Los cólicos menstruales pueden ser un verdadero suplicio. A veces el dolor es tan intenso que muchas mujeres y personas con vulva buscan cualquier remedio casero para disminuirlo, pero eso puede ser peligroso.
Hay una publicación de Facebook rondando por ahí que asegura que colocar en el ombligo una bolita de algodón bañada en alcohol puede ayudar a que los cólicos desaparezcan. Pero ¡aguas! Por el contrario, eso puede hacer mucho daño.
Te recomendamos: ¿Qué es el sindrome premenstrual?
El texto, que se encuentra dentro de una imagen, ha sido replicado en más de 73 mil ocasiones y cuenta con 21 mil comentarios en los que usuarias aseguran que lo intentarán.
De acuerdo con Enrique Rosas, especialista en ginecología y obstetricia y académico de la Universidad de Guadalajara, lo que pueden ocurrir son dos situaciones: que te relajes o que te intoxiques. ¿¡Qué?!
El especialista detalla que si las personas utilizan alcohol de caña, del que se toma, puede ser que se relajen, “pero el dolor no desaparezca en sí, porque es como si se embriagaran”.
La otra es que, si se utiliza alcohol industrial, pueden intoxicarse.
Enrique explica que el ombligo es una parte muy susceptible del cuerpo con cualquier cosa que se le ponga.
Para empezar, dice el especialista, debajo de nuestro ombligo está la cavidad abdominal, que es “una capita”, como él le dice.
Debajo de esa parte se encuentra el peritoneo parietal, “es como una capita de grasa, pero la vamos a pensar como si fuera una bolsa de plástico”. Después de esa ‘bolsita de plástico’, está algo que se llama epitelio, “es como la tela de un mandil y dentro están los intestinos”.
Entonces, ¿qué pasa si le ponemos alcohol al ombligo? Es como hacer un agujero a la bolsita de plástico (peritoneo parietal) y se mojara la tela del mandil (epitelio).
“Eso ocasiona que los 25 billones de eritrocitos que hay en nuestro cuerpo comiencen a absorber ese alcohol, lo dirijan a la sangre, para que finalmente llegue al sistema nervioso”.
Tampoco hay que intentar este “truco” de los cólicos y el ombligo con otros líquidos, como vinagre, vino, tequila, cloro, desinfectante o cualquier otro líquido.
También puedes leer: 3 razones para insistir en eliminar el IVA para productos para la menstruación
La recomendación de Enrique Rosas es aplicar compresas calientes.
También es bueno consultar a tu ginecóloga de confianza para preguntarle por el citrato de magnesio y el potasio y si es bueno para tu cuerpo, “eso te lo tiene que recomendar un médico con base en la talla, peso y edad de la paciente” comenta.
Sí, los cólicos son horrorosos y muy dolorosos, pero son necesarios y buenos para la salud. Sí, así como lo lees.
Según el ginecólogo, los cólicos o las contracciones menores ayudan a que el tejido mucoso, que se llama endometrio y que conocemos como “la sangre menstrual”, baje y pueda ser expulsado para permitir la continuación del siguiente ciclo menstrual.
Sí, así como lo lees: los cólicos son como contracciones que sacan de tu organismo lo que ya no necesita.
Aunque, eso sí, deben ser pasajeros.
Cuando los dolores de cólicos no son similares en todos los ciclos menstruales y van aumentando, es cuando debemos acudir con nuestra ginecóloga de confianza para una revisión.
Es recomendable llevar anotaciones sobre nivel de dolor, partes del cuerpo que te duelen, flujo, color y todo lo que pueda ayudar a hacer descripciones detalladas para saber qué tanto aumenta el dolor mes con mes.
Te puede interesar: ¡Morras! Acá formas de empezar a explorar nuestro cuerpo con nuestras manitas
Por cierto, si quieres entender mejor qué pasa con tu cuerpo durante el ciclo menstrual este video te ayudará mucho:
EU recibe a decenas de afrikáners como refugiados tras una orden de Trump que denuncia que son perseguidos por cuestiones raciales, algo que el gobierno sudafricano niega rotundamente.
Un avión procedente de Johannesburgo con 59 sudafricanos blancos a bordo aterrizó este lunes en Washington DC.
Es el primer grupo de afrikáners que llegan a Estados Unidos como refugiados bajo un programa de reasentamiento promovido por el presidente Donald Trump, que considera a esta comunidad víctima de “discriminación racial” en Sudáfrica.
Su arribo a EE.UU. se produce tras meses de tensiones diplomáticas entre el país norteamericano y Sudáfrica.
Trump firmó en febrero una orden ejecutiva en la que denunciaba presuntas violaciones de derechos humanos contra blancos en Sudáfrica, citando expropiaciones de tierras sin compensación y asesinatos en zonas rurales.
El presidente también se ha referido a lo que describió como una “matanza a gran escala de agricultores” blancos, un argumento que ha respaldado públicamente el empresario Elon Musk, nacido en Pretoria, quien llegó a hablar incluso de un “genocidio de blancos”.
El gobierno sudafricano rechaza estas acusaciones y niega la existencia de una persecución racial contra los blancos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Ronald Lamoa, afirmó este lunes que “no hay persecución de sudafricanos blancos afrikáners” y aseguró que los datos policiales contradicen la narrativa impulsada desde Washington.
Los afrikáners, descendientes en su mayoría de colonos holandeses, han desempeñado un rol central en la historia del país, desde la colonización hasta el régimen del apartheid.
El programa de reasentamiento de Trump está dirigido a los afrikáners, una comunidad blanca sudafricana descendiente en su mayoría de colonos neerlandeses, franceses hugonotes y alemanes que comenzaron a instalarse en el sur de África desde 1652.
