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¡Checo Pérez asegura subcampeonato de la F1 en GP de Las Vegas!
¡Checo Pérez asegura subcampeonato de la F1 en GP de Las Vegas!
Foto: Rudy Carezzevoli / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP
4 minutos de lectura
¡Checo Pérez asegura subcampeonato de la F1 en GP de Las Vegas!
Max Verstappen triunfó en el GP de Las Vegas, mientras que el mexicano Checo Pérez aseguró subcampeonato en F1.
19 de noviembre, 2023
Por: AFP
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El neerlandés Max Verstappen, campeón anticipado del Mundial de Fórmula 1, conquistó el sábado el Gran Premio de Las Vegas al superar en una emocionante carrera nocturna a Charles Leclerc y al mexicano Sergio ‘Checo’ Pérez, que terminará la temporada en el segundo lugar.

Checo Pérez, que perdió la segunda posición de la carrera en un adelantamiento de Leclerc en la última vuelta, tiene garantizado el subcampeonato cuando el Mundial concluya la semana que viene en Abu Dabi, el mejor resultado logrado por un piloto mexicano.

Verstappen, compañero de Pérez en Red Bull, impuso su ley en el regreso de la Fórmula 1 a las Vegas sorteando numerosas dificultades como un impacto con George Russell y una sanción de cinco segundos por un agresivo adelantamiento a Leclerc en la salida.

Nada parece suficiente para frenar al tricampeón ‘Mad Max’, que amplió su récord de victorias en una temporada a 18 (de las 21 ya celebradas), incluidas las tres en Estados Unidos.

“He probado suerte en la salida (…) Hoy hemos hecho una gran carrera”, se felicitó el neerlandés, que llegó a 53 victorias en su carrera igualando la marca del alemán Sebastian Vettel, antecesor en Red Bull.

Aunque fue el más crítico con el ‘show’ organizado alrededor de este Gran Premio, Verstappen se animó a cantar por radio el clásico ‘Viva Las Vegas’ cuando cruzaba la meta bajo las luces de neón de la gran avenida de los casinos y la futurista The Sphere, el mayor recinto esférico del mundo.

El paddock instalado en la capital del juego estaba repleto de celebridades del mundo de la música, el deporte y el espectáculo como Rihanna, Brad Pitt, David Beckham o Justin Bieber, encargado de ondear la bandera a cuadros en la meta.

La vuelta de la competición a Las Vegas, tras las carreras de 1981 y 1982, es una parte crucial de la estrategia de la Fórmula 1 de conquistar al público estadounidense.

Estos ambiciosos planes sufrieron un grave traspiés el jueves con la vergonzosa cancelación de los primeros ensayos debido a una alcantarilla mal sellada que dañó el Ferrari del español Carlos Sainz.

El sábado, la falta de adherencia del nuevo circuito hizo que no faltaran los incidentes, adelantamientos y cambios de liderato en la prueba con el inicio más tardío, las diez de la noche, en la historia de la competición.

“Para toda esa gente que se mostraba tan negativa sobre este fin de semana, diciendo que todo era espectáculo y ‘bla bla bla’, creo que Las Vegas les ha demostrado que estaban equivocados”, defendió el británico Lewis Hamilton.

Los promotores anhelaban una carrera de estas características después del fiasco de la primera jornada, cuando los ensayos se retomaron bien entrada la madrugada con las gradas ya desalojadas, lo que provocó una demanda colectiva de unos 35 mil espectadores.

Charles Leclerc, Max Verstappen y Checo Pérez.
Charles Leclerc, Max Verstappen y Checo Pérez celebran en el podio después del Gran Premio de F1 de Las Vegas. Foto: ANGELA WEISS / AFP

Primer doblete de Red Bull

Para Ferrari, que aún tiene esperanzas de superar a Mercedes en el subcampeonato de constructores, Las Vegas fue una nueva oportunidad perdida en un circuito callejero teóricamente favorable.

El monegasco Leclerc, de la escudería italiana, volvió a ser incapaz de defender su quinta ‘pole position’ del año.

Verstappen le arrebató el liderato en segundos con una brusca maniobra que desplazó fuera del trazado a Leclerc, valiéndole la sanción de cinco segundos.

El escaso agarre de la fría pista favoreció numerosas colisiones en la primera vuelta como la de Checo Pérez, que tuvo que cambiar su alerón delantero.

“Fue una carrera muy difícil”, reconoció el mexicano, que firmó una gran remontada y llegó a estar en cabeza durante varias vueltas en el ecuador de la prueba.

Verstappen retomó el control en la parte final y, cuando Red Bull acariciaba su primer 1-2 desde septiembre, Leclerc desbancó a Pérez del segundo puesto con una astuta maniobra final.

“No me esperaba el adelantamiento”, reconoció. “Él estaba a 0.7 (por detrás) y, luego en la zona de frenada, ya estaba ahí, así que bien por él y por Max”.

