Para entender mejor
Desde hace casi cuatro años, repartidores de comida en la Ciudad de México han buscado derogar un impuesto por el “uso de vía” que aprobó el Congreso capitalino, pues han señalado que ellos serían los principales afectados. A semanas de que el asunto se resuelva en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), exigen a ministros y ministras que se les considere y escuche antes de tomar su decisión final.
Las y los repartidores de aplicaciones como Didi, Uber y Rappi han señalado que el impuesto del 2% que fue aprobado en el Código Fiscal local en 2021, en su artículo 307 Ter, es inconstitucional y no les genera más derechos pese a que, en su momento, se les dijo que serviría para mejorar la calidad de las vialidades.
La discusión se enmarca también en la reforma laboral de plataformas digitales, a la cual también se han opuesto agrupaciones de repartidores por considerar que los subordina a las empresas y condiciona su libertad para conectarse en los horarios que ellos quieran, en vez de tener un horario corrido de 8 horas como en otros empleos.
Frente a la votación que se llevará a cabo en la Segunda Sala de la Corte el próximo 14 de mayo con un proyecto de la ministra Lenia Batres, el vocero de Repartidores Unidos de México, Saúl Gómez, demandó que las y los ministros los escuchen y sepan a quiénes perjudica el impuesto sobre el que decidirán.
“Está afectando toda esta gran diversidad de repartidores que reparten en bici, en moto o a pie”, expresó. “Pensionados, jubilados, madres solteras, padres solteros, personas de diferentes comunidades como la LGBT+, migrantes, personas indígenas que llegan a la ciudad a trabajar en plataformas, realmente todos quienes escapamos del modelo tradicional de trabajo de las 8 horas y decidimos venirnos a trabajar a plataformas”.
En 2021, el Congreso de la Ciudad de México aprobó adicionar el artículo 307 Ter al Código Fiscal local, en el cual se determinó que las personas “que realicen actividades de intermediación, promoción o de facilitación digital a través de la operación y/o administración de aplicaciones” para la entrega o recepción de alimentos, víveres o cualquier mercancía en la capital del país deben pagar mensualmente una cuota de aprovechamiento del 2% por el uso de la infraestructura.
De acuerdo con la legislación, el impuesto debe de ser pagado por la persona física o moral –como las empresas Uber, Didi y Rappi– y no se puede incluir en el costo total a cargo del usuario, ni cobrarse al tercero que haga la entrega, es decir los repartidores. Esto fue a su vez confirmado por la Segunda Sala de la Corte en diciembre de 2023, en la determinación del amparo en revisión 670/2022.
Sin embargo, Gómez explicó que el pago del impuesto lo subsanarían las aplicaciones aumentando el costo de su servicio. “¿Qué va a hacer Uber para recuperar ese 2%? Va a empezar a incrementar costos para tanto como como para restaurantes, como para repartidores y obviamente para usuarios”, detalló el vocero de RUM.
La ley capitalina estipula que este impuesto se podrá destinar “de manera preferente” –pero no obligatoria– al mantenimiento de la infraestructura de la Ciudad de México, a pesar de que en 2025 el Presupuesto de Egresos la clasificación programática contempló un gasto de 12 mil 142.76 millones de pesos para infraestructura urbana.
Actualmente, el impuesto no se ha consolidado debido a que está en revisión el amparo 681/2022, interpuesto por la plataforma Uber. Las y los integrantes de RUM lo han impulsado para que se confirme de forma definitiva este recurso por ser parte afectada, pero no están directamente vinculados con la empresa en la acción legal.
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Gómez advirtió que si el impuesto llega a entrar en efecto, también incrementarían los precios para los clientes, lo cual impactaría negativamente en la demanda.
“A nosotros nos va a afectar en que posiblemente a los clientes pues no les guste estar pagando tres, seis, nueve pesos más, porque al final de cuentas ellos van a preferir irse a la pizzería a formar o ir por sus hamburguesas que pagar este incremento”, expuso. “Nosotros nos vamos a quedar sin pedidos, porque no vamos a tener a quién atender”.
Asimismo, resaltó que se trata de un impuesto “inconstitucional” que no brinda nuevos derechos para los repartidores.
“Este es un es un impuesto inconstitucional que no da ningún tipo de derecho, que es meramente recaudatorio y que no ofrece ningún beneficio a las personas que están aportándolo”, expuso Gómez, también fundador de Ni Un Repartidor Menos.
