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Mujeres se suman a denuncias contra Opus Dei por explotación laboral
Mujeres se suman a denuncias contra Opus Dei por explotación laboral
Ilustración: Andrea Paredes @driu.paredes
6 minutos de lectura

Mujeres se suman a denuncias contra Opus Dei por explotación laboral

Mujeres que trabajaron sin salario, seguridad social ni descanso en instalaciones del Opus Dei denuncian que por los abusos y explotación laboral varias viven con depresión y experimentaron intentos de suicidio.
24 de marzo, 2025
Por: Gloria Piña y Paula Bistagnino

Ocho mujeres mexicanas que fueron parte del Opus Dei como numerarias auxiliares -la categoría correspondiente al servicio doméstico- enviaron una carta al vicario de la institución religiosa ante la descalificación de testimonios y denuncias de explotación, trabajos forzados, sometimiento y trata de personas al interior de la organización.

“¿Acaso usted sabe lo que hay detrás de todos esos servicios de los que goza diariamente?”, es la pregunta con la que inicia la carta dirigida a Carlos Antonio Núñez Aispuro, vicario de la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei en México, de la que Animal Político tiene copia.

Las denuncias contra el Opus Dei han sobrepasado fronteras; ya que cada vez se suman más denuncias de numerarias auxiliares no sólo en México, sino también en otros países de América Latina, Europa y Estados Unidos. 

Lee | Las mucamas de Dios: tres mexicanas narran cómo fueron sometidas a explotación laboral por el Opus Dei

La serie El Minuto Heróico, de la periodista catalana Mónica Terribas que estrenó en la plataforma Max el 7 de febrero pasado, presentó los testimonios de 13 mujeres de distintos países que desde los años 80 a los 2000 fueron parte de la organización católica en diferentes categorías. Dos de ellas pertenecieron como “numerarias auxiliares”, que es la forma en la que se incluye en la estructura a mujeres pobres para luego someterlas como criadas y trabajar, sin reconocimiento y remuneración, para las residencias e instituciones como servicio doméstico de los miembros de élite. 

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Ilustración: Andrea Paredes @driu.paredes

 

Como lo publicó Animal Político en el reportaje Las Mucamas de Dios: tres mexicanas narran cómo fueron sometidas a explotación Laboral por el Opus Dei; durante décadas, las mujeres auxiliares eran obligadas a someterse a promesas de castidad, autoflagelación y limpiar los inmuebles de la institución sin paga con la promesa de ser santificadas ante Dios. 

Las firmantes de la misiva hablan de la necesidad de remunerar el trabajo de las numerarias auxiliares, que por años dieron su vida a la limpieza y cuidado de las instalaciones del Opus Dei. Además de la insensibilidad con la que la Prelatura en México ha descalificado sus denuncias y testimonios. 

En esta ocasión, las auxiliares lo hacen a través de un posicionamiento oficial conjunto utilizando únicamente las iniciales de sus nombres, ya que posterior al reportaje de Animal Político recibieron amenazas por parte de la institución católica. 

Las mujeres respaldan las denuncias realizadas en Animal Político, así como en la serie de Max El Minuto Heróico, pues a pesar de las diferencias geográficas y temporales, las historias son las mismas: condiciones de encierro, trabajo de más de 12 horas al día, además de que eran enviadas sin consentimiento a otros territorios del país. 

Afirman que, por los abusos y explotación, varias de ellas vivían con transtornos de depresión e incluso experimentaron intentos de suicidio. Agregan que en el Opus Dei no hay interés por el estado de salud de las auxiliares, quienes por el trabajo forzado padecen problemas de salud que incluso derivaron en diagnósticos de enfermedades crónicas. 

“Ustedes los varones sólo saben que existimos porque tienen los servicios resueltos”, les dicen a sacerdotes y hombres numerarios laicos que residen en las casas de la Obra, a quienes las auxiliares sirven a diario casi sin descanso.

“Ninguna familia obliga a su hija más querida a trabajar más de 14 horas diarias, sin seguridad social, sin un sueldo real y al servicio de las necesidades de los demás 24/7”, relatan en la carta en referencia a que ellas reciben el nombramiento de “hijas” o “hermanas” pequeñas de la fraternidad religiosa.

Lee más | La explotación de religiosas al servicio del clero masculino en la Iglesia Católica

Además,  afirman que las escuelas de la Obra para formación de numerarias auxiliares son “montadas” y sólo funcionaron a manera de semilleros para atraer a mujeres con vocación para ser numerarias auxiliares, ya que ninguna de ellas tuvo la oportunidad de estudiar el bachillerato o una carrera universitaria a nivel profesional. 

