al público adulto.

Y cuando la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) la revisó, se le otorgó la clasificación “Restringida”, lo que significa que en 1969 ningún menor de 16 años podía verla sin un adulto acompañante.

Pero el director del estudio, Arthur Krim, estaba nervioso: había consultado a un psiquiatra quien había denunciado el “marco de referencia homosexual” de la película y su “posible influencia sobre los jóvenes”.

John Voight, ganador del premio al recién llegado más prometedor en papeles principales en cine por su rol en
BAFTA via Getty Images
A pesar de estar restringida, “Cowboy de medianoche” recibió reconocimiento internacional por sus dos estrellas.

Fue Krim quien decretó que la clasificación “Restringida” no iba a ser suficiente: “Cowboy de medianoche” debía ser “X”, para que ningún menor de 16 años pudiera verla, ni siquiera acompañado por un adulto.

Una clasificación X, categoría típicamente asociada con la pornografía, solía ser la sentencia de muerte comercial para una película convencional.

Muchos cines se negaban a proyectar películas con clasificación X, mientras que muchos periódicos y canales de televisión se negaban a anunciarlas. Pero Universal Studios convirtió la clasificación en un argumento de venta, pagando anuncios que proclamaban: “¡Todo lo que oyes sobre ‘Cowboy de medianoche’ es verdad!”.

Tras su estreno, la película se convirtió en un éxito inesperado. Recaudó diez veces su modesto presupuesto de US$4 millones y se convirtió en la tercera película más taquillera de 1969.

“Tuvo una acogida extraordinaria”, declaró Schlesinger. “No me imaginaba que estábamos ante algo que iba a ser tan exitoso”.

“Cowboy de medianoche” también recibió elogios de la crítica y siete nominaciones al Oscar al año siguiente.

Ratso Rizzo (Dustin Hoffman) le corta el pelo a Joe Buck (Jon Voight), mientras Buck escanea una columna personal.
John Springer Collection/CORBIS/Corbis via Getty Images
La película fue muy elogiada por la crítica.

Terminó con tres premios de la Academia: Schlesinger se llevó el premio al mejor director y Waldo Salt al mejor guion adaptado.

La cinta también se alzó con el Oscar a la mejor película, convirtiéndose en la primera y única película con clasificación X en conseguirlo. (La MPAA reemplazó la clasificación X por la clasificación NC-17 en 1990).

Junto con otros largometrajes de la época como “Bonnie y Clyde”, “El graduado” e Easy Rider, “Cowboy de medianoche” contribuyó al inicio del movimiento del Nuevo Hollywood, que llevaría al cine estadounidense a adoptar durante los años 70 una producción cinematográfica más compleja narrativamente, moralmente ambigua y estilísticamente innovadora.

En 1994, la Biblioteca del Congreso la seleccionó para su preservación debido a su “importancia cultural, histórica y estética”.

A pesar del éxito de taquilla y los elogios de la crítica, Schlesinger declaró a la BBC que la película “de ninguna manera” se habría podido hacer en 1994.

“Hace poco, estaba cenando; entre los invitados estaba el director de Columbia Pictures, y probé un resumen, solo los puntos dramáticos de la historia. Y le dije: ‘Si les trajera eso, ¿lo harían?’. Y él dijo: ‘De ninguna manera, te mostraría la puerta'”.

*Esta es una adaptación de una historia publicada originalmente en inglés por BBC Culture. Encuentras la versión original aquí.

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