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Yaguarundí: el escurridizo felino que necesita ser estudiado para lograr su conservación
Yaguarundí: el escurridizo felino que necesita ser estudiado para lograr su conservación
El pelaje del yaguarundí puede ser de color rojo amarillento, gris, negro parduzco o de numerosas tonalidades intermedias. Imagen cortesía de Wild Cats Americas Conservation Project
12 minutos de lectura

Yaguarundí: el escurridizo felino que necesita ser estudiado para lograr su conservación

El yaguarundí o jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) es un pequeño felino poco conocido cuya área de distribución se extiende desde el norte de Argentina hasta México.
09 de febrero, 2025
Por: Ruth Kamnitzer / Mongabay Latam

El yaguarundí o jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) parece carecer de distinciones, al menos a la vista de los humanos. No tiene manchas ni rayas. No es un escalador excepcional. No está en peligro de extinción ni es endémico de ninguna región. Con unos 4 a 7 kilos de peso, no es ni el felino más grande de América, ni el más pequeño, ni siquiera el más grande de los pequeños felinos.

De hecho, con su cabeza pequeña, pupilas redondas, orejas diminutas y redondas, cuerpo esbelto y cola audazmente larga, ni siquiera se parece tanto a un gato. “Algunos dicen que se parece más a una nutria”, dice Arturo Caso, presidente de Predator Conservation, quien, para su doctorado, realizó uno de los pocos estudios con radiocollares sobre el yaguarundí. “Es, cómo decirlo, ¡poco atractivo!”.

Sin embargo, los investigadores de toda el área de distribución del yaguarundí, que se extiende desde México hasta el norte de Argentina, están cautivados por el animal. “Son una especie de rompecabezas, un pequeño enigma”, afirma Anthony Giordano, director de S.P.E.C.I.E.S., una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación de animales carnívoros. Se distinguen por “cómo se relacionan con otros felinos: su comportamiento, dónde se sitúan ecológicamente en la cadena alimentaria… cómo han sido moldeados por las fuerzas evolutivas”.

Escurridizo cazador diurno

Como la mayoría de los felinos pequeños, el yaguarundí se integra bien en su entorno natural. Ligeramente más grande que un gato doméstico, su pelaje puede ser marrón chocolate, canela plateado, rojo cobrizo o algo intermedio, e incluso se pueden encontrar diferentes colores en la misma camada. Es de constitución relativamente delgada, con un cuerpo alargado, fibroso y pegado al suelo, lo que le permite moverse entre la densa maleza. A diferencia de la mayoría de los felinos, es más activo durante el día.

Según Giordano, estas adaptaciones han permitido al yaguarundí establecer un nicho único, viviendo entre otros depredadores físicamente más fuertes, pero evitándolos. Es una estrategia que funciona bien; el yaguarundí es el felino latinoamericano pequeño más ampliamente distribuido y, de todos los felinos neotropicales, sólo es superado en distribución por el puma (Puma con color), su pariente más cercano.

A pesar de avistarse con más frecuencia que otros felinos nocturnos y de despertar la curiosidad de muchos investigadores, el yaguarundí sigue siendo uno de los felinos salvajes menos estudiados del mundo por varias razones.

En primer lugar, es muy difícil de atrapar, por lo que los estudios de seguimiento por satélite o radio no resultan prácticos. Caso afirma que tardó más de un año en atrapar a los dos primeros yaguarundíes para su investigación con radiocollares en Tamaulipas, México.

Un yaguarundí de color gris plateado en Brasil. Es “el raro” entre los pequeños felinos de Latinoamérica. Su pariente más cercano es el puma (Puma concolor). Imagen cortesía de Wild Cats Americas Conservation Project
Un yaguarundí de color gris plateado en Brasil. Es “el raro” entre los pequeños felinos de Latinoamérica. Su pariente más cercano es el puma (Puma concolor). Imagen cortesía de Wild Cats Americas Conservation Project

En segundo lugar, como el yaguarundí tiene un pelaje liso sin manchas, los investigadores no pueden identificar fácilmente a los individuos, por lo que las estimaciones de densidad mediante cámaras trampa son más difíciles y mucho menos precisas.

