Los resultados más recientes de la prueba PISA muestran que México lleva al menos 15 años con una disminución en los conocimientos y habilidades de matemáticas, lectura y ciencias, una tendencia que, según especialistas, se agudizó por la pandemia de COVID-19.
La prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), que mide el rendimiento académico de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), encontró que para 2022 los estudiantes mexicanos obtuvieron puntuaciones inferiores al promedio, resultados que, de acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, plantean el reto de renovar el enfoque de la política educativa, ya que las reformas emprendidas en las últimas dos décadas no han conseguido revertir el bajo desempeño escolar.
El retroceso más pronunciado se dio en la evaluación de matemáticas, en las que el país volvió a los niveles observados en 2003, mientras que lectura y ciencias tuvieron resultados a la baja menos pronunciados, que se mantuvieron con niveles similares a los que se registraron en 2012.
Sobre estos resultados, la Secretaría de Educación Pública (SEP) indicó que la prueba PISA “no considera las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, así como los procesos situados de la enseñanza y los aprendizajes”, por lo que dijo que será necesario realizar un análisis que tome en cuenta el contexto de México y cada país considerado en el análisis, “para evitar interpretaciones reduccionistas”.
La SEP afirmó que la evaluación de la OCDE “confirma que era necesario un cambio en el modelo educativo, situación que se agravó por la emergencia sanitaria”, y, pese a la baja en los niveles de conocimientos que tuvo el país, sostuvo que “los resultados que da a conocer PISA no demuestran cambios significativos respecto a las ediciones anteriores de esta”.
Patricia Ganem, directora de la asociación Educación con Rumbo, explicó en entrevista que no hay sorpresa en la evaluación de México, “ya esperábamos los resultados y sabíamos que no íbamos a salir bien, esto nos confirma que seguimos estancados con un 60% de alumnos que están en los niveles más bajos de aprendizaje”.
La especialista en evaluación educativa reconoció que, en cuanto a las variaciones que mostró la prueba entre 2018 y 2022, el principal factor que influyó en el desempeño educativo fue la pandemia, aunque consideró que esta solo “hizo evidente que no estamos avanzando ni se ha hecho lo suficiente para ayudar a nuestros alumnos, que tienen un rezago escolar de cuatro años”.
A esto, se suma que “hay un desplazamiento de México respecto de otros países que han logrado revertir los niveles bajos”, mientras que en este caso ha crecido el número de estudiantes que se ubican entre los peor evaluados.
“Mientras otros países rápidamente han emprendido estrategias y procesos de apoyo a escuelas y maestros, nosotros seguimos arrastrando un rezago educativo, con alumnos que no leen fluidamente, no saben distinguir ideas principales en un párrafo ni utilizar las operaciones básicas para resolver problemas sencillos, algo que deberían saber desde sexto año de primaria, y no están logrando los jóvenes evaluados, que son los de 15 años”, agregó.
Educación con Rumbo encontró como uno de los factores que ha limitado el avance de México que en los últimos 20 años “hemos tenido 8 cambios de libros de texto gratuitos y cinco reformas, que llevan a los niños a iniciar la educación básica con un programa y concluir con otro, sin que esto refleje cambios positivos en la tendencia del rezago”, panorama que según Ganem no parece distinto con la Nueva Escuela Mexicana.
En el año 2008, México obtuvo 425 puntos en la evaluación de lectura, su mayor puntaje desde el 2000, cuando se aplicó la prueba por primera vez, y para 2022 bajó a 415.
En la evaluación de matemáticas, el mayor puntaje (419) también se observó en 2008, mientras que para 2022 bajó a 395.
Ciencias, que ha sido el rubro con menor nivel desde el 2000, mostró una tendencia estable de 416 puntos entre el 2007 y el 2015; para 2019, subió a 419, y en 2021 se ubicó en 410.
Juan Martín Pérez, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, afirmó que los resultados de la prueba muestran que “la inversión que tienen los Estados en el sistema educativo marca la diferencia” entre el buen o mal desempeño de los estudiantes.
Desde 2015, México ha tenido un presupuesto para educación a la baja, al pasar de un billón 57 millones 707 mil pesos a un billón 19 millones 449 mil pesos en 2024, según cálculos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), lo que representa una disminución del 3.6% en términos reales.
