Para entender mejor
La categoría de Facebook señala “tienda de golosinas”, pero la descripción dice “en esta página compras y vendes animales rápido y fácil”. Una búsqueda rápida basta para que la red social encuentre decenas de grupos en los que se comercializan especies de todo tipo. Hay imágenes de huevos de tortuga, “periquitos” en jaulas donde sólo pueden moverse unos centímetros y hasta una pastora alemana amamantado a seis cachorros con el comentario “próximos a la venta”.
Mientras tanto, en un mercado de la Ciudad de México se apilan perros, gatos, gallinas y loros en diferentes jaulas. Algunos para llevar a casa como mascotas, otros en los pasillos de artículos de santería. En otra búsqueda más específica se encuentran hasta caimanes o leones con sólo unos meses de vida. “No hay necesidad de tener papeles”, dicen los locatarios.
Detener estas dos modalidades del tráfico de especies se ha convertido en un reto para las autoridades y las organizaciones de rescate animal. Se trata de un negocio internacional que genera más de 20 mil millones de dólares al año, siendo el segundo delito más redituable después del tráfico de drogas.
En México, uno de los países con mayor biodiversidad, los esfuerzos no alcanzan para hacer un decomiso. Durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, los aseguramientos de vida silvestre de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se redujeron 40.3% entre 2019 y 2024 (tomando 2019 como partida por ser el primer año calendario de gobierno del exmandatario).
Al mismo tiempo, disminuyó el presupuesto, el número de personal, las capacitaciones, los equipos para trabajo y, con ello, aumentaron las modalidades y rutas para traficar con la vida silvestre.
“Ha avanzado bastante y nosotros nos estamos quedando muy atrás”, responde María, inspectora en la Profepa, cuando se le pregunta por el tráfico de especies durante los últimos años. Por motivos de seguridad, se ha cambiado su nombre para este reportaje.
“Es complicado que seamos tan pocos inspectores. También están los recortes (presupuestarios) en gasolina para recorridos, incluso en el presupuesto para el mantenimiento de los animales. Nos está pegando bastante y los traficantes nos están ganando terreno. Además de lo fuerte que está (la compraventa) en las redes sociales”, lamenta la inspectora.
Durante la entrevista, María reconoce que tras años de trabajo en la Profepa estuvo a punto de renunciar hace unos meses. Sus motivos iban desde el desgaste emocional hasta tener que pagar por su cuenta el material para los ejemplares recuperados. En 2024, la institución sólo les dio una red, unas pinzas, una cubeta herpetológica (para manejo de reptiles) y un par de trampas para jaulas.
A esto se suman años de gobiernos donde los encargados de las sanciones a traficantes escatimaron los casos. Recuerda que en una ocasión, como parte de su investigación sobre el tráfico de especies en redes sociales, citó a una persona que se dedicaba a la venta ilegal y esto casi le cuesta ir a prisión.
“Me dijeron que eso era apología del delito y que yo, como servidor público, estaba haciendo abuso de autoridad, que nosotros en Profepa no podemos hacer ese tipo de investigaciones. Así que mejor mandé toda la información de varios traficantes que están en redes sociales a la Policía de Investigación... Su respuesta mediante oficio fue que ‘toda vez que no es certeza de que los ejemplares existan, no podrá realizarse la investigación’, entonces no sé qué hacer”, narra María.
Para la inspectora, las autoridades superiores y jurídicas convirtieron el trabajo de la Profepa en “una cacería de brujas” contra el mismo personal. “En lugar de centrarse en lo importante que era detener a un traficante, se enfocaron en decirnos ‘es que todos ustedes hacen mal las cosas’”.
De 2018 a 2024 disminuyó el personal dedicado a la inspección federal de la Profepa. De acuerdo con una solicitud de información vía transparencia, el sexenio inició con 489 inspectores y terminó con 480. Lo que representa un promedio de 15 personas por estado.
Aunque la distribución de inspectores es equitativa, ya que se dividen estratégicamente según el estado, las entidades con mayor número de personal son: Ciudad de México y el área metropolitana, Sonora, Michoacán, Chiapas, Chihuahua, Campeche y Veracruz.
