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Militarización de la frontera: muertes de migrantes que intentan entrar a EU se triplicaron en tres años
Militarización de la frontera: muertes de migrantes que intentan entrar a EU se triplicaron en tres años
Muchos migrantes continúan desaparecidos, como Axel, que salió de su casa en Guatemala hace 24 meses y nadie volvió a saber de él. | Foto: Andrea Godínez
2 minutos de lectura
Militarización de la frontera: muertes de migrantes que intentan entrar a EU se triplicaron en tres años
Las políticas públicas migratorias de Estados Unidos, que consisten en militarizar toda la frontera y dejar abiertas las zonas más peligrosas e inhóspitas, no logran un efecto de disuasión como anuncian, sino que aumentan el número de muertes.
22 de agosto, 2023
Por: Rosario Marina, Verónica Liso, Gabriela Villegas y Andrea Godínez

En 1994, durante el mandato de Bill Clinton en Estados Unidos, la política migratoria tuvo un cambio de rumbo. La Patrulla Fronteriza recibió la orden de frenar la migración con una estrategia que titularon “Prevención a través de la disuasión”. El nombre, compuesto de términos neutros, pretendía disimular la violencia de la idea que lo impulsaba. 

El plan consistía en militarizar la frontera y dejar abiertas las zonas más peligrosas e inhóspitas para que las personas migrantes crucen. Esta política provocó un fenómeno llamado efecto embudo. La efectividad de la política se midió con dos indicadores: aumentaron las muertes en la frontera y bajaron las detenciones.

“La estrategia se basó en el potencial letal de los desiertos del suroeste de EE.UU”, dice en un artículo académico la antropóloga Robin Reineke, que trabajó durante años en la morgue del condado de Pima, Arizona, para identificar migrantes muertos en la frontera. 

Desde el puntapié inicial de Clinton hasta la fecha, casi 30 años después, tanto gobiernos republicanos como demócratas han aumentado el presupuesto para financiar recursos, como puestos de vigilancia, vehículos y personal para controlar las rutas más usadas por los migrantes para cruzar ilegalmente a Estados Unidos. 

De un año a otro, las muertes en la frontera sur de Estados Unidos se duplicaron al pasar de 254 en 2020 a 568 en 2021, de acuerdo a reportes públicos de CBP. 


“Estados Unidos ahora gasta más de $25 mil millones en control fronterizo y de inmigración, en comparación con sólo $1.5 mil millones en 1994. La dependencia de la economía de EE. UU. de la mano de obra de América Latina sigue sin abordarse, al igual que el impacto a largo plazo de la política exterior de EE. UU. en la región. Como resultado, los migrantes continúan viniendo al norte y continúan muriendo en el camino en México y en los desiertos de las fronteras de los Estados Unidos”, dice Reinke en el artículo publicado en Society for Cultural Anthropology. 

En tres años (2019, 2020 y 2021) la cantidad de fallecidos se triplicó: pasó de 255 a 900, según datos otorgados por CBP (Customs and Border Protection), ante un pedido de acceso a la información pública de este equipo de investigación, que fue enviado de manera ininteligible y fue procesado para su análisis. 

 

Entonces, ¿Por qué van?

A pesar de que Estados Unidos se jacta de que las políticas que implementa son de disuasión, en realidad los migrantes siguen cruzando. Incluso aunque algún familiar haya tenido el peor final.

“Los migrantes llegan a intentar cruzar hasta 5 veces, hasta que mueren en el desierto”, dice Mirza Monterroso, integrante de Colibrí Center, una organización que apoya a los forenses del condado de Pima (Arizona) en la búsqueda del ADN de las familias en sus países de origen.

Muchos de los migrantes que emprenden el camino hacia Estados Unidos no tienen noción de las distancias y los peligros. Las comunidades están llenas de historias de éxitos, personas que conquistaron el sueño americano. Muchas de esas historias son impulsadas por la propia maquinaria cultural de Estados Unidos, que durante décadas ha predicado que en sus tierras todo es posible. 

Pero también hay otro factor, a las personas que migran y a sus familias muchas veces les da vergüenza hablar de lo malo: las extorsiones, las deportaciones, el hermano preso, la hija desaparecida, el amigo abandonado en el desierto, la vecina secuestrada por las pandillas.  

