Como aspirante a la presidencia, Claudia Sheinbaum prometió crear un Sistema Nacional de Cuidados, compromiso que refrendó tras ganar la elección y que ha reiterado como jefa de Estado. Sin embargo, la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, reconoce que concretarlo en este sexenio no será sencillo: “entendemos que no hay presupuesto, que no hay infraestructura y política pública que alcancen”.
Ante ese reto, tendrá que ser “un sistema nacional y progresivo de cuidados, que justamente marca un horizonte de hacia dónde queremos llegar y cómo; durante este sexenio queremos avanzar lo más que se pueda hacia ello”, sostiene la titular de la recién creada Secretaría de las Mujeres (Semujeres) en entrevista con Animal Político.
“De entrada, se está ubicando lo que hay, lo que ya hacen municipios y entidades en política pública y lo nuevo que se pueda realizar desde el gobierno federal. La presidenta ha iniciado con el tema de los Centros de Cuidado Infantil (CECIs) en Ciudad Juárez, con el ánimo de reivindicar la lucha de las mujeres por los agravios que han recibido, pensando en las que más lo necesitan, las trabajadoras de la maquila”, explica.
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Hernández reconoce que hay una discusión pública abierta en México y a nivel mundial sobre la necesidad de replantear los cuidados, que históricamente han sido asignados a las mujeres, lo que impacta en la imposibilidad de que dediquen tiempo al trabajo, a su desarrollo personal y profesional, y además tiene un consecuencias económicas.
Por ello, el objetivo del gobierno federal este año será instalar dos CECIs y delinear rutas para buscar liberar el tiempo de las mujeres, fortalecer su participación en diversos ámbitos de la vida y reorganizar los cuidados “entre toda la sociedad, no sólo entre el gobierno con políticas públicas, sino también involucrar a la iniciativa privada”.
“Lo primero es mapear la capacidad instalada que existe, vincularnos con gobiernos en términos de dónde hay casas de día, centros de cuidado infantil, la infraestructura que tiene el DIF para niñas, niños, para personas con discapacidad, acciones de programas sociales, política pública, atenciones médicas y otros servicios que ya se ofrecen de manera aislada, y cómo podemos ir articulando, mejorando, profundizando”, agrega.
Con ese fin, se han instalado cuatro grupos de trabajo: personas adultas mayores, infancias, personas con discapacidad y personas que cuidan. Las mesas tendrán también la opinión de funcionarias que puedan plantear necesidades y proponer alternativas. Asegura que después existirá un diálogo con la sociedad civil y la academia para que aporten propuestas, visiones y acciones concretas.
“Replantear la visión del cuidado como sociedad no se logrará en un sexenio, pero sí creemos que seis años serán suficientes para cimentar esa ruta hacia un sistema nacional”, sostiene.
Según el Mapa de Cuidados elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres, El Colegio de México y ONU Mujeres, en el país existen un total de 91 mil 836 establecimientos que brindan algún servicio de cuidado a infancias, personas adultas mayores y personas con discapacidad; 68 mil 939 son públicos, 17 mil 016 privados y 5 mil 881 pertenecen a la sociedad civil. En 116 de ellos es requisito que las solicitantes tengan seguridad social, mientras en 91 mil 720 no es necesario contar con derechohabiencia.
En noviembre de 2020, la Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional que reconoce el derecho al cuidado y mandata la creación de una ley general para crear el Sistema Nacional de Cuidados. Sin embargo, el Senado no hizo lo mismo, por lo que ahora sería necesario reponer el proceso desde cero.
Al respecto, Citlalli Hernández comenta que “ha habido otras prioridades en materia de legislación, tanto constitucional como legal, pero creemos que es importante que entre todas las personas interesadas tengamos algunos consensos de hacia dónde vamos, tener un parlamento abierto que nos permita discutir las distintas iniciativas, e insisto, nosotras vemos este primer año de planeación y de ir desdoblando algunas otras acciones”.
