En tan solo ocho meses de este 2023, las solicitudes de refugiados en México ya sobrepasaron las 100 mil, por lo que la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar) advierte que en este año, muy probablemente, se superarán las 150 mil peticiones, “lo cual rebasa por mucho el récord histórico de las casi 130 mil de 2021”, en palabras del propio titular de la Comar, Andrés Ramírez.
A pesar de estas cifras récord y de que ya en la frontera sur de México, especialmente en Chiapas, se está viviendo una crisis humanitaria, el presupuesto que la Secretaría de Hacienda pidió para la Comar en 2024 es de apenas 51 millones de pesos, lo que representa hasta 40 veces menos que lo que se destinará al organismo encargado, principalmente, de detener y deportar a personas migrantes: el Instituto Nacional de Migración (INM), que tendrá a su disposición casi 1,900 millones de pesos.
Mientras miles de personas migrantes arriban a diario a la frontera mexicana, en busca de asilo o de continuar su camino hacia Estados Unidos ―apenas el pasado lunes se produjo en Tapachula una ‘estampida’ con miles de personas en las oficinas de la Comar que dejó dos migrantes lesionados―, el presupuesto del próximo año de la comisión para atender a los refugiados supondrá apenas un aumento de 1%, en términos reales, es decir, ya sin el efecto de la inflación, en comparación con este 2023, y un 1.8% en relación a 2022.
Sin embargo, si se compara con 2020, año del inicio de la pandemia, el presupuesto destinado a la atención de personas solicitantes de refugio tendrá un recorte en términos reales del 8.2%.
“Definitivamente, el presupuesto no es suficiente”, asegura en entrevista con Animal Político Andrés Ramírez, titular de la Comar, quien hace hincapié en la necesidad de obtener más recursos ante las “cifras nunca antes vistas” de solicitudes de refugio que están llegando a la dependencia.
Por poner otro ejemplo de la magnitud de la situación, apunta Ramírez, solo en el centro de atención que tiene la Comar en Tapachula, conocido como ‘Los Laureles’, donde los migrantes llegan a hacer cita para una posterior solicitud de refugio, la dependencia registró en enero pasado 14 mil 600 citas ―unas 486 cada día―. “Ese ya es un número muy grande, extraordinario”, subraya Ramírez.
En febrero bajó a 9 mil 400; y en abril y mayo bajó de nuevo a 6 mil 900. “Pero en julio ya empezó un repunte muy fuerte, tuvimos 12 mil 400, aunque el caso tremendo fue en agosto pasado con 20 mil 700 citas (690 al día)“. Y en septiembre, hasta el 13, ya se registraban 9 mil 800 citas, algo muy similar a lo sucedido en agosto.
“De enero al 13 de septiembre, solo ahí en Los Laureles, hemos atendido a 154 mil 200 personas, lo que corresponde a 97 mil 741 folios, que son por familia. Es un número enorme”, insiste el titular de la Comar.
Además, advierte que en las próximas semanas el flujo puede aumentar, pues medios internacionales están dando a conocer fotografías de miles de personas, en su gran mayoría venezolanos, cruzando a pie la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, con destino la frontera entre México y Estados Unidos.
Ante este contexto, Ramírez vuelve a recalcar sobre la urgencia de contar con más recursos, tanto de dinero como personal extra, para poder afrontar la atención a tal cantidad de personas.
Por el momento, dice, continuarán dependiendo en buena medida del apoyo que la ACNUR, la agencia para los refugiados de la ONU, está brindando a la Comar desde el arranque de este sexenio, tanto con presupuesto como con apoyo de personal.
También, señala que se mantienen a la espera de que, próximamente, quede reflejado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la ‘fusión’ de la Coordinación para la Atención Integral de la Frontera Sur, que también depende de la Segob, con lo que absorberán sus algo más de 75 millones de presupuesto solicitado para 2024 y también a su personal operativo.
Sin embargo, la magnitud de la crisis humanitaria es tan grande que nada de lo anterior parece suficiente.
“Ni con el presupuesto asignado, ni con el apoyo del ACNUR, ni con esta fusión vamos a estar en la capacidad operativa que nosotros requerimos, simple y sencillamente porque el flujo ha aumentado mucho y sigue aumentando de manera extraordinaria. Y, además, todas las señales apuntan a que por El Darién está llegando mucha gente y también por la vía de Nicaragua. Ahora mismo, el panorama es bastante complejo para la Comar”, comenta Ramírez.
La Comar ha solicitado a los diputados sumar a los 51 millones proyectados, otros 56 millones de pesos extra para la contratación de 148 jefes de departamento adicionales.
