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1 de cada 4 niños y adolescentes afirma estar expuesto a abuso sexual, según encuesta del INE
1 de cada 4 niños y adolescentes afirma estar expuesto a abuso sexual, según encuesta del INE
Cuartoscuro
4 minutos de lectura

1 de cada 4 niños y adolescentes afirma estar expuesto a abuso sexual, según encuesta del INE

La encuesta fue aplicada a 6.9 millones de personas de grupos etarios que van de los 3 a los 17 años y de todos los estados del país.
24 de junio, 2022
Por: Zedryk Raziel
@amormundi_ 

1 de cada 4 niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años afirman estar expuestos a abuso sexual en su comunidad o el entorno en el que viven, de acuerdo con la Consulta Infantil y Juvenil 2021 aplicada por el Instituto Nacional Electoral (INE).

De acuerdo con la encuesta, la violencia sexual es el tercer problema más grave identificado por la población ubicada en ese rango de edad. Además, las y los encuestados declararon haber sido víctimas de transgresiones a su cuerpo e intimidad por parte de adultos que están encargados de su cuidado

“Los problemas del entorno que más afectan a niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años, de acuerdo con las respuestas en la CIJ 2021, son la discriminación que perciben (35.85% en promedio), la desigualdad y la violencia contra las mujeres (27.14% en promedio), el abuso sexual infantil (25.71% en promedio), así como la pobreza y la falta de trabajo (24.5% en promedio)”, citan las conclusiones de la Consulta.

La encuesta fue aplicada a 6.9 millones de personas de grupos etarios que van de los 3 a los 17 años y de todos los estados del país. El ejercicio fue realizado en noviembre de 2021 y se centró en recabar las experiencias de los menores a lo largo de la pandemia.

A diferencia de la Consulta Infantil y Juvenil de 2018 –que era la más reciente–, en la de 2021 se incluyeron preguntas específicas sobre abusos físicos y psicológicos sufridos por niñas, niños y adolescentes en lugares como el hogar, la escuela, el trabajo, albergues o la calle, espacios donde los menores están a cargo de padres y madres, tutores, cuidadores o profesores.

A través de casillas instaladas en escuelas y juntas distritales, y mediante un sitio de internet habilitado como urna electrónica, fueron encuestadas 597 mil 420 personas de 3 a 5 años (8.57%); 2 millones 034 mil 389 de 6 a 9 años (29.16%); 2 millones 582 mil 101 de entre 10 y 13 años (37.01%), y 1 millón 762 mil 929 de 14 a 17 años (25.27%).

Del total, 2.9 millones de personas (42.7%) son niñas y adolescentes mujeres; 2.7 millones (38.9%) son niños y adolescentes hombres; 65.8 mil (0.9%) expresaron que no se identifican con ninguna de esas identidades de género, y 1.2 millones (17.4%) no especificaron ese dato.

Una pregunta fue: “Las personas adultas que te cuidan ¿qué tanto respetan tu cuerpo y tu intimidad?”. La población encuestada de 10 a 17 años respondió en un 25% (1.1 millones de niñas, niños y adolescentes) que los adultos “nunca” respetan su cuerpo e intimidad, mientras que otro 13% (564 mil 853) dijo que “a veces” lo respetan.

La pregunta sobre abusos físicos y psicológicos incluía otras posibles respuestas como golpes, gritos e insultos, castigos y menosprecio. La encuesta no detalló el contexto de las agresiones ni la figura adulta que las cometió.

Específicamente en el grupo etario de 10 a 13 años, el 16.34% (421 mil 915 personas) respondió que el abuso sexual infantil es el problema que más le afecta.

Además, 10 mil 700 personas de 3 a 5 años dijeron haber sido testigos de que “no se respeta el cuerpo de niñas y niños”, aunque no se especificó el lugar ni qué persona adulta cometió la agresión.

El abuso sexual impacta de manera más aguda en la población infantil y adolescente en situación de vulnerabilidad.

Por ejemplo, de las niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años que se identifican como indígenas, el 17.52% dijo que el abuso sexual es el riesgo que más identifican en su comunidad o entorno. La cifra fue de 24.25% entre la población que habita en albergues; de 21.78% entre quienes viven en situación de calle; de 18.72% entre personas con discapacidad; de 16.44% entre personas afrodescendientes, y de 16.25% entre personas migrantes.

