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Grandes construcciones y cierre ilegal de playas: inmobiliarias amenazan la vida en Telchac Puerto, en Yucatán
Grandes construcciones y cierre ilegal de playas: inmobiliarias amenazan la vida en Telchac Puerto, en Yucatán
Foto: Itzel Chan
9 minutos de lectura

Grandes construcciones y cierre ilegal de playas: inmobiliarias amenazan la vida en Telchac Puerto, en Yucatán

Los proyectos inmobiliarios amenazan la fauna y flora de Telchac Puerto, en Yucatán; sin embargo, iniciativas ciudadanas trabajan por la conservación de la zona y así evitan convertir la zona en un nuevo sitio turístico como Cancún o Tulum.
16 de marzo, 2025
Por: Itzel Chan/Causa Natura Media

Una reja incendiada que obstruía un acceso a la playa pública es la última muestra del hartazgo de los pobladores de Telchac Puerto, municipio de Yucatán. Los habitantes de esta localidad denuncian la destrucción de dunas, el crecimiento excesivo de desarrollos inmobiliarios y la prohibición de acceso libre al mar.

En un tramo de 39 kilómetros, entre Telchac Puerto y Dzilam de Bravo, hay por lo menos 500 construcciones, de las cuales alrededor del 20 % son nuevos edificios que alcanzan los 10 ó más pisos de altura. Un paisaje que hasta hace cinco años no existía en esta parte de la costa yucateca.

En su mayoría se promocionan para venta o renta como residenciales de lujo y, mientras construyen, cierran el acceso a las playas. Así, los casi dos mil habitantes del lugar se quedan con espacios reducidos para la recreación.

Edificios de desarrolladores inmobiliarios de lujo bloquean el acceso a las playas en Yucatán
Cada vez son más evidentes las construcciones de mayor nivel en este tramo Foto: Itzel Chan

Ante la situación que se agrava, vecinas y vecinos del lugar recolectaron firmas para pedir la vigilancia del gobierno del Estado que impida el cierre ilegal de accesos a la playa. Quienes cierran no cuentan con permisos y autorizaciones para hacerlo, pero al mismo tiempo no reciben sanciones.

Programa de Ordenamiento costero en Yucatán

Del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), Ana García Silberman, describió el crecimiento de la urbanización por parte de grupos inmobiliarios como ‘brutal’.

En 2007 ella, junto con un equipo, encabezó la elaboración del Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán

“Para entonces, lo hicimos siguiendo los lineamientos oficiales que se establecen y con la lógica de los ordenamientos, es decir, minimizando el daño costero. Trabajamos sobre procesos fundamentales como no rellenar los manglares y evitar la erosión costera, entre muchos otros aspectos”, recordó.

En la elaboración del Programa estuvieron involucrados académicos del Cinvestav, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), de los Tecnológicos de Conkal y Monterrey. 

Los expertos priorizaron la fragilidad del ecosistema de la zona costera del estado. Por ejemplo, para evitar la erosión enfatizaron en proteger la duna de la deforestación, ya que se trata de una formación de arena cubierta por vegetación que preserva ecosistemas ante huracanes y tormentas tropicales.

Las construcciones se realizan sobre las dunas costeras. Fuente: Itzel Chan
Las construcciones se realizan sobre las dunas costeras.| Foto: Itzel Chan

Para proteger la arena del ecosistema, el documento estableció que las construcciones debían alejarse como mínimo 60 metros de costa y respetar la duna. Además, los edificios no podrían tener una altura mayor a los siete metros. Sin embargo, la propuesta tuvo oposición de parte del sector inmobiliario que lo vio como una amenaza a la propiedad privada.

“Cuando hicimos la consulta para la creación de estos documentos, participaba más la población local y tenían una petición clarísima: no queremos convertirnos en otro Cancún. Eso estaba en voz de todos”, describió.

En el documento del Programa de Ordenamiento Ecológico establecieron que se permitiría un máximo de dos pisos de altura y sin bardas para dejar libre el paso a la fauna.

A pesar de los logros que se consiguieron con este ordenamiento territorial, en 2014 se modificó y uno de los cambios consistió en que, desde ese año, cada municipio es libre de aplicar o no dicho instrumento.

“En este momento hay un Ordenamiento Territorial indicativo que no sirve. Ahora en la costa pueden construir donde quieran, con la altura que quieran y eso es lo que estamos viendo el Telchac Puerto”, mencionó 

Ahora se ve cómo el mar golpea la orilla de algunas casas y residencias, así como su consecuente erosión. 