Martha Tagle, exdiputada que formó parte del grupo de legisladoras que impulsó las reformas relacionadas con el tema durante el sexenio pasado, señala que además de la reforma constitucional que debe reconocer el derecho al cuidado, es necesario crear la ley general y etiquetar presupuesto para su conformación.
“En 2020 estábamos en plena pandemia y ya visualizábamos el escenario que significaba para las mujeres el tema de los cuidados, ya que vino a profundizar muchas desigualdades de género, porque el confinamiento hizo que todas las tareas de educación a distancia, higiene, etcétera, recayeran fundamentalmente en las mujeres y a muchas de ellas las alejó por completo del acceso a trabajos formales”, detalla Tagle, quien actualmente forma parte de la Coalición por el derecho al cuidado digno y el tiempo propio de las mujeres.
Ella considera que el pretendido inicio del Sistema Nacional de Cuidados –los CECIs– no es una propuesta diferente o nueva, pues se trata de guarderías del IMSS. La deficiencia de esa visión es que solo se destina a mujeres con seguridad social, y el problema es que muchas madres no trabajan en empleos formales precisamente por sus cargas de cuidado. Esto genera solo un apoyo para mujeres, pero sigue depositando en ellas la obligación de ser cuidadoras.
“Tengo buenas expectativas de la presidenta y la Semujeres para que avancemos en este tema, pero la ley no se puede adecuar a este gobierno, sino que hay que pensar el ideal de lo que queremos en materia de sistema de cuidados, lograr convencer a quienes toman decisiones de que se requiere una inversión pública progresiva y hacer la ley, porque si no, todo quedará disperso”, dice Tagle.
La diputada Patricia Mercado subraya que, aunque las iniciativas están detenidas en el Congreso, “necesitamos que esto siga vigente, que siga en la discusión pública en términos legislativos”. Como un tema presente en los 100 compromisos de la presidenta Sheinbaum, puntualiza que espera que la Secretaría de las Mujeres establezca un diálogo con las legisladoras para poder avanzar en la creación del sistema.
Además, recuerda que este no debe entenderse como apoyos sociales o asistencialistas, sino como “una política pública que genere empleos y capacitación para el trabajo”. Aunque reconoce las dificultades que hay para implementar un sistema nacional, aclara que las reformas constitucionales no tendrían por qué tardar, pues son necesarias para pensar en una implementación escalonada.
La Coalición por el derecho al cuidado digno y el tiempo propio de las mujeres, integrada por diversas asociaciones civiles, ha elaborado una propuesta que espera sea adoptada por legisladoras para contar con una ley general, y que sirva como estándar para legislaciones en todo el país.
Tagle aclara que formalmente no es una iniciativa todavía, pues tendría que ser presentada en el Congreso. Sin embargo, el documento tiene características que fortalecen la discusión, resalta la especialista, como reconocer el derecho al cuidado con un enfoque interseccional, intergeneracional y de género, que implica abordar las diferentes realidades que cruzan la vida de las personas, así como adecuar el sistema a ellas para garantizar medidas legislativas, presupuestales, de política pública y acciones.
“Entendemos que esto no es de un día para otro, establecemos algunos transitorios con plazos para ir instalando el sistema y, por supuesto, hablamos de mecanismos de transparencia, rendición de cuentas, etcétera, porque nos parece importante saber cuánto se va a destinar, cómo se va a usar y los resultados que tendrá para tomar decisiones oportunas de mejorarlo y adecuarlo”, destaca.
Según su experiencia como legisladora, además de la falta de ley, hay una ausencia de presupuesto para nuevas acciones. Desde su perspectiva, una nueva visión permitiría programar de manera progresiva e ir implementando el Sistema con base en el diagnóstico de los servicios que ya existen, las adecuaciones necesarias, la ampliación de la infraestructura y coordinación de todos los sistemas a nivel federal y estatal.
