
La exposición “La venida del señor” del artista plástico Fabián Cháirez fue suspendida luego de que un juez federal concediera un amparo provisional a un grupo de católicos que se quejaron de la obra −exhibida en la Academia de San Carlos de la UNAM−por considerarla ofensiva y que violenta la libertad de culto.
Ante ello, Cháirez calificó el cierre de la exposición como un acto de censura y aseguró que se está afectando su derecho a la libertad de expresión.
En un comunicado, el artista plástico dio a conocer que no se le notificó del juicio de amparo ni de su resolución y convocó a la comunidad cultural a alzar la voz el próximo 7 de marzo, día que se tenía prevista la clausura de la exposición, que se inauguró desde el 5 de febrero.
“Si bien es cierto que la Universidad Nacional Autónoma de México funge como autoridad responsable, también es cierto que como creador de dicha obra debí ser llamado al juicio de amparo en referencia, para hacer la defensa correspondiente y no ver afectado mi derecho humano a la libertad de expresión”, sostuvo.

Cháirez se quejó que ni la UNAM ni la Facultad de Artes y Diseño se han pronunciado al respecto, lo que “demuestran su falta de interés en inculcar a las próximas generaciones de artistas la defensa de su obra y libre expresión”.
“La censura impuesta a mi trabajo es un acto de intolerancia que niega la posibilidad de debatir y de encontrar nuevas formas de interpretar nuestra relación con lo divino. No se puede permitir que el miedo o el dogma dicten los límites del arte”, señaló.
“La venida del señor” está compuesta por diversas pinturas que exploran temáticas religiosas que combinan escenas de connotación sexual, así como doble sentido, que incluso se refleja en el título de la obra.
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El artista hizo un llamó a la comunidad cultural y “a todos aquellos que creen en la libertad de expresión” a alzar la voz y convocó a protestar el próximo 7 de marzo, a las 17:00 horas, afuera de la Academia de San Carlos.

“La expresión artística no puede estar sujeta a juicios morales ni a presiones que busquen silenciar visiones incómodas o disruptivas”, reiteró.
El colectivo GayLatino condenó la censura de la exposición de Fabián Cháirez impulsado por grupos católicos que “pretenden imponer sus dogmas ideológicos sobre los derechos fundamentales de las personas y la libertad creativa”, además de ser un atropello a la libertad de expresión.
“La obra de Fabián Cháirez, cargada de simbolismos y crítica social, interpela a una institución históricamente opresora hacia las disidencias sexuales y de género. El artista no hace más que cuestionar los estereotipos impuestos por estructuras de poder que han normalizado la discriminación. Censurar su trabajo es un intento por borrar las voces que visibilizan la pluralidad y por perpetuar un statu quo que niega derechos a las poblaciones de la diversidad sexual y de género”, expresó el colectivo a través de un comunicado.
El colectivo también criticó la celeridad con la que el Poder Judicial otorgó la suspensión provisional, mientras que para ciertos casos las resoluciones pueden tardar años.
En el pronunciamiento exigió a la Facultad de Arte y Diseño y a la UNAM un posicionamiento claro sobre su postura respecto a lo ocurrido, así como un análisis jurídico exhaustivo, imparcial y con enfoque de derechos humanos, para promover los recursos legales que sean necesarios, a fin de proteger los derechos humanos violentados al suspender la exposición.
En tanto, la Coalición Mexicana LGBTTTI señaló que las disidencias sexuales han encontrado refugio en organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas, como la UNAM, que deben ser espacios de libre expresión y debate.
“¡La diversidad se defiende con arte, con academia y con resistencia!”, indicaron en un comunicado al respaldar la exposición de Cháirez.
Para la Asociación de Abogados Cristianos de México, “la libertad de expresión tiene como límite el que no rebase y afecte la reputación y el derecho humano del honor de los católicos en sus creencias y símbolos de la religión que profesan”.
El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) señaló que la suspensión de la exposición “La venida del señor” genera una profunda preocupación respecto a la censura, las restricciones a la libertad creativa y por limitar la capacidad de explorar nuevas ideas y distintos imaginarios.
“La censura de una obra por su contenido temático o por las posturas que presenta no solo vulnera los derechos culturales, sino que sienta un precedente preocupante para la autonomía de los espacios culturales y académicos”, indicó a través de un comunicado.
Asimismo, destacó que las diferencias de pensamiento no deben resolverse a través de la censura, sino mediante el tejido de conversaciones abiertas y el encuentro entre posturas diversas.
“Apostar por la prohibición de expresiones artísticas supone un retroceso en la construcción de una sociedad plural y respetuosa de los derechos culturales de todas las personas”.
Fabián Cháirez es un artista plástico nacido en Chiapas en 1987. En su obra busca representar a personas de la cotidianidad fuera de cánones como la hipermasculinidad.