Además, el estado de conservación de la especie está clasificado como de “preocupación menor” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque se está llevando a cabo una evaluación actualizada. Así que, en lo que respecta a la financiación, la especie se sitúa muy por debajo de sus congéneres más amenazadas.

“Para ser claros, nunca convencerás a nadie de que te dé dinero para estudiar el yaguarundí”, dice Giordano.

Nuevas formas de estudiarlo

Como muchos biólogos, Bart Harmsen vino a Latinoamérica para estudiar a los jaguares (Panthera onca), pero pronto quedó prendado del extraño felino que a veces veía durante el día.

“Todavía recuerdo haber visto uno cruzando una carretera en Belice”, recuerda Harmsen. El yaguarundí saltó de la orilla, cruzó la carretera de un salto gigantesco y desapareció en la selva al otro lado.

“¡Y es como si fueran solo destellos!”, dice Harmsen, con las manos trazando arcos en el aire. “Son simplemente unos felinos desconocidos y fascinantes”, afirma. Harmsen, actual director del programa de Belice, perteneciente a la ONG de felinos salvajes Panthera, lleva más de 20 años trabajando en la conservación de grandes y pequeños felinos, y sigue fascinado.

Aunque sus investigaciones se centran en especies de grandes felinos, siempre ha estado atento al yaguarundí. Pero mientras sus cámaras trampa captaban jaguares, pumas, tigrillos (Leopardus wiedii), ocelotes (Leopardus pardalis) y otras especies, el yaguarundí seguía siendo poco frecuente. Lo mismo les ocurría a otros científicos. “Hablas con cualquier investigador y siempre te dice: ‘El yaguarundí, de todos los carnívoros, siempre es el que menos me gusta, solo hay que conseguir unas pocas capturas (fotográficas)”, explica.

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Harmsen se convenció de que eso se debía a que eran escasos casi en todas partes. Pero con algunos registros de cámaras trampa en los lugares de estudio de Panthera en Belice, no tenía suficientes puntos de datos para comprender plenamente lo que estaba pasando. “Siempre he pensado que, en algún momento, todos deberían juntar sus tres capturas en un solo lugar, para que podamos expresar algo (concluyente)”, recuerda.

Su interés por el yaguarundí se transformó en un importante esfuerzo de colaboración, con la contribución de avistamientos procedentes de diversos investigadores de 17 instituciones que trabajan en 13 países. Reunieron 884 registros de yaguarundíes procedentes de casi 4000 cámaras situadas en más de 650 lugares. A partir de ahí, Harmsen y sus colegas introdujeron los datos en un software de modelado y analizaron los resultados.

El estudio, publicado en Diversity and Distributions en abril, demostró que era más probable encontrar al yaguarundí en terrenos accidentados con vegetación arbustiva o cerca de zonas rurales próximas a la gente, y en lugares donde la lluvia y las temperaturas diarias eran más constantes.

A partir de estas variables, el científico elaboró un mapa predictivo que mostraba la probabilidad de que el yaguarundí apareciera en toda Latinoamérica. Por ejemplo, se predijo que la mayor parte de América Central, el norte de los Andes y partes de Paraguay tenían más probabilidades de tener yaguarundíes. Por otro lado, grandes franjas de las tierras bajas amazónicas y los Andes centrales tenían una probabilidad baja de estar ocupadas por la especie. A partir de este mapa predictivo, los investigadores pudieron hacer una estimación aproximada de la población, que oscilaba entre 35 000 y 230 000 individuos en toda su área de distribución. Esparcidos por casi toda Latinoamérica, no son muchos.

Harmsen afirma que el trabajo de modelado fue desafiante, en parte porque el yaguarundí parece ser generalista y no muestra una preferencia clara por ninguna variable de hábitat específica.

No obstante, Harmsen sugiere que la nueva investigación es un primer paso importante para llegar a conocer al yaguarundí, proporcionando una indicación inicial de su distribución y tamaño aproximado de la población, todo lo cual puede ser refinado a medida que se disponga de más datos.