“Estamos haciendo cabildeo para tratar de lograr más recursos, aunque no nos ha ido bien en el pasado. Pero no hay peor lucha que la que no se hace, y nosotros lo vamos a intentar hasta el final”, comenta resignado el titular de la Comar.
Gilda Álvarez, coordinadora de atención y servicio de la organización civil Sin Fronteras, explica en entrevista que en estos momentos se están dando dos contextos migratorios muy problemáticos, que explican en parte las imágenes de miles de personas en la frontera sur mexicana, y en otros puntos, como la propia capital mexicana, donde hay también una situación de albergues saturados.
“Por un lado, hay poblaciones de migrantes que se quedan esperando en México a su cita en Estados Unidos para su solicitud de asilo, a través de la aplicación CBP One. Y por otro lado, tenemos a otras que se quedan a esperar la respuesta de la Comar a su solicitud de refugio aquí. Y todo esto hace que sea mucho más complejo tener una intervención, además de que el Estado mexicano no está cubriendo con las necesidades de esta población”, plantea.
Si bien Álvarez destaca el apoyo de organizaciones internacionales como el ACNUR, así como el de organizaciones civiles mexicanas, critica que buena parte del peso de dar una atención humanitaria a estas miles de personas recaiga, como en sexenios pasados, en el voluntariado y no en el Gobierno de México.
“Las personas migrantes están en la incertidumbre en todo momento, y esto genera afectaciones en su salud mental y propicia que se encuentren en contextos de mayor vulnerabilidad todavía, pues esas personas quieren comer, trabajar, generar ingresos, y seguir con su vida de alguna manera en lo que tienen una respuesta de las autoridades”, agrega la integrante de Sin Fronteras.
Ante este contexto “de tiempos tan tardados, desinformación, y de incertidumbre”, muchos migrantes también están optando por moverse de la frontera sur hacia el norte, lo que está generando muchas “deserciones” en las solicitudes de asilo.
Además de que, nuevamente, se están repitiendo escenas del pasado, como ejemplo, la del viejo ferrocarril conocido como ‘La Bestia’ repleto de migrantes que viajan en condiciones inhumanas y de inseguridad hacia la frontera con Estados Unidos.
De hecho, este martes 19 de septiembre, la empresa Ferromex anunció en sus redes sociales que detuvo temporalmente la operación de 60 trenes.
“Ante el notable incremento de personas migrantes concentradas en diversas regiones del país, y el severo riesgo que representa para la integridad de ellas la utilización de trenes de carga para transportarse, Ferromex tiene detenidos temporalmente y hasta el momento 60 trenes, equivalente a la capacidad de 1 mil 800 camiones, en rutas hacia el norte del país, en las regiones impactadas por esta problemática social y humanitaria”, señaló la compañía en un comunicado.
Asimismo, Ferromex indicó que en días recientes se registraron “cerca de media docena de lamentables casos de lesiones o fallecimientos entre los grupos de personas que de manera individual o en familias, integradas incluso por niñas y niños, abordaron en su ruta hacia el norte, trenes de carga, a pesar del grave peligro que ello implica”.
La empresa ferroviaria detalló que la acumulación de migrantes “se ha incrementado de manera significativa” en el patio de operaciones y en los trenes a su paso por Torreón, Coahuila, donde hay más de 1 mil 500 personas; en Guanajuato, con más de 800; en San Francisco de los Romo, Aguascalientes, con alrededor de mil; y en la ruta entre Chihuahua y Ciudad Juárez, “donde más de 1 mil personas ocupan las góndolas de carga”.
El papa Francisco decidió desalojar de su residencia en el Vaticano al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke y retirarle su salario.
Bourke es uno de los principales “tradicionalistas” de la Santa Sede y desde hace tiempo ha sido abiertamente crítico de las gestiones del Papa para reformar la Iglesia católica.
El Papa aún no ha hecho efectivo el desalojo del eclesiástico, le dijo una fuente del Vaticano a la BBC.
Pero la decisión, agregó la fuente, no pretende ser un castigo personal, sino se basa en la creencia de que una persona no debería disfrutar de privilegios de cardenales mientras critica al jefe de la Iglesia.
Raymond Burke nació en Wisconsin, Estados Unidos, en 1948. Estudio en el Seminario de la Santa de Cruz de La Crosse y en la Universidad Católica de América, donde obtuvo la licenciatura y el máster en filosofía.
En 1975 Burke fue ordenado sacerdote por el papa Pablo VI en la Basílica de San Pedro, tras lo que regresó a La Crosse, en Wisconsin, donde fue rector asociado en la Catedral de San José Obrero.
