Las chinches de cama no son como las pintan… o al menos no como se han viralizado en los últimos días. Estos animales, que son nocturnos y se refugian en grietas u oquedades de muebles, paredes, pisos o colchones, difícilmente pueden encontrarse en las aulas.
El Instituto de Ecología de la UNAM aclaró que las Cimes lectularius -las chinches de cama que han provocado alerta recientemente- no son diurnas.
Por esto, presentó una serie de recomendaciones antes de entrar en pánico.
Por ejemplo, antes de afirmar que hay alguna chinche en casa (o en el salón de clases) se debe mantener la calma y documentar al insecto por medio de fotos y consultar con especialistas.
Además, el Instituto de Ecología de la universidad pide que para documentar correctamente la presencia de estos animales se utilice la plataforma Naturalista, sitio enfocado en la observación y monitoreo de especies endémicas, invasoras o exóticas.
Las chinches de cama, explica el instituto, se alimentan de sangre humana y hacen varios piquetes en línea recta o en zigzag y las ronchas e inflamación son visibles en la piel, lo que también da una pista adecuada de si se trata de este tipo de insectos o de otros animales.
“Las chinches se esconden en cosas acolchadas, abajo de camas, en zonas que tienen sábanas, colchones, almohadas o cojines”, explicó Luis Zambrano, biólogo, ecólogo urbano y académico en el Instituto de Biología de la UNAM. “Entonces, en los salones -por lo general- hay bancas de madera o plástico y todo es liso”.
En entrevista con Animal Político y Animal MX, el especialista aclaró que “es difícil que una chinche se esconda en estos lugares y tenga hábitos diurnos”.
Agrega que, si efectivamente existiera una plaga de chinches en la UNAM, “debería haber muchísimos y podríamos recolectar y revisarlos”.
Para el experto, lo primero es tener la evidencia para, de esta forma, saber cómo solucionar el problema.
Zambrano recomienda que antes de fumigar los espacios se consulte a un especialista.
Tanto el experto como el Instituto de Ecología de la UNAM advierten que el “por el uso indiscriminado de insecticidas, las chinches son resistentes al DDT y a insecticidas organofosforados” e incluso que, dependiendo del tamaño de la infección, es preferible ahuyentar a estos animales con aceites esenciales.
El doctor Zambrano explica que las chinches no se mueren fácilmente con insecticida, sino con agua caliente. Por esto, antes de optar por la fumigación como primera línea de acción, lo mejor es evaluar dónde y cómo se encuentra el insecto y determinar a qué especie pertenece.
Esto toma especial importancia porque sin saber exactamente qué tipo de insecto es, las fumigaciones pueden tener otro tipo de afectaciones y matar animales benéficos para el ecosistema, como es el caso de polinizadores como las abejas.
“Sí genera problemas (la fumigación) porque no mata a las chinches, pero sí mata a todos los demás insectos, entre los cuales están, pues aquellos que nos que nos dan de comer, como los polinizadores”, enfatiza.
Para el control de plagas, el Instituto de Ecología recomienda que, antes de fumigar se inspeccionen camas y sitio donde se puedan ocultar, fumigar sólo en interiores y lavar y secar con altas temperaturas.
Zambrano destaca que la universidad decidió fumigar sin evidencia real sobre la presencia de la chinche de cama en las instalaciones de Ciudad Universitaria, incluso sin un dictamen técnico que confirmara la plaga de este o de cualquier otro insecto.
De acuerdo con un comunicado de la Facultad de Química, los resultados del dictamen técnico elaborado por la Dirección General de Atención a la Salud de la universidad “no existe plaga de ningún tipo de insecto en nuestras instalaciones, ni riesgo alguno a la salud de la población. Sin embargo, para tranquilidad de nuestra comunidad, se fumigará este fin de semana”.
En un segundo comunicado, la UNAM reitera que no se encontró plaga de chinches de cama, sin embargo se fumigó para atender las quejas de la comunidad universitaria.
Luis Zambrano hizo pública su preocupación ante la decisión de la comunidad universitaria de la fumigación e incluso, en sus redes sociales, mostró fotos de abejas muertas en la Facultad de Arquitectura.