A pesar de que el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán no es obligatorio, uno de los lineamientos que se mantiene es el respeto a la duna, ya que en el Artículo 12 se plantean criterios de regulación ecológica.

“Para la construcción de casas-habitación, desarrollos habitacionales y urbanos, piscinas, restaurantes, instalaciones de comercio y servicios en general, marinas, no nivelarán ni destruirán la primera duna y respetarán la vegetación rastrera y de matorral existente tanto en la duna como en la playa”, indica el artículo referido.

A pesar de las limitaciones en cuanto a número de pisos, los nuevos edificios rebasan lo establecido.
A pesar de las limitaciones en cuanto a número de pisos, los nuevos edificios rebasan lo establecido.| Foto: Itzel Chan

De igual forma, en el Programa de Ordenamiento se plantea optar por sistemas de construcción elevados sobre pilotes, que mantengan la duna y la vegetación, que requerirán evaluación en materia de impacto ambiental.  Sin embargo, en un recorrido se constató que en el territorio no hay proyectos de tal tipo.

Además, aunque se proponen únicamente construcciones con superficie mínima de 300 metros cuadrados, las actuales rebasan estas medidas.

José Inés Loría Palma es habitante de la zona y también testigo de la expansión de edificios en el lugar. “Es una aberración ambiental porque hay más y más construcciones sin tomar en cuenta todo lo que implica”, expresó.

Algunos proyectos anuncian esta zona como la “nueva riviera de México”.
Algunos proyectos anuncian esta zona como la “nueva riviera de México”. | Foto: Itzel Chan

Él nota el cambio de las rutas de las aves. Antes no se encontraban con altos edificios a su paso. Mismo caso de las tortugas, que de un momento a otro encontraron concreto en la zona de anidación.

“Otro tema que nos preocupa es a dónde se van los residuos sólidos y aguas negras que generan estos nuevos edificios y no hay quien vigile que cumplan con las leyes ambientales”, señaló.

Aunque el sector empresarial vende la idea de que es un beneficio económico para la localidad, lo cierto es que quienes habitan en el lugar no manifiestan que haya sido un cambio positivo.

“Muchos dicen que se trata de modernidad, pero no tiene nada de moderno si no mejora la calidad de vida de las personas del lugar. O sea, se trata de modelos también excluyentes, porque no involucran para nada a quienes aquí viven”, dijo.

Residenciales tipo Cancún

La vicepresidenta ejecutiva de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) Claudia Pérez Aguilar, reconoció que la costa yucateca tiene, actualmente, alta presión con construcciones.

“Para algunas personas tener una propiedad o un terreno frente al mar en otros lugares del mismo México corresponde a un precio demasiado alto y aquí en Yucatán hay muchísima construcción porque hay bastante oferta, sobre todo de departamentos, desarrollos verticales frente al mar -tipo Cancún-, tipo resorts, porque estos complejos tienen albercas, gimnasio, bar, tienen demasiadas amenidades dentro del mismo lugar”, describió.

La especialista en el tema inmobiliario resaltó que la población yucateca solía tener sus casas de verano cerca de las playas, pero ahora a esta demanda se suman personas de otros estados o países que tienen una segunda residencia en esta zona, ya que buscan sitios más tranquilos que Cancún, Playa del Carmen, Tulum y otras zonas populosas.

Junto con las construcciones se prohíbe el acceso a las playas públicas.
Junto con las construcciones se prohíbe el acceso a las playas públicas.| Foto: Itzel Chan

Un nuevo proyecto se avecina

En una revisión de los ingresos de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de 2024 a la fecha ingresaron cada mes en promedio hasta 10 documentos para nuevas construcciones en Yucatán; al menos dos corresponden a los municipios de Telchac Puerto o Dzilam Bravo.

Uno de los proyectos más recientes que pretende establecerse en Telchac Puerto es un desarrollo inmobiliario, privado mixto y habitacional, el cual estima una inversión de 10 millones de pesos para abarcar más de dos mil hectáreas. 

Cabe mencionar que el nombre del proyecto no es público y se anuncia como: Construcción y Operación de un Desarrollo en Telchac Puerto.

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Incluso para el abastecimiento de agua, el promovente Martín Antonio Santamaría Suárez confirma que buscarán conectarse a la red municipal actual, sin especificar si ya tramitaron los permisos ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para tal acción y tampoco cuál sería la capacidad del abastecimiento.

