Un cortometraje que le dio la vuelta al mundo presentó a un pequeño anfibio que disfruta de ver fotografías antiguas y escuchar los sonidos del barrio, sentado en el jardín de un viejo amigo. Tiene botas azules y ganas de comer quesito, un postre hecho de masa de hojaldre, tradicional en Puerto Rico. Es un animal curioso, interesado por conocer el pasado de la isla caribeña que habita, pero también por guardar nuevos momentos en su memoria y, sobre todo, en tirar más fotos para recordarlos. Se trata del Peltophryne lemur, el sapo concho puertorriqueño que ahora es mundialmente conocido gracias al nuevo álbum del músico Benito Antonio Martínez Ocasio, Bad Bunny, Debí Tirar Más Fotos.
Su aparición en el cortometraje que hace parte de su promoción y que dura poco más de 11 minutos no es poca cosa. Aparece al lado del reconocido actor boricua Jacobo Morales y, en apenas 10 días, alcanzó más de 13 millones de reproducciones.
Pero, ¿quién es realmente este anfibio y por qué es un personaje central en esta producción discográfica? Dentro de los simbolismos del disco, el sapo concho representa a muchos puertorriqueños que, al igual que él, siguen luchando por su existencia en la isla.
“Es una especie única y nativa de Puerto Rico, pero también es endémica y está muy amenazada: actualmente se encuentra en peligro de extinción. El cambio climático es su mayor amenaza, pero también la presencia de especies invasoras en la isla”, afirma el doctor Rafael Joglar, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Naturales en la Universidad de Puerto Rico, en el Recinto de Río Piedras, y exdirector en las Antillas Mayores del Grupo de Especialistas de Anfibios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN/SSC).
El herpetólogo del departamento de Biología ha dedicado cuatro décadas de su vida a investigar los anfibios y reptiles de su isla, un interés que le nació desde pequeño, cuando quedó fascinado por los cantos de las ranas coquíes que escuchaba por doquier. Años más tarde, fundó el Proyecto Coquí, una organización creada con tres columnas esenciales: educar a los puertorriqueños sobre los anfibios, investigar a estas especies y promover su conservación a través de la protección de su hábitat.
En Mongabay Latam conversamos con el experto sobre la importancia de esta y otras especies de anfibios para los ecosistemas de la isla, la necesidad de una mayor acción gubernamental y social para abordar las amenazas que enfrentan, así como de lo que significa para una especie amenazada ser parte de un fenómeno global como del que ahora el sapo concho es parte.
—El sapo concho es el único sapo nativo de Puerto Rico y hoy es conocido mundialmente por la exposición que recibió a través del nuevo disco de Bad Bunny, ¿qué significa esto para una especie en peligro de extinción?
—Lo que está pasando es maravilloso. El señor Bad Bunny —el “Conejo Malo” o simplemente Benito, como también lo conocemos— está haciendo un gran trabajo, porque está combinando música, talento y arte, con la ciencia y nuestras especies amenazadas. Bad Bunny nos da una oportunidad maravillosa y única por su manejo de las redes sociales y la penetración que tiene en las juventudes de Puerto Rico y del mundo. Para una persona como yo, que lleva tanto tiempo intentando enseñar sobre estas cosas, esta es una oportunidad única y maravillosa. Ojalá que la sepamos aprovechar al máximo para discutir el tema de los anfibios, discutir sobre el cambio climático y las especies invasoras, y buscar soluciones. No puedo pensar en un mejor ejemplo que el sapo concho, que en Puerto Rico casi nadie conoce realmente. Casi nadie sabe que hay dos sapos diferentes: un sapo nuestro, que es nativo, endémico y en peligro, que es el concho; y un sapo extranjero —el común (Rhinella marina)—, que fue traído a Puerto Rico por errores que hemos cometido. Es una especie que no es puertorriqueña, no es nativa y es invasora. Al ser traída de Sudamérica en la década de 1920 ha traído problemas al sapo concho y otras especies nativas.
—¿Cómo puede describir al sapo concho? ¿Cuáles son sus características?