Aún así el mexicano cumplió su objetivo de lograr el primer subcampeonato de su carrera, tras ser cuarto en 2020 y 2021 y tercero el año pasado, y culminar también el primer doblete de la historia de Red Bull en la clasificación general.

Carlos Sainz, el otro piloto de Ferrari, fue sexto en un fin de semana desafortunado en el que fue penalizado con 10 puestos en la parrilla por los nuevos componentes que necesitó su auto tras el choque con la alcantarilla del jueves.

Su compatriota Fernando Alonso (Aston Martin) terminó en la novena plaza, dos lugares detrás del también veterano Hamilton.

El siete veces campeón mundial era el único que podía disputarle la segunda plaza del campeonato a Checo Pérez pero para ello necesitaba finalizar por delante de él en Las Vegas, donde el mexicano disfrutó de un enorme apoyo de los aficionados latinos.

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La aldea perdida donde las mujeres se juegan la vida en las montañas y los hombres se quedan en casa cultivando
6 minutos de lectura
La aldea perdida donde las mujeres se juegan la vida en las montañas y los hombres se quedan en casa cultivando
Max Verstappen triunfó en el GP de Las Vegas, mientras que el mexicano Checo Pérez aseguró subcampeonato en F1.
04 de diciembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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Durante siglos, las pastoras wakhi de Pakistán viajaron a remotos campos de montaña para dar de pastar a sus rebaños. Los ingresos generados fueron fundamentales para transformar su comunidad.

Ayudaron a pagar la atención médica, la educación y el primer camino construido para salir de su valle y conectar con el resto del mundo.

Pero esta forma de vida está desapareciendo.

La serie 100 Mujeres de la BBC se unió a ellas en uno de sus últimos viajes a las regiones de pastoreo.

Nuestro trayecto hasta los pastizales del Pamir es traicionero. Los empinados senderos de montaña serpentean y se retuercen: un paso en falso y se acabó.

Las mujeres silban y gritan a las ovejas, a las cabras y a los yaks para evitar que se desvíen de los estrechos senderos y caigan por la ladera de la montaña.

“Antes había mucho más ganado que ahora”, dice Bano, de unos 70 años. “Los animales saltaban de aquí para allá y desaparecían. Algunos regresaban y otros no”.

Mujeres y su rebaño caminando por un sendero de montaña estrecho y accidentado
Taseer Beyg
Los desprendimientos de tierra son una preocupación constante en los empinados senderos de montaña.

En años pasados, cada verano decenas de pastoras wakhi hacían este viaje a través de las escarpadas montañas del Karakoram, en el noreste de Pakistán, con sus hijos pequeños a la espalda.

Entonces dejaban a los hombres en casa para trabajar en el valle de Shimshal.

Hoy en día sólo quedan siete pastoras.

Caminamos ocho horas al día bajo la lluvia, la nieve y un calor abrasador. El viaje que antes les tomaba a las mujeres tres días, a nosotros nos lleva cinco.

Las pastoras, aunque ancianas, siempre van muy por delante del resto mientras nos aclimatamos a la altura.

La amenaza de deslizamientos de tierras está siempre presente y el ruido sordo de los cascos de las ovejas vibra en el suelo, haciendo caer rocas y polvo.

Annar envuelta en una túnica rosa y amarilla
Taseer Beyg
Annar, que ahora tiene 88 años, ha recorrido los pastos del Pamir toda su vida.

En el pasado era aún más difícil. Antes las pastoras no contaban con chaquetas térmicas ni calzado apropiado para caminar por este terreno.

“Solíamos usar túnicas sencillas. Íbamos descalzas y caminábamos así sobre el hielo”, dice Annar, de 88 años.

Afroze, que ahora tiene 67 años, recuerda haber sido la primera mujer del valle en conseguir un par de zapatos.

“Mi hermano me regaló dos pares cuando me casé”, cuenta. “La gente solía venir sólo para verlos. A menudo los tomaban prestados, junto con mi vestido, para las bodas”.

Cuando finalmente llegamos a Pamir, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, los exuberantes pastos verdes aparecen ante nosotros y los arroyos de reluciente agua glacial se abren paso a través del paisaje, rodeados de escarpados picos cubiertos de nieve.

“Hemos caminado por estas tierras junto a nuestras madres y abuelas. Y como nosotras, ellas eran pastoras, batían mantequilla y hacían yogur“, evoca Annar, mientras las mujeres cantan y bailan.

Varias pastoras cruzan un puente colgante de madera
Taseer Beyg
El más largo de los muchos puentes de cuerda que cruzan las pastoras de camino a los campos.

Un grupo de 60 casas de piedra, abandonadas y cerradas, dan pistas de un estilo de vida en desaparición.