María señala que a pesar del escaso personal, sobre sus hombros recaen las funciones de inspección, investigación, revisión de animales, recorridos de vigilancia, realización de operativos, e incluso, de recepción de ejemplares de rescate que es responsabilidad de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La reducción del personal también ha impactado en la eficiencia de diversas actividades. En la Ciudad de México, que se ha convertido en el epicentro del tráfico de especies, es común que durante los operativos en lugares como el mercado de Sonora “se filtre información” y no encuentren a los responsables o que los inspectores prefieran no entrar sin el acompañamiento de otras autoridades como la policía capitalina o la Guardia Nacional para evitar agresiones de los locatarios.
Puedes leer: Número de animales sacrificados en rituales crece durante Semana Santa en CDMX, alertan activistas
“‘Que entren y los detengan’, podría decirse así, pero es muchísimo más difícil”, dice María cuando se le pregunta sobre la detención por venta de vida silvestre en el mercado de Sonora. “Un colega de Profepa Metropolitana me decía: ‘Si intentamos entrar nosotros, nos matan’. Y tal cual, eran cinco, lo intentaron una vez y salieron todos golpeados”.
No hay registro puntual de los agravios a personal de Profepa, pero en 2022, el tercer año con menos aseguramientos durante el sexenio de López Obrador, se dio a conocer en medios locales que un grupo de inspectores fue amenazado y agredido por una veintena de locatarios que vendían loros y pericos dentro del mercado de Mixhuca, en la Ciudad de México.
En México, los reptiles ocupan el primer lugar en el tráfico de vida silvestre. De acuerdo con solicitudes de información realizadas vía transparencia a la Profepa, de 2019 a 2024 se realizaron alrededor de 6 mil 225 aseguramientos en los que se encontraron más de 125 mil 700 especies silvestres de flora y fauna.
Del total de ejemplares en ese periodo, más de 41 mil 600 eran tortugas marinas y terrestres. Algunas otras especies que lideran la lista son el pepino de mar, la palma chit y el cedro rojo.
Los aseguramientos consisten en la detención por tener un ejemplar de vida silvestre, mientras que el decomiso ocurre cuando una autoridad jurídica determina si a dicha persona se le retirará el ejemplar o no. Esto último dependerá de factores como la irregularidad cometida y la condición física de la especie.
En una revisión de los casos de aseguramientos más emblemáticos, en 2023 se realizaron cuatro aseguramientos en los que se hallaron 2 mil cocodrilos Moreletii, también conocidos como de pantano o mexicanos, en Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs) en el municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo.
Te interesa: Burrolandia localiza a un caballo y a una yegua que habían sido robados; siguen buscando a dos animales más
Las UMAs surgieron como predios destinados voluntariamente al aprovechamiento sustentable de las especies silvestres. Sin embargo, especialistas consultados para este reportaje señalan que también han servido como zonas para facilitar el tráfico de especies.
“La Semarnat dio permisos (para UMAs) a diestra y siniestra y sin la capacidad de realizar una verificación. En teoría, todas las UMAs deberían presentar informes, pero estos no se verifican. Y al momento de las revisiones o de los aseguramientos, la Profepa no tiene las condiciones adecuadas para los aseguramientos. Confisca y, a veces, los animales se quedan en la misma propiedad porque no tiene personal ni a dónde llevarlos, cómo transportarlos y cómo mantenerlos”, señala Alejandro Olivera, representante en México del Center for Biological Diversity.
Sobre las entidades, la Ciudad de México y el Estado de México, principalmente los municipios que conforman el área metropolitana de la capital del país, concentran la mayor cantidad de aseguramientos. A estas entidades le siguen Michoacán, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo y Baja California.
“La capital (Ciudad de México) es como el host para la distribución de especies, es donde están muchos traficantes y es donde tenemos no sólo el acceso digital, sino los mercados tradicionales que han estado por años vendiendo animales como el Mercado de Sonora, el Nuevo San Lázaro o el de peces y mascotas (Mixhuca)”, explica Olivera.
“Dentro de las cosas importantes que nosotros hemos detectado es que el tráfico de especies no ocurre porque la gente tenga una necesidad de subsistencia, es decir, el tráfico no está ocurriendo por una persona que fue, bajó un nido y de eso sacó provecho, sino que es una red de tráfico, estamos hablando de crimen organizado”, señala la médico veterinario Elsy Cabrera Baz, directora general de la asociación civil TIVÚ.