—Es un sapo pequeñito. Tiene la piel verrugosa y unas crestas marcadas encima de los ojos. Eso lo distingue del sapo invasivo. Es una especie muy rara, no se ve frecuentemente, porque tiene hábitos secretivos, es decir, se mantiene oculta y enterrada la mayor parte del año, así que no es fácil de manejar, estudiar o proteger. Es una especie que, sin duda alguna, representa nuestro patrimonio natural. Es una especie muy pequeñita que casi nadie en Puerto Rico ha visto. Además del disco, Bad Bunny hizo un cortometraje con un actor muy famoso de Puerto Rico, que queremos y admiramos mucho: Jacobo Morales, y concho es un muñeco animado con tecnología de stop motion, que hace un genio creador llamado Quique Rivera, y en el cortometraje podemos ver a la especie interactuando con el otro personaje, así que la gente puede tener una idea muy exacta de cómo luce un sapo concho. Eso es buenísimo en términos educativos.
—¿Qué desafíos y amenazas enfrenta actualmente el sapo concho en términos de conservación?
—Se encuentra muy amenazado y ya está protegido por las leyes federales y estatales, es decir, las de Estados Unidos y las de Puerto Rico. Al igual que otros anfibios de Puerto Rico y otras naciones del mundo está muy amenazado. A finales de noviembre de 2023, con un grupo de 100 especialistas en anfibios del mundo publicamos un trabajo en la revista Nature y en él resumimos el estado actual de los anfibios del mundo. Estudiamos las 8mil 11 especies de anfibios que se conocen en este momento en el planeta, incluyendo el sapo concho. Vimos cuáles son sus diferentes situaciones, sus diferentes retos y amenazas. Con este trabajo concluimos que el estado de los anfibios del mundo es muy delicado: de las 8mil 11 especies, cuatro de cada diez están amenazadas y podrían desaparecer en un futuro cercano.
La amenaza principal de esas especies de anfibios, incluyendo el sapo concho, es el cambio climático. Yo creo que ese tema no se está atendiendo en ningún sitio, pero en el caso de Puerto Rico, en lo absoluto. No se toca el tema del cambio climático, no se hace nada para trabajarlo.
La situación del sapo concho es muy delicada. Se declaró en peligro de extinción hace muchos años, principalmente por la destrucción de su hábitat —que sigue siendo una amenaza— y también por la introducción de especies invasoras a Puerto Rico. Nosotros tenemos 19 especies de anfibios nativos y, lamentablemente, se han introducido cinco especies adicionales de anfibios no nativos, todos ellos invasores.
En particular, el sapo común ha traído problemas al sapo concho porque compiten por muchas cosas, principalmente, por áreas de reproducción. El sapo concho pone 6 mil huevos y el sapo invasor pone 36 mil, así que, si usan una misma charca, es obvio que la especie invasora va a desplazar a nuestra especie.
En Puerto Rico ya hemos perdido tres especies de anfibios: el coquí dorado, el coquí palmeado y el coquí de Eneida. En los últimos 30 años hemos perdido a estas tres especies de anfibios por las mismas razones”, afirma Joglar. “Sobre el cambio climático, seguimos cometiendo los mismos errores del pasado. El gobierno de aquí y el de allá no se han enterado de la seriedad de esta amenaza y, entonces, siguen su ruta como si no estuviera pasando nada”, resalta el experto. Joglar asegura que el tema de las especies invasoras toca muy de cerca a Puerto Rico. “Somos una isla muy pequeña en el Caribe, nuestras especies han ido evolucionando en un aislamiento geográfico, ecológico y evolutivo y cuando llegan especies que no son nuestras causan serios problemas”, agrega.
—¿Qué iniciativas existen actualmente para proteger al sapo concho?
—Afortunadamente, el Gobierno federal y el estatal tienen proyectos de recuperación de esta especie. Lamentablemente, los recursos económicos que se ubican en estos proyectos son muy limitados.
A través del Proyecto Coquí nos hemos dado a la tarea de tratar de educar al pueblo puertorriqueño, por medio de libros, publicaciones científicas y un sitio web en el que estamos tratando continuamente de buscar formas creativas de educar a nuestro pueblo para intentar ayudar a estas especies. Me tomaría años de trabajo alcanzar lo que Bad Bunny ha alcanzado en cuestión de días. Eso me parece genial y maravilloso.
—¿Qué rol juegan los anfibios en los ecosistemas de Puerto Rico y por qué es crucial su conservación?