En la MIA entregada a la Semarnat indican que habrá remoción de la vegetación de la duna, incluso que se retirará la primera capa de suelo hasta que se alcance el estrato rocoso, pero no mencionan un porcentaje de conservación de vegetación que es la exigencia de las personas que habitan en la zona.    

Respecto a la generación de aguas residuales admiten que estarían produciendo mil 300 litros por lote vendible y de igual forma no describen el tratamiento que se les dará.

A pesar de que se les solicitó mayor información vía correo para profundizar en estos puntos del proyecto, no hubo respuesta.    

Las dunas, las principales afectadas en los proyectos inmobiliarios de Yucatán

Las construcciones entre Telchac Puerto y Dzilam de Bravo llevan a que se reduzca la vegetación de dunas y esto representa un peligro tanto para la fauna como para la población porque queda desprotegida ante la llegada de huracanes y tormentas.

Personas de la comunidad se organizan para frenar estos efectos. Uno es Elías Estrada, quien se convirtió en voluntario del Programa de Protección y Conservación de la Tortuga Marina. Él es consciente de que el mayor reto que enfrentan es el  establecimiento de proyectos inmobiliarios y turísticos y la destrucción de la duna costera.

El trabajo que realizan es a favor de las tortugas marinas
El trabajo que realizan es a favor de las tortugas marinas| Foto: El Club de la Tortuga Telchac Puerto

“No existe una conciencia sobre la preservación y sobre la importancia de la duna en la playa. Los inversionistas vienen y lo primero que hacen es desmontar, quitan toda la duna costera sin saber que es la primera barrera que tenemos”, relató.

La agrupación a la que pertenece trabaja en la reforestación de dunas desde el 2022. Ellos contabilizan al menos cada mes una nueva construcción. 

A partir de la recolección de semillas formaron un vivero en el que cuentan con variedad de plantas que al crecer son distribuidas en la orilla de la playa. 

Preguntan casa por casa, desarrollo por desarrollo, si es posible sembrar vegetación, les explican la importancia de contar con ellas y les piden que se comprometan a cuidarlas, o sea que no las fumiguen y talen.

“Es difícil que las personas tengan conciencia ambiental. Mi aprendizaje por ejemplo es conocer la importancia de la vegetación porque ellas hacen raíz que se forma debajo de la tierra y generan más montículos de arena que nos ayuda a retener nuestras playas. Así ya sé que no sólo cuidamos nuestro hábitat; con la duna costera también cuidamos el entorno de los animales que ahí viven”, dijo.

Aunque observan un cambio positivo entre las personas de la comunidad, denuncian que las empresas constructoras no tienen perspectiva de cuidado ambiental.

“Lo que queremos es que las empresas constructoras entiendan que no queremos convertirnos en un Playa del Carmen o un Cancún porque allá ya no tienen vegetación, es pura arena blanca y nada más edificios”, agregó.

Su compañera Arelda Berenice Chay, especificó que su trabajo se centra en la conservación de las tortugas marinas que llegan a anidar a la playa, pero notan que las construcciones afectan la vegetación y, por lo tanto, esta fauna se queda sin espacio para desovar.

Las tortugas marinas buscan sitios de dunas para desovar.
Las tortugas marinas buscan sitios de dunas para desovar. | Foto: El Club de la Tortuga Telchac Puerto

 “Existe una estrecha relación entre las dunas y las tortugas. Nosotros nos dimos cuenta de esta necesidad y por lo tanto lo que buscamos es protegerlas y para ello tenemos que proteger su hogar, porque buscan un árbol, una mata de playa y si no las encuentran, no tienen a dónde ir. Por eso lamentamos que haya muchas construcciones porque están devastando la duna”, describió.

Las personas de la comunidad reconocen que el turismo conlleva beneficios económicos, pero consideran que estos son mínimos en comparación con los efectos en el ambiente.

También lee: Semarnat suspende autorizaciones de impacto ambiental de los megaproyectos La Abundancia y Baja Bay Club

Actualmente, trabajan en la reforestación de 25 variedades de plantas para evitar que se pierda por completo la vegetación de la duna de la zona.

“Lo que buscamos es que las personas que construyen reconozcan la importancia de la duna porque muchos piensan que es mala hierba o mal monte, lo ven como un desperdicio, pero no, esta es parte de nuestra vida silvestre y es la casa de fauna importante en nuestra comunidad”, dijo.