“No dimensionan las distancias, no conocen el mapa. No saben la extensión de México. Menos los peligros”, dice Katalina López, coordinadora de la organización ECAP (Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial) en Guatemala, y agrega: “Los coyotes mienten: ‘Mire, págueme eso y usted no va a caminar, yo lo llevo en bus’, les dicen”. 

Mural de la frontera hecho por comunidades de migrantes de Chimaltenango. | Foto: Andrea Godínez
Mural de la frontera hecho por comunidades de migrantes de Chimaltenango. | Foto: Andrea Godínez

Por esto, en Chimaltenango, jóvenes de las comunidades decidieron pintar murales que fueran testimonio de estas realidades. En uno de ellos pintaron un mapa de México porque descubrieron que muchas personas en tránsito tenían la idea que una vez llegaran a la frontera entre México y Guatemala ya estarían cerca de alcanzar su destino en Estados Unidos. 

Dice su familia que Axel era un buen estudiante. Pero con la pandemia se cerraron las escuelas y ya no quiso estudiar. “Se le metió en la mente que se quería ir a Estados Unidos, a tener una mejor vida, a ayudar a su papá carpintero a que el negocio crezca”, cuenta su Gris, su tía.

Y advierte: “La mayoría de las personas van pero no dicen cómo es el viaje. Si alguien pasó, anima y dice: 'vengan, vengan'. Pero nunca cuentan cómo cruzan las personas. Y si hay algún sufrimiento u obstáculos no lo dicen. Si tan solo uno supiera todos los obstáculos que atravesó en el camino, yo diría que no seguirían, pero como no lo cuentan entonces ellos tienen más valor para irse”.

De acuerdo con la base pública estadounidense llamada NamUS, en los últimos diez años desaparecieron 194 jóvenes hombres latinos en la frontera entre Estados Unidos y México. 

El cuaderno de Gris

Gris anotó en un cuaderno cada comunicación que tuvo con su sobrino desde que salió para Estados Unidos. El 19 de agosto de 2021 escribió: “10 de la noche pasa el río. Desde allí ya no volvió a escribir. Desde ese entonces ya no supimos nada de él”.

Cuando Axel desapareció tenía 18 años. Perderlo, para la familia, fue como un mazazo sobre un vaso de vidrio. Su tía se echó al hombro la búsqueda. Sentada en una banqueta blanca, lleva el clásico huipil de las mujeres mayas guatemaltecas, parece pequeña rodeada de plantas de café. Toda su familia la mira. Empieza a contar.

Cuaderno de Axel, joven migrante desaparecido en la frontera con EU
Cuaderno de Axel, joven migrante desaparecido en la frontera con EU | Foto: Andrea Godínez

Axel se fue de Chimaltenango, Guatemala, el 26 de julio de 2021. Hasta el mes de agosto se comunicó con su familia. En uno de esos mensajes contó que lo atraparon y oficiales de Migración de Estados Unidos lo dejaron en el puente del Río Bravo, en México. Les dijo que tenía espinas de cactus en las piernas, ampollas en los pies y un poco de gripe. Esperó una semana a que saliera otro grupo para intentar cruzar. 

-Nos dijo que el guía le iba a comprar medicinas. Pero nunca lo compró. Así que creemos que salió enfermo-. Gris habla pausado, suave, claro, pero la forma en la que mueve las manos sobre sus rodillas delatan que está nerviosa. 

Familiares de Axel, joven  de Chimaltenango, Guatemala, desaparecido en la frontera  de México con EU.
Familiares de Axel, joven de Chimaltenango, Guatemala, desaparecido en la frontera de México con EU. | Foto: Andrea Godínez

Su cuñado, el papá de Axel, la mira con atención pero parece que su pensamiento está en otro lado. De niño vivió el conflicto armado en Guatemala."Yo viví esa guerra, se sufrió mucho”, recuerda y dice que ahora siente algo parecido, “porque a sufrir van y otra vez el temor siempre nos tiene. El miedo a pedir ayuda, por el coyote que después mata a la gente. Porque así se vivió el conflicto armado. Yo por hablar con gente como ustedes, pues te mataban”.