Un mapa predictivo que muestra la probable presencia del jaguarundi en su área de distribución, basado en los datos publicados en el nuevo estudio Diversity and Distributions. Imagen cortesía de Bart Harmsen, adaptada de Harmsen et al (2024)
Un mapa predictivo que muestra la probable presencia del jaguarundi en su área de distribución, basado en los datos publicados en el nuevo estudio Diversity and Distributions. Imagen cortesía de Bart Harmsen, adaptada de Harmsen et al (2024)

Aprovechamiento de las capturas accidentales

Las cámaras trampa son ahora una herramienta habitual para investigar especies amenazadas como el jaguar, pero también capturan imágenes de muchas otras especies que no son objeto de esos estudios, generando lo que se denomina datos de “captura accidental”.

Los investigadores pueden tener dificultades para utilizar estos datos de capturas accidentales. En primer lugar, un solo estudio puede no tener suficientes puntos de datos para extraer conclusiones, como ya se ha señalado. En segundo lugar, en el caso de las especies menos conocidas que no están amenazadas, es posible que los investigadores no dispongan del tiempo o la financiación necesarios para realizar el análisis. Esto significa que los datos de capturas accesorias a menudo acaban en una estantería virtual acumulando polvo.

Pero, como demuestra este nuevo estudio, cuando varios investigadores reúnen esos escasos datos, pueden obtenerse resultados muy útiles. Harmsen afirma que el yaguarundí, un felino muy apreciado, pero poco conocido que no figura en la lista de ningún financiador, era la especie perfecta para trazar el camino.

Harmsen confía en que el éxito de la novedosa colaboración de su equipo en el estudio del yaguarundí sirva de ejemplo a otros científicos que necesiten estirar sus limitados fondos de investigación para aprender más sobre otras especies menos carismáticas.

Dos yaguarundíes capturados por una cámara trampa en Belice. Los yaguarundíes suelen ser vistos en parejas. Sin embargo, los investigadores aún no saben si estas parejas están formadas por individuos no emparentados o son crías maduras con la madre. Imagen cortesía de Panthera Belice
Dos yaguarundíes capturados por una cámara trampa en Belice. Los yaguarundíes suelen ser vistos en parejas. Sin embargo, los investigadores aún no saben si estas parejas están formadas por individuos no emparentados o son crías maduras con la madre. Imagen cortesía de Panthera Belice

Lanzando una amplia red en busca de datos

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN es la fuente de información más completa del mundo sobre el estado de conservación de animales, plantas y hongos. Los expertos evalúan cada especie utilizando criterios como el tamaño y las características de la población, la distribución, las amenazas, entre otras variables, y luego le asignan un estatus global que va desde la preocupación menor hasta la extinción, pasando por el peligro de extinción.

El objetivo de la UICN es actualizar el estatus de cada especie al menos cada 10 años. Las evaluaciones son realizadas por un equipo central de expertos invitados y pueden tardar entre uno y dos años en completarse, señala Tabea Lanz, coordinadora de la Autoridad de la Lista Roja para el Grupo de Especialistas en Felinos de la UICN.

El yaguarundí es una de las especies cuya situación está siendo reevaluada por la organización. Pero, como ya se ha señalado, la tarea de investigar especies menos conocidas, escurridizas y de amplia distribución puede ser desalentadora. Así que el equipo de evaluación está explorando nuevos enfoques colaborativos para evaluar a este pequeño felino. Para sortear algunas de las dificultades de la recopilación de datos, el equipo de evaluación ha desarrollado un enfoque participativo que abarca una amplia red en busca de información.

Esto incluye el envío de un cuestionario Google Forms a una amplia red de investigadores, instituciones gubernamentales y ONG, así como el diseño de publicaciones en redes sociales en tres idiomas que puedan compartirse fácilmente.