Al ser la pastora de más edad, Annar besa la puerta de uno de los ranchos, dice una oración y entra llevando una hornilla con hojas ardiendo.

“Nuestros mayores nos enseñaron a utilizar la planta spandur. Nos dijeron que la tuviéramos siempre cerca, ya que aleja los problemas”, dice mientras se asegura de que el humo toque a todos los animales.

En el pasado, para ahuyentar a los lobos y leopardos dormían en los tejados, incluso en las condiciones climáticas más adversas. También fabricaban trampas y quemaban hogueras.

“Por la noche estaba completamente oscuro”, expone Annar, “no teníamos luz ni antorchas y ni siquiera veíamos lo que habíamos perdido hasta la mañana siguiente”.

Pak Daman (izquierda) y Annar (derecha) rodeados de animales
Taseer Beyg
Pak Daman (izquierda) y Annar (derecha) llevan a cabo un ritual tradicional asegurándose de que el humo toque a todos los animales.

También recuerda momento muy duros. Como cuando un verano enterraron a 12 niños en los pastizales. Entre ellos estaban su hijo y su hija.

Y es que en las montañas no había médicos ni centros de salud.

“Me quedé con las manos vacías, así como ahora”, suspira Annar, abriendo y cerrando los puños, sintiendo todavía el dolor de hace casi 60 años.

Trueque

Con el paso de los años, las pastoras se convirtieron en exitosas empresarias.

“Recolectábamos leche de los animales para hacer yogur y productos lácteos. Esquilamos las ovejas e hicimos cosas para llevar al pueblo”, dice Bano.

La comunidad wakhi dependía del trueque y, a cambio de sus productos, la gente construía chozas y casas para las mujeres.

Afroze ganó lo suficiente para construir dos casas, una en Shimshal y otra más lejos, en Gilgit, la ciudad más cercana.

“He ganado mucho con este lugar”, dice con orgullo. “Pagó las bodas de mis hijos. Pagó su educación”.

Dentro de sus cabañas, Annar (izquierda) y Thai Bibi (derecha) vierten yogur en un tambor tradicional para hacer mantequilla.
Taseer Beyg
Dentro de sus cabañas, Annar (izquierda) y Thai Bibi (derecha) vierten yogur en un tambor tradicional para hacer mantequilla.

La combinación del pastoreo de las mujeres y la agricultura de los hombres supuso un punto de inflexión para toda la comunidad, que estuvo desconectada del resto del mundo hasta principios de la década de 2000.

Las dos actividades ayudaron a financiar la única carretera que sale del valle de Shimshal y que une el pueblo con la autopista Karakoram que se extiende entre Pakistán y China.

Los viajes que antes duraban días se redujeron a horas y la vida se transformó. Hubo un mejor acceso a la atención médica y la educación y surgieron nuevas ideas.

El hijo de Bano, Wazir, lleva ahora una vida muy diferente. Dirige una empresa turística que organiza excursiones de senderismo, montañismo y visitas culturales.

“Nuestras prioridades cambiaron cuando se abrió la nueva carretera”, afirma. “Fue entonces cuando comencé mi negocio”.

Bano caminando por la montaña
Taseer Beyg
Bano y sus compañeras pastoras han sido fundamentales en la creación de nuevas oportunidades para las generaciones más jóvenes.

Fazila, de 24 años, es propietaria de la primera casa de huéspedes en el valle de Shimshal, que su padre construyó antes de fallecer.

Su madre es pastora, aunque su mala salud le impidió ir a los pastizales este año.

“Nuestras madres nos animaron a centrarnos en los estudios en lugar de pastorear. Nos dijeron que lo hiciéramos para no pasar las mismas dificultades que ellas“, explica.

“Tenemos la libertad de hacer lo que queramos. Si no hubiera seguido mis estudios, estaría viviendo la misma vida dura que ellas. El ciclo habría continuado“.

Mientras conduce su jeep por las escarpadas montañas, Wazir está de acuerdo: “Gracias a nuestras madres tenemos médicos, ingenieros y muchos otros profesionales”.

Wazir con el valle al fondo
BBC
Wazir y su generación aprovecharon nuevas oportunidades que surgieron gracias a mejores vínculos con el mundo exterior.

Sentadas juntas compartiendo recuerdos, las pastoras ancianas están felices de ver que sus hijos están bien, pero hay un matiz de tristeza porque los viajes a los pastos del Pamir ya no son viables.

“El pastoreo es más que un trabajo. Sentimos un fuerte vínculo con Pamir. Es hermosa como una flor. Es nuestro tesoro“, dice Afroze.

Y mientras Annar camina lentamente hacia el cementerio donde enterró a sus hijos, sus ojos se llenan de lágrimas.

“Quiero morir en Pamir para poder ser enterrada junto a mis hijos”, dice. “Cuando vuelvo a los pastizales, vuelvo a ellos”.

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BBC

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