Durante siglos, los afrikáners dominaron la política y la producción agrícola del país, especialmente bajo el apartheid (1948-94), donde conformaban el grupo blanco mayoritario y puntal ideológico del régimen.
Hoy representan poco más del 5% de la población en Sudáfrica -unos 2,7 millones de personas- y la mayoría habla afrikáans como lengua materna.
Trump justifica su programa con el argumento de que los afrikáners sufren “discriminación racial” bajo las políticas del Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde el fin del apartheid en 1994.
En su orden ejecutiva de febrero, el presidente estadounidense citó específicamente la reciente ley sudafricana de expropiación sin compensación de tierras improductivas, abandonadas o adquiridas de manera fraudulenta durante el régimen segregacionista.
Aunque la norma ha sido defendida como una herramienta para corregir desigualdades históricas, tanto sectores conservadores estadounidenses -incluidos influyentes empresarios como Elon Musk y Peter Thiel- como muchos afrikáners en Sudáfrica la consideran una amenaza directa a los derechos de propiedad de los blancos.
Trump también denunció lo que describió como “una matanza a gran escala de agricultores blancos”, tesis respaldada por Musk, Thiel y otros miembros de la llamada “mafia de PayPal”, un influyente grupo de Silicon Valley que mantiene lazos con Sudáfrica.
El gobierno sudafricano niega que exista una persecución racial: el canciller Lamoa consideró infundadas las acusaciones de Washington y alegó que los informes policiales desvinculan la violencia rural de un supuesto genocidio blanco.
Según datos oficiales, en 2024 se registraron 44 homicidios en zonas agrícolas, de los cuales ocho fueron de granjeros.
El Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales (SAIRR) concluyó que los ataques afectan tanto a trabajadores blancos como negros y suelen estar motivados por robos o conflictos laborales.
BBC Mundo habló con el analista sudafricano Ryan Cummings, director de la consultora Signal Risk, que cuestiona el fundamento jurídico y humanitario de conceder asilo a los afrikáners.
“Ciertamente no enfrentan ningún tipo de marginación colectiva por su cultura, raza o idioma”, afirma.
El experto considera que las leyes de acción afirmativa impulsadas por el ANC no son punitivas hacia los blancos, sino mecanismos para revertir la exclusión histórica de la población negra, y remarca que “los afrikáners aún se encuentran en el extremo superior de la escala socioeconómica”.
Cummings añade que la percepción de inseguridad en zonas rurales, donde se han producido ataques violentos a granjas, ha alimentado una narrativa política dentro de sectores afrikáners más conservadores.
“Se han presentado como actos de violencia étnica, como si hubiera un genocidio sistemático en curso, pero en realidad responden a dinámicas locales: granjas aisladas, guardias de seguridad deficientes, armas y dinero en efectivo almacenados en las instalaciones”, considera.
Reconoce, no obstante, que figuras como Julius Malema, líder del partido comunista Luchadores por la Libertad Económica, han alimentado esa sensación de amenaza con cánticos como Kill the Boer (“Mata al granjero”), lo que ha reforzado el temor de algunos afrikáners a un resurgimiento del nacionalismo negro en sus formas más violentas.
El gobierno sudafricano ha sido muy activo a la hora de denunciar violaciones de derechos humanos de Israel en Gaza, y en enero presentó un caso de “genocidio” ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
Esto causó un deterioro en las relaciones entre Sudáfrica y EE.UU., aliado de Israel.
“Trump quiere destacar ante la comunidad internacional que el mismo gobierno que lleva a Israel ante un tribunal internacional por presuntas violaciones de derechos humanos está infringiendo esos mismos derechos sobre su propia ciudadanía”, evalúa Cummings.
En marzo, la administración estadounidense expulsó al entonces embajador sudafricano, Ebrahim Rasool, después de que este denunciara una “insurgencia supremacista” impulsada desde Estados Unidos.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, justificó la medida calificando al diplomático como un “agitador racial” que “odia a América”.
Por su parte, el gobierno sudafricano sostiene que la narrativa promovida desde Washington es infundada y responde a intereses políticos internos en Estados Unidos.
Desde que Trump firmó la orden, más de 70.000 sudafricanos blancos expresaron interés en emigrar, según la Cámara de Comercio Sudafricana en Atlanta.
El grupo de 59 personas que aterrizó esta semana en Washington es el primero en beneficiarse del plan.
Desde Sudáfrica, el programa de reasentamiento de Trump se percibe con escepticismo o incluso con cierto sarcasmo, según el director de Signal Risk.
“Muchos sudafricanos ven a los afrikáners que se acogen al programa de Trump como personas que buscan una salida, un modo de hallar la utopía que están buscando: una sociedad donde puedan existir sin tener que compartir espacio con sudafricanos negros”, sostiene Cummings.
Según el experto, hay “muchas almas dañadas” entre los afrikáners que crecieron durante el final del apartheid.
“Sienten que no fueron cómplices, pero que se les está haciendo pagar por lo que ocurrió décadas antes de que nacieran”, indica.
Sin embargo, concluye que la mayoría de los sudafricanos está de acuerdo con la idea de una sociedad multirracial y que quienes se resisten a ello -y ahora emigran- “probablemente no estaban interesados en participar en ese proyecto desde el principio”.
Cummings incluso cree que muchos sudafricanos moderados ven con buenos ojos la emigración de ciertos afrikáners a Estados Unidos bajo la iniciativa de Trump.
Parte de la sociedad sudafricana la considera “una manera de deshacerse de personas que han sostenido una ideología racista o supremacista blanca “.
“Muchos sudafricanos sienten que Sudáfrica, como país, probablemente estará mejor sin ellos, en el sentido de que estaremos perdiendo a individuos que esencialmente no tienen interés en participar en la construcción nacional ni en vivir en un país multirracial”, sentencia.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.