Pérez García comentó que, al tema presupuestario se suman los procesos metodológicos y la didáctica educativa que ha adoptado nuestro país, que no ha dado continuidad a planes y programas educativos, lo que a su parecer “no ha mostrado mejoras, ni en la inversión, ni en los modelos educativos, además de que en la actual administración se hiperpolitizó el tema de la educación, y ello ha repercutido en las niñas y niños”.
“Tenemos que reconocer como país y como sociedad que nuestros hijos e hijas cada vez leen menos y comprenden menos, algo que ocurre mundialmente, pero que no se justifica, necesitamos intencionar la política educativa a elementos tan básicos como la comprensión de lectura, porque sin esta no hay pensamiento crítico”, añadió.
El especialista expuso que, más allá de la mala ortografía, la falta de comprensión lectora y de pensamiento crítico dificultan “el poder diferenciar la información respecto de una opinión, e impide tomar distancia sobre los temas que se abordan, lo que tiene como consecuencia que no se pueda construir una opinión propia e informada que les permita defender sus ideas”.
“Tenemos que recordar que estas pruebas internacionales son llamados para poder reconocer lo que nos falta, y es un mal particular del mundo político ver como algo negativo el que se cuestione a la autoridad, pero es necesario ver estos resultados como una oportunidad para enfocar el modelo educativo”, dijo.
Otro aspecto que destacó Pérez García fue el hecho de que en un periodo de cuatro años, los estudiantes mexicanos reportaron contar con menor sentido de pertenencia y satisfacción con sus vidas.
Entre 2018 y 2022, los estudiantes que señalaron hacer amigos en la escuela fácilmente pasó de 74% a 69%, quienes se sienten parte de la escuela bajaron de 79% a 78% y los que creen que le caen bien a otros alumnos se redujeron de 77% a 76%.
En contraste, los alumnos que se sienten excluidos en la escuela pasaron de 21% a 26%, los que se sienten incómodos en los centros educativos subieron de 20% a 27%, y quienes se sienten solos en los planteles se incrementaron de 17% a 25%.
“El sistema educativo está obligado a garantizar el derecho a la educación y en eso estamos fallando gravemente, tanto en el ambiente escolar, como en la deserción y los enfoques que se están dando en el modelo educativo, lo que es muy triste porque estos factores van a influir en el desempeño del aprendizaje y los resultados de las evaluaciones por los próximos años”, lamentó.
Para Alma Maldonado, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas-Cinvestav, es “grave, en términos de resultados, que no hay diferencias por nivel socioeconómico, en general los estudiantes están mal, porque tenemos un nivel educativo que no cumple con lo mínimo, y que no se están reforzando los conocimientos”.
“Y eso es justo lo que no estamos haciendo, con la nueva escuela mexicana y los libros de texto hemos visto que los contenidos tienen un fuerte desprecio hacia las matemáticas y la ciencia, en donde ya tenemos retrocesos, lo que me parece gravísimo”, expresó.
“Parte del resultado de este nuevo cambio curricular promovido por la SEP con la Nueva Escuela Mexicana fue quitar contenidos de matemáticas, donde salimos con el peor resultado, ¿qué se puede esperar?, además se puso a la ciencia al mismo nivel de los saberes comunitarios populares, aún cuando en este rubro también tuvimos un desempeño bajo, por lo que considero que no hay nada que celebrar, si no hay un cambio de rumbo me parece que el panorama no pinta nada bien”, indicó.
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Maldonado coincidió en que la falta de resultados positivos está relacionada con las reformas educativas constantes, que se enfrentan a un sistema educativo “difícil de cambiar y mejorar, porque son procesos que toman tiempo y deben ser constantes, pero en México cada sexenio viene acompañado de una nueva propuesta y no se ha dado continuidad ni una evaluación que permita sostener lo que sí funciona”.
“Si cada sexenio cambiamos el sistema educativo es menos probable que logremos consolidar una mejora en el desempeño de los estudiantes, pero parece que nadie está tomando nota”, lo que en su opinión “evidencia que se mantiene la postura de descalificar las evaluaciones del desempeño en aprendizajes como la prueba PISA“.
Un polémico documental cuestiona la autoría de la icónica imagen de la guerra de Vietnam.
Una niña desnuda, junto con otros niños, corre con la piel abrasada y gritando de dolor tras ser rociada con napalm.