Según Mariam Weston-Flores, miembro del equipo de evaluación y coordinadora del Grupo de Trabajo sobre el Ocelote, este planteamiento ayudó al equipo a recabar diversos puntos de vista, algunos importante desde fuera del Norte Global.

Finalmente, 69 personas y organizaciones de 18 países respondieron al cuestionario sobre el yaguarundí y enviaron contribuciones; un impresionante 70% de los datos recogidos procedían de fuentes inéditas.

Weston-Flores afirma que fue alentador ver el entusiasmo con que respondió la comunidad investigadora.

“La gente confió mucho en nosotros, enviaron sus grabaciones, incluso el material de sus tesis”, cuenta Weston-Flores. “No se puede evaluar algo si no se tienen los datos, así que esta fue una buena manera de conseguir esos datos”, agrega.

La amenaza invisible

Los resultados de la última evaluación de la UICN se publicaron a finales de 2024. Tadeu de Oliveira, profesor de la Universidad Estatal de Maranhão (Brasil) y cofundador de Wild Cats Americas Conservation Project (Proyecto de Conservación de los Felinos Salvajes de las Américas), afirma que el yaguarundí se enfrenta a múltiples amenazas. Llama a esta especie “el niño abandonado de la familia” y subraya que merece atención urgente.

De Oliveira, cuyas investigaciones se centran en los pequeños felinos, está especialmente preocupado por lo que denomina la “amenaza invisible” de la transmisión de enfermedades por perros domésticos.

Un mural de la fauna local, incluido el yaguarundí, en una escuela primaria de Tepetzingo, en el estado de Morelos (México), pintado por la artista Montse Tello por encargo del Grupo de Trabajo sobre el Ocelote. Imagen cortesía de Montse Tello
Un mural de la fauna local, incluido el yaguarundí, en una escuela primaria de Tepetzingo, en el estado de Morelos (México), pintado por la artista Montse Tello por encargo del Grupo de Trabajo sobre el Ocelote. Imagen cortesía de Montse Tello

En sus lugares de estudio en el Amazonas y la Caatinga semiárida, ha observado un gran número de perros domésticos y asilvestrados que utilizan las mismas zonas que los felinos salvajes, incluido el yaguarundí.

De Oliveira observó una alta prevalencia de signos neurológicos del virus del moquillo canino entre los perros cerca del Parque Estatal Mirador, en Brasil, y llegó a la conclusión de que la enfermedad es una de las principales amenazas para el gato tigre del norte (Leopardus tigrinus). Considera que es probable que el yaguarundí se esté viendo afectado de manera parecida.

Asesinos de pollos

Los felinos son depredadores que aprovechan las ocasiones y, para muchos, ver un gallinero lleno es una tentación difícil de resistir. Pero a diferencia de otros depredadores que se escabullen al amparo de la oscuridad, el yaguarundí caza durante el día. “Por eso es más probable que sea atrapado”, afirma José Daniel Ramírez-Fernández, excoordinador de conservación del tigrillo en la Fundación de Vida Silvestre de Costa Rica. “Eso lleva a problemas de conflicto”, agrega.

En algunos lugares, la gente mata al yaguarundí en represalia; o, como muchos costarricenses tienen una mentalidad conservacionista, pueden dejar de criar gallinas, renunciando así a una importante fuente de alimentación, dice Ramírez-Fernández. Ninguna de las dos opciones es ideal, por lo que él y sus colegas trabajan con las comunidades locales para instalar gallineros a prueba de depredadores.

Weston-Flores participa en programas similares en México y afirma que encontrar soluciones a la depredación de gallinas, sea cual sea la causa, beneficia a diversas especies y mejora la actitud de la gente hacia la fauna salvaje.

“Necesitas atender el problema, ¿verdad? No importa si es un mapache o un gato montés”, dice ella. Y considera que “para que se pueda modificar el comportamiento (de las personas), la solución es construir confianza”.