Familiares de Axel temen hacer pública su historia por temor a extorsiones
Familiares de Axel temen hacer pública su historia por temor a extorsiones | Foto: Andrea Godínez

Teme hacer pública la historia de su hijo porque hace unos meses los extorsionaron. Alguien con acento mexicano llamó por teléfono y dijo que sabía dónde estaba Axel, pero si lo querían volver a ver, advirtió, tenían que pagar. Y pagaron. Se endeudaron. Tuvieron que vender un terreno que tenían.

La familia esperó 15 días antes de hacer la denuncia, cuenta Gris, porque el coyote (la persona que a cambio de dinero se comprometió a llevar a Axel a Estados Unidos), les dijo que lo tenían en una bodega para que se repusiera de todo el desgaste que le había producido el primer intento de cruzar, antes de que los atraparan los oficiales de Migración. “‘Que estaba vivo y vitaminado’, dijo. Pero creemos que no nos dijeron la verdad”, explica. 

La hermana de Gris, la mamá de Axel, está parada detrás de la cámara, respira fuerte, con las manos cruzadas en el pecho, meciéndose. Después de la desaparición de su hijo le dolían los dedos de las manos, las muelas. Como si su cuerpo punzara. “Duele el cuerpo de estar pensando”, dice más tarde sentada en el patio de su casa.

Luego de hacer la denuncia la tía llamó a los consulados en México y Estados Unidos para que le dijeran qué podía hacer. El 17 de septiembre, un mes después del último mensaje de Axel, le explicaron que tenía que ir buscarlo a la ruta por la que él cruzó.

La matriarca, la abuela de Axel, está sentada en el suelo, con la cabeza gacha y las piernas extendidas, llora. Cuando Gris termina de dar su testimonio se levanta y se deja retratar con una foto de él. Al verla rompe en llanto nuevamente: nunca había visto esa foto, fue la última que le sacó la tía a Axel antes de emprender el viaje. 

La familia de Alex ha sido víctima de extorsión al tratar de localizarlo.
La familia de Alex ha sido víctima de extorsión al tratar de localizarlo. | Foto: Andrea Godínez

Gris repite cada fecha con precisión, las tiene en la memoria. Además, en su cuaderno anota con detalle cada cosa que pasó desde que Axel desapareció: qué objetos llevaba, cómo vestía cuando se fue, cuáles son las marcas y cicatrices en su cuerpo que lo hacen identificable, a cuáles oficinas se acercaron a denunciar, las charlas con el coyote, cada gasto que hicieron para encontrarlo. 

El negocio de los coyotes

En Pacón, Guatemala, cuentan los vecinos, hay un matrimonio que hipotecó su casa para pagarle al coyote. Un hijo desapareció camino a Estados Unidos, el otro pasó pero está traumatizado y no ha podido mandar dinero. El señor, mayor ya, está enfermo. La señora le consultó a una vidente de la iglesia para saber si su hijo perdido sigue vivo. Pronto los van a desalojar. 

Desde las organizaciones que trabajan con migrantes en Guatemala explican que hay toda una red montada: un coyote, un abogado, un prestamista. Si una persona quiere migrar busca a algún vecino que tenga un familiar que “pasó”, es decir que logró cruzar ilegal a Estados Unidos, y le pide el contacto de la persona que lo hizo posible. 

Se activa la red: el coyote pone el precio. Hoy se cobra 19 mil dólares aproximadamente. Si la persona que quiere migrar no tiene el dinero, cosa que pasa la mayoría de las veces, la manda con un prestamista. Para otorgarle el préstamos éste le pide algo a cambio, una propiedad, un terreno, lo que tenga para dejar en garantía. Y para asegurarse que podrá ejecutar la deuda de ser necesario contacta a un abogado. 

A veces no necesitan documentos legales y se valen de la extorsión. A la deuda original se le suman los intereses. Las personas que migran y sus familias cuentan con que en Estados Unidos podrán prosperar rápidamente y pagar. Pero si el migrante desaparece o muere las familias no tienen cómo devolver el dinero.  

Las familias les tienen miedo al coyote porque saben dónde viven. Muchas veces, deciden incluso, no denunciar a su familiar desaparecido por miedo a las represalias que pueda tomar la persona que cobró para cruzar al desaparecido. 