El pasado 30 de abril, la Segunda Sala de la SCJN discutió el amparo en revisión 681/2022, en el cual se planteó confirmar de manera definitiva el amparo que un juez federal concedió en agosto de 2022 a la parte quejosa, Uber Portier México, por considerar inconstitucional el impuesto del 2%.
Sin embargo, el proyecto se desechó al no reunir la mayoría necesaria para analizar la inconstitucionalidad y ahora será la ministra Lenia Batres quien deberá redactar el proyecto que se votará en la sala el próximo 14 de mayo.
A lo largo de las últimas semanas, integrantes de Repartidores Unidos de México han buscado acercarse a los ministros que votarán el amparo en revisión para expresar su punto de vista como terceros afectados, pues si bien el recurso admitido fue interpuesto por la empresa Uber, ellos también intentaron en su momento frenar este impuesto.
“Para nosotros significa que cuando ven a las plataformas y a quienes trabajamos en plataformas, ven un botín, ya sea político o económico, porque no tienen otra manera de justificar gastos”, señaló Gómez, de RUM.
“Dicen que este 2% se va a usar para el bacheo de las calles, cuando ya hay un fondo para bachear calles en la Ciudad de México y las motos y bicis no generan la cantidad de baches que hay”.
Sucede un día después de que el Departamento de Seguridad Interior anunciara que revocará el acceso de la universidad a los programas de visas de estudiantes.
La Universidad de Harvard presentó una demanda contra el gobierno de Trump, después de que este le revocara este jueves la facultad de matricular a estudiantes internacionales, intensificando la disputa entre la Casa Blanca y una de las instituciones más prestigiosas de EE.UU.
En la demanda presentada en Boston, la universidad denunció las acciones del gobierno como una “violación descarada” de la ley.
Este jueves el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. (DHS, por sus siglas en inglés) anunció que le quitará a la universidad el acceso a los programas de visas de estudiantes.
El gobierno de Trump afirma que Harvard no ha hecho lo suficiente para combatir el antisemitismo ni para cambiar sus prácticas de contratación y admisión, una acusación que la universidad ha negado enérgicamente.
Hay aproximadamente 6.800 estudiantes internacionales en esa universidad, que representan más de 27% de sus matrículas este año.
“De un plumazo, el gobierno ha buscado eliminar a una cuarta parte del personal estudiantil de Harvard, estudiantes internacionales que contribuyen significativamente a la universidad y su misión”, alegó Harvard en su demanda.
Harvard ha solicitado una orden para frenar la medida del Departamento de Seguridad Interior para revocar la certificación del Programa de Visitas de Intercambio de Estudiantes de la universidad, un mecanismo mediante el cual se el permite matricular a alumnos extranjeros.
“Condenamos esta horrible e injustificada acción”, expresó en una carta el presidente de la institución Alan Garber.
“La revocación continúa una serie de acciones del gobierno para tomar represalia contra Harvard por nuestra negativa a entregar nuestra independencia académica y someternos a la toma de control ilegal por parte del gobierno federal de nuestro currículum, de nuestro cuerpo docente y nuestro alumnado”, escribió.
El gobierno de Trump tiene en la mira a Harvard y a otras universidades élite, a las que acusan de no hacer lo suficiente para reprimir a los activistas pro palestinos, y de discriminar los puntos de vista conservadores.
Harvard ha dicho anteriormente que ha adoptado muchas medidas para abordar el antisemitismo, y que las exigencias del gobierno son un esfuerzo por regular las “condiciones intelectuales” de la universidad.
El gobierno ha amenazado con revocar la exención de impuestos de la que se beneficia la universidad y ha congelado miles de millones de dólares en subvenciones gubernamentales a la institución.
Harvard no solo es la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, sino también la más rica de ese país y del mundo.
La institución acumula un “endowment” (fondo patrimonial propio que invierte para financiar sus actividades) de US$53.000 millones, más que el producto interno bruto de 120 países, entre ellos Islandia, Bolivia, Honduras o Paraguay.
Donaciones millonarias, inversiones exitosas y una estricta gestión han hecho de Harvard una entidad con recursos suficientes.
Su fortaleza financiera es una poderosa herramienta para resistir presiones políticas y económicas que harían tambalear a otras universidades.
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