La Fundación de Vida Silvestre de Costa Rica se une a los agricultores del pueblo de Herradura de Rivas para construir un gallinero a prueba de depredadores. El yaguarundí es un depredador oportunista que mata gallinas. Imagen cortesía de Jose Noelia Jiménez/Oncilla Conservation/CRWF

Una especie más allá del paraguas de la conservación

Como todas las especies del mundo, el yaguarundí está amenazado por la pérdida y fragmentación de su hábitat. Pero a diferencia de especies emblemáticas como el jaguar, el yaguarundí no necesita necesariamente amplias áreas de hábitat prístino para prosperar.

Aunque necesita un hábitat natural, el H. yagouaroundi también parece haber encontrado un lugar en los márgenes, cazando roedores, aves o reptiles en los bordes de la selva, o en el entramado de bosques, densa maleza y pequeños campos donde confluyen las tierras silvestres y los asentamientos humanos.

Pero, a medida que las pequeñas granjas son engullidas por otras más grandes o por la agricultura industrial, ese “mosaico desordenado” se va perdiendo, afirma Harmsen.

A los expertos les preocupa que especies paraguas como el jaguar (un gran felino carismático que confiere protección a otras especies por sus requisitos de hábitat similares) no protejan adecuadamente al yaguarundí en toda su área de distribución. Esto se debe a que es probable que la conservación del yaguarundí requiera protección fuera de las reservas, en zonas que no son altamente prioritarias para la conservación.

Investigadores miden un yaguarundí atropellado en una carretera de Belice. Los yaguarundíes son activos durante el día, cuando el tráfico es más intenso, por lo que son más vulnerables a morir atropellados. Imagen cortesía de Bart Harmsen
Investigadores miden un yaguarundí atropellado en una carretera de Belice. Los yaguarundíes son activos durante el día, cuando el tráfico es más intenso, por lo que son más vulnerables a morir atropellados. Imagen cortesía de Bart Harmsen

Además, conectar partes de hábitat a través de corredores de fauna silvestre podría ser clave para que el pequeño felino se desplace y contribuir a la especie a mantener la preservación de su resiliencia genética, afirma de Oliveira.

No hay un enfoque único para la investigación del yaguarundí

Giordano advierte que los científicos no disponen necesariamente de suficiente información para comprender las necesidades totales de conservación del yaguarundí, y cree que los métodos utilizados para estudiar otras especies pueden no funcionar.

Giordano vio yaguarundíes en numerosas ocasiones mientras investigaba en Paraguay. Eso le hizo pensar en cómo utilizan los felinos el paisaje y cómo podrían estudiarlos mejor los científicos. Colocar cámaras trampa en senderos y carreteras siguiendo una disposición irregular es una forma eficaz de estudiar jaguares u ocelotes, pero probablemente no yaguarundíes, afirma.

“En realidad, las cámaras trampa son herramientas muy efectivas para estudiar especies, siempre que se coloquen de manera que tenga sentido en su ecología”, explica.

Para el yaguarundí, eso podría significar colocar cámaras en claros cubiertos de maleza o encontrar formas de recoger material genético. El problema, como ocurre con todos los felinos pequeños, es que todo esto requiere financiamiento.

“Es como un desvalido”, dice Weston-Flores. “Asumir que se preservarán porque hemos conservado la selva puede no ser la mejor herramienta de conservación para esta especie… Una de las cosas que vimos (durante la evaluación de la UICN) fue este eco de: sí, los yaguarundíes no son bien conocidos, y necesitan más atención”.

Imagen destacada: A diferencia de la mayoría de los felinos el yaguarundí es activo durante el día. Imagen de thibaudaronson vía iNaturalist (CC BY-SA 4.0).