Identidades falsas

Muchas veces los migrantes no usan su nombre ni su nacionalidad real cuando están intentando llegar a Estados Unidos. Lo hacen porque si los atrapan cuando los deportan los mandan a México que es el país más cercano para volver a cruzar. Entonces, si son capturados por la Patrulla Fronteriza, cuando les toman las huellas digitales, quedan registrados con el nombre falso. 

Si deciden volver y mueren en el trayecto para las bases forenses de Estados Unidos esa persona tiene otra identidad, la falsa. Salvo que la familia supiera que iba a usar otro nombre. 

Esto pasó con Axel. El coyote le dio una identificación falsa, con un nuevo nombre y nacionalidad Mexicana. Además de esa identificación le entregó una hoja de cuaderno con datos que tenía que aprenderse por si lo atrapaban. 

Su familia sabe que en su primer intento de cruzar usó esa credencial pero no saben si la tenía por segunda vez. Hoy lo buscan con los dos nombres. Y sigue desaparecido. 

El nombre de Alex fue modificado por seguridad de la familia

 

Esta investigación fue realizada gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).

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Cómo China utiliza a México como “puerta trasera” para ingresar sus productos en EE.UU.
6 minutos de lectura
Cómo China utiliza a México como “puerta trasera” para ingresar sus productos en EE.UU.

Las empresas chinas han estado montando fábricas en México desde donde ingresan sus productos a Estados Unidos, evitando los aranceles y sanciones que les impone Washington.

01 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
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Los sillones reclinables y lujosos sofás de cuero que salen de la producción en línea de la fábrica de muebles Man Wah en Monterrey son 100% “Hecho en México“.

Sus destinos son las grandes cadenas de almacenes en Estados Unidos, como Costco y Walmart. Pero la compañía es de China y su planta de producción en México fue construida con capital chino.

La relación triangular entre EE.UU., China y México ha generado una nueva terminología en la industria mexicana: nearshoring o deslocalización cercana.

Man Wah es una de decenas de compañías chinas que en años recientes se han trasladado a parques industriales en el norte de México, para tener su producción más cerca del mercado estadounidense.

Además de ahorrar en el costo de trasporte, el producto final es considerado completamente mexicano, lo que significa que las empresas chinas evitan los aranceles y sanciones que Washington impuso a los bienes chinos en el marco de la guerra comercial entre los dos países.

Durante la visita guiada que hago al enorme lugar, el gerente general de la compañía, Yu Ken Wei, dice que el traslado a México tiene un sentido económico y logístico.

“Esperamos triplicar o hasta cuadruplicar la producción aquí”, explica en perfecto español.

“La intención aquí en México es alcanzar el nivel de producción de nuestra operación en Vietnam”.

Yu Ken Wei, gerente general de Man Wah en Monterrey
BBC
El gerente general Yu Ken Wei planea por lo menos triplicar la producción de la planta.

La firma,que ya emplea a 450 personas en México, recién llegó a Monterrey en 2022. Yu Ken Wei dice que esperan crecer para contratar hasta más de 1.200 empleados, con el objetivo de operar varias líneas en la planta en los próximos años venideros.

“La gente aquí en México es muy trabajadora y aprende rápido”, señala Yu.

“Tenemos buenos operadores y su productividad es alta. Así que, del lado laboral, creo que México es estratégicamente muy bueno también”.

Se considera que la deslocalización cercana le está proporcionando a la economía mexicana un estímulo importante: para junio del año pasado, el total en exportaciones de México subió un 5,8% comparado con el año anterior, equivalente a US$52.900 millones.

Esta tendencia no está dando muchas señales de estar disminuyendo. En sólo dos meses de este año hubo anuncios de inversión de capital en México por casi la mitad del total anual de 2020.

La fábrica de muebles Man Wah está ubicada en Hofusan, un parque industrial chino-mexicano a las afueras de Monterrey. La demanda de parcelas está por los cielos: cada espacio disponible está vendido.

De hecho, la Asociación de Parques Industriales de México (Ampip) señala que cada sitio programado para construcción en el país para 2027 ya ha sido vendido.

No sorprende que muchos economistas mexicanos declaren que los intereses de China en el país no son pasajeros.

“Las razones estructurales que están trayendo capital a México están aquí para quedarse”, afirma Juan Carlos Baker Pineda, otrora viceministro de Comercio Exterior de México.