“Ni se  imagina la vida de las administraciones simplemente porque usted y todos los que pueden y deben hacerlo no indagan y ni se interesan de verdad por el cuidado de las auxiliares, piensan que como fueron creadas por Dios desde la eternidad para sólo realizar los trabajos del hogar no se cansan ni se enferman como si fuesen de piedra o de hierro”, relatan en la misiva. 

Aseguran que por los años de servicio gratuito al Opus Dei, las mujeres que salen de la institución católica durante la tercera edad deberían ser pensionadas o remuneradas económicamente por los trabajos que realizaron por décadas. 

“Opus Dei nunca ha tenido la intención de dañar a integrantes de su familia espiritual”

La carta de las mujeres fue en respuesta a lo que Carlos Antonio Núñez Aispuro dijo en declaraciones al periódico El Norte sobre los testimonios presentados en la serie El minuto heroico. El vicario los calificó como “inexactos” y argumentó que “la institución nunca ha tenido la intención de dañar a los integrantes de su familia espiritual”.

Afirmó que, desde su postura, las acusaciones son inexistentes, además de que el documental toma “una muestra muy pequeña de mujeres”, quienes relataron las normas, promesas y sumisión a las que eran sometidas al interior de la Obra; sin embargo el vicario negó que haya reclutamiento, trata de personas, servidumbre y tampoco tratos abusivos. 

Además, refirió que a través de las denuncias se ha hecho una reflexión al interior del Opus Dei para hacer cambios en su estructura, además de un protocolo de acompañamiento para personas que quieran denunciar de malas prácticas o salir de la Obra. 

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opus dei denuncias mujeres explotación laboral
Ilustración: Andrea Paredes @driu.paredes

 

Las acusaciones contra el Opus Dei en América Latina

En el reportaje Las Mucamas de Dios, publicado en Animal Político, tres mujeres mexicanas relataron la manera en que fueron captadas desde edades tempranas, incluso algunas siendo menores de edad; para ser formadas como “sirvientas profesionales” y después forzadas a trabajar sin retribución por medio de manipulación emocional e intimidaciones.

En México se tiene registro de, al menos, seis escuelas en modalidad de internado donde se captaba a niñas de escasos recursos a partir de los 14 años con la promesa de recibir formación educativa en “hospitalidad”. Estas se encuentran en los estados de Morelos, Jalisco, Estado de México, Coahuila, Tlaxcala y la Ciudad de México. 

Sin embargo, mientras estudiaban en esos centros educativos alejadas de sus familias, se les impuso tener “vocación” de numerarias auxiliares y algunas pasaron de 10 a 40 años limpiando las casas, haciendo comida y servicios de cuidado sin obtener pago económico.

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En Argentina estos abusos ya se investigan como trata de personas y explotación laboral a través de las denuncias de 43 mujeres de ese país, en Paraguay y Bolivia pesa una acusación formal sobre el Opus Dei.

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Imagen BBC
Dividendos de la paz: cómo se benefició Europa con el fin de la Guerra Fría y cuánto deberá invertir ahora en defensa
14 minutos de lectura

El fin de la confrontación Este – Oeste supuso la liberación de grandes recursos económicos que Europa destinó a desarrollo y gasto social. La reducción de ese gasto militar tiene ahora efectos indeseados para el viejo continente.

17 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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“Bajamos la guardia. Redujimos nuestro gasto en defensa a menos de la mitad. Creíamos que disfrutábamos de un dividendo de la paz. Pero, en realidad, solo teníamos un déficit de seguridad. El tiempo de las ilusiones ya terminó”.

Con esas palabras, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hizo un llamado para que el viejo continente aumente su gasto en defensa para rearmarse de forma rápida y contundente.

En un discurso el pasado 11 de marzo ante el pleno del Parlamento Europeo, la funcionaria reconoció que el orden de seguridad europeo estaba siendo sacudido y que las ilusiones sobre las que se asentaba estaban hechas añicos.

“Europa está llamada a asumir un mayor control de su propia defensa, no en un futuro lejano, sino hoy. No con pasos graduales, sino con la valentía que la situación exige. Necesitamos un refuerzo de la defensa europea y lo necesitamos ya”, dijo.