Como imagen definitoria de la guerra de Vietnam, “La niña del napalm” también ha sido motivo de orgullo y aspiración para los fotoperiodistas vietnamitas: su autor, Nick Ut, se convirtió en el primer y único fotógrafo vietnamita en ganar un premio Pulitzer.
“Nick Ut fue el elegido”, declaró un fotógrafo vietnamita que prefirió no ser identificado. Venerado como “Maestro”, Ut vive en Estados Unidos y viaja con frecuencia a su país natal, donde ha sido mentor de generaciones de fotoperiodistas vietnamitas.
Pero más de 50 años después, la autoría de la icónica imagen ha sido cuestionada por un nuevo documental titulado “The Stringer”, (el colaborador), que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en enero.
Con la ayuda de la tecnología moderna, el documental lanzó una acusación explosiva: afirma que la imagen fue tomada por Nguyen Thanh Nghe, un fotógrafo independiente que ahora tiene 87 años.
Tras el documental, World Press Photo (WPP) inició una investigación y decidió suspender la atribución de la imagen a Ut, lo que ha generado una profunda controversia en la comunidad del fotoperiodismo.
“Para derrocar a un héroe, una figura legendaria, debe haber suficientes pruebas convincentes”, declaró otro fotoperiodista vietnamita a la BBC.
En la era digital es “raro” que una sola imagen tenga tanto impacto, añadió. “Debemos ser cuidadosos. No deberíamos permitir que la controversia dañe el legado de una foto tan importante ni que cause más dolor”.
La autenticidad de la imagen no está en duda, pero la controversia ha adquirido una gran carga emocional porque el nombre del fotógrafo también forma parte del registro histórico, afirmó Keith Greenwood, profesor asociado de fotoperiodismo en la Universidad de Missouri.
“La guerra de Vietnam tiene una historia compleja y aún puede generar fuertes sentimientos. Es lógico que cuestionar la foto también alimente algunos de esos sentimientos”, concluyó.
La icónica imagen fue tomada después de que la fuerza aérea de Vietnam del Sur lanzara un ataque con napalm que impactó accidentalmente la aldea de Trang Bang el 8 de junio de 1972. Kim Phuc, la protagonista de la foto, jugaba con su hermano y sus primos en el patio de un templo.
Ut trabajaba para Associated Press (AP) en ese entonces. El fotógrafo relató que los aldeanos corrían por una carretera cercana tras la explosión. Tras fotografiar a una abuela con un niño moribundo en brazos, Ut vio a Phuc corriendo con los brazos en alto. Corrió hacia ella para tomarle fotos hasta que vio que se le estaba desprendiendo la piel. Entonces le echó agua por el cuerpo y llevó a los niños a un hospital.
Antes de las cámaras digitales, los fotógrafos, tanto los empleados de la agencia como los trabajadores independientes o freelance, tenían que dejar sus películas en la oficina. El editor del cuarto oscuro registraba los créditos y revelaba las películas. El jefe de fotografía decidía entonces qué foto enviar a la sede de AP.
“Cuando regresé a la oficina grité: ‘¡Tengo una foto muy especial!’. Todos se giraron a mirar”, declaró Ut a la BBC en enero.
Ut dijo que solo el editor del cuarto oscuro, Yuichi “Jackson” Ishizaki, estaba en la sección en ese momento. Y que estuvo junto a Ishizaki de pie mientras éste revelaba la película. Ishizaki etiquetó la película con el nombre de Ut y llevó la imagen al área principal.
“Todos vieron la foto y alguien llamó a mi jefe, el jefe de fotografía Horst Faas, para que regresara de almorzar inmediatamente”, dijo Ut.
Según Ut, Faas llegó antes que el editor de fotografía Carl Robinson y ambos discutieron sobre si publicar la foto. Robinson, encargado de escribir los pies de foto, la consideró inapropiada por contener un desnudo. Su objeción fue desestimada.
Sin embargo, Robinson dio una versión radicalmente diferente a la BBC.
Dijo que solo encontró a Ishizaki y a un técnico dentro del cuarto oscuro después de almorzar. Según Robinson, las películas ya estaban reveladas y preparadas para su revisión. Había dos tomas de la misma escena -una lateral y otra frontal- en rollos diferentes enviados por dos fotógrafos.
