Es el único hombre que ha tenido en su vida. Sergio Ocampo Muñoz y Josefina Vázquez Mota se conocieron muy jóvenes, cuando él tenía 15 años y ella 14. Los dos estudiaban en la vocacional Juan de Dios Bátiz Paredes, del Instituto Politécnico Nacional, y fue ahí, en los pasillos de esa escuela, donde dio inicio su historia de amor, muy a pesar de los padres de Josefina.
En el libro El Gabinetazo, publicado por la periodista Katia D´Artigues en 2002, Vázquez Mota –entonces Secretaria de Desarrollo Social– habló del porqué sus papás no estaban de acuerdo con el noviazgo con Sergio: “Mientras yo era presidenta de la sociedad de alumnos de la vocacional, él jugaba básquetbol, tenía como 10 novias, reprobaba algunas materias…
–¿Y tú eras una de las 10 novias? –preguntó D´Artigues.
–No… yo fui después de las 10. Pero éramos personalidades totalmente contrastantes. A diferencia de mi círculo más cercano donde todos estudiábamos y hacíamos ejercicios de Álgebra y de Trigonometría para divertirnos, con él me reía y me parecía que tenía una visión de la vida más simple y que no necesitaba demasiado para estar contento.
A contracorriente, el noviazgo de Josefina y Sergio duró ocho años. “El castigo que mis papás me iban a dar por estar de novia con él era sacarme de la universidad –le dice Josefina a Katia–. De hecho, dejé de verlo cerca de un año o año y medio con tal de que no me sacaran de la universidad”. Josefina se tituló como licenciada en Economía por la Universidad Iberoamericana y llegó vestida de blanco frente al altar el 17 de marzo de 1984, para convertirse, a los 23 años, en la señora de Ocampo.
El ya entonces marido de Vázquez Mota de igual formase había titulado recién, sólo que como ingeniero en informática por la UPIICSA, del IPN. En cuanto se incorporó al mercado laboral incursionó en el área de ventas donde, en distintas empresas, ha trabajado desde el sector de la vivienda hasta en el de la industria de alimentos, en la cual se desempeña actualmente.
“Nuestra vida es un Valium”, dice Josefina Vázquez Mota, en entrevista para Animal Político en su oficina de la Cámara de Diputados, donde actualmente funge como Coordinadora del Partido Acción Nacional. “Sergio es un papá a todo dar, porque cuando yo me vine en el 2000 al Congreso, él se quedó viviendo un año en Chihuahua con nuestras tres hijas –María José, Celia María y Montserrat– y yo iba los fines de semana para reunirme con mi familia. Él se encargaba de todo.”
De Sergio, su mujer platica que proviene de una familia que vivía en la colonia Clavería, muy cerca de la vocacional donde ambos estudiaron. También comenta que le gusta hacer deporte, que le gusta viajar por lugares desconocidos de México, que le encanta asar carne y, esto último, se lo atribuye a que parte de su infancia él vivió en Chihuahua. Pero a decir de su esposa, a Sergio lo que más le gusta es ver películas. “Ya llevamos más años de casados y de conocernos que años de nuestra vida en la que no estuvimos juntos” dice Josefina, actualmente de 50 años de edad.
El posible Primer Damo y la política
Él le dice a ella Pina. Ella le dice a él Ocampo, pues de esa forma pasaban lista en la escuela y así se le quedó. La pareja tiene tres hijas: María José, actualmente de 24 años, estudia una maestría en Derecho en la Universidad de Fletcher, en Boston; Celia María, de 21, estudia Medicina y, la más pequeña, Montserrat tiene 17 y estudia la preparatoria. “Para nosotros el domingo es híper sagrado. Muy de familia. Es muy típico que vayamos a misa a la iglesia de San Ignacio de Loyola y de ahí vamos a comer juntos, entre nosotros nos decimos que somos como una familia muégano moderno.”
Ante la pregunta de qué tanto se involucra su esposo en su carrera como servidora pública, Josefina dice que “Sergio es muy reservado y respetuoso con mi vida política, por eso nunca se anda metiendo con nadie, ni con mis colaboradores ni nada, va conmigo a algunas giras pero no le gusta estar ahí de protagonista. Me acompaña y eventualmente me da sus puntos de vista.”
–Tengo entendido que Sergio, por su trabajo, pasa varios días de la semana en Monterrey, ¿cómo se coordinan para que él te pueda acompañar a tus eventos?
Yo le mando todas mis giras programadas y él me va diciendo a cuál me puede acompañar o si se queda con las niñas. Me ayuda mucho al estar con nuestras hijas, pero de pronto me dice que me acompaña y nos vamos juntos.
–¿Qué te dice tu esposo cuando acabas de dar un discurso y él estuvo de espectador?
Se emociona. No es tan efusivo, pero me da sus puntos de vista, siempre en una posición de ayudar.
–Para nadie es un secreto que en la política se te considera una mujer guapa, ¿Sergio se pone celoso de tus colegas?
Fíjate que no. Era celoso cuando éramos novios, pero yo creo que luego se resignó porque yo toda la vida me la paso viajando, entonces nos tenemos muchísima confianza. Yo tampoco soy celosa.
–¿Ya habías comentado con tu marido que se te antojaba competir por la candidatura de tu partido a la Presidencia de la República?
Sí, se lo platiqué hace mucho y también a las niñas. Todos fueron muy generosos conmigo y me apoyaron incondicionalmente. Fue una decisión de familia y eso me da fuerzas para llegar a donde quiero llegar.