“Lo primero que hay que hacer es tener la evidencia para la ciencia. Entonces, tengamos evidencia real y no evidencia de redes sociales”, dice en entrevista.
En ese sentido, fumigar las instalaciones no fue la solución ante la presunta plaga de chinches de cama que usuarios reportaron en redes y llevó a la Universidad a tomar esta decisión, como se menciona en dos de sus comunicados más recientes.
Sin embargo, ante una fumigación apresurada, los polinizadores como abejas que habitan en Ciudad Universitaria sí se vieron afectados por esta decisión.
El especialista enfatiza que la comunidad universitaria no se debe olvidar que se convive y cohabita en un ecosistema.
“Aún cuando no veamos a los insectos, a las lombrices, a las aves, están alrededor de nosotros constantemente. Deberíamos de acordarnos que el ecosistema está y ha estado y seguirá estando antes y después que nosotros”, destaca.
Era el inicio de su campaña, y el veterano británico disparó una andanada de tiros a las líneas francesas. O mejor dicho, el director Ridley Scott estaba promoviendo su última película, que se estrenará en noviembre.
Napoleón promete ser un relato épico sobre el ascenso del emperador, interpretado por Joaquín Phoenix, que se enfoca en la volátil relación del emperador con su primera esposa Josephine (interpretada por Vanessa Kirby).
Y aunque todavía no se estena, se ha generado una conversación alrededor de la película biográfica, mayoritariamente gracias a comentarios que hizo Ridley Scott en una entrevista con la revista de cine Empire:
“Yo lo comparo [a Napoleón] con Alejandro Magno, Adolf Hitler, Stalin”, dijo Scott, cuando explicaba su versión del personaje.
“Escucha, tiene un montón de cosas malas en su haber. Al mismo tiempo, destacó por su valentía, su capacidad de hacer y su dominio. Fue extraordinario”.
¿Qué? ¡Detente! Los franceses no perdieron el tiempo en devolver el fuego y corregir al insolente británico.
“Hitler y Stalin no construyeron nada y sólo provocaron destrucción”, dijo a The Telegraph Pierre Branda, director académico de la Fundación Napoléon.
“Napoleón construyó cosas que todavía están en pie hoy“, añadió.
Thierry Lentz, de la Fundación Napoléon, dijo en el mismo artículo: “Napoleón no destruyó ni Francia ni Europa. Su legado fue posteriormente celebrado, aceptado y ampliado”.
Entonces, ¿cuál es la verdad del asunto? ¿Ridley Scott tiene algo en qué apoyarse?
Napoleón, un comandante militar brillante, llegó al poder en 1799, durante el período de inestabilidad política que sucedió a la Revolución Francesa.
Sus admiradores dicen que convirtió a Francia en un país más meritocrático de lo que había sido bajo el Antigüo Régimen, anterior a la revolución.
Napoleón centralizó el gobierno, reorganizó la banca, impulsó la educación e instituyó el Código Napoleónico, el cual transformó el sistema legal y se convirtió en modelo para muchos otros países.
Pero también llevó a cabo una serie de guerras sangrientas en Europa buscando establecer un imperio que en su auge se extendía desde la Península Ibérica hasta Moscú.
Hacia 1812, las únicas áreas de Europa que no estaban bajo su control -ya sea a través de mando directo o a través de alianzas- eran Gran Bretaña, Portugal, Suecia y el Imperio Otomano.
Finalmente fue derrotado en 1815 por una alianza de naciones liderada por Gran Bretaña, en la batalla de Waterloo.
Napoleón y su Código Napoleónico figuraban de manera prominente en las mentes de los británicos de la época, y lo han hecho durante décadas. Los caricaturistas estaban obsesionados con él.
Aparece en el fondo de las novelas de Jane Austen. Por ejemplo en Orgullo y Prejuicio, que se publicó en 1813, aparecen las milicias que iban a repeler una invasión napoleónica.
El gran detective Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle, se refiere a su archienemigo, el profesor Moriarty, como el “Napoleón del crimen”. En la novela corta Rebelión en la Granja, de George Orwell –que se publicó en 1945– el cerdo que se convierte en dictador se llama Napoleón.
Pero, ¿es realmente justo referirse a Napoleón como dictador, o equipararlo con otros famosos dictadores?