Robinson vio un nombre desconocido en el libro de registro porque el periodista independiente no trabajaba habitualmente para AP. “Teníamos un montón de corresponsales vietnamitas. Podían ser civiles o, a veces, soldados que ganaban un dinero extra”, dijo.
Robinson señaló que Faas regresó más tarde y no hubo una discusión sobre qué foto enviar. También insistió en que Ut no estuvo presente durante el proceso de selección de fotos.
Robinson relató que mientras escribía el pie de foto, Faas se acercó y le susurró al oído que le diera crédito a Ut, un empleado de AP. “No tuve el valor de desafiarlo porque quería quedarme en Saigón con mi esposa vietnamita y mis dos hijos pequeños”, afirmó.
Tanto Faas como Ishizaki fallecieron.
Robinson no tuvo la conciencia tranquila durante las décadas siguientes. Quiso disculparse con el fotógrafo, pero no recordaba su nombre. En 2015, con la ayuda de un antiguo colega de AP, encontró el nombre de Nghe, pero no logró localizarlo.
Siete años después, Ut y Kim se reunieron con el papa Francisco para celebrar el 50 aniversario de la foto. “Finalmente decidí que tenía que afrontar todo esto. No podía seguir dándole la espalda y olvidándolo”.
Robinson contactó a su colega fotoperiodista Gary Knight, quien accedió a entrevistarlo, lo que marcó el inicio de “The Stringer”.
Poco después el equipo de producción del documental encontró a Nghe, quien se había mudado a Estados Unidos como refugiado tras la caída de Saigón, pero había regresado a su país de origen en 2002.
“Estaba en silencio, sin voz, ansioso y con dolor; emociones profundamente reprimidas”, dijo Nghe. “Nada es más importante que la verdad”.
Tras enterarse de que el documental estaba en marcha, AP inició su propia investigación basándose en las imágenes disponibles, entrevistas con testigos vivos y una inspección de las cámaras de Ut.
AP publicó dos informes en enero y mayo y concluyó que no existían pruebas definitivas para quitar la autoría de la foto a Ut. Sin embargo, la agencia de noticias reconoció que existían “interrogantes importantes”.
AP afirmó que era probable que la foto hubiera sido tomada con una cámara Pentax, lo que contradecía la versión de Ut. Éste afirmó que ese día llevaba consigo cuatro cámaras (dos Leica y dos Nikon) y que utilizó una Leica para capturar la imagen. Al ser interrogado por AP, Ut dijo no haber prestado atención al modelo y agregó que Faas le explicó que la imagen provenía de un rollo tomado con una Leica.
El día de la imagen Nghe fue fotografiado con una cámara parecida a una Pentax en las manos.
Tanto el documental como AP intentaron reconstruir una cronología basándose en imágenes, fotos e imágenes satelitales. Las imágenes de video grabadas poco después de que se tomara la foto muestran una figura borrosa, que se cree es Ut, bastante lejos de los niños. El documental afirma que Ut estaba a 60 metros de la cámara que filmó el video, lo que significa que habría tenido que correr después de tomar la foto.
AP cuestionó esa estimación, situándo a la figura borrosa en un rango de 28,8 a 48 metros con un margen de error del 20%. La agencia argumentó que el cálculo de la distancia podría verse afectado por diferentes variables y que el documental también ignoró otras grabaciones de video y no tuvo acceso a dos conjuntos de imágenes que utilizó en su investigación.
Ni AP ni World Press Photo afirman poder determinar la identidad del fotógrafo. World Press Photo incluso sugirió que un tercer fotógrafo podría haber captado la imagen.
Las dudas persisten: varios periodistas presentes en el lugar de los hechos descartaron la versión del documental por infundada y se negaron a participar en la película.
¿Y qué hay de la foto impresa? Nghe dijo que Faas le dio una, pero su esposa la rompió en un momento de frustración.
Ut mantiene que él es el fotógrafo legítimo y planea presentar una demanda por difamación.
“La gente, naturalmente, quiere saber la verdad detrás de la foto”, dijo el primer fotógrafo vietnamita anónimo citado en esta nota. “Necesitamos más tiempo y pruebas para saber qué sucedió realmente”, agregó.
No cabe duda del poder que “La niña del napalm” conserva décadas después de ser tomada, pero las acusaciones en torno a su autoría le han añadido un matiz de misterio.
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