En tanto, Mercado recuerda que una economía de cuidado significa generar la riqueza y empleos necesarios para que las mujeres puedan soltar la responsabilidad del cuidado, que requerirá cambios incluso en los sectores que se oponen y siguen sosteniendo que los cuidados deben ser tarea exclusiva o prioritaria de las mujeres.
Para ella, el marco legislativo es indispensable y no tendría por qué esperar. “Tenemos siglos las mujeres encargándonos del cuidado; no es una cosa fácil e implica la generación de una economía, que es lo que proponemos las feministas”, enfatiza.
Aunado al cambio cultural, Tagle apunta que será importante estar al tanto de los avances que se den en la mesa intersecretarial que ya instaló la Secretaría de las Mujeres y que tendrá a su cargo el avance del sistema nacional.
Por su parte, Citlalli Hernández considera que con una mujer al frente de la presidencia, hay un compromiso que no siempre es vinculatorio, pero, según ella, en este caso sí lo es, pues se reconoce el papel de las mujeres en los cuidados y se reitera que debería ser una labor repartida.
“En seis años habrá muchos avances, pero también sabemos que no serán suficientes para equilibrar la balanza que históricamente viene desigual para las mujeres, pero como siempre lo hemos dicho: nuestro objetivo es que las niñas, las jóvenes que crecen en este sexenio tengan mucho más perspectiva de paz, de seguridad y de futuro que la que tuvimos nosotras”, sostiene.
Un museo en la capital iraní, Teherán, alberga una de las colecciones de arte moderno más sorprendentes y poco conocidas del mundo.
Algunas de las obras de arte más emblemáticas de Pablo Picasso, Francis Bacon y Jackson Pollock no están colgadas en las paredes de los museos más famosos del mundo, sino escondidas en la capital de Irán.
Teherán es una ciudad con una de las colecciones de arte moderno más asombrosas del mundo, que pocas personas fuera de Irán conocen.
Durante décadas, estas obras maestras han estado escondidas en el sótano del Museo de Arte Contemporáneo de Teherán (MACT), envueltas en misterio y ocultas al público.
A pesar de su extensa colección, solo una pequeña parte de las obras de arte se ha exhibido desde la Revolución iraní de 1979.
La agitación política, los valores culturales cambiantes y una serie de giros históricos han mantenido estas obras de arte almacenadas, fuera del alcance tanto de los iraníes como de la comunidad artística mundial.
El MACT exhibe ahora algunas de sus piezas más cautivadoras, ofreciendo una visión de una colección que ha permanecido en gran medida en el enigma.
El Museo de Arte Contemporáneo de Teherán es una importante institución cultural en Irán, que alberga algunas de las colecciones de arte moderno más valiosas fuera de Europa y América del Norte.
El museo fue construido en 1977 bajo el patrocinio de la ex reina y última emperatriz de Irán, Farah Pahlavi, la viuda exiliada del último sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, que fue derrocado durante la Revolución Islámica de 1979.
Farah Pahlavi era una apasionada defensora del arte y su primo Kamran Diba, un arquitecto iraní, diseñó el museo.
El MACT se creó para presentar el arte moderno a los iraníes y para conectar a Irán con la escena artística internacional.
Pronto se convirtió en el hogar de una impresionante variedad de obras de luminarias como Pablo Picasso, Salvador Dalí y Andy Warhol, junto con piezas de los principales modernistas iraníes, y rápidamente se estableció como un modelo de intercambio cultural y ambición artística.
Pero luego llegó la Revolución Islámica y las cosas dieron un giro dramático. Muchas obras de arte se consideraron inapropiadas para la exhibición pública, debido a la desnudez, las sensibilidades religiosas o las implicaciones políticas.
¿”Gabrielle con la blusa abierta”, de Pierre-Auguste Renoir? Demasiado escandaloso. ¿El retrato de Warhol de la exreina de Irán? Demasiado político.