El profesor de historia de la Universidad de Newcastle, en Australia, Philip Dwyer no lo cree. Dwyer escribió una biografía de Napoleón de tres tomos.
“Puedes tener un debate sobre si Napoleón era un tirano o no –yo me inclinaría por el lado de tirano– pero ciertamente, no era un Hitler o Stalin, que fueron dictadores autoritarios que reprimieron a sus propios pueblos de manera brutal, ocasionando millones de muertes”.
Algunos incluso han argumentado que el imperio era un “estado policial” debido al intrincado sistema de informantes secretos que mantenía bajo control a la opinión pública.
“Pero muy pocas personas –un número de aristócratas más o menos involucrados en tramas para derrocar al régimen, algunos de ellos periodistas– fueron ejecutados por su oposición a Napoleón. Si fuera a comparar a Napoleón con alguien. sería con Luis XIV, un monarca absolutista que llevaba a cabo guerras innecesarias que costaban miles de vidas”.
“También es cierto que Napoleón hizo la guerra –debatible si eran necesarias o no– y eso le costó la vida a millones de personas, aunque no sabemos cuántos civiles fueron muertos directa o indirectamente por las guerras”.
La periodista francesa y columnista del Telegraph Anne-Elisabeth Moutet concuerda en que Napoleón no es comparable a Hitler o a Stalin.
“Napoleón no tenía campos de concentración”, le dijo a BBC Culture. “No escogía minorías para masacrarlas. Sí, había una policía intrusiva, pero la gente ordinaria podía vivir la vida como quería y decir lo que quisiera”:
Moutet dice que los franceses principalmente ven a Napoleón como un reformador.
“Tenía una mente extraordinaria y fue el instigador del cuerpo legal e instituciones bajo las cuales nos regimos hoy en día”.
“Nos gusta pensar –y no es del todo falso– que muchas personas estaban mucho más felices bajo el gobierno francés que bajo cualquier tipo de leyes feudales que tuvieran antes”:
Sin embargo, Charles Esdaile, profesor emérito de Historia en la Universidad de Liverpool y autor de varios libros sobre Napoleón, incluido Las Guerras de Napoleón: Una historia internacional 1803-1815, tiene una posición diferente:
“Veo a Napoleón como un jefe militar. Un hombre impulsado por su ambición personal que fue absolutamente despiadado. Un hombre que tenía una clara visión del tipo de Francia que necesitaba construir, y de hecho de la Europa que necesitaba construir, para sostener su maquinaria de guerra. Cualquier idea de que él fuera algún tipo de liberador, algún tipo de hombre del futuro, es esencialmente parte de la leyenda napoleónica”.
Te interesa: Qué es verdad y qué mentira en la serie de Netflix ‘El amor después del amor’, sobre Fito Páez
Opina Esdaile que “la maquinaria de propaganda napoleónica era una herramienta muy, muy poderosa para el imperio y exportó una versión de las guerras en las que mucha de la culpa recaía en la pérfida Albión (Inglaterra)”.
“No era Francia para nada, eran todos declarándole la guerra a Francia. Esta poderosa leyenda napoleónica continúa operando hasta el día de hoy. Napoleon es una presencia viva. Continua operando desde más allá de la tumba, moldeando la manera en la que lo vemos”, concluye el historiador.
Pero Esdaile también rechaza las comparaciones con Stalin o Hitler:
“Napoleón tenía muchas fallas y era un personaje detestable pero la ideología racial que caracterizó al régimen Nazi simplemente nunca estuvo allí”.
“Napoleón no fue culpable de genocidio. Napoleón no cae en purgas completas. Para ser justos con Napoleón, el número total de presos políticos en el curso de su reinado es relativamente limitado. Compararlo a él con Hitler y con Stalin es una tontería histórica”.
Por supuesto, Ridley Scott es un titán de la industria de las películas –dirigió Blade Runner, Gladiator, Thelma y Louise, Alien, entre otras– que ha estado en el negocio lo suficiente como para saber promocionar una película.
Es totalmente factible que supiera que los comentarios de Hitler y Stalin fueran a generar publicidad y que lo haya hecho por esa razón.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.