Desde hace más de siete años, Cabrera Baz y un grupo de compañeros de profesión consolidaron TIVÚ, que opera en Chiapas para el rescate y la rehabilitación de fauna silvestre. En el proceso, han enfrentado el tráfico de animales.
“Tenemos trabajo en zonas de Áreas Naturales Protegidas donde hay conflictos porque una comunidad le entró al tráfico de especies y la otra está protegiendo a la fauna silvestre”, explica la directora general de TIVÚ A.C.
Asimismo, trabajan en coordinación con autoridades como la Profepa, desde reportando la compraventa ilegal hasta recibiendo ejemplares de algún decomiso para revisar su salud y ayudar en su recuperación.
“También ahí viene un tema importante, la mayoría de los ejemplares que son producto del decomiso pocas veces tienen oportunidad de retornar a la naturaleza y no porque no tengan la condición física, sino porque la rehabilitación es muy cara y pocos sitios que reciben a estos animales tienen las condiciones o características para poder realizar la rehabilitación”, señala Cabrera Baz.
Para la directora general de TIVÚ A.C. es indispensable que exista una vinculación entre diversas autoridades para reducir el problema. Lo que representa una coordinación a la que las asociaciones civiles dedicadas a la fauna silvestre contribuyan desde otras aristas como la educación ambiental contra la compra de animales.
“Pero obviamente si no hay voluntad política, pues difícilmente se van a poder hacer estas cosas, ¿no?”, cuestiona Cabrera Baz.
María, la inspectora de Profepa, coincide en que para avanzar en la problemática será necesario que exista voluntad política de la nueva administración que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum.
También lee: Denuncian que el proyecto Saguaro es una grave amenaza para las ballenas
“Parece que sí se quiere trabajar y esperemos que sí hagan el cambio en esta situación porque lo que sí necesitamos urgente es el cambio de la legislación para que nosotros podamos hacer retenes, para que podamos investigar en redes sociales, para que se nos capacite, para que se contrate más personal. Mientras tanto, aquí vamos a seguir en lo que se pueda”, concluye la inspectora.
Un museo en la capital iraní, Teherán, alberga una de las colecciones de arte moderno más sorprendentes y poco conocidas del mundo.
Algunas de las obras de arte más emblemáticas de Pablo Picasso, Francis Bacon y Jackson Pollock no están colgadas en las paredes de los museos más famosos del mundo, sino escondidas en la capital de Irán.
Teherán es una ciudad con una de las colecciones de arte moderno más asombrosas del mundo, que pocas personas fuera de Irán conocen.
Durante décadas, estas obras maestras han estado escondidas en el sótano del Museo de Arte Contemporáneo de Teherán (MACT), envueltas en misterio y ocultas al público.
A pesar de su extensa colección, solo una pequeña parte de las obras de arte se ha exhibido desde la Revolución iraní de 1979.
La agitación política, los valores culturales cambiantes y una serie de giros históricos han mantenido estas obras de arte almacenadas, fuera del alcance tanto de los iraníes como de la comunidad artística mundial.
El MACT exhibe ahora algunas de sus piezas más cautivadoras, ofreciendo una visión de una colección que ha permanecido en gran medida en el enigma.
El Museo de Arte Contemporáneo de Teherán es una importante institución cultural en Irán, que alberga algunas de las colecciones de arte moderno más valiosas fuera de Europa y América del Norte.
El museo fue construido en 1977 bajo el patrocinio de la ex reina y última emperatriz de Irán, Farah Pahlavi, la viuda exiliada del último sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, que fue derrocado durante la Revolución Islámica de 1979.
Farah Pahlavi era una apasionada defensora del arte y su primo Kamran Diba, un arquitecto iraní, diseñó el museo.
El MACT se creó para presentar el arte moderno a los iraníes y para conectar a Irán con la escena artística internacional.
Pronto se convirtió en el hogar de una impresionante variedad de obras de luminarias como Pablo Picasso, Salvador Dalí y Andy Warhol, junto con piezas de los principales modernistas iraníes, y rápidamente se estableció como un modelo de intercambio cultural y ambición artística.