—Los anfibios son muy importantes en el trópico, pero en el Caribe y particularmente en Puerto Rico son extremadamente importantes por cuatro razones principales: por razones ecológicas, ambientales, económicas y culturales. En Puerto Rico, al ser una isla en el medio del Caribe, no hay depredadores de gran tamaño, no hay mamíferos grandes como en México y en Centro y Sudamérica o en otras partes del mundo, así que las interacciones ecológicas ocurren en especies muy pequeñas. Tenemos un grupo de anfibios que conocemos localmente como coquíes y son omnipresentes, están en todos lados y son muy importantes porque son depredadores nocturnos, así que nos ayudan a manejar otras especies. Ellos se alimentan de otros animales, que muchos de ellos son dañinos o enemigos de nuestras cosechas y de nuestra salud. Los anfibios nos están dando una mano amiga, nos están dando un servicio ecológico de un valor muy grande al ser depredadores. No solamente son depredadores de otras especies como moscas, mosquitos, algunos insectos y otras plagas, sino que también son presas, son comida para otros animales. Así que tienen dos funciones ecológicas principales: son depredadores y al mismo tiempo son alimento, eso es importantísimo.
A nivel ambiental, los anfibios son conocidos como bioindicadores, es decir, organismos vivos que dan información sobre el estado de salud del ambiente donde viven. En el mar, los mejores bioindicadores son los corales y en la tierra son los anfibios. Nos están levantando banderas rojas, diciendo: “Miren, aquí tenemos problemas ambientales”. Si fuéramos sabios e inteligentes, deberíamos trabajar para solucionar esos problemas.
A nivel económico son importantísimos en Puerto Rico, porque ellos controlan poblaciones de mosquitos y moscas. Si no tuviésemos anfibios, tendríamos que invertir una enorme cantidad en químicos y en estrategias para controlar estas especies. Los coquíes y otros anfibios nos están ayudando a ese control.
Finalmente, el caso de Puerto Rico es único y muy interesante, porque a la gente le fascinan los coquíes. Aparentemente, está fascinación por los anfibios es muy antigua en nuestra isla y tiene sus orígenes en nuestros pasados, entre siete y ocho mil años atrás. Nuestros antepasados taínos que vivían en Puerto Rico tenían fascinación por estos animales y eso lo sabemos porque hay una enorme cantidad de evidencia arqueológica, hay artefactos, petroglifos y pictografías con los anfibios. Eso demuestra que nuestros antepasados taínos, al igual que nosotros, estaban interesados en estos animales, así que también tienen importancia cultural.
—En Puerto Rico se habla de problemáticas como la urbanización, la turistificación y la gentrificación de la isla, ¿esto también está impactando el hábitat de los anfibios?
—Sí. Se está dando mucha atención a lo que llaman “crisis económica” y esta lleva a la gente y a nuestros gobiernos a hacer cosas un poco absurdas —por no decir que lo son totalmente— para intentar resolverla. Sin embargo, esas medidas tienen, sin duda alguna, un impacto ambiental muy serio y muy grave. Se están haciendo construcciones en donde no se deben hacer, se sigue construyendo en la costa a pesar de que sabemos que el mar se la está comiendo en Puerto Rico y en todo el mundo. Deberíamos ser muy cuidadosos. En mis cursos y en mis escritos hablo sobre la otra deuda que no es la económica: la deuda ambiental y esa sí es real, esa sí es seria, esa sí deberíamos pensarla bien y trabajar sobre ella. Es mucho más importante que la crisis económica que, en cierta manera, es una creación del sistema y que se hace para ayudar a algunas personas que no viven ni siquiera en Puerto Rico. Lo que ellos llaman “desarrollo”, con una población bastante grande en un espacio muy limitado.
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Cómo convivir con elementos como el sapo concho, cómo convivir con los coquíes, con nuestra flora y fauna, pasa a un plano muy secundario. Tenemos retos muy grandes en términos de falta de educación, de falta de protección y conservación de nuestras especies. Ahora más que nunca hace falta la ayuda de todo tipo de proyectos, incluyendo el de Bad Bunny, para fomentar la educación y la conservación de estas especies tan importantes.