 

REFERENCIAS

Fox-Rosales, L. A., & de Oliveira, T. G. (2023). Interspecific patterns of small cats in an intraguild-killer free area of the threatened Caatinga drylands, Brazil. PLOS ONE, 18(4), e0284850. doi:10.1371/journal.pone.0284850

Fox-Rosales, L. A., & de Oliveira, T. G. (2022). Habitat use patterns and conservation of small carnivores in a human-dominated landscape of the semiarid Caatinga in Brazil. Mammalian Biology, 102(2), 465-475. doi:10.1007/s42991-022-00245-3

Harmsen, B. J., Williams, S., Abarca, M., Álvarez Calderón, F. S., Araya‐Gamboa, D., Avila, H. D., … Robinson, H. (2024). Estimating species distribution from camera trap by‐catch data, using jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) as an example. Diversity and Distributions, e13831. doi:10.1111/ddi.13831

De Oliveira, T. G., Lima, B. C., Fox-Rosales, L., Pereira, R. S., Pontes-Araújo, E., & de Sousa, A. L. (2020). A refined population and conservation assessment of the elusive and endangered northern tiger cat (Leopardus tigrinus) in its key worldwide conservation area in Brazil. Global Ecology and Conservation, 22, e00927. doi:10.1016/j.gecco.2020.e00927

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China anuncia aranceles a productos de EU en respuesta a las medidas de Trump, en un nuevo enfrentamiento comercial
3 minutos de lectura

Beijing informa que a partir del lunes impondrá sus propios aranceles de 15% a las importaciones de carbón y 10% al petróleo y camionetas provenientes de Estados Unidos.

04 de febrero, 2025
Por: BBC News Mundo
0

China anunció una serie de aranceles a productos estadounidenses, en represalia por las tarifas a bienes chinos impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los aranceles chinos, que entrarán en vigor el lunes próximo, incluyen un impuesto del 15% al carbón y al gas natural licuado, además del 10% al petróleo, maquinaria agrícola, camionetas y algunos autos de lujo.

Este martes en la madrugada comenzaron a aplicarse aranceles del 10% a todas las importaciones de China a EE.UU.

El presidente Trump alega que la medida contra los productos chinos son en respuesta al déficit comercial que existe con la nación asiática y son una manera para forzar a China a que frene el flujo de fentanilo a EE.UU.

Por su parte, el gobierno de Beijing acusó al de Washington de violar las reglas del comercio internacional.

“La imposición unilateral de aranceles por parte de EE.UU. es una seria violación de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). No sólo no ayuda a resolver sus propios problemas, sino que además socava la cooperación y comercio normales entre China y EE.UU.”, dice el comunicado que anunciaba las tarifas de represalia.

Además califica la acción de “flagrante” y que “representa un ejemplo típico de unilateralidad y proteccionismo comercial”.

El Ministerio de Comercio de China anunció que presentará una queja ante la OMC para que intervenga en aras de “salvaguardar sus derechos e intereses legítimos”.

En una medida adicional, el ente de vigilancia de competencia en China afirma haber iniciado una investigación de la empresa Google.

La Administración Estatal de Regulación del Mercado dice sospechar que el gigante informático viola las leyes antimonopolio.

Donald Trump, presidente de EE.UU.
Reuters
Los aranceles a las importaciones de China anunciadas por Trump entraron en efecto en la madrugada del martes.

Con los anuncios, Beijing dejó claro que no rehuirá de un enfrentamiento comercial contra Washington.

No es la primera vez que esto sucede entre las dos principales potencias económicas del mundo, que ya se habían enfrascado en una guerra arancelaria durante el primer mandato de Trump en 2018.

En ese momento, Trump implementaba su agenda conocida como “EE.UU. primero”, imponiendo serie tras serie de aranceles a los productos extranjeros. Cientos de miles de millones de dólares en productos chinos enfrentaron nuevos impuestos o tarifas más altas, lo que motivó una represalia por parte de Beijing.

Durante el gobierno de Joe Biden, Washington mantuvo los aranceles y hasta incrementó algunos de ellos. Biden adoptó una estrategia más enfocada en el sector de alta tecnología con más tarifas y restricciones a los productos como semiconductores y vehículos eléctricos.

A pesar de las tensiones, estas dos grandes economías están profundamente entrelazadas, comenta João da Silva, analista económico de la BBC.

Ambos países son importantes socios comerciales. Las importaciones de China a EE.UU. alcanzaron US$401.000 millones en los primeros 11 meses del año pasado, mientras que China importó de EE.UU. el equivalente a US$131.000 millones.

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