Detrás de la necesidad de este cambio está, en primer lugar, la invasión rusa de Ucrania iniciada en 2022 y que significó todo un sacudón para el viejo continente. A ello se le sumó más recientemente el cambio de política de Estados Unidos desde el inicio del segundo mandato de Donald Trump, cuyas palabras y acciones han puesto en duda hasta qué punto Washington sigue respaldando a sus tradicionales aliados transatlánticos frente a Moscú.

Ha sido este giro el que les ha dado una mayor urgencia a los planes de rearme en torno a los cuales los gobiernos europeos han estado negociando y deliberando durante las últimas semanas.

En un mensaje televisado, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, resumió la situación en estos términos: “Mantenemos nuestro compromiso con la OTAN y nuestra colaboración con Estados Unidos, pero debemos hacer más: debemos aumentar nuestra independencia en materia de seguridad y defensa. El futuro de Europa no puede decidirse en Washington ni en Moscú. Y sí, la amenaza ha regresado al Este, y la inocencia, por así decirlo, de los últimos 30 años, desde la caída del Muro de Berlín, es cosa del pasado”, dijo.

Emmanuel Macron
Getty Images
Macron: “El futuro de Europa no puede decidirse en Washington ni en Moscú”.

Macron, además ha ofrecido compartir el llamado paraguas de seguridad nuclear de Francia –su capacidad de disuasión nuclear– con sus socios europeos.

Su referencia a la necesidad de que Europa incremente su “independencia” de EE.UU. apunta a un problema crítico: la fortaleza militar de la OTAN y sus capacidades operativas y de inteligencia se apoyan en gran medida en Estados Unidos, sin el cual los países europeos enfrentarían dificultades para apoyar la defensa de Ucrania ante Rusia e, incluso, para la protección de países miembros de la OTAN y de la Unión Europea.

Pero, ¿cómo surgió esta dependencia europea en materia de seguridad? Parte de la respuesta se halla en un elemento mencionado por Von der Leyen: los llamados “dividendos de la paz”.

El impacto económico del fin de la Guerra Fría

George HW Bush y Mijaíl Gorbachov.
Getty Images
El fin de la Guerra Fría supuso para los gobiernos la liberación de grandes recursos que antes se destinaban a la defensa.

En la década 1980, en los años finales de la Guerra Fría, muchos líderes en Europa y Norteamérica comenzaron a hablar sobre cómo el fin de la confrontación Este – Oeste podía traer consigo la paz y el inicio de una época de mayor prosperidad.

Esta era una posibilidad muy importante para los países europeos que durante cuatro décadas habían vivido bajo el miedo de ser el escenario de una nueva guerra mundial derivada del choque entre el bloque comunista encabezado por la Unión Soviética y el bloque capitalista, liderado por EE.UU.

Para protegerse de esta posible confrontación -que nunca se materializó- los países europeos dedicaron muchos recursos al gasto militar no solamente para tener capacidad de defenderse, sino también para disuadir cualquier posible agresión.

Esta estrategia obligaba a destinar una parte sustancial de los fondos nacionales a la defensa.

Para el año 1990, los gobiernos de Bélgica, España e Italia gastaban 4% de su presupuesto en defensa; Alemania, casi 5%; mientras que Francia y Reino Unido destinaban 7% y 10% respectivamente, de acuerdo con un trabajo de los investigadores Florian Dorn, Niklas Potrafke y Marcel Schlepper publicado en 2024 por el Ifo Institute y el Instituto Leibniz de Investigación Económica de la Universidad de Múnich.

Así, los “dividendos de la paz” -término popularizado por George H. W. Bush y Margaret Thatcher a principios de la década de 1990- eran concebidos como las ganancias en crecimiento económico y bienestar social que podían derivarse de reducir el gasto militar y redestinar esos recursos hacia áreas como salud, educación e infraestructura pública.

En un artículo publicado en 2015, el economista Erik Berglof , quien en la actualidad preside el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, destacaba que los beneficios económicos del fin de la Guerra Fría fueron mucho más allá del recorte en los gastos de defensa.

“Los flujos comerciales y de inversión se han normalizado, y un sistema económico terriblemente derrochador y ambientalmente destructivo ha sido reemplazado por uno que, aunque dista mucho de ser perfecto, es mucho más eficiente en el uso de recursos y menos desastroso para el medio ambiente. Atribuir un valor económico a las mejoras en los derechos humanos, como la libertad de expresión y el derecho a viajar, es mucho más difícil, pero, si se calculan adecuadamente, es probable que estos beneficios para el bienestar social general sean aún mayores”, apuntaba.