—¿Hay esperanza desde la educación ambiental? ¿Cree que este tipo de exposiciones mediáticas pueden realmente educar al público sobre los problemas que enfrentan los anfibios en Puerto Rico?
—Creo que sí, definitivamente. Le damos la bienvenida a estas iniciativas y nos abrazamos a ellas porque los recursos que se orientan —por lo menos en Puerto Rico— al tema de educación ambiental, son muy limitados. El Estado tiene otras prioridades que no son estas. Iniciativas como la de Bad Bunny de presentar en medios muy amplios lo que es un sapo concho crea curiosidad en los jóvenes y también en los adultos. En estos días me han llamado cientos de personas, me contactan por las redes sociales preguntándome qué es el sapo concho. Eso es buenísimo en términos de conservación.
—¿Cuál espera que sea el futuro para los anfibios de la isla?
—El futuro de los anfibios de Puerto Rico, incluyendo al sapo concho, no se ve muy bien. No es muy alentador realmente. Me gustaría poder contar otra historia, pero tengo que decirlo como lo siento. Considerando que ya hemos perdido tres especies de anfibios en Puerto Rico y que tenemos varias especies amenazadas o en peligro de extinción que podrían desaparecer en cualquier momento. El sapo concho, el coquí llanero, el coquí guajón o demonio de Puerto Rico, aunque están protegidos en términos legales, la realidad es que podrían perderse.
Nosotros no podemos continuar cometiendo los mismos errores que hemos hecho en el pasado, tenemos que hacer cambios mayores, no pueden ser superficiales. Tenemos que cambiar nuestra forma de vida. En Puerto Rico tenemos que cambiar nuestra forma de producir energía. Ahora nuestro sistema eléctrico está colapsado, está muy abandonado y en pésimas condiciones y tenemos la oportunidad de comenzar desde el principio y hacerlo en la forma correcta.
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Lamentablemente, nos damos cuenta de que la gente que está dirigiendo el país está cometiendo y va a seguir cometiendo errores del pasado. Nos están obligando a continuar dependiendo de combustibles fósiles, tenemos la oportunidad única de cambiar a energías renovables y, por falta de conocimiento, por falta de sabiduría de nuestros líderes políticos, no está ocurriendo.
Lo mismo pasa también con el tema de las especies invasoras, que son un problema muy grande en Puerto Rico, pero en vez de trabajar y buscar soluciones, el Gobierno como que no se ha enterado de estas cosas. Estamos básicamente en el mismo lugar donde estábamos 20 o 30 años atrás, no hemos avanzado, no hemos progresado en ese sentido. Así que el futuro de estas especies, incluyendo el sapo concho, no se ve muy positivo. Esto debería servir como una meta importante para nosotros: tratemos de solucionar estos problemas y busquemos alternativas para ellos.
Las pruebas contra Trump por intentar anular el resultado electoral en 2020 fueron “suficientes para obtener y mantener una condena”, escribió el fiscal especial Jack Smith en un informe divulgado parcialmente.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, habría sido condenado por intentar anular ilegalmente el resultado de las elecciones presidenciales de 2020, que perdió, si no hubiera sido reelegido con éxito en 2024, afirmó el hombre que dirigió las investigaciones del gobierno estadounidense.
Las pruebas contra Trump fueron “suficientes para obtener y mantener una condena en el juicio”, escribió el fiscal especial Jack Smith en un informe divulgado parcialmente.
Trump respondió diciendo que Smith estaba “trastornado” y que sus hallazgos eran “falsos”.
El presidente electo fue acusado de presionar a funcionarios para revertir el resultado electoral de 2020, difundir deliberadamente mentiras sobre fraude electoral, y tratar de explotar los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Trump negó las acusaciones.
Trump, que era presidente en el momento de los presuntos crímenes, pasó cuatro años fuera del cargo, pero fue reelegido con éxito para la Casa Blanca en noviembre. Regresará a la presidencia el 20 de enero.
Después de su éxito en la votación de 2024, las diversas cuestiones legales con las que había estado luchando se han evaporado en gran medida. El caso sobre interferencia electoral ahora fue desestimado.
Smith dice en el informe que “respalda plenamente” los méritos de presentar la acusación y defiende la solidez del caso.
El fiscal especial continuó diciendo que fue sólo el hecho de que la Constitución de Estados Unidos prohíbe el procesamiento de un presidente en ejercicio lo que puso fin al caso.