Una de sus obras más polémicas, La Revolución, presenta a Emiliano Zapata desnudo montando un caballo blanco mientras porta un sombrero de charro rosa y una banda tricolor alrededor de su cuerpo. Sus piernas guardan semejanza con las de una mujer y usa zapatillas cuyo tacón tiene la forma de una pistola.
Estos rasgos se encuentran en la obra de Chairez, quien puede pintar a Zapata desde esta perspectiva o tomar personajes como luchadores o sacerdotes para despojarlos de los cánones que los representan: machos, fuertes e invencibles, para mostrarlos como seres afeminados y, en muchos casos, incluso desde una mirada erótica.

Casi siete años después de la imposición de sanciones por parte de EU la exportación petrolera de Venezuela parece haberse recuperado de forma significativa gracias a la contribución de la llamada flota fantasma. BBC Mundo te cuenta de qué se trata.
Cuando en 2019 el presidente de EE.UU., Donald Trump, impuso sanciones a la industria petrolera de Venezuela para presionar al gobierno de Nicolás Maduro, las exportaciones de crudo venezolano cayeron hasta unos 495.000 barriles diarios. Seis años más tarde, las sanciones siguen en pie, pero las exportaciones petroleras de Venezuela han vuelto a crecer hasta ubicarse en torno al millón de barriles diarios.
Aunque se trata de una cantidad pequeña para un país que en 1998 -antes de la llegada al poder de Hugo Chávez- producía tres millones de barriles diarios, esta recuperación de parte de la exportación de crudo es un indicativo de que las sanciones contra Venezuela no están funcionando como EE.UU. esperaba.
Y es que el gobierno de Maduro ha ido encontrando la manera de ir reactivando la producción y de crear nuevas vías para vender el crudo venezolano esquivando las sanciones.
En esa tarea de comercialización ha jugado un rol central la llamada “flota fantasma”: una serie de tanqueros petroleros que por medio de distintas estratagemas logran ocultar su labor como barcos de transporte de petróleo sancionado por las autoridades estadounidenses.
Una de estas embarcaciones fue interceptada e incautada este miércoles por las fuerzas militares de EE.UU. cuando se encontraba en aguas frente a las costas de Venezuela.
“Acabamos de incautar un petrolero frente a la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande; de hecho, el más grande que se haya incautado jamás”, dijo Trump al anunciar la operación ante la prensa en la Casa Blanca.
El gobierno de Maduro reaccionó calificando la incautación como “un robo descarado y un acto de piratería” y dijo que acudirá ante instancias internacionales existentes para denunciar lo ocurrido.
Esta acción estadounidense aumenta las tensiones con Caracas que se han ido intensificando desde que en agosto de este año el gobierno de Trump inició un gran despliegue militar en aguas del Caribe con el objetivo oficial de combatir el narcotráfico, pero que muchos analistas creen que tiene como objetivo final forzar un cambio de régimen en Venezuela.
Más allá de su posible objetivo político, la medida tiene un impacto económico pues dificulta aún más las exportaciones petroleras venezolanas al meter presión sobre la flota fantasma.
Pero, ¿qué sabemos sobre cómo operan estas embarcaciones?
La utilización de flotas fantasmas es un fenómeno en aumento que ocurre no solamente en el caso venezolano, sino también de otros dos países petroleros sometidos a sanciones por parte de EE.UU. y de potencias occidentales: Rusia e Irán.
La empresa de inteligencia financiera S&P Global estima que uno de cada cinco petroleros en el mundo son usados para vender de contrabando petróleo procedente de países bajo sanciones.
De estos, el 10% transportarían solamente crudo venezolano, un 20% haría lo mismo con el iraní, mientras que 50% se dedica en exclusiva al petróleo ruso. El 20% restante no estaría atado a ningún país en particular y puede transportar petróleo de más de uno de estos países.
Según estimaciones de la firma de análisis marítimo Windward, la flota clandestina cuenta con unas 1.300 embarcaciones.
Las sanciones petroleras buscan desincentivar a países o empresas a adquirir o involucrarse en cualquier operación relacionada con crudo procedente de los países castigados.
Ante ello, los países sancionados optan por ofrecer su petróleo con grandes descuentos para que haya operadores, empresas o países que estén dispuestos a correr el riesgo de comprarlo, aplicando -eso sí- algunos trucos para disimular su origen.
Una de las estrategias más frecuentes que aplican estos tanqueros para evadir las sanciones es cambiar con frecuencia -a veces varias veces en un mes- de nombre o de bandera.
En el caso, por ejemplo, del petrolero incautado este miércoles, se trata de un barco llamado The Skipper, según informó CBS News, socia en EE.UU. de la BBC.
Esa misma cadena dijo que se trata de un barco sancionado por el departamento del Tesoro de EE.UU. desde 2022 debido a su supuesto rol en una red de contrabando de petróleo que ayuda a financiar a la Guardia Revolucionaria de Irán, así como a la milicia chiita libanesa Hezbolá.