Margaret Thatcher
Getty Images
Margaret Thatcher: “El único dividendo real de la paz es, sencillamente, la paz”.

En cualquier caso, el cálculo del impacto económico de los dividendos de la paz e, incluso la existencia misma de estos, ha sido un tema de debate entre expertos debido, entre otras cosas, a que no hubo una transferencia explícita de los fondos ahorrados en defensa hacia otras áreas del gasto público.

Al mismo tiempo, en algunos casos, los gobiernos manifestaron su preferencia por simplemente reducir el gasto fiscal.

Esa era, por ejemplo, la postura del entonces presidente de EE.UU., George HW Bush.

“Se declara un dividendo cuando se obtienen ganancias y nuestro gobierno opera con un enorme déficit. Por lo tanto, quienes dicen que hay que tomar el dinero de este acuerdo y gastarlo en algún proyecto federal deben entender que el pueblo estadounidense quiere solucionar este déficit y quiere que la economía crezca”, dijo al ser consultado sobre los dividendos de la paz en una rueda de prensa en junio de 1992 tras una cumbre histórica con el entonces mandatario ruso, Boris Yeltsin, en la que firmaron un acuerdo para la reducción de las armas nucleares.

“Por lo tanto, no me comprometo a que los ahorros que podamos obtener gracias a este amplio acuerdo se destinen a algún proyecto de gasto federal”, agregó.

En un discurso pronunciado en 1991, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher advirtió sobre reducir en exceso los presupuestos militares, destacando que los países debían conservar su capacidad de defenderse.

“El punto más importante que debemos destacar hoy es que el único dividendo real de la paz es, sencillamente, la paz. Nuestra generación ha disfrutado de ese dividendo gracias a la inversión de miles de millones de dólares y libras en defensa”, dijo.

Menos tanques, más gasto público

El nuevo edificio del Parlamento de Alemania es un ícono de la modernidad en ese país.
Getty Images
Alemania es uno de los países que ha dispuesto de más fondos gracias a los dividendos de la paz.

Los presupuestos de defensa de los países ubicados a ambos lados del telón de acero cayeron de forma marcada con el fin de la Guerra Fría.

En términos de Producto Interno Bruto (PIB), el gasto militar de Reino Unido pasó de 4,04% en 1989 (año de la caída del Muro de Berlín) a 2,07% en 2021 (el año previo a la invasión rusa de Ucrania), de acuerdo con cifras del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri).

En el mismo periodo, el gasto en defensa de Francia pasó del 2,88% al 1,91%; en el caso de Alemania el cambio fue de 2,53% a 1,32%; Países Bajos, de 2,52% a 1,40%; Bélgica, de 2.46% 1,04%; y España, de 2,36% a 1,35%; de acuerdo con la misma fuente.

Los gastos militares también se redujeron en los países del antiguo bloque comunista. Por ejemplo, Rumania pasó de 4,21% a 1,85%; Bulgaria, de 4,40% a 1,52%; y Hungría, de 2,79% a 1,32% del PIB.

En el caso de EE.UU., los fondos destinados a defensa pasaron de 5,87% del PIB en 1989 hasta 3,09% en 1999, pero volvieron a incrementarse tras los ataques del 11 de Septiembre de 2001.

Aunque resulta difícil cuantificar en qué medida estos recortes en defensa se convirtieron en “dividendos de la paz”, los economistas Florian Dorn, Niklas Potrafke y Marcel Schlepper hicieron una estimación tomando como punto de referencia cuánto dinero habrían tenido que gastar en defensa estos países si hubieran tenido siempre que cumplir con el 2% de gasto militar acordado por la OTAN.

De acuerdo con esos cálculos, los países europeos acumularon desde el fin de la Guerra Fría hasta 2023 un dividendo de la paz de US$1,95 billones (1,8 billones de euros).

“Francia y Reino Unido son los dos únicos países entre las cinco mayores economías europeas que no cobraron ningún dividendo de la paz, si se asume que el objetivo de 2% de la OTAN es suficiente. En el otro lado están Alemania, España e Italia, con dividendos de la paz anualizados que oscilan entre 8.000 millones de euros [US$8.680 millones] y 20.000 millones de euros [US$21.710 millones]”, escriben.

“Desde 1991, Alemania ha acumulado 680.000 millones de euros [US$738.000 millones] en dividendos de la paz”, agregan.