“Pero para la elección del señor Trump (en 2024) y su inminente regreso a la presidencia, la oficina evaluó que las pruebas admisibles eran suficientes para obtener y mantener una condena en el juicio”.
Parte del material del informe de Smith ya se conocía gracias a una presentación pública en octubre, que daba detalles de los supuestos esfuerzos de Trump para revertir su derrota.
Pero el informe, que fue presentado por el Departamento de Justicia (DoJ por sus siglas en inglés) al Congreso, brinda más detalles sobre por qué Smith siguió adelante con el caso y finalmente lo cerró.
• Justifica el caso contra Trump acusándolo de “esfuerzos sin precedentes para retener ilegalmente el poder” mediante “amenazas y fomento de la violencia contra sus supuestos opositores“.
• Los “esfuerzos criminales” de Trump incluyeron acusaciones de fraude electoral que él sabía que eran falsas, agrega.
• El informe detalla los “desafíos importantes” que enfrentaron los investigadores, incluido el uso de redes sociales por parte de Trump para atacar a testigos, tribunales y empleados del Departamento de Justicia.
• Al negar que el caso tuviera motivaciones políticas, Smith dice: “La afirmación del señor Trump de que mis decisiones como fiscal fueron influenciadas o dirigidas por la administración (del presidente Joe) Biden u otros actores políticos es, en una palabra, ridícula”.
• Smith reflexiona además en una carta adjunta: “Aunque no pudimos llevar a juicio los casos que imputamos, creo que el hecho de que nuestro equipo defendiera el estado de derecho es importante”.
El documento de 137 páginas fue enviado al Congreso después de la medianoche del martes, tras un período de tira y afloje legal que culminó con una jueza allanando el camino para la publicación de la primera parte del informe de Smith.
La jueza, Aileen Cannon, también ordenó realizar una audiencia a finales de semana para decidir si se debe publicar la segunda parte del informe, que se centra en acusaciones separadas de que Trump guardó ilegalmente documentos gubernamentales clasificados en su casa en Florida.
En una publicación en su sitio web Truth Social, Trump mantuvo su inocencia, burlándose de Smith al escribir que el fiscal “no pudo hacer que su caso fuera juzgado antes de las elecciones, que gané de manera aplastante”.
Trump añadió: “¡¡¡LOS VOTANTES HAN HABLADO!!!”
Smith fue designado en 2022 para supervisar las investigaciones del gobierno estadounidense sobre Trump. El Departamento de Justicia elige fiscales especiales en los casos en que existe un posible conflicto de intereses.
En el caso sobre interferencia electoral, Trump fue acusado de conspirar para anular el resultado de los comicios de 2020, que perdió ante Joe Biden.
Tanto este caso como el de documentos clasificados resultaron en cargos penales contra Trump, quien se declaró inocente y trató de presentar los procesamientos como motivados políticamente.
Pero Smith cerró los casos después de la elección de Trump en noviembre, de acuerdo con las regulaciones del Departamento de Justicia que prohíben el procesamiento de un presidente en ejercicio.
El informe explica: “La opinión del departamento de que la Constitución (de EE.UU.) prohíbe continuar acusando y enjuiciando a un presidente es categórica y no gira en torno a la gravedad de los crímenes de los que se le acusa, la solidez de las pruebas del gobierno o los méritos de la acusación, algo que la oficina respalda plenamente.”
Agrega que los fiscales se encontraron en una encrucijada: “Los resultados electorales (de 2024) plantearon por primera vez la cuestión del procedimiento legal cuando un ciudadano privado que ya ha sido acusado es elegido presidente”.
La publicación del martes se produce después de un período de idas y venidas legales, durante el cual la jueza Cannon suspendió temporalmente la publicación del informe completo de Smith por temor a que pudiera afectar los procedimientos contra dos asociados de Trump acusados junto a él en el caso de documentos clasificados.
Walt Nauta, asistente personal de Trump, y Carlos De Oliveira, administrador de su propiedad Mar-a-Lago, están acusados de ayudar a Trump a ocultar los documentos.
A diferencia del caso de Trump, los suyos aún están pendientes y sus abogados argumentaron que la publicación del informe podría influir en un jurado y un juicio futuros.
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