En la Consulta Infantil y Juvenil de 2018, la única pregunta dirigida a documentar este tipo de abusos era si la persona encuestada había sido víctima de violencia sexual en el último año. El 9.9% de adolescentes entre 14 y 17 años respondió que “sí”, sin que el instrumento metodológico les permitiera abundar en mayores precisiones.

En la Consulta de 2015, la respuesta a esa pregunta entre el mismo grupo etario fue del 11.6%.

Aunque el informe de la Consulta 2021 se hizo público en abril, el pasado miércoles el presidente del INE, Lorenzo Córdova, presentó los resultados ante el Congreso de Nuevo León, donde llamó a que las opiniones de las personas menores de 18 años sean tomadas en cuenta por legisladores para la creación de políticas públicas.

“Estoy seguro de que los resultados de esta Consulta serán insumos valiosos para el diseño de leyes y de políticas públicas que contribuyan a la generación de condiciones más favorables para el desarrollo de la infancia y la adolescencia en México y para una democracia sustantiva y sustentable”, dijo.

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Imagen BBC
Por qué algunas personas prefieren pasar sus vacaciones todos los años en el mismo lugar (algo que para otros es aburrido)
6 minutos de lectura

En un mundo cada vez más estresante, muchos viajeros encuentran consuelo en la repetición: volver cada año a los mismos pueblos de esquí, suburbios costeros o sus cafés favoritos.

23 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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cuatro mujeres de pie frente a una pared de madera de color amarillo y azul. Todas sostienen un helado en sus manos y sonríen.
Getty
Los expertos dicen que el atractivo va mucho más allá de la nostalgia y ayuda a lidiar con el estrés.

Durante los últimos 15 años, el fotógrafo Jason Greene y su familia han viajado desde la ciudad de Nueva York hasta Mont Tremblant, en Quebec, para pasar una semana del invierno boreal en la nieve.

“Tenemos una tradición: el primer día comemos paletas de jarabe de arce, patinamos sobre hielo y luego pasamos por la tienda de dulces local”.

La ciudad turística francocanadiense, dice, “ocupa un lugar especial en nuestros corazones porque allí todos aprendimos a esquiar y hacer snowboard”.

Para muchos viajeros, la novedad es el objetivo: tachar nuevos destinos y buscar nuevas sensaciones.

Pero un número creciente de personas, como Greene y sus cuatro hijos, hace lo contrario: regresa al mismo lugar cada año. Reservan la misma habitación, comen los mismos platos y recorren las mismas calles para encontrar comodidad en lo familiar, en lugar de la emoción del descubrimiento.

“Para muchas personas, hay una sensación de seguridad al volver a lo conocido”, afirma Charlotte Russell, psicóloga clínica y fundadora de The Travel Psychologist.

Imagen aérea de varios edificios en Mont Tremblant, un municipio en las montañas de Quebec.
Getty Images
Durante los pasados 15 años, la familia del fotógrafo Jason Greene regresa cada invierno a Mont Tremblant en Quebec.

“Sabemos qué esperar, qué nos conviene… y [es] menos probable que enfrentemos desafíos inesperados”.

Este comportamiento, añade, suele atraer a personas abrumadas por su vida diaria, por lo que repetir las mismas vacaciones una y otra vez puede resultar muy reconfortante.

Movidos por la nostalgia

Esa sensación incomparable de tranquilidad fue lo que me llevó de nuevo a Lima, Perú, este mayo, exactamente un año después de mi primera visita, mientras escribía mi libro de viajes Street Cats & Where to Find Them.

Me alojé en el mismo hotel, comí el mismo sándwich en el mismo café, caminé por las mismas calles y dejé que muchos de los mismos gatos durmieran en mi regazo, disfrutando de la satisfacción que me había sorprendido la primera vez.

La profesora de sociología Rebecca Tiger ha regresado a Atenas ocho veces, con una novena visita programada este mes, por razones similares. “Siempre me quedo en Pangrati porque me encantan los cafés del barrio [y] sus gatos”, señala.

“Ahora tengo residentes locales con quienes mantengo contacto mientras estoy fuera y socializo cuando regreso”.

Tiger aprecia la familiaridad que ha cultivado con el tiempo y no se aburre gracias a la diversidad de experiencias que ofrece el lugar.

Los datos reflejan este cambio impulsado por la nostalgia.

Según el informe para 2026 Where to Next? de la plataforma de viajes Priceline, el 73% de los viajeros encuestados afirmó sentirse atraído por los lugares y experiencias que los marcaron, desde playas familiares hasta parques de diversiones.

