El gobierno de Claudia Sheinbaum anunció este miércoles la creación de Centros de Educación y Cuidado Infantil del IMSS (CECI) como si fuese el cumplimiento de su promesa de tener espacios de educación inicial para madres y padres trabajadores, pero en realidad sólo construirán 12 inmuebles que se sumarán a las mil 411 guarderías del Instituto que sirve a sus derechohabientes.
Únicamente dos de los nuevos inmuebles darán servicio a madres y padres que no sean derechohabientes del IMSS y estarán sólo en Ciudad Juárez, pese a que hasta 2018 existían 9 mil estancias infantiles en todo el país que prestaban el servicio de cuidado a las familias más pobres del país o con trabajos precarios sin prestaciones.
Aunque durante 12 años las madres y padres de las regiones más pobres tuvieron acceso a estancias infantiles subsidiadas por el gobierno federal y por las que pagaban cuotas simbólicas de hasta 50 pesos semanales, el expresidente Andrés Manuel López Obrador decidió eliminar el programa creado en el gobierno de Felipe Calderón, bajo el argumento de corrupción, sin que mostrara una sola prueba de ello; no hubo alguna investigación ni sancionado por ello.
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Esto significa que el gobierno de la presidenta Sheinbaum no tiene una estrategia para madres y padres sin prestaciones laborales y que necesitan un espacio seguro para el cuidado de sus hijos mientras trabajan como obreros, meseros, vendedoras en mercados, en vía pública o hacen trabajos en el hogar, y cuyos salarios no les permitiría pagar una estancia infantil privada.
La estrategia de los CECI sólo incluye la construcción de 12 inmuebles para este año y únicamente estarán en Ciudad Juárez. Los primeros son los de prestación directa que va construir y a operar el Seguro Social con el personal del Seguro Social, explicó el director del IMSS, Zoé Robledo, en la conferencia presidencial.
Otros cinco serán “CECI en empresa”, que consiste en construir centros cerca de donde estén varias empresas maquiladoras, pero donde “la propia empresa sea quien presta el servicio bajo los criterios, los parámetros y la supervisión del Seguro Social”.
Finalmente, dijo, habrá dos CECI en el que “vamos a abrir la posibilidad, a través de los convenios, que mujeres que no sean derechohabientes del Seguro Social puedan también dejar a sus hijas o a sus hijos en esta guardería, en un convenio con el gobierno municipal”.
Hasta 2019, había 9 mil estancias infantiles que eran operadas por mujeres que se autoempleaban en este tipo de servicios con el subsidio del gobierno federal. Por ejemplo, si un grupo de mujeres decidía habilitar parte de sus casas como estancia infantil o utilizaban algún inmueble cerca de sus hogares, se inscribían ante la Sedesol y si aprobaban los requisitos, la dependencias les entregaba 50 mil pesos y hasta 90 mil pesos para las adecuaciones de infraestructura.
Para las mujeres encargadas de las estancias significaba hacerse de un empleo cerca de sus casas, mientras que el servicio de cuidados funcionaba para las mujeres trabajadoras, lo cual les evitaba largos traslados para dejar y recoger a sus hijos e hijas.
Además, el gobierno subsidiaba el servicio de cuidado, toda vez que entregaba 900 pesos mensuales a las estancias infantiles por cada niño inscrito, y las familias sólo pagaban una cuota semanal de acuerdo con su nivel socioeconómico que iban de los 50 a los 150 pesos semanales.
Con este modelo, el programa de estancias infantiles de la Sedesol logró abrir servicios en zonas serranas o lugares de alta marginación rural y urbana que de otra manera sería imposible de tener, toda vez que las mujeres con salarios precarios no podrían pagar guarderías privadas ni accedían a las del IMSS si es que sus empleos no ofrecían prestaciones sociales.
En 2019, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador decidió eliminar el programa tras encontrar supuestas irregularidades relacionadas con la inscripción de más niños de los que había en las estancias, a los que llamaron “niños fantasma”. Pero nunca mostró una sola prueba de la supuesta corrupción.
En 2022, Animal Político solicitó vía transparencia la evaluación que usó la Secretaría de Bienestar para justificar la cancelación de las estancias infantiles y en la que se encontraban las supuestas irregularidades.
