Seguramente has visto mil cosas de capibaras, desde peluches, hasta carteras, cobijas y más, pero te has preguntado ¿por qué están de moda? o ¿cómo es que un animal se pone de moda?
Todo esto podría estar relacionado al supuesto Efecto Nemo del que probablemente has escuchado en redes sociales. Te contamos de qué va, si es real o no, y de serlo, cómo el cine puede impactar incluso de diversas maneras a la fauna.
Tal vez al leer ‘Nemo’ automáticamente a tu cabeza llegó la imagen del pez payaso de Disney al que su papá busca desesperadamente. Esta imagen mental es colectiva y así ha sido desde 2003, fecha en la que se estrenó Buscando a Nemo.
Con la llegada de esta cinta animada a las salas de cine, los peces ganaron mucha más popularidad, especialmente el pez payaso. Ver la conmovedora historia de un padre buscando a su hijo se quedó grabado en la mente de muchos, y esta historia traspasó la barrera logrando tener impacto en puntos inesperados de la realidad, entre esos: la fauna.
Por una parte se dice que tras el estreno de la cinta hubo un incremento en búsquedas como ventas de peces ornamentales y acuarios en Estados Unidos como lo evidencia el archivo del periódico Honolulu Adviser de Hawái y cómo lo sugeriría el supuesto efecto Nemo.
Por otro lado, los investigadores analizaron:
Los resultados muestran que contrariamente a las narrativas populares, al centrarse en especies menos conocidas, las películas taquilleras pueden en realidad atraer la atención hacia especies que normalmente no la tienen arrojando luz sobre la diversidad animal y las amenazas ambientales que son motivo de preocupación social.
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Como ya sabrás, el Efecto Nemo es el nombre que se le da a cuando una especie animal se vuelve muy famosa y deseada tras haber sido incluida en películas y programas de tele. Tal como ocurrió con el pez payaso gracias a Buscando a Nemo o con los guacamayos azules después de las cintas de Rio.
Pues bien últimamente se ha vuelto a hablar de esto ya que parece que nuevamente se está dando este fenómeno y esta vez con los los capibaras provenientes de Sudamérica tras el estreno de la aclamada cinta Flow. Como te imaginarás estos roedores cuentan como una especie exótica en México, por lo que su popularización puede traer varias reacciones buenas y malas. Te contamos más.
La consecuencias:
La parte buena:
¿Qué tan verídico es el Efecto Nemo?
Según el estudio de Oxford publicado en la revista Ambio el Efecto Nemo como indicativo de afectación de la fauna es falso. Y es que decir que a raíz de una cinta puede verse afectada una especie es un poco arriesgado, pues a final de cuentas el efecto que pueda tener el en espectador una película es impredecible.
Ahora, si el Efecto Nemo se toma como indicador del incremento de la popularidad de una especie después de su aparición en una cinta tiene más sentido.
Sin embargo, de lo que si se tiene certeza es que al final depende de cómo el espectador reciba el mensaje, por una parte puede que al ver la popularización de un animal la gente quiera obtenerlo, pero por otro, esto puede provocar que se interese aún más por al especie y a su vez por su cuidado.
En todo caso, te recordamos que puedes hacer parte del cambio y ayudar a la fauna con estos consejos:
¿Miraste Fauna silvestre en la ciudad? ¿Crees que viste trafico de especies?
Un nuevo descubrimiento científico cambia la comprensión de cómo nuestro cuerpo combate las infecciones.
La ciencia sigue su senda de avances. Un reciente estudió descubrió una nueva parte del sistema inmunológico que es “una mina de oro” de potenciales antibióticos.
Un equipo de científicos de Israel demostró que una parte del cuerpo conocida por reciclar proteínas tiene un modo secreto que puede soltar un arsenal de sustancias químicas que matan bacterias.
Los investigadores creen que este descubrimiento transforma nuestra comprensión de cómo estamos protegidos contra las infecciones y ofrece un nuevo foco para buscar antibióticos que aborden el creciente problema de las superbacterias que resisten nuestros medicamentos actuales.
El descubrimiento se centra en el proteasoma, una estructura diminuta que se encuentra en cada célula del cuerpo. Su función principal es cortar las proteínas viejas en trozos más pequeños para que puedan reciclarse y crear otras nuevas.
Pero una serie de experimentos, detallados en la revista Nature, muestra que el proteasoma detecta cuando una célula ha sido infectada por bacterias y cambia de estructura y de función.
Comienza a transformar las proteínas viejas en armas que pueden rasgar la capa exterior de las bacterias para matarlas.
La profesora Yifat Merbl, del Instituto Weizmann de Ciencias, me dijo: “Esto es realmente emocionante porque no sabíamos que esto pasaba en las células. Descubrimos un nuevo mecanismo de inmunidad que nos permite tener una defensa contra las infecciones bacterianas“.
“Está sucediendo en todo nuestro cuerpo en todas las células y genera una nueva clase de potenciales antibióticos naturales”.
El equipo de investigación pasó por un proceso que llamaron “buceo en contenedores de basura” para encontrar estos antibióticos naturales.
Se probaron en bacterias que crecían en el laboratorio y en ratones con neumonía y sepsis. Los investigadores dijeron que estaban obteniendo resultados comparables a algunos antibióticos ya conocidos.
Y cuando los investigadores tomaron células en el laboratorio y desactivaron el proteasoma, fue mucho más fácil infectarlas con bacterias como la Salmonella.
El profesor Daniel Davis, director de ciencias biológicas e inmunólogo del Imperial College de Londres, dijo que los hallazgos eran “extremadamente llamativos y muy interesantes” ya que cambian nuestra comprensión de cómo nuestro cuerpo combate las infecciones.
“Lo que es realmente emocionante sobre esto, es que es un proceso totalmente desconocido por el cual se crean moléculas anti-gérmenes dentro de nuestras células, parece profundamente importante y sorprendente”.
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Pero advirtió que convertir esto en una nueva fuente de antibióticos es una idea que “todavía necesita ser probada” y que llevará tiempo.
Se estima que más de un millón de personas mueren al año por infecciones que son resistentes a medicamentos como los antibióticos. Pero a pesar de eso, ha habido falta de investigación para desarrollar nuevos antibióticos al que las bacterias no sean resistentes.
En ese contexto sombrío, tener un lugar nuevo donde buscar es una fuente de optimismo para algunos científicos.
La doctora Lindsey Edwards, profesora titular de microbiología en el King’s College de Londres, dijo a la BBC: “Es una potencial mina de oro para nuevos antibióticos, es bastante emocionante”.
“Durante años se ha estado buscando en la naturaleza nuevos antibióticos. Es increíble que sea algo que tenemos dentro. Al final se reduce a tener la tecnología para poder detectar estas cosas”.
También dice que podría haber menos problemas con el desarrollo de estos fármacos porque ya son productos del cuerpo humano, por lo que “el aspecto de seguridad podría ser mucho más fácil”.
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