CBS indicó que al momento de ser sancionado el petrolero tenía por nombre Adisa (inicialmente se llamaba The Tokyo) y era una de las embarcaciones vinculadas con el magnate petrolero ruso Viktor Artemov, quien también se encuentra bajo sanciones.
Al referirse a ese tanquero este miércoles, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, dijo en la red social X que esa nave era usada para transportar petróleo procedente de Venezuela e Irán, dos países bajo sanciones.
Un elemento interesante sobre The Skipper es que es un barco con 20 años de antigüedad y ese es otro elemento usual entre los tanqueros de las flotas fantasma: muchos son barcos viejos, pues las grandes navieras suelen deshacerse de estos barcos cuando tienen 15 años de servicio y luego de 25 años suelen ser enviados al desguace.
Justamente otro truco aplicado por estos barcos es usurpar la identidad de alguno de esos barcos enviados a desguace, emitiendo los números de registro únicos que la Organización Marítima Internacional le otorgó a esas embarcaciones. Así se convierten en lo que se conoce como barcos zombis, pues lo que hacen es similar a alguien que usa la identidad de una persona muerta.
Un caso de este tipo relacionado con Venezuela ocurrió en abril pasado cuando un barco llamado Varada llegó a aguas de Malasia, tras un viaje que había iniciado dos meses antes en Venezuela.
La embarcación juntaba dos elementos sospechosos: tenía 32 años y la bandera de las Comoras, popular entre barcos que no quieren ser detectados.
Una investigación de la agencia Bloomberg descubrió que se trataba de un barco zombi, pues el verdadero Varada había sido desguazado en 2017 en Bangladesh.
Otras formas habituales de operar de los barcos de flotas fantasmas consiste en “disfrazar” el origen del crudo transfiriéndolo en aguas internacionales a petroleros sin problemas legales con otras banderas, que son los que se encargan de llevar el crudo hasta su destino, presentándolo como procedente de un país no sancionado.
Ese fenómeno se produjo, por ejemplo, en el caso de las exportaciones petroleras venezolanas hacia China durante el primer gobierno de Trump. Según expertos consultados por BBC Mundo hubo un momento en el que en las estadísticas oficiales de comercio de China aparecía como si ese país no estaba adquiriendo crudo venezolano cuando, en realidad, sí lo estaba haciendo.
Esto era posible porque ciertas refinerías compraban el petróleo a estos barcos que habían adquirido la carga en aguas internacionales y que la presentaban como procedente de países no sancionados.
Un último truco usual entre este tipo de tanqueros consiste de desactivar el sistema de identificación automática, a través del cual se transmiten datos como el nombre, la bandera, la posición, la velocidad o el rumbo de la embarcación. La manipulación de estos datos permite ocultar la identidad, ubicación y rumbo de las naves.
La investigación de Bloomberg en abril detectó el caso de cuatro barcos zombis que transportaban crudo venezolano.
La agencia de noticias recurrió al análisis de imágenes satelitales y las comparó con fotos históricas de los cuatro barcos cuyos nombres y números de identificación estaban usando.
Más recientemente, la ONG Transparencia Venezuela emitió un informe basado en la observación de lo que ocurrió en los puertos petroleros de ese país en octubre de este año.
Según ese reporte, hubo 71 tanqueros extranjeros en modo visible en los puertos de la petrolera venezolana Pdvsa, de los cuales 15 están bajo sanciones y nueve se relacionan con flotas fantasmas.
Transparencia encontró que en promedio hubo 24 petroleros que estaban ubicados cerca de tres puertos en el occidente y oriente de Venezuela y que estaban operando en modo furtivo, pues no tenían activas sus señales reglamentarias de posicionamiento.
De igual modo, Transparencia afirma haber detectado seis operaciones de transferencia de carga de un buque a otro, cerca de la bahía de Amuay, en el occidente del país.
De igual modo, hubo una mayoría de barcos con banderas de países considerados como paraísos regulatorios, por tener normas de supervisión laxas, lo que termina facilitando las operaciones de este tipo de embarcaciones.
Así, de los 71 barcos, 29 tenían la bandera de Panamá, seis de las islas Comoras y cinco de Malta.
En su informe, Transparencia indica que 38 de estos petroleros pasaron más de 20 días sin tocar puerto, algo que contrasta con los barcos de la petrolera estadounidense Chevron (autorizada por Washington para operar en Venezuela) que al llegar toman su carga y se marchan en un plazo máximo de seis días.
“La permanencia extendida en las áreas portuarias del país, sin llegar directamente a las terminales petroleras, arroja serias dudas sobre el tipo de operaciones que esos buques realizan”, señaló Transparencia en relación con los barcos que tardaban muchos días sin tocar puerto.
En todo caso, dado que la operación de intercepción e incautación realizada este miércoles se originó en el portaviones Gerald Ford -el más grande del mundo-, que ahora forma parte del masivo despliegue de fuerzas realizado por EE.UU. en aguas del Caribe frente a Venezuela, es probable que la posibilidad del gobierno de Maduro de recurrir a la flota fantasma se vea limitada de una forma importante.
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