Sin embargo, el documento no hacía referencias a dichos actos de corrupción, sino que sólo enlistaba incumplimientos y recomendaciones como “usar bote de basura con tapa”, “usar uñas cortas y sin esmalte”, “usar cubrebocas al servir alimentos” o que “los cepillos dentales de los niños tengan su nombre”.
El programa de estancias infantiles fue reemplazado en marzo de ese mismo año con la entrega de un apoyo directo de mil 600 pesos bimestrales a padres o madres de familia para que ellos decidieran si pagaban una guardería o a otra persona para que cuidara a sus hijos; e incluso, el presidente decía que los niños podían ser cuidados por “las abuelitas”.
La presidenta de México superó su primera gran crisis con Donald Trump. BBC analizó su estrategia; una que probablemente tendrá que volver a usar.
“Lo que logró hoy la presidenta es algo totalmente insólito. Ayer esto era imposible. Entonces yo sí la felicito, presidenta, es un orgullo”.
Con estas palabras el secretario de Hacienda mexicano, Marcelo Ebrard, se refirió al acuerdo alcanzado este lunes entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, el cual, entre otras cosas, logró suspender los aranceles impuestos este sábado a las exportaciones mexicanas por el estadounidense.
Palabras que pueden sonar a la adulación típica de un subalterno a su jefe, pero recordemos que no hace mucho Ebrard era el gran oponente —y crítico— de Sheinbaum en las internas de su partido para la presidencia. “Yo no me voy a someter a esa señora”, llegó a decir el otro peso pesado del oficialismo.
Las cosas, por supuesto, han cambiado: ahora Sheinbaum no solo lleva las riendas de Morena, la coalición de gobierno, sin muchas alteraciones al orden, sino que goza de un inusual 80 % de aprobación entre los mexicanos, y eso antes de esta rencilla con Trump.
El mandatario puso los aranceles del 25 % a las importaciones de México —lo que sería un golpe inédito a las economías de ambos países, pero sobre todo de México, que exporta el 80 % de su producción a ese país— con el argumento de que hay una crisis de seguridad en la frontera que permite el tráfico de fentanilo y de migrantes hacia el norte.
Pero tras la conversación con Sheinbaum este lunes, Trump accedió a suspender los aranceles por un mes a cambio de que la presidenta mande 10 mil agentes de la Guardia Nacional a la frontera.
Cualquier conocedor del tema sabe que, a juzgar por la historia, México no tiene mucho margen de maniobra frente a una contraparte que es más grande y poderosa.
Hace ocho años, por ejemplo, Trump puso aranceles del 5 % a las exportaciones mexicanas y el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, no tuvo otra opción que acceder a militarizar el tema migratorio.
Pero esta vez Trump viene con una agenda más drástica y por eso es esperable que las amenazas de aranceles o incursiones militares contra los carteles o deportaciones masivas de mexicanos vuelvan más pronto que tarde.
Dicho eso, el primer impase se superó. Y la estrategia que usó Sheinbaum para atenderlo, la misma que probablemente use de acá en adelante, combina varios frentes que aquí analizamos.
Desde que Trump fue electo, y las alarmas se prendieron en México debido a la agenda dura contra el país vecino planteada por el republicano en la campaña, Sheinbaum ha hecho diferentes llamados a la calma.
“Habrá una buena relación”, dijo al día siguiente de la elección. “Estamos preparados, estamos listos”, aseguró cuando él se juramentó el 20 de enero. “No hay que acelerarse”, indicó la semana pasada. “Serenidad y paciencia”, añadió.
Y este lunes, en la rueda de prensa tras la conversación, le preguntaron cómo fue el trato con Trump, y ella, pese a la notable distancia ideológica y de estilo, dijo: “No quiero calificarlo, todos los presidentes merecemos respeto, yo no quisiera entrar a un tema personal”.
El sábado, cuando se le vio su versión más vehemente ante los aranceles, Sheinbaum aseguró: “No es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando”.
La mandataria dialogó y, al menos por ahora, logró evitar unos aranceles que generarían una recesión en México.
Sheinbaum, como todos sus antecesores en el pasado, tuvo que ceder ante el deseo de Washington, que en la última década, en parte por el efecto político de Trump, ha ido acentuando su preocupación por la entrada de migrantes al país.