Hombre sentado en el muelle mirando los molinos de viento en Zaanse Schans, Zaandam, Países Bajos.
Getty Images

El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia, mientras que el 52% de los viajeros brasileños regresa a los mismos lugares año tras año.

La nostalgia y la comodidad son lo que ayuda a Greene y su familia a “dejar atrás el estrés de la vida y relajarse en nuestros lugares favoritos”.

No solo repiten su costumbre del jarabe de arce en la montaña.

Su rutina diaria en Mont Tremblant también se replica cada año: “Esquí y snowboard durante tres días seguidos, luego un día libre para pasear en trineo con perros, dar un paseo en carruaje u otra actividad invernal”.

Cuando la vida se vuelve difícil, es la anticipación de su viaje invernal -y la alegría que sienten juntos allí- lo que les ayuda a sobrellevarlo.

Un toque de novedad

Russell señala que, desde una perspectiva neurocientífica, “los circuitos de recompensa en nuestro cerebro pueden volverse menos receptivos a medida que nos acostumbramos a visitar el mismo lugar”.

Sin embargo, volver puede seguir aportando beneficios para el bienestar, añade, destacando que suele ser más relajante ir a un sitio asociado con el disfrute porque seguimos “distanciados de las señales que asociamos con el estrés”.

Greene afirma que su familia no ha experimentado ninguna disminución en la emoción de hacer exactamente las mismas cosas en el mismo orden cada año.

Aun así, Tiger y yo intentamos añadir un toque de novedad a nuestras vacaciones repetidas y rutinas familiares.

Cuando visito Inglaterra, lo cual intento hacer varias veces al año, no es para repetir experiencias idénticas, sino para conocer estadios de fútbol, producciones teatrales y rutas de senderismo.

Si solo me quedara en Wandsworth y viera partidos en el estadio de Craven Cottage, mis vacaciones se volverían aburridas rápidamente.

En cambio, recorro el país, como en distintos restaurantes y dejo que mi curiosidad me guíe hacia nuevas aventuras. Según Russell, esta combinación ayuda a mantener viva la chispa de la exploración, al tiempo que ofrece comodidad.

Esto es importante, explica, porque “hay un punto en el que volver al mismo lugar empieza a ser problemático.

Si regresamos demasiadas veces y superamos nuestro “apetito” por él, se llama adaptación hedónica: acostumbrarse a las cosas placenteras y volver a nuestro nivel emocional original”.

Tiger plantea un argumento similar sobre su predilección por Grecia.

Una vista aérea de una playa en italia. Se ven decenas de sombrillas de playa y decenas de personas tanto en la arena como en el mar.
Getty Images
El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia.

“El país sigue siendo nuevo para mí: nuevas playas, islas y pueblos rurales; hay tantos lugares por explorar que podría pasar toda una vida allí y no conocer ni una fracción de ellos”.

Si solo nos fijamos en los códigos de los aeropuertos de destino, nuestros viajes podrían parecer idénticos. Pero las experiencias que vivimos -Tiger en Grecia y yo en Inglaterra- son tan distintas que nuestros recorridos nunca resultan monótonos.

Crecí en los suburbios de Filadelfia y veía a los vecinos viajar en masa y entre el tráfico hacia la costa de Jersey cada verano. Iban al mismo pueblo, la misma playa, con las mismas atracciones en el mismo muelle y se alojaban en las mismas casas de alquiler.

Alguna vez me pregunté: ¿qué pasa cuando viajar deja de ser una ruptura con la rutina y se convierte en otra rutina más?

Ahora, en un mundo cada vez más estresante, entiendo el atractivo de buscar alegría en lo familiar, mientras doy un pequeño paso fuera de mi zona de confort para encontrar nuevas emociones en lugares conocidos.

A Tiger le encantan sus rutinas vacacionales en Grecia, pero admite que otras partes del mundo también le atraen.

“Siento mucha curiosidad por Japón, pero me gusta controlar el ritmo de mis días”, dice.

Su trabajo como profesora es agotador, al igual que su trayecto diario, por lo que se entiende cuando afirma: “Mi tiempo en Grecia es un respiro que agradezco, tanto porque es familiar como porque resulta extraño al mismo tiempo”.

Y añade: “Atenas casi se siente como un segundo hogar”.

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BBC
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