En 1980 regresó a Roma para obtener un doctorado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana.
Después de ser nombrado obispo en 1994 y arzobispo de San Luis en 2003, el papa Benedicto XVI lo nombró prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, la máxima autoridad judicial de la Iglesia católica, con sede en el Palacio de la Cancillería de Roma.
Fue también el papa Benedicto quien lo hizo cardenal en 2010 y desde entonces se le ha percibido como una de las principales voces del tradicionalismo entre los prelados de la Iglesia católica y el líder de facto de su ala más conservadora.
Las tensiones entre el cardenal Burke y el papa Francisco han estado latentes desde el inicio de este último pontificado.
El cardenal ha sido un abierto crítico de las gestiones del Papa para reformar los asuntos, tanto litúrgicos como sociales, de la Iglesia.
Burke se ha opuesto a los intentos de otros obispos de relajar las actitudes de la Iglesia hacia los homosexuales o hacia los católicos que se han divorciado y vuelto a casar.
También opinó que los políticos católicos que apoyan la legalización del aborto, como John Kerry o Joe Biden, no deberían recibir la eucaristía.
En 2013 Francisco retiró a Burke y a otros 13 prelados de la Congregación para Obispos, el grupo que se encarga de nombrar obispos.
Pocos días después, el cardenal estadounidense criticó al Papa en una entrevista con la emisora católica EWTN.
“Se podría tener la impresión, o así lo interpretan los medios, de que él (Papa) piensa que nosotros hablamos demasiado sobre el aborto, demasiado sobre la integridad del matrimonio entre un hombre y una mujer”, señaló Burke. “Pero nunca podremos hablar lo suficiente sobre eso”.
Un año después, en 2014, el cardenal le dijo a BuzzFeed que el Papa lo había “degradado” de su cargo como prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica para nombrarlo Patrón de la Orden Militar Soberana de Malta, un cargo principalmente ceremonial dedicado al bienestar espiritual de los miembros de la Orden.
En 2016, a diferencia del papa Francisco, que se mostró crítico de Donald Trump durante la campaña presidencial -en particular por sus planes para construir un muro entre México y EE.UU.- el cardenal Burke apoyó al republicano diciendo que éste “defendería los valores de la Iglesia”.
“Por lo que escuché durante la campaña, me parece que el nuevo presidente comprende bien lo que es importante para nosotros”, le dijo el cardenal al diario Daily Express.
“En primer lugar, estoy convencido de que se preocupará por la defensa de la vida humana desde su concepción y desplegará todas las acciones posibles para contrarrestar el aborto”.
“Y también creo que tiene muy claro el bien irremplazable de la libertad religiosa”, agregó.
En febrero de 2017, aparecieron por toda Roma carteles criticando al Papa. Y los cardenales de la ciudad recibieron una noticia falsa burlándose del pontífice.
Christopher Lamb, el corresponsal en Roma de The Tablet, decidió investigar para la BBC quién era el responsable de las fechorías.
En un artículo que tituló “Quién es el trol del Papa”, Lamb no encontró evidencia de que se tratara del cardenal Burke, pero escribió: “(Francisco) enfrenta resistencia a su reorganización del Vaticano y está enfureciendo a los creyentes del ala más tradicional de la Iglesia”.
“A la vanguardia de la oposición al papa Francisco se encuentra el cardenal estadounidense Raymond Burke, un rigorista con las reglas… que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar las leyes de la Iglesia y quiere asegurarse de que se cumplan”.
Y agregó que Burke, “cree que este Papa está jugando peligrosamente con la tradición de 2.000 años del cristianismo”.
Lamb, que había entrevistado al cardenal anteriormente, explicó en su artículo que éste “vive en un gran apartamento justo al lado de la gran avenida construida por Mussolini que conduce a la Plaza de San Pedro desde el río Tíber. Es aquí desde donde dirige su operación para promover lo que él llama ‘claridad doctrinal’”.
No se sabe, sin embargo, si Burke continúa viviendo en este apartamento.
La agencia Reuters informa que el cardenal, que durante años no ha desempeñado un cargo importante en el Vaticano, pasa la mayor parte de su tiempo en su estado natal de Wisconsin.
De cualquier forma, como le dijo a la BBC Christopher White, un observador del Vaticano que escribe para el National Catholic Reporter, la medida del Papa de retirarle a Burke sus privilegios, “no tiene precedentes en la era de Francisco”.
“Parece que el Papa percibe a Burke como alguien que fomenta un culto a la personalidad, centrado en el tradicionalismo o ideales regresivos. Esta medida parece dirigida a limitar la influencia de Burke cortando sus vínculos con Roma”, agrega White.
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