Estos economistas sostienen que los ahorros logrados por el recorte de los gastos militares se tradujeron en una expansión del gasto público en otras áreas. De hecho, estiman que una vez ajustados a la inflación, en promedio los presupuestos gubernamentales de los gobiernos europeos se duplicaron entre el final de la Guerra Fría (o el momento en el que los países se unieron a la OTAN) y 2023.

Del oportunismo a la dependencia

Soldados estadounidenses en Polonia.
Getty Images
Más de 30 años después del fin de la Guerra Fría, EE.UU. aún mantiene decenas de miles de soldados protegiendo Europa.

Librados de las amenazas de la Guerra Fría, los gobiernos europeos dejaron caer su gasto en defensa y aumentaron -incluso mucho más allá de los dividendos de la paz- su gasto social.

“Desde 1990, los países europeos han expandido sus estados de bienestar social a un nivel que no se ha visto respaldado por el desarrollo económico general”, escriben Dorn, Potrafke y Schleppe.

Agregan que en el caso de los estados que se unieron a la OTAN durante la época de la confrontación Este – Oeste, el gasto social ha crecido en una proporción mayor que la economía, que la inversión que los presupuestos públicos.

“Hoy en día, tanto los presupuestos públicos como la economía, ajustados a la inflación, son aproximadamente 1,9 veces superiores a los de 1990. En contraste, el gasto social ha crecido hasta 2,4 veces su tamaño original”, apuntan.

“El gasto social es, con diferencia, la mayor partida de gasto de los gobiernos europeos. De media, la mitad del presupuesto público europeo se destina a gasto social, como subvenciones a los sistemas de pensiones o a la redistribución a hogares con bajos ingresos y desempleados”, agregan.

¿Cómo fue esto posible? No solamente por el fin de la Guerra Fría, sino también en gran medida gracias a las garantías de seguridad ofrecidas por EE.UU.

“Dado que el tratado de la OTAN establece que un ataque contra un miembro se considerará un ataque contra todos ellos, las capacidades de defensa de Estados Unidos proporcionaron, en esencia, un bien público a todos los demás miembros. Inevitablemente, esto ofrece grandes oportunidades de sacar ventaja, siempre que Estados Unidos, la superpotencia militar mundial, esté dispuesto y sea capaz de comprometerse con credibilidad a defender a sus socios europeos”, señalan Dorn, Potrafke y Schleppe.

Sistema antimisiles Thaad.
Reuters
EE.UU. ha desarrollado armas modernas como el poderoso sistema antimisiles Thaad.

Así, mientras EE.UU. siguió invirtiendo en el sector militar, la mayor parte de los socios europeos de la OTAN estuvieron gastando menos en esa área.

Eso explica por qué en la actualidad EE.UU representa 70% del gasto en defensa da la OTAN, mientras que en 1990 (en plena Guerra Fría) era responsable del 61%.

Esa diferencia no solamente se traduce en que Washington dispone de más y mejores equipos militares, sino también en una fuerte dependencia de los países europeos que -como ha dejado patente la guerra en Ucrania- no disponen de las armas ni de los sistemas de defensa necesarios o suficientes para hacer frente a Rusia sin el apoyo de EE.UU.

Para subsanar esta brecha, desde inicios de este siglo se viene hablando en el seno de la OTAN de la necesidad de que todos los países miembros se comprometan a gastar 2% de su PIB en defensa.

Esa idea se plasmó en un compromiso en 2006, pero los avances hacia ese objetivo fueron pocos y lentos, incluso tras la invasión rusa de Ucrania.

Ahora las cosa parecen estar cambiando.

El reto de la defensa europea

Ursula von der Leyen.
Getty Images
La presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, impulsa los esfuerzos por dotar a Europa de una mejor y más autónoma defensa.

A mediados de 2023, el entonces secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que, en promedio, los miembros de esa alianza estaban aumentando sus gastos de defensa en un 18% ese año. “El mayor aumento en décadas”, aseguró.

Eso permitiría que 23 de los 32 países estarían alcanzando el objetivo de 2%.

Ese avance notable, sin embargo, luce insuficiente en caso de que Estados Unidos decida retirar su apoyo militar a Ucrania o ponga en duda su compromiso con la defensa colectiva pactada en la OTAN.

Esas posibilidades han encendido las alarmas en Europa y han impulsado una serie de encuentros que buscan reforzar la independencia europea en materia de defensa.