“No veo ninguna indicación de que la guerra comercial entre China y EE.UU. vaya a disminuir en cualquier momento”.

Baker Pineda hizo parte del equipo mexicano que negoció el nuevo tratado de libre comercio de América del Norte o T-MEC.

“Aunque el origen chino del capital que está llegando a México puede ser incómodo para las políticas de algunos países”, indica, “según la legislación comercial internacional, estos productos son, a todos los efectos, mexicanos”.

Esto obviamente le ha permitido a México afianzarse estratégicamente entre las dos superpotencias: recientemente, México reemplazó a China como el principal socio comercial de EE.UU., un cambio significativo y simbólico.

Trabajadoras en la fábrica cosen la tapicería de los sofás
BBC
Los jefes chinos elogian la productividad y talento de los trabajadores mexicanos.

El incremento del comercio de México con EE.UU. también se ha dado en parte debido a un segundo aspecto clave de la deslocalización cercana en el país: Estados Unidos está montando plantas en México, algunas veces después de reubicar la producción de sus fábricas de Asia.

Tal vez el anuncio más destacado fue el que hizo Elon Musk el año pasado, cuando reveló los planes de una gigantesca nueva fábrica de Tesla en las afueras de Monterrey.

Sin embargo, la empresa de autos eléctricos todavía no ha empezado la construcción de su planta de US$10.000 millones.

Y, aunque Tesla todavía parece comprometida con el proyecto, sus planes se han ralentizado frente a las dudas sobre la economía global y las recientes reducciones de empleos de la compañía automotriz.

Dudas

Pero con respecto a la inversión china, algunos están instando a la cautela por que México pueda verse inmiscuido en una lucha geopolítica más amplia entre EE.UU. y China.

“El viejo rico del pueblo, EE.UU., está teniendo problemas con el nuevo rico del pueblo, China”, dice Enrique Dussel, del Centro de Estudios China-México en la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Y México, bajo gobiernos anteriores y este mismo, no tiene una estrategia frente a esta nueva relación triangular”.

Con elecciones en el horizonte a ambos lados de la frontera entre México y EE.UU., podría haber nuevas consideraciones políticas futuras.

Ya sea Donald Trump o Joe Biden quien ocupe la Casa Blanca en los próximos cuatro años, pocos esperan una mejora en las relaciones entre EE.UU. y China.

Dussel cree que la deslocalización cercana está mejor definida por lo que él llama una “deslocalización de seguridad”, explicando que Washington ha colocado sus preocupaciones de seguridad nacional por encima de otros factores en su relación con China. México, arguye, debería estar cauteloso de verse atrapado en el medio.

En medio de esta tensión, Dussel añade: “México está colgando un gran anuncio para China que dice: ‘¡Bienvenidos a México!’. No se necesita tener un doctorado para saber que esto no va a terminar bien para las relaciones bilaterales ente EE.UU. y México en el mediano plazo”.

La construcción de una nueva planta en el parque industrial chino-mexicano en Monterrey
BBC
Las empresas chinas se están apresurando a construir nuevas fábricas en México.

Otros son más optimistas.

“En mi opinión, la pregunta no es si esta tendencia continuará, sino de cuánto de esta tendencia podemos aprovecharnos”, dice el exfuncionario de Comercio Exterior Juan Carlos Baker Pineda.

“Estoy seguro de que la gente está teniendo la misma discusión en Colombia, en Vietnam, en Costa Rica. De manera que necesitamos asegurarnos de que en México esas condiciones que están alineadas por sí solas vayan de la mano con las decisiones corporativas y gubernamentales para sostener esa tendencia a largo plazo”.

De vuelta en Monterrey, las talentosas costureras mexicanas de la mueblería Man Wah le están poniendo los últimos toques a otro sofá antes de ser despachado al norte.

Cuando una familia estadounidense lo compre en un almacén de Walmart de su vecindario, tendrá poca idea del complejo juego geopolítico que sustenta su producción.

Pero, así se considere la deslocalización cercana como una astuta puerta trasera para entrar a EE.UU. o como parte de una costosa guerra entre superpotencias, para México es una ventaja clave en estos tiempos hostiles de comercio global.

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