Pero luego llegó la Revolución Islámica y las cosas dieron un giro dramático. Muchas obras de arte se consideraron inapropiadas para la exhibición pública, debido a la desnudez, las sensibilidades religiosas o las implicaciones políticas.
¿”Gabrielle con la blusa abierta”, de Pierre-Auguste Renoir? Demasiado escandaloso. ¿El retrato de Warhol de la exreina de Irán? Demasiado político.
De hecho, el retrato de Farah Pahlavi fue vandalizado y destrozado con un cuchillo durante el tumulto revolucionario.
Después de la revolución, muchas de las obras de arte fueron guardadas bajo llave, acumulando polvo en un sótano que se convirtió en material de leyenda del mundo del arte.
Hamid Keshmirshekan, historiador del arte de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) en Londres, que ha estudiado la colección, la llama “uno de los tesoros más raros del arte moderno fuera de Occidente”.
La colección sigue siendo una cápsula del tiempo de movimientos artísticos fundamentales, desde el expresionismo abstracto hasta el arte pop.
El Museo de Arte Contemporáneo de Teherán comenzó a recuperar su importancia cultural a fines de la década de 1990 durante la presidencia reformista de Mohamed Jatamí.
Pronto el mundo recordó lo que se había estado perdiendo. Los amantes del arte no podían creer lo que veían. Van Gogh, Dalí, incluso Monet, todos en Teherán.
Algunas obras fueron prestadas para importantes exposiciones en Europa y Estados Unidos, lo que permitió que la colección volviera a conectarse brevemente con el mundo del arte global.
Pero aún quedan desafíos por resolver.
El MACT opera con un presupuesto ajustado y las prioridades políticas cambiantes implican que a menudo funciona más como un centro cultural que como un museo tradicional.
Sin embargo, sigue siendo una institución notable, un guardián improbable de obras maestras del arte moderno en el corazón de Teherán.
Su colección sigue siendo un testimonio tanto de las ambiciones artísticas de una era pasada como del poder perdurable de la creatividad frente a los giros y vueltas de la historia.
Estas son algunas de las mejores obras que solo se pueden ver en Teherán.
Este cuadro, el lienzo más grande de Picasso, de 1927, es un claro ejemplo de sus obras abstractas del período poscubista.
Utilizando una paleta de colores limitada y líneas fragmentadas, ofrece una perspectiva simbólica sobre la humanidad.
“A las puertas de la eternidad” es una de las pocas obras que se conservan de la primera serie de grabados de Van Gogh, durante la cual produjo seis litografías en noviembre de 1882.
Esta pieza muestra figuras en dos paneles laterales que parecen espiar a dos hombres desnudos que yacen en una cama en el panel central.
Es una obra significativa dentro del movimiento expresionista. Un retrato del ayatolá Ruhollah Jomeiní, el fundador de la República Islámica de Irán, está colocado en yuxtaposición frente a la obra de Bacon.
Esta escultura icónica captura la armonía entre la humanidad y la naturaleza. Con su forma abstracta y contemplativa, es una obra maestra de uno de los escultores más famosos de Reino Unido.
Ejemplo vibrante de la técnica de pintura de acción de Jackson Pollock, esta pieza rebosa energía y emoción.
El retrato de Farah Pahlavi, la última reina de Irán, es una pieza poco común que combina el estilo pop art de Warhol con la historia cultural iraní.
Esta escultura forma parte de la famosa serie de Giacometti “Hombre que camina”, considerada una de sus obras más emblemáticas.
Con su figura alargada y delicada, simboliza la soledad, la fragilidad y la lucha incesante de la humanidad por seguir adelante.
La obra de Dubuffet, provocativa y texturizada, desafía las nociones tradicionales del arte y la estética. Figura destacada del movimiento art brut, su obra es a la vez cruda y conceptualmente profunda.
“El terapeuta”, escultura de bronce realizada en 1967, es una de las ocho imágenes pictóricas que el pintor surrealista René Magritte convirtió en tridimensionales.
La obra fotorrealista “Keith/Grabado a media tinta”, de Chuck Close, invita al espectador a un mundo de detalles extraordinarios. Su innovadora técnica de cuadrícula convierte este retrato en una combinación magistral entre abstracción y realismo.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.