En ese sentido, anunció el despliegue de 10 mil soldados de la Guardia Nacional a la frontera. Ella dijo que era para detener el tráfico de drogas; Trump añadió que era para los migrantes.
En cualquier caso, será para ambas cosas. Y la pregunta es si esta vez será diferente al pasado, cuando los derechos humanos de cientos de migrantes fueron violados.
Sheinbaum, por si acaso, prometió que no será así.
Y al tiempo que cede en el tema prioritario de Trump, Sheinbaum ha mandado mensajes a sus bases: “La soberanía no es negociable”, dijo el sábado; “el trato tiene que ser entre iguales”, añadió este lunes.
Sus críticos, sin embargo, aseguran que la militarización de la frontera y del tema migratorio son precisamente formas de ceder la soberanía, así como lo hicieron todos sus antecesores, incluido López Obrador.
La firmeza retórica de Sheinbaum, sin embargo, no se quedó en los mensajes de corte nacionalista: también ha puesto sobre la mesa el hecho de que, según el Departamento de Justicia de EU, el 75 % de las armas que usan los carteles mexicanos son vendidas por empresas estadounidenses.
Un tema que suele pasar inadvertido para presidentes en Washington y en el que AMLO había hecho hincapié con una demanda “sin precedentes” de su gobierno en 2021 contra empresas de armas del país vecino.
En su rueda de prensa de este lunes la mandataria también aseguró, con una sonrisa quizá irónica, que le había propuesto a Trump revisar su política de salud pública para atender la crisis de consumo de estupefacientes, que es, según ella, lo que está detrás del tráfico de fentanilo.
Como profesora convertida en política, Sheinbaum tiene una especial tendencia a planificar y gestionar los diagnósticos con la rigurosidad de una académica laureada.
Por eso parte de su respuesta a la llegada de Trump al poder ha sido desarrollar planes detallados de contención.
Uno es, por ejemplo, en materia migratoria: se llama “México te abraza” y espera, por un lado, atender a los migrantes que estén en peligro de deportación en EU con programas de ayuda legal, y por el otro darles bonos, becas, seguro y demás beneficios sociales a quienes terminen retornando a México.
“A los hermanos y hermanas mexicanos quiero decirles que aquí está su presidenta y un pueblo entero para defenderlos”, aseguró en un video el domingo. “Si desean regresar a México, aquí los abrazamos”, aseguró mientras se ponía la manos en los hombros en señal de fraternidad.
Además del plan para los migrantes, Sheinbaum desarrolló un ambicioso plan económico, el Plan México, que busca reindustrializar la economía mexicana y atraer inversiones extranjeras con el objetivo, no precisamente declarado, de depender menos del intercambio con EU, tan volátil ahora con Trump al otro lado.
Ebrard, el secretario de Hacienda, se ha reunido con decenas de empresarios de ambos países en los últimos días. Sheinbaum anunció que la idea es seguir colaborando con el sector privado.
Durante el fin de semana Trump publicó una gráfica del número de encuentros de las autoridades estadounidenses con migrantes indocumentados en la frontera en la que se registra un descenso del 94 % desde la llegada del republicano al poder.
“La gráfica que el presidente Trump ha estado subiendo a sus redes sociales sobre la disminución de la migración fue elaborada por mi equipo de trabajo, que ha estado en constante comunicación con el suyo”, reveló Sheinbaum el domingo.
Viri Ríos, una analista mexicana, escribió apropósito en su columna de Milenio: “El equipo mexicano tiene completa conciencia de que la principal forma de apaciguar a Trump no es mediante políticas públicas exitosas, sino mediante la implementación de acciones que le permitan dar anuncios espectaculares y mensajes extraordinarios”.
Vistos hoy, los aranceles del 25 % del sábado parecen más un gesto de Trump que una medida concreta; una forma del apostador para llegar con margen a la negociación. Quien lo conoce sabe que esta es una movida clásica del manual trumpista.
Y Sheinbaum, al parecer, sabe con quién está tratando. Por eso reitera sobre lo que viene: “Estoy convencida de que vamos a llegar a muchos acuerdos”.
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