De hecho, el retrato de Farah Pahlavi fue vandalizado y destrozado con un cuchillo durante el tumulto revolucionario.
Después de la revolución, muchas de las obras de arte fueron guardadas bajo llave, acumulando polvo en un sótano que se convirtió en material de leyenda del mundo del arte.
Hamid Keshmirshekan, historiador del arte de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) en Londres, que ha estudiado la colección, la llama “uno de los tesoros más raros del arte moderno fuera de Occidente”.
La colección sigue siendo una cápsula del tiempo de movimientos artísticos fundamentales, desde el expresionismo abstracto hasta el arte pop.
El Museo de Arte Contemporáneo de Teherán comenzó a recuperar su importancia cultural a fines de la década de 1990 durante la presidencia reformista de Mohamed Jatamí.
Pronto el mundo recordó lo que se había estado perdiendo. Los amantes del arte no podían creer lo que veían. Van Gogh, Dalí, incluso Monet, todos en Teherán.
Algunas obras fueron prestadas para importantes exposiciones en Europa y Estados Unidos, lo que permitió que la colección volviera a conectarse brevemente con el mundo del arte global.
Pero aún quedan desafíos por resolver.
El MACT opera con un presupuesto ajustado y las prioridades políticas cambiantes implican que a menudo funciona más como un centro cultural que como un museo tradicional.
Sin embargo, sigue siendo una institución notable, un guardián improbable de obras maestras del arte moderno en el corazón de Teherán.
Su colección sigue siendo un testimonio tanto de las ambiciones artísticas de una era pasada como del poder perdurable de la creatividad frente a los giros y vueltas de la historia.
Estas son algunas de las mejores obras que solo se pueden ver en Teherán.
Este cuadro, el lienzo más grande de Picasso, de 1927, es un claro ejemplo de sus obras abstractas del período poscubista.
Utilizando una paleta de colores limitada y líneas fragmentadas, ofrece una perspectiva simbólica sobre la humanidad.
“A las puertas de la eternidad” es una de las pocas obras que se conservan de la primera serie de grabados de Van Gogh, durante la cual produjo seis litografías en noviembre de 1882.
Esta pieza muestra figuras en dos paneles laterales que parecen espiar a dos hombres desnudos que yacen en una cama en el panel central.
Es una obra significativa dentro del movimiento expresionista. Un retrato del ayatolá Ruhollah Jomeiní, el fundador de la República Islámica de Irán, está colocado en yuxtaposición frente a la obra de Bacon.
Esta escultura icónica captura la armonía entre la humanidad y la naturaleza. Con su forma abstracta y contemplativa, es una obra maestra de uno de los escultores más famosos de Reino Unido.
Ejemplo vibrante de la técnica de pintura de acción de Jackson Pollock, esta pieza rebosa energía y emoción.
El retrato de Farah Pahlavi, la última reina de Irán, es una pieza poco común que combina el estilo pop art de Warhol con la historia cultural iraní.
Esta escultura forma parte de la famosa serie de Giacometti “Hombre que camina”, considerada una de sus obras más emblemáticas.
Con su figura alargada y delicada, simboliza la soledad, la fragilidad y la lucha incesante de la humanidad por seguir adelante.
La obra de Dubuffet, provocativa y texturizada, desafía las nociones tradicionales del arte y la estética. Figura destacada del movimiento art brut, su obra es a la vez cruda y conceptualmente profunda.
“El terapeuta”, escultura de bronce realizada en 1967, es una de las ocho imágenes pictóricas que el pintor surrealista René Magritte convirtió en tridimensionales.
La obra fotorrealista “Keith/Grabado a media tinta”, de Chuck Close, invita al espectador a un mundo de detalles extraordinarios. Su innovadora técnica de cuadrícula convierte este retrato en una combinación magistral entre abstracción y realismo.
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