Con miras a ello, la Comisión Europea ha propuesto la iniciativa ReArm Europe que apunta a movilizar hasta unos US$868.000 millones (800.000 millones de euros) para financiar inversiones en defensa.

Esta propuesta contempla tres mecanismos distintos. Por una parte, activar una excepción al Pacto de Estabilidad de la UE que limita el déficit fiscal y el endeudamiento en el que pueden incurrir sus miembros, para permitir que aumenten sus gastos militares sin que esto acarree una penalización.

Según estimaciones de la Comisión Europea, si cada país aumenta su gasto militar en 1,5% de su PIB en promedio, eso les permitiría disponer de unos US$705.000 millones en el lapso de cuatro años.

El segundo mecanismo corresponde al establecimiento de un mecanismo que disponga de unos US$163.000 millones en préstamos para inversiones en defensa de los Estados miembros.

“Nos referimos a ámbitos de capacidad paneuropeos. Por ejemplo: defensa aérea y antimisiles, sistemas de artillería, misiles y municiones, drones y sistemas antidrones; pero también a otras necesidades, desde la ciberseguridad hasta la movilidad militar. Esto ayudará a los Estados miembro a aunar la demanda y a comprar conjuntamente”, señala la Comisión Europea en su propuesta.

El tercer mecanismo consistiría en orientar fondos existentes en el presupuesto de la UE para realizar inversiones de corto plazo en el sector de defensa.

¿Será esto suficiente?

En primer lugar, hay que preguntarse si es posible.

“Hay que pensar cuáles son las consecuencias de estos gastos más allá de las compras de armas y del fortalecimiento del sector”, dice Diego Lopes, investigador senior de Sipri, en conversación con BBC Mundo.

“Si estamos invirtiendo ahora con deuda para la compra de armas, en el futuro habrá que pagar esos fondos y los intereses que generen a través de impuestos o de recortes de gastos en otras áreas”, dice.

“Hay impactos. Por ejemplo, si van a crear nuevos impuestos hay que ver cuáles. Si son impuestos regresivos, esto tiene impacto en la distribución de rentas y en la igualdad en el país. Entonces, no es solamente la defensa, hay que pensar las consecuencias de estos gastos más más allá de la defensa”, agrega.

Indica que hay algunos países, como Italia, que tienen niveles de endeudamiento muy alto y que difícilmente pueden seguir sosteniendo, probablemente tendrán que hacer recortes en otras áreas como, por ejemplo, hizo Reino Unido al recortar la ayuda internacional, o con cortes en los gastos de seguridad social.

“Este es un proceso de cambio no solamente de los presupuestos, sino también institucional y económico para sostener esos gastos en el futuro. Eso se está debatiendo ahora: cómo hacer para que estos incrementos sean sostenibles desde el punto de vista económico y fiscal”, apunta.

Soldados lituanos con un dron durante un ejercicio militar de la OTAN.
Getty Images
Los países de la OTAN están acelerando el paso para rearmarse.

Más allá de los aspectos financieros, Lopes indica que los países europeos tienen muchos asuntos por resolver y muchas decisiones que tomar.

Explica que la industria de defensa en Europa está muy fragmentada, lo que crea ineficiencias.

“Hay directivas de la Unión Europea para fortalecer las compras de armas intrabloque, pero la implementación aún no está completa. Es un proceso burocrático muy complejo y también de inversión. ¿Van a comprar armas de su propia industria?, ¿van a comprarlas de otro país? Es un problema de acción colectiva muy complejo”, dice.

Destaca, por ejemplo, que los países europeos suelen comprar gran parte de su armamento a empresas de EE.UU., pero advierte que seguir haciéndolo sin más implica permitir que Washington siga teniendo influencia, lo que impediría lograr el objetivo de aumentar la autonomía estratégica propuesto por Macron.

Pese a estas dificultades, Lopes es optimista.

“La guerra de Ucrania fue un choque para los europeos, que estaban casi en un estado de inercia en estos temas, pero ahora tendrán que arreglar o crear nuevos mecanismos de defensa dentro del continente. Este plan ReArm Europe es una indicación muy clara de lo que están haciendo”, dice.

“Hay un cambio en las relaciones trasatlánticas, pero también en como Europa ve su relación consigo misma. Creo que ahora vamos a entrar en un periodo de mayor cooperación de los europeos en estos temas y también de no ser tan dependientes de Estados Unidos. Entonces, las cosas han cambiado de una manera fundamental”, concluye.

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