Este artículo fue originalmente publicado en Causa Natura Media

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Imagen BBC
Rancho Izaguirre: “dicen que somos el Auschwitz mexicano, pero Teuchitlán no es el culpable de ese horror”
7 minutos de lectura

El centro de adiestramiento del Cartel de Jalisco encontrado cerca de Guadalajara conmocionó al mundo, pero los vecinos del predio temen ser estigmatizados.

15 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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En una inmensa sabana forrada de cultivos de caña, en el estado de Jalisco, México, destaca un pequeño predio rectangular con muros de concreto, dos precarias edificaciones y un portón negro de madera, con dos caballos pintados, que da a conocer el nombre del lugar: Rancho Izaguirre.

Un lugar que para los vecinos del municipio de Teuchitlán solía pasar desapercibido, hasta que en septiembre de 2024 la Guardia Nacional allanó el terreno entre tiroteos y arrestó a 10 personas, rescató a dos secuestrados, y encontró un cadáver.

La semana pasada, después de que la Fiscalía local dijo que no encontró más cosas tras los allanamientos, el grupo Guerreros Buscadores de Jalisco denunció que ahí, además de un campo de adiestramiento del Cartel de Jalisco Nueva Generación, había hornos crematorios para desaparecer los cuerpos de las víctimas de una de las empresas criminales más poderosas de México.

La misma fiscalía jalisciense descarta los hornos, aunque el grupo de buscadores mantiene su versión. Y los vecinos los califican de “cómplices”, que “están quemando al pueblo”, que son “maña”.

Y las investigaciones, cada día más empapadas por la desconfianza hacia las autoridades, continúan.

Camionetas de la policía municipal frente al Rancho Izaguirre
BBC
Camionetas de las fiscalías local y nacional llegan diariamente a los predios para realizar investigaciones.

La presidenta, Claudia Sheinbaum, ha pedido “esperar a los resultados”. Mucho de su gestión depende del tema seguridad.

Al predio llegan cada mañana, bajo un sol punzante y una oleada de polvo, una decena de camionetas de las fiscalías local y nacional, así como de la Guardia Nacional y la Policía Municipal, que en Teuchitlán no tiene más de 30 oficiales. Por la tarde se van y el predio en la noche queda solo, como si no fuera un foco de atención nacional y mundial.

Que lo es porque los buscadores, con su denuncia, dieron a conocer las fotos de sus hallazgos, donde se veían los zapatos corroídos, las playeras agujereadas y las mochilas polvorientas de los jóvenes que pasaron por este otro epicentro de la crueldad humana.

“El nombre de Teuchitlán está en el ojo del huracán del mundo”, me dice Jaime Gustavo Nabel, el párroco del municipio, mientras suenan niños hablando y riendo como en cualquier tarde calurosa de catequesis en la parroquia.

“Dicen que somos el Auschwitz mexicano, el infierno en la tierra, la herida abierta de la humanidad, y no, Teuchitlán no es el asesino ni el culpable de este horror”.

El párroco de Teuchitlán Jaime Gustavo Nabel
BBC
El municipio de Teuchitlán no es culpable de este horror, asegura el párroco Jaime Gustavo Nabel.

“Está canijo”

Teuchitlán está a 50 kilómetros de Guadalajara, una de las tres ciudades más grandes de México, y su gran riqueza, además de las industrias cañera y agavera, es una pirámide cilíndrica, conocida como Guachimontones, que construyeron las culturas prehispánicas acá antes de esta era.

Una atracción turística a la que cada domingo, reporta el recepcionista, llegaban un promedio de 100 turistas, y ahora, después de que el pueblo se convirtió en noticia mundial, llegan poco más de 20.

Pero la sensación de la localidad no es la de una emergencia: los niños juegan en las calles, los campesinos se reúnen en plaza a compartir el atardecer y las madres llevan a sus hijos a tarde de catequesis.

Sol Rivera es una de ellas. “No es que haya negación o falta de empatía —dice, sonriente—, sino que nosotros no somos eso y más bien queremos seguir mostrando a las madres que estamos con ellas, que les tenemos respeto y admiración por todo lo que han hecho”.

Una mujer paga a la dueña de un local en Teuchitlán
BBC
Los lugareños de Teuchitlán, como Sol Rivera, no quieren que se les asocie con las atrocidades reportadas en el Rancho Izaguirre

El domingo el pueblo hospeda una vigilia, a la que vendrán cientos de madres buscadores de todo el país.

Rancho Izaguirre está en la zona rural del municipio: convenientemente, tan cerca y tan lejos del pueblo y la gran metrópoli.

A dos predios de distancia, un campesino regando un cultivo de caña me dice, en condición de anonimato, que “ahora esto da miedo, esto antes era tranquilo, pero imagínate cuando la caña esté alta, de dos metros, y este desierto se convierta en un laberinto de callejones”.

Otro campesino de la zona, también reacio a darme su nombre, añade: “Esto está canijo, yo vivo en Estados Unidos y mi hijo también, por esto nomás, por esta violencia”.

En Guadalajara, donde Rancho Izaguirre también parece estar en todas las conversaciones, muchos se preguntan por la interacción de los vecinos con el predio: ¿cómo no iban a saber, me dicen, o haber visto, o incluso abastecer de tortillas a esta presunta academia paramilitar?

Fotos de los desaparecidos cuelgan de un muro y yacen en el piso
BBC
El domingo habrá una vigilia por los desaparecidos.

Academia militar

David Saucedo, un experimentado consultor en seguridad, tiene una explicación: “Estos centros logísticos están aislados de los entornos urbanos porque como hay detonaciones, gritos por las prácticas de tortura, explosivos, necesitan privacidad, necesitan una barra perimetral de seguridad que los aísle”.

Al tiempo, “están cerca de la ciudad porque es ahí donde necesitan a los reclutas (…) En Guadalajara en este momento hay una batalla entre dos carteles que necesitan nuevos soldados y estos centros se suelen usar para abastecer la batalla”.

El reclutamiento voluntario o forzado es una práctica común de la estructura criminal de los carteles, sirven para formar halcones (vigilantes), sicarios y narcomenudista, y son gestionados por exmilitares y mercenarios”, señala Saucedo.

Vista aérea del Rancho Izaguirre
EPA
El rancho está ubicado a una distancia conveniente de la zona urbana, como para que sus actividades pasaran desapercibidas.

Si algo se puede deducir de las imágenes de dron que los medios locales han podido sacar del predio es que en él había varios espacios típicos de una academia militar, como un camino de obstáculos hecho de llantas o huecos en la tierra que sirven como piloto de trinchera.

Para Saucedo, estas academias muestran el carácter organizado del crimen, cuya estructura incluye hospitales, bodegas y centros de monitoreo.

El criminólogo añade que la mayoría de los prospectos narcos entran a este tipo de academias por voluntad, pero un 40% —estima— llegan de manera forzada.

“La fe para sanar”

Carlos Eduardo Amador Magaña desapareció a sus 19 años un martes de junio 2017 en un momento en el que, como ahora, el Cartel de Jalisco había sufrido una escisión y sus nuevas ramas estaban en guerra y en busca de soldados.

Rosalba Magaña —vestida de rojo, cargando su foto, de verbo preciso y rebelde— es su madre, una jubilada soltera que crió a tres hombres; y lo sigue buscando.

Dos días después de la desaparición, me dice, ya le había dado a las autoridades videos, transcripciones de llamadas y pruebas que “permitían hacer un plan de búsqueda, y hoy es fecha que eso no se agota”, que no le dan información.

Rosalba Magaña con las fotos de su hijo desaparecido
BBC
Rosalba Magaña sigue buscando a su hijo desaparecido en 2017.

La madre buscadora —así les llaman en México a un creciente símbolo del valor y la esperanza— añade: “Yo he trabajado y peleado con las autoridades, he buscado en basureros, he gritado y llorado en mi casa, porque yo cometí el error, quizá porque tenía una vida relativamente feliz, porque no sabía que esto pasaba, de confiar en que las autoridades iban a responder ante esto de manera organizada, y no”.

Lo que más le “da coraje”, afirma, es que las desapariciones aumenten.

“Cuando mi hijo desapareció, en 2017, eran 3.700 los desaparecidos, y ahora son 16.000”, dice, sobre una cifra que genera polémica en México, pero que, si se toman los números históricos, puede llegar a 120.000.

“Claro que tengo fe de encontrarlo”, insiste, a pesar de que no cree en las autoridades. “En el campo de exterminio, o como indigente, pero la fe la necesito para sanar”.

Luego repite una frase que se ve en las camisetas y afiches de los familiares de desaparecidos que por estos días vuelven a protestar en Guadalajara y sus municipios aledaños: “Mientras no lo encuentre, no voy a descansar”.

Línea gris
BBC

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